Eterno Retorno

Saturday, November 22, 2025

Bibliotecas, la resistencia final


 

La mañana del pasado 18 de noviembre tuve la fortuna de reunirme con las personas que están a cargo de las bibliotecas públicas municipales de Tijuana.

A lo largo de mi vida las bibliotecas han sido mi oasis, mi refugio, mi ruta de escape. Para mí una biblioteca no es un medio sino un fin, un destino en sí mismo. Por años me he dedicado a sacarles provecho como usuario, pero jamás he vivido la experiencia de estar a cargo de una. Poco puedo yo decirles a las y los bibliotecarios, más que confesar mi admiración por la labor que realizan.
Históricamente, las bibliotecas públicas han ido a la cola de la cola del presupuesto gubernamental. Sobreviven con lo mínimo, con las migajas de las migajas. Creo que el actual ayuntamiento les ha puesto un poco de más atención y se nota. Al menos se ha acordado de que existen, lo cual ya es un paso adelante, pero las carencias siguen siendo muchísimas. Mi idealización de las bibliotecas puede sonar romántica e idealista para quienes pasan su vida enfrentando carencias durísimas que a veces resuelven echando albañilería ellos mismos o pagando reparaciones de su bolsa. Bibliotecas con goteras, con terribles problemas de hongos y humedad, algunas incluso sin energía eléctrica, con equipo de cómputo inexistente u obsoleto y un acervo editorial terriblemente limitado.
Yo creo que aquí la clave es apostar por esfuerzos mixtos. Si todo se lo dejamos al presupuesto público, nos quedaremos esperando. Creo que así como hay empresas que adoptan áreas verdes o camellones, bien podrían adoptar una biblioteca pública. Donar equipo de cómputo, mobiliario, reparaciones. ¿Cuánto puede costar?
Le agradezco muchísimo a mi colega Aida Méndez por la invitación. Creo que ella está haciendo un buen trabajo como coordinadora de Bibliotecas Municipales.
Tenemos que dimensionar el potencial de una biblioteca pública como un agente de transformación social. Vaya, la biblioteca es el único espacio público bajo techo en donde puedes entrar y permanecer el tiempo que quieras sin necesidad de gastar dinero. En ciudades cada vez más hostiles, amuralladas y privatizadas, la biblioteca es un territorio de equidad y pluralidad, un espacio democrático del que cualquier persona puede hacer uso, la última o la primera trinchera de resistencia de la justicia cultural.

Thursday, November 20, 2025

Furtivos libros tendidos, senderos que bifurcan en la unánime noche rosaritense.


 
Aunque el teléfono de casa comienza con 664 y la clave catastral nos ubica como habitantes de Tijuana, la historia de nuestra vida diaria dice que somos rosaritenses. Desde el kínder hasta la prepa nuestro hijo ha estudiado siempre en Rosarito. Lo mismo puedo decir del trabajo de Carol, que concentra su actividad en la franja costera del quinto municipio. Las compras del súper y las vueltecitas cotidianas las hacemos siempre en territorio rosaritense. A Tijuana voy cuando tengo una cita o una actividad programada, pero a veces llegan a pasar tres o cuatro semanas sin que cruce la caseta de Playas. La realidad es que disfrutamos bastante nuestra vida, pero Rosarito tiene un terrible faltante y es que en este municipio las librerías brillan por su ausencia. Hay un pequeño café llamado Monociclo que tiene libros y hay también una librería cristiana en donde los apóstatas y herejes como yo no somos bienvenidos. Hace más de una década, una señora estadounidense solía armar una pequeña vendimia libresca allá por la playa de La Misión, pero era esencialmente un evento para gabachos. El colega de Libros, Café y Jazz suele montar su mesa una vez al mes afuera del Centro de Gobierno y los gringos tienen ciertos espacios en donde donan o intercambian sus lecturas, pero fuera de eso no hay mucho más en mi pueblo. Por ello fue un momento tan especial participar anoche en la inauguración del Tendido de Libros del Fondo de Cultura Económica en la Casa Municipal de Rosarito. Yo creo sin exagerar que es el evento libresco más significativo que se ha armado en suelo rosaritense. La verdad es que había una respetable fila de compradores de libros y los precios son realmente inmejorables. Con decirles que había 30 ejemplares de mi Samurái y los 30 volaron rapidito. Increíblemente, este es el primer evento literario en que me toca participar en Rosarito en los últimos ocho años. Vaya, el último había sido aquella extraordinaria e inolvidable velada que me organizó Benito del Águila en el Café Marotto, previo a nuestro viaje a Colombia. Fue un gusto poder saludar a mi editor Paco Ignacio Taibo y saludar buenos amigos del pueblo que se dieron cita. Mi gratitud con nuestra alcaldesa, Rocío Adame, por haber acudido a la presentación y a mi colega Javier Fernández por acompañarme en la mesa. También me dio mucha emoción ver ejemplares de uno de los últimos libros de mi abuelo, ¿Qué es la poesía? El Tendido de Libros se marcha para Ensenada y les aviso que por ahí andaré el sábado a las 4:00 de la tarde en la plaza de las Tres Cabezas. Dénse una vuelta. Hay buena oferta de libros y los precios son de verdad bajos. Nos vemos en la Cenicienta.