Escribir estas notas me genera más terror que aquellas donde se habla de sangre y muerte. Felipe, presidente del empleo, aquí está tu país, aquí esta la ciudad que durante décadas fue el paraíso del empleo a nivel nacional.
Antes de las 7:00 de la mañana, Genaro Hernández acudió a la sede de la Canacintra en busca de ser uno de los primeros en entrar a la Feria del Empleo.
Cuál sería su sorpresa al encontrar que varias decenas de personas ya se le habían adelantado.
Genaro trabajó hasta hace seis meses en una agencia de automóviles en Escondido California, pero en agosto llegó el día en que se convirtió en una víctima más de la crisis.
Acostumbrado a un sueldo decoroso que le era más que suficiente para mantener a sus tres hijos, todos ellos estudiantes, Genaro jamás imaginó el panorama que se le venía encima y pronto se dio cuenta que pese a su condición de residente legal en Estados Unidos, le sería imposible encontrar una oportunidad del otro lado de la frontera.
Hace un par de meses empezó a buscar trabajo en Tijuana, ciudad en donde ha radicado casi toda su vida, pero la suerte no le sonríe, pese a que sus expectativas de salario se han reducido mucho y ha llegado al extremo de conformarse con tener trabajo de lo que sea.
Otro caso es el de Benjamín Zamudio, quien aunque ha escrito algunos libros de antropología y tiene estudios en administración, hoy está dispuesto a jugársela trabajando en donde se pueda, pero ayer a las 13:00 todavía no podía ingresar a la feria y continuaba haciendo fila.
Por Daniel Salinas
dsalinas@frontera.info
Ese monstruo omnipresente llamado crisis, infaltable en todas las conversaciones del 2009, mostró hoy en el bulevar Díaz Ordaz la más dura de sus imágenes.
Cerca de 8 mil desempleados se amontonaron frente a las puertas del edificio de la Canacintra en busca de una de las 800 vacantes que ofrecía la Feria del Empleo.
En anteriores ferias laborales, la cifra promedio era de mil 200 solicitantes y jamás en la historia se había rebasado la barrera de los 3 mil, de acuerdo con cifras de la cámara.
Antes de las 6:00 de la mañana había ya varias decenas de personas frente a las puertas del edificio, pero alrededor del mediodía las filas daban varias vueltas a la cuadra, al grado que la Policía Municipal tuvo que cerrar el pasó vehicular a la calle Azucena, que estaba totalmente atiborrada de solicitantes.
Tijuana ha dejado de ser la gran tierra prometida en donde todo aquel que llegaba encontraba un empleo y el propio presidente de la Canacintra, Mario Escamilla, admitió que nunca en su vida como empresario había visto o imaginado algo semejante.
“La verdad es que lo que estamos viendo allá afuera no tiene precedente, yo jamás lo había visto, esta situación la está viviendo Tijuana por primera vez"..
Fueron 20 empresas las que acudieron a la feria a ofrecer 800 vacantes, pero ni el más pesimista de los pronósticos contemplo semejante avalancha de desempleados, pues en promedio, tomando en cuenta la gente que acudió, por cada diez solicitantes sólo uno podría ocupar la vacante.
Aunque no faltaron los jóvenes recién egresados, típicos visitantes de esta clase de eventos, la verdad es que entre la gente podían verse demasiadas personas de entre 40 y 50 años, vestidos con su mejor traje, en espera de poder atrapar una de las vacantes.La cifra oficial, según el Seguro Social, es que se perdieron 25 empleos en Tijuana en el último año
Antes de las 7:00 de la mañana, Genaro Hernández acudió a la sede de la Canacintra en busca de ser uno de los primeros en entrar a la Feria del Empleo.
Cuál sería su sorpresa al encontrar que varias decenas de personas ya se le habían adelantado.
Genaro trabajó hasta hace seis meses en una agencia de automóviles en Escondido California, pero en agosto llegó el día en que se convirtió en una víctima más de la crisis.
Acostumbrado a un sueldo decoroso que le era más que suficiente para mantener a sus tres hijos, todos ellos estudiantes, Genaro jamás imaginó el panorama que se le venía encima y pronto se dio cuenta que pese a su condición de residente legal en Estados Unidos, le sería imposible encontrar una oportunidad del otro lado de la frontera.
Hace un par de meses empezó a buscar trabajo en Tijuana, ciudad en donde ha radicado casi toda su vida, pero la suerte no le sonríe, pese a que sus expectativas de salario se han reducido mucho y ha llegado al extremo de conformarse con tener trabajo de lo que sea.
Otro caso es el de Benjamín Zamudio, quien aunque ha escrito algunos libros de antropología y tiene estudios en administración, hoy está dispuesto a jugársela trabajando en donde se pueda, pero ayer a las 13:00 todavía no podía ingresar a la feria y continuaba haciendo fila.
Por Daniel Salinas
dsalinas@frontera.info
Ese monstruo omnipresente llamado crisis, infaltable en todas las conversaciones del 2009, mostró hoy en el bulevar Díaz Ordaz la más dura de sus imágenes.
Cerca de 8 mil desempleados se amontonaron frente a las puertas del edificio de la Canacintra en busca de una de las 800 vacantes que ofrecía la Feria del Empleo.
En anteriores ferias laborales, la cifra promedio era de mil 200 solicitantes y jamás en la historia se había rebasado la barrera de los 3 mil, de acuerdo con cifras de la cámara.
Antes de las 6:00 de la mañana había ya varias decenas de personas frente a las puertas del edificio, pero alrededor del mediodía las filas daban varias vueltas a la cuadra, al grado que la Policía Municipal tuvo que cerrar el pasó vehicular a la calle Azucena, que estaba totalmente atiborrada de solicitantes.
Tijuana ha dejado de ser la gran tierra prometida en donde todo aquel que llegaba encontraba un empleo y el propio presidente de la Canacintra, Mario Escamilla, admitió que nunca en su vida como empresario había visto o imaginado algo semejante.
“La verdad es que lo que estamos viendo allá afuera no tiene precedente, yo jamás lo había visto, esta situación la está viviendo Tijuana por primera vez"..
Fueron 20 empresas las que acudieron a la feria a ofrecer 800 vacantes, pero ni el más pesimista de los pronósticos contemplo semejante avalancha de desempleados, pues en promedio, tomando en cuenta la gente que acudió, por cada diez solicitantes sólo uno podría ocupar la vacante.
Aunque no faltaron los jóvenes recién egresados, típicos visitantes de esta clase de eventos, la verdad es que entre la gente podían verse demasiadas personas de entre 40 y 50 años, vestidos con su mejor traje, en espera de poder atrapar una de las vacantes.La cifra oficial, según el Seguro Social, es que se perdieron 25 empleos en Tijuana en el último año