Eterno Retorno

Friday, March 06, 2020

Tu credibilidad se juega en el tono

¿Quiénes suelen ser los mejores contadores de chistes? Coincidirán conmigo en que no basta con contar la historia más divertida para hacer reír. Dos personas pueden narrar exactamente la misma anécdota, con las mismas palabras e idéntico desenlace y al final del camino quien atrapará nuestra atención será el que le sepa dar un mejor tono, el que sepa administrar las pausas, hacer los cambios de voces, administrar solemnidad e irreverencia. La narrativa oral, el teatro y el cine suelen llevarnos ventaja a la hora de contagiar un tono e impregnar una atmósfera. Un actor puede recurrir a la mímica o a la entonación de la voz para envolvernos en una trama cómica, densa, vulgar, mística, romántica o de plano cursi. El teatro y el cine pueden recurrir a la música de fondo, al montaje del escenario, a los colores, a la expresión del rostro. Tal vez un cuentacuentos sea capaz de trasmitir el tono que queremos dar, pero entre que son peras o son manzanas, nosotros solo tenemos en nuestro inventario un arsenal de puras palabras. Solo eso. Humildes palabras llevadas al papel. Este taller está pensado para atrapar a un lector solitario y no podemos valernos de una banda sonora tétrica, sensual o jocosa ni de una combinación de colores que nos envuelvan en una atmósfera de terror, euforia o melancolía. Nuestro gran reto, nuestro cabroncísimo reto, está en lograr crear esa atmósfera solo con palabras. ¿De qué humor estamos? ¿Desde qué punto de vista estamos narrando este cuento? No pocas veces, la madre de todas las batallas a la hora de contar una historia yace en el tono que le damos a la misma, el estado de ánimo, la atmósfera. Cuando uno lee “La población estaba cerrada con odio y con piedras” o “La muerte estaba ahí, blanca, en la silla, con su rostro”, sabemos que hemos penetrado a un entorno extremo y sin concesiones, a la inigualable atmósfera José Revueltas y su desgarro ontológico. Místico a nivel jarcorero, siempre tremendista. Pero en cambio, cuando entramos al terreno de Ibargüengoitia nos dan la bienvenida a un mundo donde la tragedia puede ser divinamente absurda. Más que una trama, Ibargüengoitia es un estado de ánimo, una sonrisa socarrona. A Mario Bellatin (al antiguo Mario Bellatin, no al actual) le bastan unos cuantos trazos para sumergirnos en una atmósfera oscura e inquietante. Salón de belleza es la máxima encarnación del minimalismo narrativo que consigue lo más con lo menos. Tu personaje debe ser creíble y eso depende totalmente del tono. Ojo, creíble no es sinónimo de realista. Tu personaje puede ser el non plus ultra de lo fantasioso e inverosímil, pero aún en su imposibilidad debes lograr que tu lector crea en él. Tu personaje debe ser fiel a sí mismo, aún en sus contradicciones. Si es un personaje divinamente contradictorio entonces lo debe ser de tiempo completo y me debes convencer de que se contradice a cada momento.

Thursday, March 05, 2020

Aferrarse a la podredumbre

Hace falta un elevado nivel de inconsciencia, una brutal ignorancia o de plano un aferre a la podredumbre para seguir siendo feligrés de la iglesia de la luz del mundo o de la congregación de los legionarios de Cristo después de los repugnantes escándalos en que se han visto involucrados. A menudo Google funge como una suerte de oráculo o termómetro de nuestro tiempo. Basta poner un par de palabras en el buscador para que en un segundo brote en catarata una mórbida realidad y hoy en día las palabras luz del mundo y legionarios de Cristo arrojan pura y vil pestilencia. Hoy con beneplácito me entero que la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno federal ha bloqueado seis cuentas bancarias de esta secta que suman más de 359 millones de pesos. Días antes se hicieron públicas nuevas denuncias en contra del convicto líder de la cofradía, Naasón Joaquín García, a quien su asistente, Sochil Martin, acusó de haberla sometido a abusos sexuales desde los nueve años de edad. En los casi diez meses que lleva preso el líder de la secta, se han ido multiplicando los testimonios de aberrantes abusos contra niñas y niños por parte no solo de Naasón, sino de su padre, Samuel García, antiguo líder de la secta pederasta. Cuando vemos algo así, la conclusión es que no se trata de un caso aislado o atípico, sino de una estructura de funcionamiento basada en la sumisión y el sometimiento de los acólitos frente a sus pastores. Es una secta podrida en sus entrañas, cuyo centro y columna vertebral no son salvables. Ante semejante escenario, cuesta horrores poder creer que siga habiendo devotos de esa gran estafa. Ignoro si alguien haya hecho un trabajo periodístico que arroje estadísticas significativas de deserción, pero hasta donde tengo entendido no hubo una desbandada masiva de feligreses después de la revelación de los escándalos. La luz del mundo sigue operando, su líder, pese a estar en prisión, no ha sido sustituido y no ha habido un acto de contrición o mea culpa. Tampoco olvido que hace muy poquito tiempo, ese repugnante pederasta recibió las llaves de la ciudad de Rosarito por parte de la entonces alcaldesa Mirna Rincón, mientras Eligio Valencia (acólito de la secta) y su periódico el Mexicano se le tiraban al piso reseñándolo como un nuevo mesías encarnado. Tampoco se quedan muy atrás los seguidores del padre Marcial Maciel. Desde que salieron a la luz los comprobados casos de abuso sexual infantil cometidos por el fundador del regnun christi, han ido brotando en catarata las denuncias en contra de jerarcas de la orden, que gozó de una posición privilegiada durante el papado de Juan Pablo II, a quien yo considero un cómplice y protector. Los testimonios siguen brotando pero la orden de los legionarios sigue existiendo, con su estructura financiera y sus carísimos colegios y universidades funcionando. Me parece aberrante e inconcebible que un padre de familia pueda enviar a su hijo a un colegio administrado por una orden infestada de pederastas y cuyo fundador (quien soñaba con ser canonizado) fue un violador de al menos 60 niños (o al menos eso es lo que reconocer la orden). Los legionarios debieron desparecer o sus feligreses abandonarlos por elemental dignidad humana y coherencia. El que la luz del mundo y los discípulos de Maciel sigan teniendo devotos seguidores, solo puedo interpretarlo como un patológico caso de adicción a la podredumbre.

Wednesday, March 04, 2020

¿Quién fue el primer novelista en crear personajes entrañables?

Como suele suceder siempre que hablamos de literatura, es deseable volver a la madre de todas las novelas de la que - queramos o no- seguimos amamantando. ¿Quién fue el primer novelista en crear personajes entrañables? ¿Quién consiguió hacerlos divinamente absurdos, tragicómicos y tiernos en su necedad y en su ilusa condición de soñadores? Sí, lo adivinaron: nuestro amigo Miguel de Cervantes Saavedra. Seamos brutalmente honestos: los héroes de la caballería clásica eran planos y sumamente aburridos en su extrema virtud y gallardía, mientras que en Don Quijote y Sancho (y en muchos de los personajes secundarios) encontramos las contradicciones, aferres y debilidades que caracterizan a un ser humano. La descripción inicial de Alonso Quijano por parte de Cervantes no es exhaustiva ni vasta en detalles. Lo describe en la primera página del primer capítulo. “Frisaba la edad de nuestro hidalgo en los cincuenta años: era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada (que en esto hay alguna diferencia entre los autores que de este caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana”. La presentación de Sancho es mucho más escueta aún. “En este tiempo solicitó Don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien (si es que este título se puede dar al que es pobre), pero de muy poca sal en la mollera”.

Tuesday, March 03, 2020

En cualquier caso, la contemplación del cefalópodo trajo consigo mi primer serio conflicto entre lo fascinante de las ficciones y el rostro más o menos obtuso y decepcionante de la realidad. Hoy a la distancia pienso que fue ahí cuando comenzó mi renuncia al mundo de la imaginación literaria y mi caída en los pantanos del periodismo. Yo de niña soñaba con dibujar y narrar mi propio pandemonio mitológico al estilo de Lovecraft, pero acabé dedicando mi vida a elaborar cuatro o cinco notas diarias sobre el escenario más patético del mundo real. Casi sin saber cómo ni por qué, me convertí en reportera especializada en cultura y espectáculos en una televisora local ensenadense. Muy pronto en mi carrera periodística fue demasiado tarde. Llevaba ya bastantes años picando piedra por una raya de hambre y en su infinito aburrimiento la vida parecía empeñada en correr con prisa. Las cosas cambiaron cuando el pulpo volvió a irrumpir en mi vida dentro del más delicioso taco que mi paladar había probado hasta entonces.

Monday, March 02, 2020

Dibuja al personaje con palabras

Cierto, los homo videns nos llevan ventaja, pero nosotros, como Calamaro, elegimos la dirección difícil, la que usa el salmón, es decir, la de la narrativa. No es un taller de cine o de dibujo, sino de creación literaria. Lo único que tenemos aquí a la mano para trabajar, construir y jugar, es un vastísimo inventario de palabras y tenemos que jugar con ellas como si fueran legos. Lo que un director de cine o un dibujante resuelven con una imagen, nosotros debemos resolverlo con pura y vil palabra. Ahora bien ¿es estrictamente necesario que lo hagamos un dibujo narrativo? Creo que en la novela lo deseable es elaborar el retrato y ahondar en características físicas. En el cuento tengo mis dudas. Creo que un cuento puede perfectamente funcionar aún si no hacemos una descripción física de nuestro personaje. En el cuento ningún párrafo es arrojado al azar y debe estar ahí para sumarle al conteo final de caracteres. Cada frase abona a la figura geométrica final y en teoría (al menos si se trata de un buen cuento) si quitas esa palabra nuestra arquitectura narrativa se derrumba como una torre de Jenga. A la hora de hacer la presentación de un personaje literario, sobre todo cuando se trata de cuento, me gusta emular a aquellos dibujantes que tienen una endiablada habilidad para poder crear un retrato en una servilleta a partir de tres o cuatro trazos, en donde un elemento dominante (la profundidad de los ojos, una calva prominente, unas cejas demasiado pobladas, una cara gorda o alargada), pueden darnos una idea de las características de nuestro personaje. Tal vez en la novela se valga crear un retrato renacentista a lo Diego Velásquez y hacer de cada mujer una Gioconda, pero en cl cuento el valor yace en poder decir lo más con lo menos. Por ejemplo, en un cuento vale la pena hacer énfasis en la altura, la complexión o la mirada de un personaje, siempre y cuando dichas características influyan o determinen su personalidad incidan en forma directa en la trama de la historia. Decir que un personaje utiliza camisas extra-extra largas es importante en la medida que esta condición sea determinante en la psicología, la forma de actuar o la trama en la que se ve inmerso un personaje. Hace un par de semanas mi esposa y yo nos quedamos sin llaves afuera de casa a la media noche. Después de muchos intentos, el final feliz de la historia llegó gracias a que Carolina pudo pasar por la puerta de la perrita en la cocina, cosa que para mí hubiera sido imposible. Si esta pequeña anécdota fuera un cuento, entonces sería muy importante que el narrador tuviera el cuidado de describir que mi esposa es menuda y por lo tanto cabe por la puerta de una perrita mediana, y yo soy un mastodonte y jamás hubiera podido entrar por ahí. Pero en cambio, si el centro neurálgico del cuento estuviera en nuestra relación, nuestra psicología o nuestro papel como padres, no sería estrictamente necesario describirnos físicamente.

Sunday, March 01, 2020

Hablemos de personajes

Todos alguna vez nos hemos enamorado de un personaje ficción, o lo hemos visceralmente odiado al grado de gozar con su infortunio. A menos que seas radicalmente ajeno a la literatura, el cine o las series, puedo apostarte a que tienes uno varios personajes entrañables a los que has emulado, imitado o parodiado. Puede parecer el non plus ultra del absurdo, pero un ser nacido en la cabeza de un creador, puede generarnos sentimientos aún más intensos que lo provocados por una persona real y ser un punto de unión e identificación cultural para una sociedad. Los grandes personajes son patrimonio comunal y por lo tanto podemos recurrir a ellos una y otra vez para dar un ejemplo, hacer una broma o establecer un parámetro. Es aquí donde podemos recrear un añejo debate en torno a la existencia de los personajes de ficción. ¿Existe Don Quijote? Bueno, tal vez no encarnó en un cuerpo concreto, en un adn específico, pero existe y ha existido para millones de personas a lo largo de cuatro siglos. En ese ese sentido, a la hora de concebirlos y dimensionarlos, un personaje real de la historia antigua no es muy diferente en su composición a un personaje de ficción. Don Quijote, Hamlet, Robinson Crusoe, Sherlock Holmes, Robin Hood, el Capitán Ahab, el Conde Montecristo, Emma Bovary, Ana Karenina, Aliosha Karamásov existen porque forman parte de nuestra cultura y porque miles de lectores los hemos hecho parte de nuestras vidas. Ahora bien, aquí viene la madre de todas las preguntas para este taller ¿Cómo diablos construir un personaje entrañable? ¿De qué manera lograr que un ente surgido en las profundidades de nuestro tejido neuronal pueda ser comprendido, emulado y compartido por otras personas? ¿Cómo lograr que alguien ajeno a nosotros a quien nunca conoceremos, como es un improbable lector que vive en otra latitud, pueda ser capaz de identificarse con un amigo imaginario? En este terreno, los hijos del homo videns nos llevan ventaja. El cine, el teatro o el comic resuelve la parte esencial de del personaje con un buen actor o un buen dibujo. Vince Gilligan no tiene que romperse con la cabeza buscando el párrafo perfecto para decirnos que decirnos que Walter White es alto, calvo, correoso y malencarado, porque el actor Bryan Cranston se encarga de realizar ese trabajo. Basta verlo unos segundos para que su anatomía y la expresión de su rostro nos digan demasiadas cosas. Claro, el narrador o el guionista tendrán que construir una psicología creíble, situarlo en un hábitat y elaborar diálogos creativos que concuerden con su esencia. Uderzo y Goscinny resuelven en unos cuantos trazos buena parte de la esencia de Astérix y Obélix. No basta una primera contemplación para saber que Astérix es flaco, chaparrito y avispado, y Obélix es gordo, grandote y bobalicón. No tiene que recurrir a la narrativa para explicarnos lo que ya un dibujante resolvió. Claro, ahora el gran reto es construirles una personalidad y colocarlos en medio de una trama en la cual tendrán que ir actuando en consecuencia, pero la primera parte está resuelta. En algunos personajes del cine, su fuerza y fuego interno encarna no en los diálogos o parlamentos sino en los silencios, gestos y expresiones. El caso emblemático más reciente que se me viene a la cabeza es Joaquín Phoenix, el actor de Joker. El Guasón perdería mucho de su esencia sin la mímica y la capacidad gestual de ese actor.