Tres lecturas semanasantaneras frente al Caribe
Tres libros
leí durante esta caribeña Semana Santa: Baumgartner de Paul Auster; En agosto
nos vemos de Gabriel García Márquez y Dios fulmine a la que escriba sobre mí de
Aura García- Junco.
De
Baumgartner solo puedo decir que es Auster siendo demasiado Auster, un gran
remix o un caldo campechano de sus perpetuas obsesiones: familias migrantes
judías en el viejo Newark, padres fallidos, abuelas misteriosas, intelectuales
inmersos en la crisis de la edad madura, máquinas de escribir, pequeñas
historias alternas como muñecas rusas. Me queda la sensación de “esto ya lo he
leído antes”. No es una obra desafiante o arriesgada, sino pasada de sencilla y
honesta. La historia escrita por un autor de 76 años de edad que con el cáncer
a cuestas tiene plena conciencia del final y te dice que después de todo, la
vida valió la pena ser vivida por la vocación de amar. Por herencia nos quedan
tan solo la gratitud y la siempre ficticia memoria.
Más sencillo
aún me parece el libro de Gabo- En agosto nos vemos es su novela más simple y
también la más gozosamente cachonda. Un divertimento de viejo, la gran
nostalgia de evocar el alto verano cuando estás en pleno invierno. No todo lo
que uno escribe tiene la intención de publicarse y creo que Gabo simplemente
quiso fantasear y entretenerse a sí mismo con las aventuras galantes de Ana
Magdalena Bach. La prosa tiene todo el ritmo y la cadencia garcíamarqueana
aderezados por esa salsita adjetival tan suya con sus entornos y atmósferas tan
típicamente caribeñas. Se lee en media tarde y hasta se disfruta, pero hasta
ahí. No spoilers please, pero el final es abrupto, forzado, sobrepuesto,
sacadísimo de la manga. Ello explica el que los hijos de Gabo y su editor hayan
dedicado más de una cuarta parte del libro a justificarse y explicarle al mundo
las ra$ones por las que publicaron una novela que evidentemente el autor no
pensaba publicar.
Sobre el
libro de Aura García-Junco solo puedo decir que fue una grata e inesperada
sorpresa que superó mis expectativas. Yo había leído tan solo un cuento de la
autora en la antología Sin mayoría de edad que compiló mi amigo Joel Flores en
la editorial de la UNAM. También conocía el proyecto Goliardos, cuyas
compilaciones solían circular en los ambientes metaleros chilangos. De lo que
hasta ahora me voy enterando, es que Aura es hija de H.Pascal, el Goliardo
Mayor, quien inspiró Dios fulmine a la que escriba sobre mí. De los tres libros
que leí esta semana fue el que me hizo reflexionar más, pues me confronta con
algunos de los temas que más me pueden: la crueldad del espíritu de la época,
la literatura marginal versus la “alta” literatura, el doble papel de tesoro y
monserga que juega una biblioteca, el abismo epistemológico que parece
separarnos de las nuevas generaciones, la senda del perdedor como irrenunciable
destino existencial, la pura y dura tentación del fracaso (Ribeyro dixit).
Además, el libro de Aura dialoga con dos novelas que me dejaron huella: La
invención de la soledad de Auster e Historia universal de la literatura
portátil de Vila-Matas. Esperen pronto una reseña a fondo.