Eterno Retorno

Thursday, February 03, 2022

Lo bueno que me pusieron bajo la sombra de un arbolito, porque el canijo sol cachanilla no perdona.

 


 

Hace algunos años ya que no voy a la ciudad que atrapó al Sol, pero gracias a mi colega Dianeth Pérez me acabo de enterar hoy que por allá andamos rolando, justamente frente al Teatro Universitario, en esta exposición que ha montado el gran Ale Meter con retratos de todos aquellos que la hacemos a la pepena de palabras en tierra bajacaliforniana. La foto fue tomada frente al muro fronterizo en Playas de Tijuana. A veces se extraña beber una Cucapá a punto de congelación en un mediodía de 40 grados y unos camarones almendrados en la Justo Sierra. Lo bueno que me pusieron bajo la sombra de un arbolito, porque el canijo sol cachanilla no perdona.

Wednesday, February 02, 2022

Ulises Candelario

 


Creo que los bebés nacidos en este día estarán  destinados a llamarse Ulises Candelario y si aquellos que les tocó el monito de rosca quieren festejar  en sintonía  con el menú de Leopold Bloom,  entonces podemos improvisar unos tamales de riñones fritos de cerdo y llevar al Niño a bendecir en  la torre Martello. Para  beber propongo champurrado con piquete de Irish whisky y cerveza Guiness.  Eso es sincretismo literario.


Tuesday, February 01, 2022

Cuando la playa neuronal aún está empapada por el mar del subconsciente

 


Hoy empieza el mes de febrero y lo inicio como me gusta, cazando amaneceres. Esta es la hora embrujada, cuando la playa neuronal aún está empapada por el mar del subconsciente. Muchos de los párrafos que he escrito a lo largo de mi vida  han nacido en los instantes previos a la primera luz del día.

Esta hora es ideal para escribir. No significa que solo a esta hora pueda hacerlo, pero en otro momento del día no es igual. A veces me imagino que la mente es como una playa que al dormir es cubierta por el océano del subconsciente. Un mar inmenso y lleno de misterios nos envuelve pero al despertar la marea desciende y por herencia nos queda una playa empapada, llena de conchas y sargazo. Esa playa neuronal mojada suele ser fértil. Hace unos minutos estábamos aún sumergidos en el océano onírico donde todo es posible, pues bajo sus aguas el  subconsciente es amo y señor y le da por destapar la válvula donde habitan mil y una historias. Es un gran narrador este mar que nos cubre por las noches pero sus relatos son como peces escurridizos y no dejan atraparse fácilmente. Por eso al despertar lo primero que hago es tratar de transformar en palabra escrita los  sueños o lo que de ellos recuerde. Siempre tengo la sensación de haber soñado muchísimo, de haber emprendido un viaje muy largo, pero la marea suele bajar rapidísimo y la playa neuronal pronto se seca. Si no convierto esos vestigios en escritura pronto me quedaré sin nada, así que suelo hacerlo antes de inmediato, a veces antes del primer trago de café. Claro, no siempre hay botín onírico en la red duermevelera y siempre da la impresión de que lo rescatado, al ser transformado en palabra escrita, pierde algo o mucho de sustancia. Escribir es traducir, atrapar, codificar y lo que bajo el mar onírico era alucinante, se torna absurdo o carente de sentido cuando llega a mi cuaderno en forma de garabato. En cualquier caso, estos ejercicios son buenos para encender la chispa y poder retomar el texto de ayer.


Monday, January 31, 2022

Libros peregrinos

 


Hoy los libros han partido a su nuevo destino. Agradezco de todo corazón a quienes respondieron a mi post de hace una semana y ofrecieron alternativas, propuestas e ideas para reubicar la mitad de mi biblioteca. Hubo algunos planteamientos muy interesantes y dignos de tomar en cuenta. Al final creo que después de pensarlo y evaluarlo con mucha calma, tomamos la mejor de las decisiones y encontramos el mejor destino posible para los libros con un proyecto muy interesante que les daré a conocer a la brevedad. Estén pendientes. La biblioteca se mantiene unida y conservo la potestad sobre ella. Después de permanecer dos años embodegados los libros volvieron a cambiar de domicilio y se van a un mejor lugar. Lo cierto es que hoy volví a emular a Alberto Manguel en su ensayo “Mientras embalo mi biblioteca” y por un momento tuve un flashback y reviví las veces en que siendo niño empacaba mis libros en los múltiples cambios de domicilio que tuvimos. En ocho casas distintas viví en mi infancia y juventud, incluida una mudanza de Monterrey a la CDMX. Finalmente en 1999 nos mudamos a Tijuana y la única constante es que siempre arreaba con un montón de libros. Claro, en ese entonces la biblioteca no era tan grande como ahora. Hoy entre los libros peregrinos van algunas colecciones como las Obras completas de Freud, cuatro tomos de la Historia del tiempo perdido de Proust, la enciclopedia completa de México a través de los siglos, muchísimos libros de historia, muchas novelas, no pocas antologías. Le agradezco muchísimo a Gustavo Fernández de León por el invaluable apoyo logístico y por lo que viene en camino. Vienen nuevos tiempos para la biblioteca.