bulevar de los sueños inmobiliarios rotos
Muy
cerca de nuestra casa, yacen unos descomunales edificios que se quedaron para
la eternidad en calidad de obra negra. Despiadada irrumpió la gran recesión del 2008 y nuestra bella carretera Escénica se
fue transformando en un bulevar de los sueños inmobiliarios rotos. Más de
quince años han transcurrido y las moles siguen ahí, habitadas por el silencio,
el salitre y los fantasmas. De la contemplación de esos edificios nació un
cuento llamado Desbarrancadero Resort, incluido en mi libro Juglares del Bordo,
que la revista Soma ha publicado íntegro y que yo con muchísimo gusto les
comparto.