¿Cómo explicar la fascinación ejercida por esta forma de pepena?
¿Cómo
explicar la fascinación ejercida por esta forma de pepena? Si no eres un
tlacuache de la lectura difícilmente lo entenderás. Hurgar entre ristras de
libros antiguos es un ritual fascinante, adictivo y complejo. Hay una buena
dosis de embrujo en ello, algo que difícilmente sentirás en una librería
atiborrada de novedades. Aquí te sumerges en la magia de los juegos de azar.
Nadie puede garantizarte el encuentro con ese as de papel y tinta que te
aguarda oculto, pero tú lo intuyes y sabes que está ahí. En la improbabilidad y
en el caos habita el encanto. Al llegar te sabes acechado por ese ejemplar
capaz de volarte la cabeza, pero el encuentro bien puede no producirse. Una
mesa de libros antiguos es un paraje poblado por claves y señuelos.
Desentrañarlos es una especie de ceremonia pagana, un rito con algo de
voyerismo. Dedicatorias, nombres de antiguos propietarios, papelitos, rayones,
tarjetas, boletos, subrayados, listas de compra.
De
todos los eventos culturales de la ciudad, la Feria del Libro Antiguo me parece
el más entrañable, el más auténtico y el más noble. Además, como lector es el
que más disfruto. He comprado muchísimos más libros en esta humilde feria que
en nuestro gran evento libresco oficial. También es el que más extrañaba. Luego
del ayuno pandémico de dos años, esta pepena bibliófila me sabe a gloria. En
verdad la extrañaba muchísimo. Pura esencia errabunda y gitana la de los
libreros de viejo, pataperreros de ferias y vendimias a lo largo y ancho del
país. Un gran aferrado es René Castillo el célebre Grafógrafo. Calladito y sin
recursos, el Grafógrafo ya lleva trece ediciones sacando adelante la Feria del
Libro Antiguo que reúne a marchantes de reliquias editoriales. Los libros más
raros que he adquirido suelo tijuanense los he encontrado ahí. Una delicia para
los pepenadores como yo y un mérito el que la feria se mantenga por la pura
terquedad de un emprendedor cultural. La feria dura hasta el domingo en el
Callejón del Travieso y luego se marcha la UABC. Vayan a la pepena colegas. Más
de un libro chingón los está esperando.