Eterno Retorno

Saturday, August 19, 2023

El Obon es la ceremonia de los muertos en Japón

 


En Japón amanece temprano. Muy temprano. A las cinco de la mañana ya hay luz. Por algo son el Sol Naciente. En Kyoto el alba tiene prisa y yo soy un obsesivo cazador de primeras luces. Así las cosas, si quieres ganarle la carrera al naciente Astro Rey debes madrugar en serio y así lo hice, pues tenía el firme propósito de recibir la primera luz junto a los templos en lo alto de la montaña. Antes de las 4:00 a.m ya caminaba por las oscuras calles de un Kyoto durmiente y comencé el ascenso a la montaña. La sinfonía de las cigarras y los cuervos se torna intensa a esa hora. Caminé en soledad absoluta. El único ser vivo con el que topé fue un repartidor de periódicos. Aquello era como una aparición, un ser de otro mundo atravesando la muralla del nocturno silencio. Entonces ocurrió el embrujo y erré el camino. Subí por una escarpada cuesta y casi sin aliento llegué a un cementerio. Me había salido de la vereda. La cacería del amanecer consiste en diez minutos clave que no puedes perder y esos diez minutos clave me sorprendieron entre viejas tumbas en medio de un bosque. De pronto me sentí Tanjiro Kamado en la foresta de los demonios. Ahí sonaron las campanadas de las 5:00 a.m. El Obon es la ceremonia de los muertos en Japón y se celebra en agosto. Agosto es también el mes de las bombas atómicas. Por un momento sentí angustia, miedo, algo desapacible. Clareaba ya cuando recuperé el camino y al fin, pasadas las 5:30, llegué a los templos. Desde aquí escribo ahora mismo. Quise cazar el alba en lo alto de la montaña, pero la primera luz me cazó entre los muertos. Señales. El que quiera entender, que entienda.



Wednesday, August 16, 2023

Kioto…allá vamos!!

 


No fue cosa sencilla. Nada sencilla. De hecho no sé cómo es que estamos arriba de este tren que en teoría nos lleva a Kioto. Esto es un bosque de criptogramas, una digital cartografía hermética que no me es dado comprender. De pronto irrumpió un tren que decía Kodama y yo dije: “el buen Georgie Borges creyó encontrar el Aleph en ese vagón y lo abordó en su senectud”. Lo que no imaginé es que también nosotros debíamos abordar ese mentado tren que debía decir Kioto y no Kodama. La clave secretaera un color rojo que Carol De Hoyos alcanzó a distinguir. Debimos abordar hace 21 horas pero el tifón trastornó la perfección del engranaje ferroviario nipón Ahora el tren bala es una flecha atravesando la isla.

Kioto…allá vamos!!




 

Disertaciones de una familia gaijin tras su primera mañana en Tokio

 



 

1- Los espectros del jet-lag no son una leyenda nipona. El efecto Lost in Translation existe. Vaya que existe. Anoche llegamos molidos después de cruzar el Pacífico. Caí en una suerte de black out, pero fue como una siesta de dos horas y media. Desperté con la extrañeza absoluta de estar donde estábamos y antes de las cinco de la mañana yacía cazando el alba por el rumbo de Ginza.

2- El espíritu de un pueblo habita en los mercados populares y el mercado de mariscos es un caleidoscopio alucinante de sabores. Salado hedonismo paladear el erizo en estado puro, las mil y una variantes de pescados y calamares secos.

3- Árboles, calles limpias y gente en extremo respetuosa. Cada pequeña acción, hasta la más simple, es una ceremonia.

4- La habitación provee absolutamente todo y de sobra en enseres de limpieza. Te provee pijama, pantuflas, cepillos de dientes y pelo. Lo único magro es el espacio.

5- Primer contratiempo del viaje. A esta hora deberíamos estar viajando a Kioto, pero un tifón afectó la región central y alteró por completo las salidas de los trenes. Aquí estamos varados en la estación y todo indica que permaneceremos una noche más en Tokio. La tierra natal de Murakami tendrá que esperarnos un día más.



 

Sabios son los fantasmas de las 5:00 a.m.

 


Un prófugo del insomnio

Sale a las calles tokianas a cazar

La primera luz del Sol Naciente

 

Exilado de la cama

Un cazador de amaneceres

Yace en desiertas avenidas

De un Tokio aún durmiente

 

El silencio presagia la furia

De la bestial urbe amodorrada

Y las sombras son heraldos

Del despiadado astro flagelo.

 

Sabios son los fantasmas de las 5:00 a.m.

Confidentes en un bosque de símbolos ignotos

En el indescifrable País de las Maravillas.