Friday, July 02, 2010
Sin Guiness ni riñones fritos, pero con toda la carga de incertidumbre existencial del buen Leopold transcurrió dentro del camión el “Bloomsday”. He olvidado si al final de la jornada pronuncié el “sí, sí quiero” de Molly Bloom, pero 2010 significa un Sí sostenido, un Sí impulsivo. Después llegó mi primer Día del Padre con el título oficial que me acredita como el orgulloso papá de un cachetón que tiene prisa por crecer y está cada vez más grande. Llegó el día más largo del año y con él un verano tan mentiroso como sólo en Tijuana suele ser, con mañanas nubladas y brisas invernales. Ni siquiera me di cuenta en qué momento anocheció. Llegó después la Noche de San Juan y nuestro onceavo aniversario de matrimonio el 26 de junio. La campaña avanzaba y la vida seguía montada dentro de un tren desde donde todo se veía en cámara rápida. Tocó fin la primera mitad del año y tocó fin la campaña. Las luces artificiales iluminando la medianoche desde la Torre Agua Caliente pusieron el punto final.
Entonces retorné a casa y el primer día de la segunda mitad del año quiso mostrarme el rostro de lo extraño. Mi primer día sin cruzar la puerta de casa en meses, conviviendo con Iker, atestiguando con sorpresa que en la última semana dio un estirón considerable. Ni hablar del pequeño Conejito que había en casa cuando empezó la campaña y el Señor Conejo Grande que he encontrado ahora. El primer día en casa se tradujo en la conspiración de las horas de sueño marginadas. De pronto, el ejército de horas no dormidas marchó frente a mí y en golpe de estado derrocó la dictadura de mi hiperactividad workaholica. Despierto a las 3:30 de la madrugada con Iker a un lado sin saber exactamente qué ha sucedido. El café de madrugada pone en pista el tren de aterrizaje reflexivo, los por qué, los cómo, los qué sigue. Escucho el improbable y céltico Excalibur mientras el amanecer se cuela furtivo por la ventana del estudio. Por vez primera he palpado el poder analgésico de esa droga potente llamada trabajo. Ahora caigo en la cuenta de que estos dos meses viví como pocas veces inmerso en el presente, son los sentidos sumergidos en la profundidad del instante, sin mirar demasiado esas ficciones llamadas futuro y pasado. El aquí y el ahora dentro de un camión que no se detenía.
Se lo dije al señor Morrison en una carta: “Pase lo que pase, estos dos meses ya son tatuaje en el alma y no me los quita nadie. Pase lo que pase, estos dos meses han sido una Universidad para tratar de aprender algo más sobre mi ciudad y su gente, sobre sus laberintos y espejos, sólo para concluir que Tijuana es una eterna desconocida, que no la acabaré de conocer ni dimensionar nunca. La campaña nos hace mirar a los ojos el rostro de los extremos.
Un ejemplo de esos grandes contrastes de Tijuana lo vivimos la tarde del lunes, cuando nos reunimos en Zona Norte con un gremio organizado de prostitutas que luchan por sus derechos llamado Frente María Magdalena. Minutos después estábamos con un grupo evangélico radical que hablaba del Apocalipsis y unas horas más tarde, a las cinco de la mañana estábamos caminando entre los miles de carros que hacían fila en la garita de San Ysidro repartiendo volantes y vasos de chocolate caliente. Momento sublime de la campaña: aquella tarde nublada, en medio de uno de los cañones más pobres e inaccesibles de esta ciudad, donde grupo de niños marginales de los núcleos de la OBC nos hechizaba con la magia de un concierto que sin duda vivirá en nosotros muchos años después. Esta ciudad jamás deja de jugarme nuevas bromas enseñándome rincones urbanos que de tan improbables parecen contorsiones circenses, desafíos a la gravedad, malabares arquitectónicos de llanta y lámina al borde del vacío. Una ciudad entera en un pastel de lodo. Quien quiera que afirme conocer Tijuana como la palma de su mano, miente”.
La luz del nuevo día ya ha hecho su arribo. En aproximadamente una hora, la Naranja Mecánica y el Scratch du Oro abrirán las hostilidades de los Cuartos de Final en lo que supongo será un partidazo. Mañana, mi albiceleste corazón hará frente común con el Diego, Messi, Tévez y compañía para fundir al panzer germano: ¡Vamos Argentina¡
A menos de 48 horas de concluir la campaña, justo entre un acto y otro, me sorprendió la noticia de la muerte de Rodolfo Torre. Noticia devastadora que pegó en mi ánimo. Primero porque conozco a la familia Torre y de ellos sólo he recibido nobles gestos y generosidad como anfitriones en aquellas lejanas semanas santas en Ciudad Victoria. Sin conocer su plataforma política, puedo afirmar que Rodolfo Torre buscaba lo mejor para Tamaulipas- La noticie me hiere, porque pone en evidencia con insultante desparpajo lo que aún nos empeñamos en no querer ver: que ciertas regiones este país la paz es un cuerpo que se desangra. La paz asesinada. Me duele, porque yo también formo parte de una campaña política honesta que lucha cada día por involucrar a la ciudadanía en la edificación de la ciudad de sus sueños, haciendo equipo con lo mejor que tiene Tijuana.
Este fue mi editorial del noticiero Síntesis del martes 29 de junio:
Las balas que acabaron con la vida de Rodolfo Torre y tres de sus acompañantes no solo arrebataron la existencia a cuatro seres humanos, padres de familia, sino que acuchillaron la ya de por sí deteriorada paz tamaulipeca e impusieron el terror sobre la democracia.
Imagínese por un momento si usted viviera en Tamaulipas: ¿Con qué tranquilidad saldría a votar el domingo? ¿Se sentiría seguro apoyando a su candidato en un acto de campaña?
Por supuesto, duele la muerte de un hombre sencillo como Rodolfo Torre, un médico a cuya familia conocí y traté y de quien estoy seguro, buscaba lo mejor para Tamaulipas. Lo confieso: esta noticia me hiere en lo más profundo.
Dice Miguel de Cervantes, en voz de su personaje Alonso Quijano, que toda comparación es odiosa, sin embargo en este caso se vale comparar y poner a Baja California en el espejo de las otras fronteras mexicanas. Es cierto, mal haríamos en cantar victoria y en echar las campanas al vuelo, pero no es un derroche de optimismo afirmar que hoy en día los habitantes de Tijuana vivimos más tranquilos que los habitantes de Matamoros o Ciudad Juárez. En Tijuana se han vivido tiempos muy oscuros como los del otoño e invierno del 2008 y 2009, pero hoy estamos lejos de los horrores que se viven en Chihuahua y Tamaulipas. Hoy Baja California está más allá del infierno, aunque sería un grave error bajar la guardia.
En cambio, en las otras fronteras y en otras entidades como Sinaloa, la realidad es harto distinta al grado que una fracción del Congreso pide que se cancelen los comicios en cinco entidades de la República donde la seguridad no está garantizada y se habla incluso de narcoelecciones.
Por fortuna, en Baja California podremos valorar lo que significa salir este domingo a votar en paz con nuestras familias, pues aquí el único enemigo de nuestra democracia, es la apatía y el desdén, a los que debemos derrotar con nuestra participación. Este 4 de julio será sin duda un hermoso día de verano y de nosotros depende que se convierta en una fiesta de la democracia. Ande, vamos a votar, ejerzamos nuestro derecho, no hay pretextos que valgan para no hacerlo. DSB
Sí, salgamos a votar este 4 de julio y me permito agregar y recomendarte, improbable y acaso inexistente lector, que si vives y votas en esta ciudad, le des una oportunidad a la Tijuana en Positivo. Aquellos que me conocen, saben que soy tradicionalmente ajeno a la política partidista y que he criticado con dureza todos los colores. Si estoy inmerso en este proyecto, es porque tengo fe en la honestidad y la entereza de una persona. Si el candidato fuera una persona distinta, yo no estaría apoyando esta campaña. Si estoy aquí, es porque este proyecto lo encabeza alguien a quien como ser humano considero íntegro, coherente, de una pieza. A lo largo de todos estos años he conocido demasiados políticos y he visto de frente demasiada mierda humana, como para saber de lo que estoy hablando. Estamos frente a una persona honesta, lo cual en este mundo es bastante atípico. Estamos ante una persona de manos limpias que puede mirarte a los ojos. Yo meto las manos al fuego por él. Si no has decidido aún tu voto, le lo pido con total franqueza y honestidad: Dale tu apoyo a Carlos Torres. Es lo mejor que puede pasarle a esta ciudad.
Entonces retorné a casa y el primer día de la segunda mitad del año quiso mostrarme el rostro de lo extraño. Mi primer día sin cruzar la puerta de casa en meses, conviviendo con Iker, atestiguando con sorpresa que en la última semana dio un estirón considerable. Ni hablar del pequeño Conejito que había en casa cuando empezó la campaña y el Señor Conejo Grande que he encontrado ahora. El primer día en casa se tradujo en la conspiración de las horas de sueño marginadas. De pronto, el ejército de horas no dormidas marchó frente a mí y en golpe de estado derrocó la dictadura de mi hiperactividad workaholica. Despierto a las 3:30 de la madrugada con Iker a un lado sin saber exactamente qué ha sucedido. El café de madrugada pone en pista el tren de aterrizaje reflexivo, los por qué, los cómo, los qué sigue. Escucho el improbable y céltico Excalibur mientras el amanecer se cuela furtivo por la ventana del estudio. Por vez primera he palpado el poder analgésico de esa droga potente llamada trabajo. Ahora caigo en la cuenta de que estos dos meses viví como pocas veces inmerso en el presente, son los sentidos sumergidos en la profundidad del instante, sin mirar demasiado esas ficciones llamadas futuro y pasado. El aquí y el ahora dentro de un camión que no se detenía.
Se lo dije al señor Morrison en una carta: “Pase lo que pase, estos dos meses ya son tatuaje en el alma y no me los quita nadie. Pase lo que pase, estos dos meses han sido una Universidad para tratar de aprender algo más sobre mi ciudad y su gente, sobre sus laberintos y espejos, sólo para concluir que Tijuana es una eterna desconocida, que no la acabaré de conocer ni dimensionar nunca. La campaña nos hace mirar a los ojos el rostro de los extremos.
Un ejemplo de esos grandes contrastes de Tijuana lo vivimos la tarde del lunes, cuando nos reunimos en Zona Norte con un gremio organizado de prostitutas que luchan por sus derechos llamado Frente María Magdalena. Minutos después estábamos con un grupo evangélico radical que hablaba del Apocalipsis y unas horas más tarde, a las cinco de la mañana estábamos caminando entre los miles de carros que hacían fila en la garita de San Ysidro repartiendo volantes y vasos de chocolate caliente. Momento sublime de la campaña: aquella tarde nublada, en medio de uno de los cañones más pobres e inaccesibles de esta ciudad, donde grupo de niños marginales de los núcleos de la OBC nos hechizaba con la magia de un concierto que sin duda vivirá en nosotros muchos años después. Esta ciudad jamás deja de jugarme nuevas bromas enseñándome rincones urbanos que de tan improbables parecen contorsiones circenses, desafíos a la gravedad, malabares arquitectónicos de llanta y lámina al borde del vacío. Una ciudad entera en un pastel de lodo. Quien quiera que afirme conocer Tijuana como la palma de su mano, miente”.
La luz del nuevo día ya ha hecho su arribo. En aproximadamente una hora, la Naranja Mecánica y el Scratch du Oro abrirán las hostilidades de los Cuartos de Final en lo que supongo será un partidazo. Mañana, mi albiceleste corazón hará frente común con el Diego, Messi, Tévez y compañía para fundir al panzer germano: ¡Vamos Argentina¡
A menos de 48 horas de concluir la campaña, justo entre un acto y otro, me sorprendió la noticia de la muerte de Rodolfo Torre. Noticia devastadora que pegó en mi ánimo. Primero porque conozco a la familia Torre y de ellos sólo he recibido nobles gestos y generosidad como anfitriones en aquellas lejanas semanas santas en Ciudad Victoria. Sin conocer su plataforma política, puedo afirmar que Rodolfo Torre buscaba lo mejor para Tamaulipas- La noticie me hiere, porque pone en evidencia con insultante desparpajo lo que aún nos empeñamos en no querer ver: que ciertas regiones este país la paz es un cuerpo que se desangra. La paz asesinada. Me duele, porque yo también formo parte de una campaña política honesta que lucha cada día por involucrar a la ciudadanía en la edificación de la ciudad de sus sueños, haciendo equipo con lo mejor que tiene Tijuana.
Este fue mi editorial del noticiero Síntesis del martes 29 de junio:
Las balas que acabaron con la vida de Rodolfo Torre y tres de sus acompañantes no solo arrebataron la existencia a cuatro seres humanos, padres de familia, sino que acuchillaron la ya de por sí deteriorada paz tamaulipeca e impusieron el terror sobre la democracia.
Imagínese por un momento si usted viviera en Tamaulipas: ¿Con qué tranquilidad saldría a votar el domingo? ¿Se sentiría seguro apoyando a su candidato en un acto de campaña?
Por supuesto, duele la muerte de un hombre sencillo como Rodolfo Torre, un médico a cuya familia conocí y traté y de quien estoy seguro, buscaba lo mejor para Tamaulipas. Lo confieso: esta noticia me hiere en lo más profundo.
Dice Miguel de Cervantes, en voz de su personaje Alonso Quijano, que toda comparación es odiosa, sin embargo en este caso se vale comparar y poner a Baja California en el espejo de las otras fronteras mexicanas. Es cierto, mal haríamos en cantar victoria y en echar las campanas al vuelo, pero no es un derroche de optimismo afirmar que hoy en día los habitantes de Tijuana vivimos más tranquilos que los habitantes de Matamoros o Ciudad Juárez. En Tijuana se han vivido tiempos muy oscuros como los del otoño e invierno del 2008 y 2009, pero hoy estamos lejos de los horrores que se viven en Chihuahua y Tamaulipas. Hoy Baja California está más allá del infierno, aunque sería un grave error bajar la guardia.
En cambio, en las otras fronteras y en otras entidades como Sinaloa, la realidad es harto distinta al grado que una fracción del Congreso pide que se cancelen los comicios en cinco entidades de la República donde la seguridad no está garantizada y se habla incluso de narcoelecciones.
Por fortuna, en Baja California podremos valorar lo que significa salir este domingo a votar en paz con nuestras familias, pues aquí el único enemigo de nuestra democracia, es la apatía y el desdén, a los que debemos derrotar con nuestra participación. Este 4 de julio será sin duda un hermoso día de verano y de nosotros depende que se convierta en una fiesta de la democracia. Ande, vamos a votar, ejerzamos nuestro derecho, no hay pretextos que valgan para no hacerlo. DSB
Sí, salgamos a votar este 4 de julio y me permito agregar y recomendarte, improbable y acaso inexistente lector, que si vives y votas en esta ciudad, le des una oportunidad a la Tijuana en Positivo. Aquellos que me conocen, saben que soy tradicionalmente ajeno a la política partidista y que he criticado con dureza todos los colores. Si estoy inmerso en este proyecto, es porque tengo fe en la honestidad y la entereza de una persona. Si el candidato fuera una persona distinta, yo no estaría apoyando esta campaña. Si estoy aquí, es porque este proyecto lo encabeza alguien a quien como ser humano considero íntegro, coherente, de una pieza. A lo largo de todos estos años he conocido demasiados políticos y he visto de frente demasiada mierda humana, como para saber de lo que estoy hablando. Estamos frente a una persona honesta, lo cual en este mundo es bastante atípico. Estamos ante una persona de manos limpias que puede mirarte a los ojos. Yo meto las manos al fuego por él. Si no has decidido aún tu voto, le lo pido con total franqueza y honestidad: Dale tu apoyo a Carlos Torres. Es lo mejor que puede pasarle a esta ciudad.