Cuando alguien me venga con la cantaleta de “es que los jóvenes desprecian la lectura y las nuevas generaciones no conocen los libros” les hablaré de ese fenómeno llamado Benito Taibo. Una sala “Federico Campbell” abarrotada -escaleras y recovecos incluidos- una fila de más de tres horas para la firma de ejemplares de Persona normal y Desde mi muro, taiboleras y taiboleros que vinieron desde Mexicali, Ensenada o del otro lado de la frontera para escucharlo. Uff ¿Habías visto algo así? Lo increíble es que muchos de los que aguardaron pacientes para obtener la dedicatoria de Benito eran adolescentes, nativos digitales catorceañeros cuyo interés, en teoría, se limita a los videojuegos. Siempre será un deleite compartir la mesa con un buen escritor como es Benito, pero lo verdaderamente atípico, lo canijamente extraordinario, es encontrar a un formador de nuevos lectores. Eso sí es una rareza y yo estoy seguro que en este país hay decenas de miles de jóvenes que se transformaron en lectores gracias a Benito y una vez que has agarrado el vicio de la lectura –te lo digo yo- ya no hay centro de rehabilitación posible (a menos que trabajes en Los Pinos) ¿Cuál es el secreto de Taibo? Sencillez, honestidad, volver a la simple esencia del contador de historias. A lo largo de mi vida me ha tocado participar en no pocas presentaciones librescas, pero la de ayer fue punto y aparte. Gracias al comité literario de la Feria del Libro por invitarme. Realmente la hemos pasado bien. Y sí, yo coincido plenamente con Benito: Ser lector es lo más chingón que puede pasarte.