Eterno Retorno

Saturday, May 20, 2006

El disco que suena sin parar en el estéreo y en mi cabeza durante las últimas semanas: Gaia II, La Voz Dormida de Mago de Oz, que el próximo sábado 27 de mayo se presenta en el Auditorio de Tijuana. Ahí estaremos, por supuesto.

Una frase de este disco destaca por su belleza y contundencia: La única iglesia que ilumina es la que arde.

Semana ajetreada la que me me espera. Un par de participaciones en un foro sobre migración a celebrarse en la UABC enlazado a Los Ángeles, una invitación a un curso de periodismo con colegas del New York Times en la casa del cónsul de USA en Tijuana Dave Stewart, en un horario nocturno incómodo durante cuatro días y para rematar el viernes, un panel en la feria del libro de Tijuana sobre rock y literatura con mis compas de la Ciruela Eléctrica y mi colega periodista Fernando del Monte. Y el sábado a la fiesta pagana con el Mago de Oz. ¿Sobreviviré a estos siete días?

Tomás o Carrillo

Como un fiel católico que aguarda en la plaza de San Pedro a que los cardenales arrojen humo blanco para conocer al nuevo papa, yo aguardo con impaciencia el nombramiento del nuevo técnico de los Tigres. Luego de especular con gente del tamaño de Bielsa y mi tocayo Pasarella (que tan mal me cae), las opciones se reducen a Mario Carrillo y a Tomás Boy. Ninguno me agrada. Bueno, el Capello Carrillo no me agrada absolutamente nada. Otro valium para dormir, otro técnico patético, aburrido y sin personalidad. Por desgracia es el más viable. A Tomás Boy lo tengo en un altar como fiel devoto que soy de la Iglesia Tigre. Aún recuerdo aquel mayo de 1988, cuando en las tribunas del Universitario acompañado de mi padrino José Manuel lo vi jugar por última vez. Aquel partido contra Pumas lo ganamos 2 a 1 y el mítico 8 dio la vuelta olímpica. En aquel entonces yo aguardaba el regreso de Tomás a la banca de Tigres como quien aguarda el retorno del Mesías a la Tierra. Pero pasiones aparte, creo que Tomás no ha sido un gran técnico. Un par de grandes temporadas con Veracruz y Morelia, pero muchos fracasos, contando entre ellos el acto de alta traición de ir a dirigir a la basura rayada en 1997, cosa que aún no olvido ni perdono (le ganamos los dos clásicos para castigar la traición). Aún así, de Tomás a Carrillo, pues mil veces Tomás. No se les olvide que al Capello Carrillo defensivo y aburrido, retoño de la calva de Lapuente, Batocletti le dio una patada en el culo al son de 4 a 1 en el Azteca y le causamos una depresión de la que aún no se recupera. Hubiera preferido a Romano o al Flaco Tena, pero ya los amarraron Atlas y América. Es más, bienvenido Hugo Sánchez o el regreso de Pumpido, el mejor técnico Tigre después de Miloc. Pero reducidas las opciones, no me queda más que prenderle mi velita a Tomás o por qué no, pedir que vuelva el buen Batocletti que nunca nos ha hecho quedar mal.

De potosinos y británicos

No es un acto de pedantería ni una pose, pero les juro que no he visto un solo partido de la liguilla del futbol mexicano. Simplemente no me ha interesado. Una liguilla sin Tigres es un cielo sin estrellas y la realidad es que el futbol de este país sólo lo veo por mi equipo. Todo lo demás me aburre. La verdad es que luego de degustar manjares gourmet en la Champions, ver al Pachuca me parece como tragar una bolsa de papitas rancias en el Oxxo.
Si mañana no hay otra cosa que hacer, tal vez vea la final y ojalá la gane San Luis, pues por obvias razones rencorosas, profeso una inocultable repugnancia por los tuzos.
Por cierto, entre la fiebre barcelonista, se me olvidó reseñar uno de los mejores juegos que he contemplado en los últimos años disputado el pasado sábado. Fue la final de la Copa FA de Inglaterra, en el estadio Milenium de Cadiff Gales entre WestHam y Liverpool. La Copa FA es el torneo futbolero más viejo de la historia. Se empezó a jugar allá por 1880 y 126 años después se sigue jugando. Que perro juegazo señores. Enamorado como estoy del futbol de Inglaterra, no podía perderme este juego que puso en evidencia, una vez más, que los juegos más emocionantes del planeta se juegan en Gran Bretaña. Yo hinchaba por el WestHam, dado que soy cardenal en la iglesia de la mejor banda de rock que ha habido sobre este planeta, que por si no lo saben se llama Iron Maiden. Steve Harris, bajista fundador y líder dela Doncella de Hierro, fue jugador del WestHam en los años 70 y no son pocas las veces que los Maiden salen a los conciertos con la camiseta de los Hammers londinenses. Si la mejor banda de la Tierra apoya al WestHam, luego entonces yo lo he de apoyar y mira que Liverpool me cae bien. Los martillos de Londres se pusieron arriba 2 a 0, pero la armada roja de Anfield empató a 2. Un golazo puso 3 a 2 a WestHam, pero olvidamos que los del Puerto nunca caminan solos y son expertos en milagros. Gerard enterró un megagolazo en tiempo de compensación. 3 a 3. Tiempos extras en cero y penales. Reyna en plan grande (adios titularidad en España señor Casillas) paró tres disparos. La Leyenda de Anfield Road coronó otra hazaña y levantó la copa más antigua en un partido que fue un homenaje en poesía pura al juego más hermoso.



Pasos de Gutenberg

Apuntes para mis hijos
Benito Juárez García
Ilcsa Ediciones

Por Daniel Salinas Basave

Ha sido una grata sorpresa recibir una edición bajacaliforniana de ?Apuntes para mis hijos?, el texto autobiográfico de Benito Juárez García.
Cuesta trabajo creer que la obra del máximo símbolo nacionalista de la historia mexicana no haya tenido más difusión.
Si bien a partir de 1957, con motivo del centenario de la Constitución, el Gobierno Federal imprimió ediciones de lujo, como la hecha por la Secretaría de Hacienda, llama la atención que este libro no sea de rigurosa presencia en las librerías mexicanas.
De ahí que sea loable la labor y esfuerzo realizados por Raúl Pérez Rojas, coordinador de la edición, que tuvo el buen detalle de incluir en cada página impar del volumen una reproducción del manuscrito original de Juárez.
La generación liberal de las Leyes de Reforma heredó una buena cofradía de escritores. Guillermo Prieto, inmortal por su salvadora arenga de ?los valientes no asesinan?, trascendió, más que como el fiel hombre de estado, como un romántico poeta. Vicente Riva Palacio, general del Ejército Republicano durante la intervención francesa, fue notable cuentista e historiador. Ello por no hablar de la gran labor ensayística de los teóricos del liberalismo, que tienen en el doctor José María Luis Mora su máximo referente. Los liberales heredaron miles de páginas de ensayo, poesía y narrativa. Sin embargo, el Zeus del pandemonio reformista permaneció prácticamente en la agrafía. Encarnizados han sido los debates surgidos en torno a los libros escritos sobre la figura de Juárez, empezando por aquel esgrima intelectual del porfiriato motivado, en plena época cientificista, por ?El verdadero Juárez? de Francisco Bulnes y el ?Juárez, su obra y su tiempo? de Justo Sierra, siguiendo a mediados del siglo pasado con el polémico ?Juárez y los Estados Unidos? de José Fuentes Mares o la monumental colección del ?Liberalismo mexicano? de Jesús Reyes Heroles. Sin embargo, en un turbulento mar de páginas escritas en torno a la obra y figura de Juárez, no nos hemos detenido a leer la breve, sencilla aunque no por ello menos valiosa obra del Benemérito.
Lo primero que sorprende al comenzar a leer ?Apuntes para mis hijos?, es la extrema sencillez de la pluma de Juárez. No hay en estas páginas elementos rebuscados ni doctas disertaciones tan propias de la época. Son los espontáneos y honestos apuntes que un padre de familia lega a sus hijos. En un Siglo XIX caracterizado por la grandilocuencia literaria, las letras de Juárez son simples, desnudas de toda ambición de trascendencia. No hay preámbulos, prólogos o exposiciones de motivos. El primer párrafo denota la humilde sobriedad de la obra: ?El 21 de marzo de 1806 nací en el pueblo de San Pablo de Guelatao de la jurisdicción de Santo Tomás Ixtlán en el Estado de Oaxaca?. La obra es un excelente punto de partida para comprender la génesis del que después sería Presidente de la República. Nos encontramos aquí con el pastorcillo zapoteca criado por su tío Bernardino Juárez que hace esfuerozos por aprender el castellano y su fuga a la ciudad de Oaxaca a donde marchó a píe el 17 de diciembre de 1818. Su ingreso al seminario y sus posteriores estudios de leyes. El ejercicio de la abogacía, la gubernatura de Oaxaca, el exilio, la Suprema Corte de Justicia, las Leyes de Reforma y como gran final del libro la Constitución de 1857. No se puede escribir la historia de lo que pudo haber sido, pero es una lástima que estos apuntes autobiográficos no hayan narrado la etapa presidencial de Juárez, los años de la Guerra de Reforma, la Intervención Francesa y la República Restaurada. Me hubiera gustado mucho leer como habría narrado Juárez sus años en el carruaje durante el Imperio de Maximiliano o su justificación del tratado McLane Ocampo en 1859, pero no se puede pedir todo. De cualquier manera, este libro de fácil y ágil lectura, es una excelente herramienta para entender la personalidad del ser que definió los cimientos legales de la nación mexicana.

Wednesday, May 17, 2006

Grandeza Azulgrana

Hay equipos que huelen a inmortalidad. Este Barcelona campeón de Europa es uno de ellos. Seguro estoy que dentro de 10 o 20 años, si la aleatoriedad y mis paganas deidades nos dan vida, nos acordaremos de este Barcelona de Rijkard, especialmente popular en México por el factor Rafa Márquez. Aficionado como soy a la historia del futbol, se que añoraré a este Barcelona de la misma forma que añoro al Madrid de Hugo y al Milán de Gullit. Barcelona Este equipo azulgrana tiene casta, ya no digo de grande, sino de histórico. Vaya, hay campeones que ganan una copa porque alguien tiene que ganarla y otros, los menos, que parecen ganarla por destino divino, porque simplemente no hay en el escenario otro cuadro capaz de hacer sombra a su grandeza. Barcelona me hizo callar el hocico. Me la pasé presintiendo que alguien se interpondría en su camino y quedaría en su digno papel de campeón sin corona, pero mi profecía fue estúpida y desacertada.
Barcelona es línea por línea un equipazo. Es una oncena perfecta con una banca que en cualquier otro equipo haría las delicias. Jugador por jugador, línea por línea, no le veo puntos flacos. Aún recuerdo ese golazo de Koeman en Wembley que definió la copa de 1992 contra Sampdoria con ese Barcelona de Cruyff que me parecía el non plus ultra del futbol ofensivo, la resurrección de la naranja mecánica. Toda comparación es odiosa, pero creo que este Barcelona 2006 es aún mejor que el del 92.
Es un justo campeón de Europa, ni duda me cabe, pues es mejor equipo que Arsenal, más agresivo, más ambicioso, con una vocación depredadora. Sin embargo, algún mal saborcito me queda de esta final y ese es la expulsión del portero alemán Lehmann. Yo quería ver si Barcelona era capaz de batir a un arquero que dejó en 0 a Madrid, a Juventus y a Villarreal. Quería ver si Barcelona era capaz de batir a once del Arsenal con su portero titular, a mi juicio uno de los mejores del mundo. Esa expulsión, que por demás fue justa, me deja un mal saborcito de boca.
Toda final que se resuelve con voltereta se define como espectacular. Ir perdiendo 1-0 desde el primer tiempo y resolver en un par de minutos cuando se entra a la recta final del partido es cosa de grandes. Arsenal, lógicamente, se había dado a la tarea de defender, que es algo que hace a las mil maravillas y seguro estoy que en la Sagrada Familia más de uno oró por un milagro, pues los demonios de la tragedia ya se paseaban por las Ramblas. El gol de Campbell tenía cara de matador, pero en el momento en que Eto,o clavó el empate no me quedó ninguna duda: Barcelona sería campeón. Es más, puedo jurarles que el gol de Belleti ni siquiera me resultó tan sorpresivo. El huracán azulgrana que se dejó venir tras la anotación del camerunés, hacía presentir que no habría tiempos extras ni penales. El aire apestaba a voltereta y el destino divino no quería contradicciones ni desgracias. Barcelona no sería el digno subcampeón o el campeón sin corona. Un segundo lugar sería un zapato que no quedaría en sus piernas sagradas.

Tuesday, May 16, 2006

Cuando Sísifo se embriaga de absurdo

La certeza del absurdo se ha instalado en mí. Es la sensación que me domina desde hace unos días. No es una reflexión o un pensamiento. Es algo que lo inunda todo. La existencia misma apesta a absurdo en estos tiempos.
Este día, en un acto de desesperación, hice una compulsiva limpieza de mi escritorio de trabajo. Varias toneladas de papeles fueron a parar al bote de basura. Siete años de trabajo se traducen en cerros de documentos, cartas, periódicos viejos y caigo en la cuenta, una vez más, en el absurdo tan enorme que representa todo esto. Siempre me sucede lo mismo cuando me tiro un clavado en hemerotecas y mi escritorio es una de ellas, sucia y desorganizada. Hay un contrasentido en todo esto. Por una parte me confieso un vicioso del trabajo hemerográfico. Puedo pasar horas, días enteros hipnotizado en la lectura de periódicos viejos, sin embargo, al final la sensación siempre es la misma: Una absoluta desolación, un abismal vacío, un mirar a los ojos del polvo y la intrascendencia. El lastre de lo efímero, de lo fugaz, de aquello que es perecedero y se pudre más rápido que una fruta. Una conciencia de que al final, todo se redujo a una alfombra para albergar la cagada de los canarios.
El ejercicio del periodismo es el peor de los mitos de Sísifo. Nosotros aún nos creemos el cuento de que ofrecemos noticias, novedades, pero las nuevas no son nuevas. Nosotros nos hemos encargado de que las cosas sean así. Reviso mis papeles, mis viejas notas, mis planes de trabajo, un vil teatro de las redundancias. Documentos que alguna vez me costó sangre, sudor y lágrimas conseguir por contener información valiosa han sido arrojados a la basura. Mis grandes reportajes que me llevaron semanas de trabajo y desvelos son viejos papeles apolillados que mañana estarán en un camión recolector. Las notas golpe que me costaron ser demandado hoy son pasto de polillas, olvido en estado puro, el absurdo mismo materializado en papel. Podría ser romántico y decir que el periodismo escribe la historia del día a día, que trasciende y define en cierta manera el rumbo de una comunidad, pero lo cierto es que somos una piedra más en un muro de intrascendencia y ridiculez. Hay notas que alguna vez me costaron desvelos y hoy me sorprendo al ver que las he olvidado por completo. Las leo como si hubiera sido otro el que escribió. Me da un poco de risa y otro tanto de lástima. Este es mi modus vivendi y lo peor es que no me veo haciendo otra cosa. La mala vida me gusta a mí, esa malsana vocación de salmón anarquista va muy bien conmigo. El arte de ser decadencia que practico a la perfección. El periodismo escrito está enfermo de muerte. Varios médicos nos han mandado a terapia intensiva en calidad de terminales y aunque quieren darnos ánimos diciendo que aún se nos mueve una patita, no se han dado cuenta que los diarios tradicionales estamos empeñados en suicidarnos, si es que antes no cometemos genocidio matando de aburrimiento a los lectores ¿Será el blog el único futuro posible en la era de la información?

(Pero no me hagan mucho caso ni tomen en cuenta este compulsivo desparramar de agria hiel. Así son mis días. Esa es la cara del 2006, un año en que acabas por hablarte de tú con el carajo. A veces duele tomar conciencia y embriagarte a puro trago amargo de realidad, sobre todo cuando la realidad que bebes es la tuya)

El arte de ser decadencia

Me gusta tener el suficiente sentido del humor y la exacta dosis de frialdad para contemplar la decadencia sin contaminarme. Se que hay muchos tipos que se dedican profesionalmente a analizar fenómenos así: Psicólogos organizacionales, analistas de clima laboral, motivadores rimbombantes. A esos señores les pagan por detectar los focos podridos de una organización. Pues bien, yo puedo darles un caso tan inmensamente prototípico, tan absurdamente pintoresco, que sin duda lo incluirían como el ejemplo perfecto para ilustrar sus manuales. Dado que he estado presente en toda la historia de ese equipo humano, desde su génesis misma, he podido contemplar con todo detenimiento el avance de la podredumbre. Toda organización humana tiende la contaminación o de otra forma no sería humana. Lo que me impresiona es poder ser testigo de un caso cuyo cuadro patológico responde con tan obsesiva exactitud al prototipo. Una organización enferma, enfermísima, un equipo que se pudre en silencio mientras la carne se le llena de gusanos.

Olvido

La mía es la memoria de los viejos. Me sorprendo de pronto recordando juegos de los Tigres, con marcador y anotadores, que se jugaron por ahí de 1987. En mi cabeza yacen tatuados los teléfonos de mis amigos de la primaria y sus cumpleaños. Nunca les he llamado, ni los extraño, ni los he visto en 20 años ni tengo el más mínimo interés en verlos, pero por alguna razón me acuerdo de sus teléfonos y sus cumpleaños. Ya quedaron en el disco duro y no hay forma de borrarlos. Hoy en día mi mente es teflón puro, yo que tanto presumía mi memoria. Mi madre dice que el Splenda y la Diet Coke son borradores de la memoria y aunque no soy un consumidor de esos productos, esa poquita que le echo al café buscando ahorrar calorías se ha encargado de hacer pedazos mi disco duro. Yo, que presumía un orden cronológico inalterable, con plena conciencia de años y meses, me encuentro en un mar de confusiones en este Siglo XXI. Del 2000 al 2006 todo se me revuelve, sobre todo cuando se trata de cuestiones laborales. Dado que en los últimos siete años mi vida a ha sufrido mínimas alteraciones y ha transcurrido como si todo fuera un día largo, no puedo precisar con exactitud los años en que sucedieron las cosas. No se si el reportaje de los psíquicos lo hice en 2002 o en 2004 o si el discurso que dí en un aniversario del periódico fue en el tercero o en el quinto. Olvido caras, nombres y con frecuencia viene a mi mente una frase, un dato, una idea y no se si la he leído en un libro, en un blog, si me lo han platicado o lo he imaginado. Olvido lo que hice el pasado fin de semana y las ideas no acuden al llamado cuando trato de expresarme. También olvido mis lecturas y me acervo mental de datos históricos se hace pedazos lentamente. De pronto, un día, tuve dudas de si el año en que se peleó la batalla de Hastings fue 1066 o 1166 y la otra vez, platicando con un colega sobre el Cid Campeador, olvidé si Rodrigo Díaz de Vivar vivió en el Siglo XI o XII. Recuerdo a la perfección todos y cada uno de los marcadores de los juegos del Mundial 86 (los reto, háganme el examen, les puedo decir el marcador de los 52 juegos) sin embargo, apenas recuerdo unos cuantos partidos del Mundial 2002. Que triste es ver que el disco duro se puebla de telarañas.

Los reaparecidos

No se si haya una suerte de energía, si los he invocado o haya sido una mera casualidad, pero en estos días he recibido llamadas de amigos a los que tenía más de 10 años sin ver ni saber de ellos. Otto de la Garza, compadrazo de correrías en secundaria, me ha llamado. Grata sorpresa. Otto era un as de la avalancha y aún lo recuerdo desafiando la empinada pendiente de la Avenida Canadá en la colonia Vista Hermosa en Monterrey. Fanático de la música norteña, me es imposible escuchar Bronco o Tigres del Norte sin evocarlo. Compañeros en primaria y secundaria del Liceo Anglo Francés, volvimos a sentarnos en el mismo salón en la Facultad de Ciencias Políticas de la UANL, aunque sólo fue por un semestre. Otto comenzó a trabajar en 1992. 14 años después ha dejado ese trabajo. Simplemente se hartó y se quiso sentir libre. Tan bonita es la sensación de libertad, que uno hasta se acuerda de hablarle a los viejos amigos. Que gustazo me dio esa llamada.

El otro reaparecido fue Alberto Carro el Araña. A este amigo va a estar difícil que lo olvide, pues ahí está el tatuaje que me hizo en la pierna hace 16 años. Nunca fue un amigo demasiado cercano, pero el rayón en mi pata ya no se borra. El Carro empezó a hacer sus pininos con su maquinita y me hizo mi primer tatuaje, con el que llevo ya la mitad de mi vida. Un tatuaje que tiene más valor sentimental que artístico, pues la mera verdad es un tatuaje bastante feo. Es un diablo o la sombra de un diablo con las garras extendidas cuya tinta ya luce opaca. Sin embargo, tiene el valor de haber sido el primer tatoo, hecho en casa (pues en 1990 aún no había estudios de tatuaje en México y el asunto era visto como cosa de vándalos carcelarios). Ahí quedó el diablejo ese y ayer reapareció el dibujante. Allá por 1989, cuando yo estaba clavado en Iron Maiden y Judas Priest (igual que lo estoy ahora) el Alberto escuchaba cosas como Skinny Puppy, Ministry y bandas que para mí sonaban rarísimas en aquel entonces. Luego de 14 años sin la más mínima noticia de su paradero, ayer me echó un telefonazo.

Para acabarla, mi amigo el Rudy Cruz llamó a la casa hace unos días, pero no me encontró. Al Rudy sí le he seguido la pista, pues acá lo tengo en el msg y siempre le llamó en su cumpleaños, pero su llamada no deja de sorprenderme. También me llegó la invitación a la boda de mi compadrazo Carlos Macías, que se casó justamente un día antes de mi cumpleaños. La verdad que me hubiera gustado caerle al enlace nupcial y darle un abrazo a alguien que en la adolescencia fue más que un hermano, (no le hace que él no haya venido a mi boda hace siete años) pero el exceso de dinero en la cartera y la gran cantidad dé días libres frustraron mis planes de caerle. De cualquier manera, Felicidades.

Orejas Grandes

Tradicionalmente, el último miércoles de mayo se disputa la Copa de las Orejas Grandes. En esta ocasión, por la cercanía del Mundial, ha quedado en el penúltimo. El mejor futbol del mundo se juega en miércoles y no en domingo. Ha sido a media semana cuando he visto los mejores partidos de mi vida desafiando horarios laborales y compromisos.
De una cosa sí estoy seguro: Al Barcelona le costará sangre sudor y lágrimas horadar la meta del Arsenal. Nadie se defiende tan bien como los cañoneros y el miedo al contraataque matador de Henry se respirará en el aire. Los catalanes son favoritos, ni duda cabe, pero si los de Londres anotan primero lo van a pasar muy maL en la Sagrada Familia Azulgrana.
No tengo favorito. Sólo quiero deleitarme con un gran partido, aunque algo me hace presentir que los Cañoneros levantarán la orejona. Pero bueno, no me hagan mucho caso. Mis presentimientos y mis pronósticos han andado tan errados en esta Champions, que el solo presentir la victoria de Arsenal le dará el triunfo al Barcelona.

Osasuna

Hay veces que los sueños se cumplen. Te agarras a ellos para intentar ser un poquito más feliz. Miles y miles de osasunistas supieron ayer lo que es que se cumpla un sueño. Durante nueve meses, verano, otoño, invierno y primavera, Osasuna fue equipo de Champions. Lo fue porque se lo mereció, porque estuvo siempre arriba, porque otros no le llegaban a la suela del zapato. Incluso llegó a soñar con ser segundo, con quedar por encima de Valencia y Real Madrid. Estas palabras no son mías. Son de María Vallejo, colega reportera del Diario de Navarra. El periódico más tradicional de Pamplona, fundado en 1903, dedica su portada al triunfo del Osasuna sobre Valencia y su clasificación a la Champions. Ojo, no es un diario deportivo. Sin embargo, para la comunidad de Navarra lo hecho ayer por los rojillos es un hito histórico que quedará marcado para siempre en la historia.
Javier Aguirre comete un error grave al irse del Osasuna. Debería quedarse y jugar la Champions con ellos. El Atlético de Madrid es un espejismo. Los Colchoneros es el típico equipo inestable corre-técnicos. Pregúntenle sino a mi amigo Carlos Bianchi con todo su palmarés de Libertadores e Intercontinental. En Atlético pierdes un par de juegos y va pa fuera el entrenador. Esa es la herencia de Jesús Gil y Gil. Aguirre es por mucho el mejor técnico mexicano y admiro su trabajo, pero no le auguro un éxito en Atlético de Madrid. Mejor quédate en donde ya eres héroe Javier.