Eterno Retorno

Saturday, November 26, 2022

Días de atole malo se llama el nuevo libro.

 


Atole. Somos la selección de atole. Porque puro y vil atole es lo que le corre por las venas a Gerardo Martino. Ni pizca de sangre. Lo malo es que el atole es contagioso e impregna los cuerpos de los jugadores. De atole estamos hechos, porque puro atole con el dedo es lo que te zambuten los publicistas encargados de venderte reyecitos encuerados. Atole con el dedo porque te venden un producto hueco, desechable. Simple y llana estafa.

Llevo cuatro décadas viendo futbol casi cada semana de mi vida y reitero que nunca en la vida había visto una selección nacional tan pacata, tan achatada, abúlica y nula. Antes tenías el gusto de emocionarte con al menos un partido, de gritar un par de goles, de masticar una falsa ilusión. Hoy ni a eso tenemos derecho.

Apelando a mi Google mental.

En 1986 México metió seis goles y a grito pelado celebramos el cabezazo de Quirarte contra Bélgica y la tijera de Negrete contra Bulgaria.

En 1994 México metió cuatro goles, entre ellos los dos de Luis García contra Irlanda y el cañonazo de Marcelino Bernal contra Italia

En 1998 el México más goleador de la historia se despachó con ocho goles, cuatro de ellos del Matador Hernández y como locos gritamos el épico regreso contra Holanda.

En 2002 México anotó cuatro goles, entre ellos el fantástico cabezazo de Jared contra Italia.

En 2006 México anotó cinco goles, entre ellos doblete de Omar Bravo y el gran remate de Rafa Márquez contra Argentina que nos hizo soñar por unos minutos.

En 2010 México anotó cuatro goles, entre ellos el quiebre de Chicharito contra Francia.

En 2014 México anotó cinco goles, entre ellos el remate sedoso de Guardado contra Croacia y el trallazo de Gio contra Holanda.

En 2018 México anotó cuatro goles, entre ellos el diabólico remate de Chucky contra Alemania.

En 2022 México anotó ¿cero goles? ¿Será capaz este equipo de atole de marcarle al menos uno a los árabes?

En los ocho anteriores mundiales siempre hubo por lo menos un día de fiesta, unos cuantos gritos, pero ahora la única emoción ha sido el penal atajado por Ochoa a Lewandowski y el ahogado grito del tiro libre de Alexis Vega atajado por el Dibu.

Párele usted de contar

El equipo de atole es incapaz de darle vuelta a una tortilla. Para voltear una tortilla hace falta meter la mano al fuego o al comal ardiente y aquí hay pura corrosión de la conformidad. El equipo no tiene variantes, sorpresas, ases bajo la manga. Desde que cayó el gol de Messi sabíamos que no había posibilidades reales de reaccionar, porque nuestra única apuesta fue al cero. Cero absoluto. El equipo de atole apuesta por adelantado a la rosca de Reyes. Zero the hero diría Black Sabbath. Inner fear your worst enemy, dice Sepultura. Si transpiras miedo apestas a miedo y los grandes depredadores… huelen el miedo!!!

Martino tiene cara de atole estancado en el fondo de una taza vieja. Cansadísimo, enfermo, harto, con ganas de dar su último pretexto en su última conferencia después del partido contra Arabia y largarse de una vez por todas a vivir de los millones ganados por vender atole.

Te puedo mencionar diez técnicos caseros que lo hubieran hecho más dignamente: El Tuca, Nacho Ambriz, Vucetich, Jimmy Lozano, Almada, el odioso Piojo Herrera, Cocca, Mohamed, Tano Ortiz, Larcamón. Cualquiera hubiera contagiado algo más que atole.

Arabia es lo contrario de del tricolor. Un equipo limitado técnicamente pero con un técnico como Renart que le hierve la sangre y el coraje y unos jugadores que derrochan huevos y dignidad.

¿Podrán los atoleros meterle al menos un golecito a los árabes? ¿Será mucho pedir un penalito, un rebote, un autogol? ¿O ni eso? Nada. Nadita de nada.

Atole, puro atole. Por herencia nos queda una red de agujeros, como en la Visión de los vencidos, una humillación histórica y una taza del atole más pinche rancio que probarás en la vida.

 

 

Friday, November 25, 2022

El Mundial se jugará y se irá rápido, como arena entre las manos mojadas

 

 

Hay actitudes humanas que sólo podemos ver cada cuatro años. De entrada, veremos muchos futboleros de ocasión. Para los que padecemos una incurable adicción por este juego, el futbol es omnipresente los 365 días del año y estamos tan pendientes de la Champions y la Libertadores como del último resultado de los Tigres (en realidad yo no siento interés en ningún otro deporte más que por el futbol). Pero muchas personas sólo son futboleras durante estas mágicas semanas que dura el Mundial, donde hasta los que profesan una sacramental indiferencia por este deporte se vuelven aficionados.

Veremos también un repentino fervor patriótico y las calles se llenarán de potenciales Juanes Escutias dispuestos a inmolarse envueltos en la bandera tricolor y retiemble en sus centros la tierra al grito de gol, que mañana no se trabaja.

El Mundial se jugará y se irá rápido, como arena entre las manos mojadas y la vida seguirá, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Habrá, por supuesto, un caballo negro y una revelación y una gran catástrofe y un ridículo enorme, una figura, un campeón goleador, una triste despedida y al final de todo, un nuevo campeón alzando su copa frente a los aburridos jeques qataríes. El mundo seguirá girando con la cruz del absurdo de sus “cosas importantes” a cuestas y no faltarán los intelectualoides (tan cultos ellos), siempre dispuestos a criticar lo pueril y estúpido que resulta perder la cabeza por este juego elemental y cavernario. Sí mi Georgie Borges, ya lo sé: el futbol es popular porque la estupidez es popular, pero yo soy y he sido muy feliz inmerso en esta divina forma de estupidez. De hecho, al único intelectual del mundo que le tolero su proclama antifutbolera es a Borges y solo porque Georgie es y será el más grande. El resto se ven ridículos con su superioridad moral. He leído miles de libros y he visto miles de partidos de futbol. Cientos de veces he ido al estadio con un libro para leer al medio tiempo. Una cosa no está peleada con otra y la realidad es que maridan de maravilla si las sabes combinar. El futbol es mi absurdo favorito, pero basta con echar un ojo a la historia humana para darnos cuenta que todo el tiempo perdemos la cabeza por cosas absurdas: millones de seres concretos han sido sacrificados en altares de ideas abstractas; infinitas generaciones de hombres han sido inmolados en guerras religiosas en nombre de un dios que no existe. Ejércitos enteros de infortunados soldados se desangran en nombre de políticas macroeconómicas cuyos alcances e intereses jamás alcanzarán a comprender y miles de enajenados, devotos de la liturgia redonda, gritamos los goles anotados a miles de kilómetros de distancia, en un desierto donde truena sus chicharrones un odioso dios sin sentido del humor que castiga a los bebedores y libertinos.


Wednesday, November 23, 2022

¿Kapuscinski o Juan Villoro? Tokarczuc o Garro? ¿Szymborska o Sor Juana? ¿Behemot o Transmetal? ¿Slawomir o Eligio?

 


En la historia de la literatura mexicana, el combate más célebre entre México y Polonia se da en Ciudades desiertas de José Agustín. Eligio – intenso, pasional, moreno y lampiño- intenta infructuosamente partirle la madre a Slawomir –gigantón, albino, frío y torpe- quien le ha bajado a Susana y no parece ni siquiera inmutarse por ese mexicano encabronado que irrumpe de pronto en el cuarto del motel. Este equipo polaco me ha parecido como Slawomir: puros grandotes torpes sin sangre en las venas, pero por desgracia a México le falta la picardía de Eligio. Polonia no trae nada o casi nada. Después de ver jugar a los cuatro contendientes, concluyo que los polacos son los más limitados del grupo. Pura fuerza bruta sin habilidad, pero a México le falta la irreverencia y la chispa. Bien Chucky, bien Antuna el poco tiempo que jugó, cumplidores Herrera y Gallardo, absolutamente nulo Jiménez. La obviedad sería concluir que el Tricolor está vivo gracias a Ochoa. Uno de los peores atajadores de penales de nuestra historia apareció cuando tenía que aparecer. Sin duda Memo cambia está única atajada por 50 goles encajados con las aguiluchas. México tuvo dos errores defensivos que pudieron costar carísimos, pero le arrebató la posesión de la pelota a los polacos y en general se puede decir que los dominó territorialmente pero sin inquietarlos demasiado. La peor noticia es que Arabia y Argentina se vieron infinitamente más intensos que México y Polonia y el Tricolor va a tener que mostrarse con mucha más malicia para ganarle a una vulnerable Argentina que llega herida y obligadísima a ganar.

¿Kapuscinski o Juan Villoro? Tokarczuc o Garro? ¿Szymborska o Sor Juana? ¿Behemot o Transmetal? ¿Slawomir o Eligio?

Sunday, November 20, 2022

DELIRIO INAUGURAL

 


 

En un ejercicio de libre asociación me subo al loquísimo tren de los recuerdos y reparo en que tengo clarísimo dónde estaba y qué estaba haciendo en cada inauguración mundialista desde hace 36 años. Sin googlear, por libre asociación…

1986- Italia 1-1 Bulgaria - Tenía  12 años y estaba concluyendo sexto de primaria. Acabábamos de consumar nuestra enésima mudanza en tres años. Nuestra nueva casa era un amorfo departamento en Avenida Vasconcelos en San Pedro. Unos efímeros amigos de la familia de los que no quedó huella fueron a comer a casa para ver a los italianos contra los búlgaros. Recuerdo, sobre todo, el sonoro abucheo a Miguel de la Madrid. El gol de Altobelli y el agónico y sorpresivo empate de Sirakov.

1990-  Argentina 0-1 Camerún-  Terminaba primero de prepa condenado a exámenes extraordinarios. Tenía 16 años y aquel día desperté antes del amanecer. Esperaba con ansias el Mundial.  Vivíamos en Huxquilucan, Estado de México, en la colonia La Herradura. En el cuarto que llamábamos estudio vi a Oman Biyik (que después sería goleador del América) batir a  Nery Pumpido (que sería uno de los técnicos más ofensivos y espectaculares de Tigres).  Italia 90 fue un Mundial magro y defensivo y sin embargo lo disfruté inmensamente

1994- Alemania 1-0 Bolivia- Aquel verano ardía y los demonios estaban sueltos en el país. Dos cabezas ensangrentadas abiertas por un plomazo marcaban la pauta: la chompa del pelo afro de Colosio y la cabeza de rubio pelo seboso de Kurt Cobain.  Yo era un estudiante de Derecho de 20 años de edad. Vi aquel juego en la casa de mi primo Héctor Diego Medina en el cuarto que se llamaba estudio. El Diablo Echeverri fue exorcizado y Klinsman batió a Trucco.

1998- Brasil 2-1 Escocia- Yo era un reportero del periódico El Norte que tenía ansias de tragarme el mundo a tarascadas. Aquella mañana estaba en Palacio Municipal de Monterrey, en la sala  de prensa, buscando la forma de hacer rabiar al alcalde Chema Elizondo. Recuerdo un autogolazo de Escocia. Como Irvine Welsh era mi clavo literario en aquel entonces, yo estaba a muerte con la tropa escocesa.

2002- Francia 0-1 Senagal- Yo era un reportero regio emigrado a Tijuana.  Carol y yo teníamos tres años de casados. Entre alucinaciones de duermevela recuerdo haber despertado a las 3:00 de la mañana en nuestro depita de Playas  para ver a Senegal despachar a la Francia de Zidane. Aquello parecía un delirio onírico. El técnico de Senegal era un güero  greñudo y pirado como yo.

2006- Alemania 4-2 Costa Rica- Lo vimos en la sala de juntas de periódico  Frontera mientras hacíamos la planeación del día. Prendimos la tele por terquedad mía. Lamm anotó en los primeros minutos pero Costa Rica empató de inmediato. En aquel verano me daba por hacer ejercicio y jugar a la vida sana

2010- Sudáfrica 1-1 México- Lo vi inmerso en el trajín de la campaña política de Carlos Torres rumbo a la alcaldía de Tijuana. Lo vimos en un mañanero evento multitudinario en el Auditorio Municipal de Tijuana. Recuerdo el estruendo de las bubuselas sudafricanas y el providencial gol de Rafa Márquez. Un verano intenso.

2014- Brasil 3-1 Croacia- Lo vi solo en casa, concretamente en la recámara. Un autogol brasileño fue el primer grito mundialista e hizo presagiar la tragedia del Mineirao. En aquel verano escribía como poseso Dispárenme como a Blancornelas y Días de whisky malo. Nunca he vuelto a tener un periodo tan demencialmente creativo.

 

2018- Rusia 5-1 Arabia- Lo vi exactamente en el mismo lugar y en la misma tele. Siempre pensé que Putin compró  o negoció ese partido.

 

2022- Qatar 0-2 Ecuador- Hotel Coral y Marina de Ensenada (donde ahora mismo escribo esto) Carol y yo despertamos temprano, antes de las 6:30 de la mañana. Lindo puente vacacional. Nunca en la historia un jugador Tigre o ex Tigre había marcado el primer gol de un Mundial y hoy Valencia  lo hizo por partida doble (Diego Cocca, ahí te encargo que nos lo traigas de regreso).  Me da gusto ver perder a Qatar. Ojalá pierda los tres partidos y humillen a esos despreciables jeques mojigatos, si es que de algo sirve.

Qué bueno que no somos qataríes

Qué delicioso es ver el Mundial desde la capital del vino.