Eterno Retorno

Saturday, October 17, 2009



Al Conejito Iker Santiago ya le anda por salir. Dice que allá adentro está algo aburrido, así que se ha puesto de cabeza, listo para tirarse un clavado al mundo exterior. Le hemos dicho que espere otras seis semanitas, que respete los burocráticos nueve meses que se supone debe permanecer en la mejor incubadora del mundo, pero hay veces que este señor no entiende razones. De repente el tiempo se subió al tren bala. El Señor Conejo a viene en camino. Queda tan poco tiempo y me resulta claro que aún no puedo dimensionarlo.


Es sábado y no conecto. Parece que el cable a tierra sólo cae por la mañana. Arrancó el diplomado de la Ibero. Ocho alumnos el primer día. Todos jóvenes, entre 20 y 25. Interesados la mayoría en redactar como Satanás manda que redacte un periodista que aspira a decir la verdad. Un nuevo tiroteo en la 5 y 10 cobró la vida de un agente más. Un nuevo comunicado sin insultos ni desafíos de por medio, mojado en una copa de Cetto. Mañana en Calafia, Don Conejito será anfitrión desde su uterina incubadora de su primera gran fiesta.

Al otro lado del charco, en la romántica Lutecia, Victoria espera dar su primer grito de libertad. Mi hermana Ana nos lleva seis semanas. Ahora sí que en cualquier momento cae este golecito galo. Octubre está atiborrado de Deja Vu.


Se vende país. Ese es el tema de esta semana en Recolectivo. Lo que parí no es nada original, lo advierto. La burra al maíz, la misma gata pero revolcada. Clavado en la tecla. Podrás escapar de tí msimo y tus obsesiones álgún día?



AQUÍ EMPIEZA LA PATRIA

(Contry sales…But who´s buying?)


I

Vendepatrias es el insulto favorito de la izquierda y del nacionalismo revolucionario. Vendepatrias fueron, según ellos, Miramón y Mejía; Don Porfirio, Santa Anna e Iturbide; Acción Nacional en pleno y en general, todo aquel que insinúe hacer rentable a Pemex y tocar con el pétalo de una rosa a sus sacrosantos sindicatos. Ellos suelen olvidar que para vender patrias bien vendidas (en abonos chiquitos de elektra) nadie como Benito Juárez y su tratado McLane- Ocampo, que de no haber sido por la Guerra de Secesión gabacha nos hubiera acabado por transformar en un Puerto Rico o un Panamá. ¿Qué dijeron? ¿Otro aburridísimo post de Historia? No; hoy cambiaré el remedio contra el insomnio y no daré rienda suelta a mi pasión por desenmascarar los mitos nacionales. Mejor lean “Juárez y los Estados Unidos” de mi bienamado maestro José Fuentes Mares. Por lo que a mi respecta, les contaré un poco del lugar donde empieza la patria. Por favor, marquen 664.


II


“Aquí Empieza la Patria”, se lee en el escudo de nuestra querida Tijuana. Aquí empieza hoy (mañana quién sabe) aquí ha empezado y aquí… empezó a empezar en 1848, cuando el tratado Guadalupe-Hidalgo nos mutiló ese vasto Norte vacío, deshabitado e improductivo. Entonces no había Tía Juana, ni calle Olvera, ni putas en la Coahuila. No había línea, ni migras, ni base naval. Faltaban pocos años para que Occidente empezara a masturbarse con el sueño californiano y los primeros mineros maricones llegaran a San Francisco a darse por culo mientras se agachaban a recoger metales preciosos. Si aquí empieza la Patria, lo coherente es pensar que aquí empezamos a venderla (o a comprarla) o a ofrecerla al mejor postor o más bien dicho al postor, porque hablar del mejor significa que hay varios en la puja y a mí me late que hoy en día no hay ningún comprador en la lista. Nuestros primeros 16 kilómetros de mexicano litoral (o 103 si es que te quieres seguir derechito a Ensenada) están en venta o en renta o en usufructo o en remate judicial. La fiebre inmobiliaria parió condominios de lujo con dinero virtual. Hasta Donald Trump le entró con gusto al fraudecito. Si el mismísimo Donald te está vendiendo un Infonavit playero, seguro no piensa estafarte.
La foto del multimillonario sigue ahí, sonriendo petulante desde un anuncio espectacular, aunque la estafa se ha consumado. Cada centímetro de vista al Pacífico era vendido a precio de oro, pero el oro era plástico muerto, respaldado por la firma de bancos saqueados. Nuestra Scenic Road se transformó en el bulevar de la masturbación interrumpida, en el hogar favorito de los fantasmas, habitantes de obras negras, moles vacías de ladrillo sin pintar donde no hay ya ni un albañil contemplando las Islas Coronado.
El Oasis Resort era el templo kitch de la gloria arellanesca ochentera. Alguna vez, antes de que a sus lacayos les diera por cortar dedos, colgar víctimas de los puentes y secuestrar abarroteros y subgerentes de salario mínimo, nuestros narcos tenían sueños de grandeza empresarial. En vez de malgastar el plomo de sus cuernos de chivo, invertían en solemnes lavanderías. El Oasis fue su Casablanca fronteriza, donde tuvieron sus blancas noches de Humpherys Boggart sinaloenseses, entre tragos de Buchanas 18 y caspa del Diablo. El sueño se acabó. El Oasis fue demolido el año pasado. En su lugar hay una torre gigantesca cuya construcción fue interrumpida. También hay muchos letreros que dicen “Sale” y uno que otro espectro al que no le han avisado que es tiempo de mudanza.


III

A la gente de otras partes le impresiona mucho el asunto del muro fronterizo. “Ay, vivir junto a un muro debe ser…taan contracooltural”. Como David Bowie y Nina Hägen en el Berlín de los 70. Llueven metáforas y comparaciones. La de Tijuana-Berlín es la más socorrida y machacada. Franja de Gaza, Cortina de Hierro, abismal cicatriz entre el tercer y el primer mundo, completan la azotada faena También los activistas pro-migrantes suelen quejarse de vez en cuando. Si quieren que sea honesto, yo con frecuencia me olvido del muro. A diario paso frente a él para ir al trabajo y regresar a casa, pero ni siquiera volteo a verlo, pues voy más pendiente de no atropellar un tecato (por la Avenida Internacional se te atraviesan decenas de heroinómanos como ratones en fuga ante las redundantes redadas polciales) Los helicópteros continúan ahí, revoloteando como zancudos insatisfechos mientras los agentes de la Border duermen la mona en sus jeeps. El muro sigue su avance. No le hace que el imperio sea gobernado por un negrito bailarín que es premio Nóbel de la Paz. Si tomamos en cuenta que el papá de este negrito sufrió las de Caín para salir de Kenia y hoy vemos a su presidencial hijito bailando “Amor a la Mexicana” mientras el orbe lo reconoce como el paladín de la paz, entonces lo coherente sería pensar que este cucurumbé no es un tipo de esos que andan por ahí construyendo muros y militarizando fronteras. Pero el muro de nuestro Nóbel de la Paz sigue adelante. Por fortuna, al viejo muro hay quien le saca provecho. A principios de los 90, nuestros vecinos decidieron aprovechar las plataformas metálicas que colocaron en la arena iraquí como pista de aterrizaje de sus aviones. Todas esas toneladas de chatarra desechadas de la Guerra del Golfo Pérsico, fueron transformadas en una simbólica barda que afea un poco más el paisaje fronterizo. Comparado con el súper muro de acero y piedra que empezó a construir el texano idiota y continúa construyendo cucurumbé, la barda de latón oxidado parece una pieza de arte instalación con chatarra. Pero como les he dicho, aquí en Tijuana le estamos sacando provecho a esa primera barda. Resulta que de unas semanas para acá, alguien reparó en que a la barda metálica le faltaban pedazos. Sí, créalo usted o no, la barda fronteriza estaba siendo despedazada. ¿Una protesta contra el imperialismo yanqui? ¿Un performance contracooltural? ¿Una toma de material para una exposición mamona tipo “Tijuana Tercera Nación” en Madrid? No señores, nada de eso. Sucede que los heroinómanos que infestan la zona, suelen financiar sus dosis vendiendo metal en las recicladoras. Si roban cables de teléfono y tapas de alcantarilla… ¿Por qué no habían de robar un muro fronterizo? Las plataformas de aterrizaje del golfo pérsico se han transformado en mil dosis de chiva adulterada.



IV


En Tijuana la Línea es un concepto tripartita. Concepto Uno: La Línea es la frontera, la cicatriz, la raya que nos divide del Imperio. La terrible Línea Divisoria (aquí no hay Río Bravo señores foráneos)
Concepto Dos: La Línea es la omnipresente fila de carros. “¿Hay mucha Línea en San Ysidro? ¿Cuánto hiciste de Línea en Otay?” La Línea son 800 carros y tres horas. Concepto Tres: La Línea es una zona de Tijuana. Cualquier camión o taxi en que tomes en el Centro “te lleva a la Línea”. La Línea está pintada como una ruta. “Centro-Línea-Palacio- Central Camionera”. ¿Dónde tienes tu negocio? “En la Línea” La Línea es ante todo un ecosistema donde sobreviven traperos, casacambistas ambulantes, limosneros blancos de siniestros ministerios y vendedores de bartsimpsons ataviados con zarape. Un ecosistema de carnívoros que se comen unos a otros y se parten el alma por ganarte un lugar. Si quieres entender la metafísica del tijuanense, te recomiendo que vayas a la Línea. Nada define tan bien el espíritu de esta ciudad. La Línea es lo único que puede unir a 10 mil tijuanenses por una misma causa. Siguiendo la ruta de “La Autopista del Sur” de Cortázar, en la Línea se hay creado un sociedad postapocalíptica. La vida es un eterno aguardar dentro de un carro para cruzar una frontera. La línea ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin sí mismo. Tres horas después, cuándo el calor te ha hecho olvidar qué carajos estás haciendo ahí y a dónde ibas, te topas con el rostro de un filipino o de un pocho o de un red neck que te exige tu visa y trata de encontrar en tu mirada al narcoterrorista antiyanqui pollero que todos llevamos dentro. Si tu mirada delata la presencia de ese personaje oculto en las profundidades de tu alma, irás al infierno de la segunda revisión. Si el migra no descubre en tu rostro la perniciosa sombra del antiyanquismo y no te encuentra un parecido con Osama Bin Laden o Enedina Arellano, entonces te devolverá tu visa sin siquiera volverte a ver, señal de que puedes pasar. Se vende país ¿Cuál país es el que se vende? Una vez en el Imperio, te darás cuenta que más de la mitad de los carros que están estacionados afuera de Plaza Bonita en Chula Vista, tienen Placas de Baja California. Medio Tijuana está ahí. Del Mall de las Américas de San Ysidro mejor ni hablar. Ahí más bien te reto a que encuentres a un estadounidense de origen. Toda la calle Broadway en Chula Vista yace poblada por restaurantes tijuaneros. Taquitos de pescado, cahuamanta y camarón, cabecita de res y birria de chivo. ¿A qué has venido? No lo sabes exactamente. Supones que algo ibas a comprar. Aún después del fin del mundo, siempre hay algo que comprar. Tu tarjeta hace mucho que excedió su límite y se regodea deslizando una y otra vez sus números rojos. Planchas plástico en el outlet, en el duty free, en el Petco Park donde los Padres consuman la derrota número 2 mil 500 y el mall será tu día de campo, tu pick nick recesivo en el país que siempre tiene algo que venderte.

V

Interrumpo este post de golpe (a Dios gracias Daniel, que de aburrimiento ya has matado a varios) Una emergencia me sacó de la jugada. Hoy es 16 de octubre y hoy cumplo once años de haber llegado a Tijuana. Lo confieso: Yo quiero a esta ciudad. De verdad la quiero un chingo. Sí, es cierto, me hace encabronar, me hace hacer corajes y algunas veces he jurado que ya me voy al carajo, pero hay adicciones de las que no es posible zafarse. No hay clínica que me rehabilite de Tijuana.
San Diego puede parecer bonito, pero es aburrido y anorgásmico. San Diego es el equivalente a una novia guapa que coge muy mal o que simplemente no coge nunca. Tijuana, en cambio, es la novia fea que te da el cogidón de tu vida y que te acaba por resultar la más buena, la más apetecible y de la que acabas perdidamente enamorado, adicto, enculado. No me pregunten por qué, pero yo quiero a esta ciudad. Si me la venden, la compro, pero no hace falta. Ella ya me ha adoptado. Soy yo quien la ha venido el alma.

Friday, October 16, 2009


Amigos míos: Sepan ustedes que la VERDAD, aunque esté tan devaluada, jamás pasa de moda. LA VERDAD arroja luz sobre las cucarachas, trasparenta a los opacos y desnuda sistemas corruptos. LA VERDAD os hará libres.

Ofrece Universidad Iberoamericana Diplomado en Periodismo

Redacción/La Ch

Para todas aquellas personas interesadas en aprender sobre el quehacer periodístico, la Universidad Iberoamericana (UIA) ofrece el Diplomado en Periodismo.

A partir del próximo sábado y durante 18 sesiones serán impartidos seis módulos acerca de esta labor, en un horario de 9:00 a 14:00 horas

Las clases son impartidas por periodistas con más de 10 años de experiencia, como Ana Cecilia Ramírez, editora del semanario El Informador y la revista Infobaja; y Ángel Ruiz, catedrático de la UABC y editor de La C.

Además de Daniel Salinas Basave, periodista y aficionado a la literatura; y Tizoc Santibáñez, fotoperiodista; Fausto Ovalle, editor en jefe de La Ch; y Juan Carlos Ortiz, editor de Frontera.

Los módulos incluyen desde ética e introducción al periodismo, géneros periodísticos, fotografía y diseño periodístico, periodismo cibernético, la actividad de reportear y redacción periodística.

Este diplomado no sólo va a dirigido a estudiantes y egresados de comunicación, sino a todas las personas que quieren conocer aún más sobre el periodismo actual que se practica en la ciudad.

El costo total del diplomado es de 9 mil pesos, mismos que se pagan en tres partes durante el transcurso del diplomado.

Aparte, la UIA ofrece becas y promociones para estudiantes de la universidad, egresados y trabajadores de instituciones con las que tiene convenios.

Para mayor información: diplomadoperiodismouia@gmail.com, yolyr@tij.uia.mx, diplomadoperiodismotij.blogspot.com, celular 664 3018897.

Tuesday, October 13, 2009


Reloj Astronómico. La Muerte desnuda


Cada hora en punto, los centenares de visitantes que recorren embobados el Stare Mesto, fijan sus ojos en lo alto de la Torre del Ayuntamiento, mejor conocida como el Reloj Astronómico. Cuando más de cien ojos extranjeros ya están fijos sobre ella, La Muerte alza su brazo derecho y tira de la cuerda. En su mano izquierda carga un reloj de arena que voltea al sonar la campanada. A diferencia de la mexicana, cubierta siempre con su manto, la de Praga es una Muerte desnuda. Su trabajo es ser la princesa del tiempo. Las campanadas se escuchan en las iglesias de Tyn y San Nicolás y entonces, acompañada siempre de su fiel escudero el Turco, la Santísima desnuda tira de la cuerda, las puertas del reloj se abren y los doce apóstoles desfilan en procesión frente a la plaza. Cada apóstol tiene el gesto de dirigir una mirada a su auditorio, antes de continuar silente su recorrido. La marcha de los doce apóstoles dura exactamente un minuto antes de que La Muerte desnuda vuelva a cerrar las puertas y el canto de un gallo declare formalmente inaugurada una hora más de nuestras vidas, un paso más a nuestro final y la noche eterna hacia la que todos inexorablemente marchamos, silenciosos como los apóstoles de Praga, antes de que cante el gallo. DSB


"Einmal ist keinmal". Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto." "Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del Eterno Retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del Eterno Retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht). Pero si el Eterno Retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad." Tan Maravillosa como lo fue en su momento la Insoportable Levedad del Ser.


Leer y viajar, dos de los placeres por los que esta vida merece la pena ser vivida, son perfectamente compatibles. Nunca leo tanto ni tan a gusto como cuando voy en un avión o cuando aguardo en la sala de un aeropuerto. Cuando leo en los trayectos de un viaje me sucede lo mismo que al oír una canción de otro tiempo que recuerda cierta época, cierto día o cierta persona. El viaje se eterniza en el libro. Las páginas guardan para siempre la esencia del lugar donde fueron leídas. Podría empezar a escribir una historia de mi lectura. Narrar las circunstancias en que leí cada libro de mi biblioteca. Y es que la lectura de una obra son muchas, muchísimas cosas. La lectura es ante todo un romance o acaso un amor furtivo. Un idilio entre el autor de la obra con ese ente anónimo imprescindible que toma en sus manos el libro y dentro de cuya alma volverá a consumarse infinitamente el milagro literario.


“Toda historia escrita, encuentra su lector. El tercero, el lector, es quien hace la diferencia. Que sean millones o uno solo da exactamente lo mismo”. Los Impacientes.

El milagro literario se consuma de esta manera, pero el fenómeno de la lectura es una obra en sí. El Quijote vuelve a reinventarse una y otra vez en la imaginación de cada uno de sus lectores, dice Borges Y si a eso le agregamos las circunstancias emocionales, geográficas y sociales en que el lector tomó en sus manos dicha obra, la reinvención es infinita. Hay libros que se leen en el momento adecuado. En mi adolescencia, por ejemplo, leí a Hesse con devoción. Algunas veces lo he releído y no ha vuelto a ser lo mismo. Me ha sucedido con otros autores. El efecto de una lectura depende de demasiadas cosas. Un mismo libro puede ser leído por una, dos o mil personas en lugares, épocas, idiomas, circunstancias radicalmente distintas. Sobra decir que su efecto, no será el mismo.


Objetos contrafóbicos


Los libros son mis objetos contrafóbicos. Son algo así como el muñequito de peluche que jamás sueltas de niño. Cuando salgo a algún lugar y no llevo conmigo un libro, tengo accesos de inestabilidad. La posibilidad de enfrentar un largo trayecto, una tediosa espera o un día incierto sin un libro en la mano, me hace sentir como un soldado sin su rifle en un campo de batalla. El spleen siempre está al acecho y la única forma de conjurarlo es con un libro. Mi vida diaria está amenazada constantemente por tiempos muertos en medio de la nada. El libro es siempre la medicina perfecta. De esta manera, desarrollo el hábito de la lectura en los sitios más improbables. Salas de espera en oficinas de funcionarios públicos, taxis, camiones, restaurantes, cantinas, bancas. Pero nada se compara a leer viajando.