Eterno Retorno

Friday, March 06, 2015

Finalmente he recibido la colección New Borders/Nuevas Fronteras. Son cuatro libros editados por la Universidad de Baja California, la Universidad de Colorado y la editorial Artificios y ahora que al fin los tengo en mis manos, solo puedo decir que estoy gratamente sorprendido por su diversidad. Vaya selección la conformada por Gabriel Trujillo, José Salvador Ruiz Méndez y Édgar Cota. Creo que si alguien quiere hacerse una idea de cómo está conformada la anatomía de ese indescifrable monotrema llamado narrativa fronteriza, este cuarteto puede ser su grial. Tenemos un volumen de ensayos sobre narrativa fronteriza llamado Miradas convergentes; una selección bilingüe de entrevistas con narradores fronterizos llamado En voz propia; una antología de cuentos de ciencia ficción llamada Futuro por cruzar y una antología de cuentos policiacos, llamada Expedientes abiertos, en donde he sido invitado a participar con mi relato Corona de muerto. Lo mejor es que entre los colegas que tengo como vecinos de página hay vivos y muertos, viejos y jóvenes, bajacalifornianos, californianos, sonorenses, chihuahuenses, laguneros, regios y tamaulipecos. La norteñidad en pleno, pues.

Wednesday, March 04, 2015

La lista es un tanto extraña, pues incluye escritoras vivas y muertas, diosas consagradas del Olimpo literario y simples blogueras con algún poemario subterráneo en las alforjas. La página se cuida de aclarar que no juzga su calidad literaria, sino el injusto don de la belleza. Entre las 35 beldades aparece obviamente Anais Nin, seguida de Maeve Brenan. Me llama la atención la inclusión de la enigmática suicida Alejandra Pizarnik –quien sufría mucho con la agresividad de su acné- y también Clarice Lispector, quien me parece interesante, tal vez rara, pero no precisamente bella. Se incluye al dueto Sylvia Plath- Anne Sexton, que para mí van siempre en combo, pues fueron amigas y rivales que compitieron como poetas y como suicidas. Aparece la uruguaya Idea Vilariño y la rusa Anna Ajmátova. Entre las vivas irrumpe la mirada profunda de Siri Hustvedt, la noruega-estadounidense casada con Paul Auster y Amélie Nothomb, cuyo rostro es omnipresente en las portadas de sus propios libros. Aparece, por supuesto, Pola Oloxairac, cuya búsqueda me llevó hasta esa página y también la mexicana Valeria Luiselli, pero ninguna de esas fotografías tuvo el efecto devastador que me causó la imagen de Lila Azam. Fue algo extremo y contundente, como un ciclón de certidumbres.

Monday, March 02, 2015

El paseo tanguero por Caminito o ese ritual de sismos y sudores que es un partido del Xeneize en la Bombonera son las razones tradicionales por las que un visitante se interna en el barrio de La Boca. Lo verdaderamente improbable, es ir a territorio boquense para buscar una pequeña librería donde venden unos cuadernos negros marca Congreso. En esas libretas “congresistas” (que solamente esa librería vende) Ricardo Piglia ha escrito a mano un diario por más de medio siglo y ha desparramado buena parte de su obra, o al menos eso dice Herson Barona en su reseña “Una forma privada de la utopía”. Pero Piglia no es el único obseso por una libreta difícil de conseguir. En una papelería del Bulevar Agua Caliente, Federico Campbell solía abastecerse de libretas marca Universitaria. Eso es lo que me ha platicado su sobrino, Eduardo Flores Campbell. Estos cuadernos son fabricados en Tijuana por Papelera de Baja California (cuyo domicilio está en la Calle Sara #1 en La Mesa) y solamente en territorio tijuanense se consiguen. En esos cuadernos Federico transformó en palabra varios miles de ideas al vuelo, que poco después irían a parar a su máquina de escribir. Una foto publicada por Identidad, muestra a Sergio Pitol durante una visita a Tijuana tomando apuntes en una libreta Universitaria como las de Campbell. Famoso por su generosidad y su afición a regalar libretas de esa marca, puedo apostar que la Universitaria de Pitol fue un regalo de Federico. Del cuaderno rojo de Paul Auster y de su máquina de escribir ya he hablado en este espacio. Por lo que a mí respecta no tengo obsesión con marca alguna. Me han regalado y he comprado Moleskine, Paper Blanks, cuadernos hechos a mano, Verdehalago con timbres checos y simples Scribe de escolar. Por casi veinte años escribí diarios a mano y hasta 1997 todo lo que había escrito en mi vida había sido creado con pluma. Solo en caso de posible publicación recurría a pasar textos en limpio en una máquina o en una computadora. En mi biblioteca hay más de veinte cuadernos salpicados de letras mostrencas y cuando el engranaje escritural se atasca (lo cual ocurre con más frecuencia de la deseada) vuelvo al útero de la escritura a mano en mis viejas libretas. Absolutamente terapéutico.