Como sucede con casi todas las grandes fechas, el 14 de julio es un símbolo, una metáfora pintoresca estilo Delacroix. Hoy celebramos 225 años de la toma de La Bastilla. El populacho tomó la prisión no porque quisiera liberar presos políticos, sino porque deseaban pepenar algo de carbón. En los calabozos del antiguo régimen solo había aquel día siete reos y eran todos pilluelos comunes o teporochitos de los barrios parisinos (su preso más célebre, el Divino Marqués de Sade, había sido trasladado días antes). Aquella noche, después de una jornada de ocio y aburrimiento en su irreal Versalles, Luis XVI se limitó a escribir algo así como “nada interesante”.
Las revoluciones, al igual que las frutas, irremediablemente se pudren y se llenan de gusanos. Pese a todo, yo celebro este día. Celebro sobre todo el triunfo de los valores del Siglo de las Luces. Aún con el descrédito acarreado, creo que la búsqueda por conquistar el imperio de la razón y la igualdad ante la ley ha sido una de las tareas más dignas emprendidas por la humanidad.
Los franceses no fueron por cierto los primeros en cortarle la cabeza a un rey. Casi 150 años antes, en 1649, Oliver Cromwell le cortó la cabeza a Carlos Estuardo. La Revolución Inglesa sentó las bases de las monarquías parlamentarias, pero “Lord Protector” Cromwell no era un librepensador, sino un mojigato puritano creyente en la predestinación. Los revolucionarios franceses en cambio fueron los primeros librepensadores que tomaron por asalto el poder. Puede que a mi buen Robespierre se haya pasado un poco la mano rebanando cuellos con la guillotina y que la Revolución Francesa (al igual que la mexicana, la rusa, la china) acabara entronizando nuevos déspotas, pero aún así, pienso que en este 2014 nos urgen dosis de Ilustración y Siglo XVIII.
Aunque teatral, la austeridad extrema predicada por los partisanos sans culottes (literalmente “sin calzones”) el rechazo a toda forma de lujo, la abolición de los fueros o títulos nobiliarios y el combate a al fanatismo y la superchería religiosa son cosas que extraño mucho en estos tiempos. Cuando veo a una pandilla de sionistas genocidas gobernar Israel (Benjamín Netanyahu es un digno heredero de Hitler); cuando veo al yihadismo islámico ganando terreno en Medio Oriente y África, traduciendo en lapidaciones la ira de Alá; cuando veo a los “new born christians” estadounidenses proclamar orgullosos su “God Bless America” para bendecir masacres e imponer visiones creacionistas en sus escuelas; cuando veo que el catolicismo canoniza a un cómplice de pederastas como Karol Wojtyla; cuando veo que los mexicanos seguimos gobernados por principitos republicanos que compran el poder con vales de Soriana, es cuando reparo en cuánta falta hace el Siglo XVIII en nuestras vidas. Cuántas dosis de Voltaire, Montesquieu y Rousseau necesita un mundo que busca redimirse en dioses y monarcas. Sí, tal vez la Revolución Francesa se pudrió junto con sus cabezas cortadas, pero al menos dejó por herencia la búsqueda de estados laicos donde no hace falta buscar en biblias y coranes lo que la Declaración Universal de los Derechos del Hombre estipula. Libertad, Igualdad y Fraternidad son palabras llenas de sentido en una humanidad empeñada en postrarse ante deidades y tiranos. Un mundo donde existimos algunos librepensadores aferrados a creer que solo una humanidad sin dioses puede aspirar a ser verdaderamente libre.
Monday, July 14, 2014
Sunday, July 13, 2014
Bitácora tras el ciclón mundialista
I- He descubierto que Joachim Löw, director técnico de Alemania, es en realidad Eduardo García Barrios, director de la Orquesta de Baja California. En cualquier caso, más allá de la posible clonación, lo cierto es que ambos han logrado la plena armonía en sus respectivas orquestas.
II- La Copa en manos de Alemania es el triunfo del discurso de la hormiga sobre el de la cigarra. Planea a largo plazo, con visión de futuro, con paciencia y sin improvisación y obtendrás resultados. Me gustaría que algún día lo entiendan Azcárraga y la FMF, pero no es posible pedirle peras al olmo. El triunfo de Alemania es el triunfo de la razón y el pensamiento lógico, del dos más dos siempre serán cuatro. De cualquier manera, yo a menudo pienso como Fito Páez: “Cuando vos decidís elegir la razón, yo prefiero siempre un poco de caos”. Mi caos se llama Argentina.
III- No deja de sorprenderme la sobriedad alemana. Sonrisas, algunas palmadas, felicitaciones, pero por su ausencia brillan las lágrimas y el desparrame emocional. Ganamos la copa pero mañana es lunes y hay que ir a trabajar. Sospecho que no habrá teutones faltando a la chamba por borrachera prolongada.
IV- A Messi le corre atole en las venas. Lo he visto jugar estando yo a nivel de cancha y es en verdad un portento, pero con toda la admiración que le tengo, prefiero “el hijos de puta” en los labios de Maradona, sus lágrimas de rabia, sus ademanes provocadores, su insolencia tan humana. Por otra parte, queda claro que Messi no fue el mejor jugador de la Copa. Inexplicable el regalo de la FIFA.
V- Para Brasil su Mundial representa un tatuaje en la cara, una herida tan dolorosa como la del 50 que tardará mucho en dejar de sangrar. Creo que Brasil no volverá a organizar una copa aunque se la regalen. Por otra parte, España tiene mucho que agradecerle a los brasileños, pues ya nadie se acuerda de su 1-5 contra Holanda ni de que ellos tenían reservado el nombramiento como vergüenza del Mundial
VI- Lo que quedará para la eternidad de esta Copa será sin duda el 7-1 de Alemania y esos seis minutos Blitzkrieg. Imagino a no pocos ancianos recordándolo dentro de medio siglo. Yo me quedo también con el Uruguay vs Inglaterra y el Bélgica vs Estados Unidos.
VII- En una nación como Argentina donde sobran los entrenadores filósofos, poetas o dictadores, el ex jugador de Irapuato, Alejandro Sabella, pasará a la historia como uno de los más grises y descafeinados estrategas en siglos. Si al menos tuviera la nariz de Bilardo, las ojeras de Menotti, la mirada de loco de Bielsa.
VIII- La FIFA, al igual que la Iglesia Católica, está urgida de credibilidad y reformas. Creo que nunca se había mostrado con tal desparpajo y cinismo su papel de multinacional mafiosa y corrupta.
IX- Creo que el de Brasil será el último Mundial alegre en mucho tiempo. Sigue la Rusia del dictatorial y homofóbico Putin y después Qatar, que aún me niego a aceptarlo como sede por el asco que me provoca la decisión. Me niego a ver eso.
X- En 28 años nunca hasta hoy había visto dos finales mundialistas en un mismo lugar. Alemania vs Argentina la he visto en nuestra casa, mismo sitio donde vi el Italia vs Francia de 2006. De 1986 a la fecha he visto las finales en tres ciudades y siete casas diferentes (solo la del 98 la vi en el Café Nuevo Brasil de Monterrey). Hace cuatro años, en el España vs Holanda, Iker tenía siete meses de edad y exploraba el mundo en andador. A veces sospecho que los años pasan, que mi vida no es la misma y que en realidad, aunque me cueste horrores creerlo, ya no soy tan joven. Los mundiales son la cinta métrica de mi biografía.
XI- Nunca en mi existencia he visto completa una pelea de box o un súper tazón; sigo ignorando las más elementales reglas del beisbol y no me interesa en lo más mínimo aprenderlas. En realidad, si quieren que sea honesto, detesto todo el deporte gringo, pero el Futbol es uno de los placeres que mueven mi vida. En el reparto neuronal de la pasión deportiva, a mí me tocó 100% para el futbol y 0% para cualquier otro deporte. Si me quitaras el futbol, yo podría pasar como alguien totalmente apático e indiferente al deporte. Sin embargo en el futbol encuentro historias, mensajes, metáforas y moralejas de vida. Siempre que tengo que explicar algún misterio o paradoja de la vida recurro a alguna metáfora futbolística y Brasil 2014 me ha dado a llenar.
PD- Si quieren celebrar el triunfo alemán les recomiendo Tage Wie Diese de Die Toten Hosen o Teutonic Terror, de una de las mejores bandas alemanas de toda la historia llamada Accept.