Limbos literarios
Junto a la gran enciclopedia de la
literatura universal corre paralela la historia de la literatura que pudo haber
sido y no fue.
En la teología católica, el limbo es la
dimensión o el no lugar a donde van
los nonatos; el sitio donde yacerían miles de embriones o fetos muertos durante
el periodo de gestación; el santuario de las millones de posibilidades no
materializadas.
Las zancadillas de las circunstancias; el desfase en época y geografía; la
adversidad de la crítica; los demonios
internos del autor o la terquedad de su auto-sabotaje arrojan a la región
límbica miles de libros posibles. En contraparte, no pocas obras canónicas son
pura encarnación de aleatoriedad. Todo parecía jugar en su contra y sin embargo
existieron y perduraron
A
menudo cedo a la tentación de imaginar esos limbos literarios, los valles donde
moran las obras abortadas, aquellas a las que hizo falta muy poco para
materializarse y sin embargo fenecieron.
También me da por imaginar los giros
radicales en el canon si se alterara ligeramente el rol social o político que
en el imaginario colectivo han jugado determinados escritores. El joven
suicida muere siendo un anciano; la
vieja vaca sagrada muere justo a tiempo, antes de oxidarse y corromperse; el marginal encuentra un mecenas; el eterno
malquerido encuentra un amor y se olvida de las letras.