Podría referirme a este sentimiento como saudades de hemeroteca. Me ocurre cuando en afán de hacer limpia, me sumerjo en las profundidades de un reino del caos conformado por diez mil y un revistas y periódicos yacientes en la parte baja de uno de mis libreros. A lo largo de mi vida he sido un acumulador compulsivo de publicaciones de toda índole. No es en absoluto exagerado afirmar que en mi biblioteca hay en este momento más de un millar de revistas, pero estoy viviendo un otoño de borrones y cuentas nuevas. He jubilado unas 200 revistas que en todo caso no son ni la cuarta parte del acervo. Tiré mucho Proceso y Gatopardo, también gacetillas heavymetaleras y futboleras e igualmente ejemplares viejos de Frontera con algunas de mis notas que en su momento me costaron sangre, sudor y lágrimas. Eso sí, me fue imposible tocar revistas de historia (Historia y Vida, La Aventura de la Historia, Relatos e Historias de México conforman más de la mitad del total de mi hemeroteca). Hay publicaciones con las que he tenido pasionales romances que un día simplemente se escindieron. Cuando nació en 1999 empecé comprando Letras Libres y no fallé un solo mes en sus primeros cuatro años de vida hasta que un día, sin decir agua va, me olvidé de ella. Fui un devoto de La Tempestad en su primera etapa y hoy que se ha vuelto el non plus ultra de lo hipsteroide ni siquiera la hojeo. Lo mismo me pasó con Gatopardo de la que fui un ultra, aunque en los últimos años me contagia un tedio insoportable. También me sorprendo al descubrir la variedad de gacetillas de toda índole y presupuesto en donde he estampado mi firma a lo largo de mi existencia. Admito que me hago viejo cuando reparo en las toneladas de papel que he sido capaz de acumular en las últimas dos décadas. El rastro o el vestigio de mi paso por la vida son infinitos cerros de papel apolillado.
PD- Además, siendo brutalmente honesto, lo hago por abrir un poquito de espacio en mis libreros, pues sospecho que el avión que me traiga de regreso de Guadalajara va a cobrarme por sobrepeso.
Podría referirme a este sentimiento como saudades de hemeroteca. Me ocurre cuando en afán de hacer limpia, me sumerjo en las profundidades de un reino del caos conformado por diez mil y un revistas y periódicos yacientes en la parte baja de uno de mis libreros. A lo largo de mi vida he sido un acumulador compulsivo de publicaciones de toda índole. No es en absoluto exagerado afirmar que en mi biblioteca hay en este momento más de un millar de revistas, pero estoy viviendo un otoño de borrones y cuentas nuevas. He jubilado unas 200 revistas que en todo caso no son ni la cuarta parte del acervo. Tiré mucho Proceso y Gatopardo, también gacetillas heavymetaleras y futboleras e igualmente ejemplares viejos de Frontera con algunas de mis notas que en su momento me costaron sangre, sudor y lágrimas. Eso sí, me fue imposible tocar revistas de historia (Historia y Vida, La Aventura de la Historia, Relatos e Historias de México conforman más de la mitad del total de mi hemeroteca). Hay publicaciones con las que he tenido pasionales romances que un día simplemente se escindieron. Cuando nació en 1999 empecé comprando Letras Libres y no fallé un solo mes en sus primeros cuatro años de vida hasta que un día, sin decir agua va, me olvidé de ella. Fui un devoto de La Tempestad en su primera etapa y hoy que se ha vuelto el non plus ultra de lo hipsteroide ni siquiera la hojeo. Lo mismo me pasó con Gatopardo de la que fui un ultra, aunque en los últimos años me contagia un tedio insoportable. También me sorprendo al descubrir la variedad de gacetillas de toda índole y presupuesto en donde he estampado mi firma a lo largo de mi existencia. Admito que me hago viejo cuando reparo en las toneladas de papel que he sido capaz de acumular en las últimas dos décadas. El rastro o el vestigio de mi paso por la vida son infinitos cerros de papel apolillado.
PD- Además, siendo brutalmente honesto, lo hago por abrir un poquito de espacio en mis libreros, pues sospecho que el avión que me traiga de regreso de Guadalajara va a cobrarme por sobrepeso.
