Eterno Retorno

Thursday, February 01, 2007

Si los circos pudieran ser candidatos al Óscar, sin duda los consejeros políticos priistas serían serios aspirantes a llevarse la estatuilla.
Tal vez el consejo político tricolor pueda ser nominado por el mejor montaje de una película cuyo final ya todos conocían.
Acaso sea porque están muy de moda en el cine los remakes de películas viejísimas, pero los cineastas tricolores que dirigieron esta nueva superproducción revivieron a la perfección una historia que vimos muchísimas veces en los setenta años del priismo. Una historia del viejo sistema político mexicano adaptada al 2007.
Se podría decir que era el remake de Parque Jurásico, pues lo que vimos ayer en la sede del Sindicato Alba Roja nos remontó a épocas prehistóricas y a usos y costumbres de dinosaurios.
La libre expresión, la pluralidad, las opiniones diversas brillaron por su ausencia en el consejo político, pues ayer los piirstas confirmaron lo que ya todo el mundo sabía que sucedería: Que Jorge Hank Rhon será el candidato a la gubernatura de Baja California. ¿Alguien lo dudaba? Ni siquiera Eduardo El Negro Martínez Palomera concedió el beneficio de la duda ni se permitió albergar una mínima esperanza de que las cosas fueran diferentes. Tan es así, que ni siquiera se tomó la molestia de venir de Mexicali a presenciar la farsa.


El verdadero campanazo de los priistas que sí sorprendió a propios y extraños fue la designación de Hugo Torres Chabert como candidato a la alcaldía de Rosarito.
Ese es para el tricolor el súper gol de la jornada. Y es que si un feudo sigue siendo de color azul intenso en Baja California es Rosarito, siempre fiel al panismo, que ahora tiembla al ver amenazada su fortificación.
Y es que la llegada de Torres Chabert a la candidatura rosaritense abre como nunca la posibilidad inminente de que el PRI gane por vez primera la elección en el Quinto Municipio.
El histórico líder moral de Rosarito, cuya opinión y voz pesa como ninguna en esos playeros rumbos, se perfila para ser el nuevo inquilino del Palacio Municipal y Acción Nacional tendrá que trabajar mucho si quiere conservar su feudo.
Otra sorpresa grande para algunos es la nominación de Jaime Palafox Granados como candidato a alcalde de Ensenada, quien ni siquiera se tomará la molestia de renunciar al PRD pese a contender por la alianza priista.

Tuesday, January 30, 2007

Una vez que está parado frente a los escombros de las torres, el reportero vuelve a preguntarse qué diablos le aconsejaría Ryszard Kapuscinski si estuviera ahí, en medio de ese enjambre de comunicadores venidos de todos los confines de la tierra.
Piensa en ese olfato de sabueso que tiene el polaco para saber alejarse del punto en donde miles de colegas creen encontrar una respuesta a su sed informativa, e ir a buscar la noticia en la indescifrable geografía de un rostro marcado por el horror bélico.
Sobre la calle Greewich se han apostado centenares de camiones, cada uno dibujado con el logotipo de un canal diferente, en cuyo techo siempre hay un enviado especial que pone su mejor cara para darle al mundo los últimos reportes oficiales. La imagen de fondo, en todos los casos, es la reducida panorámica de los escombros de la Torres Gemelas que alcanzan a divisarse a unos 100 metros desde la calle improvisada como sala internacional de prensa.
Es la tarde del 15 de septiembre y el reportero sabe bien que está ante la misión más grande que se le ha encomendado en los siete años que tiene de dedicarse al periodismo escrito.
Siendo honesto, nunca imaginó que su diario Frontera fuera a enviarlo a la Gran Manzana para cubrir los efectos de los atentados del 11 de septiembre. Pero cuando viene a su memoria Ébano y trata de reconstruir la descripción de un paupérrimo mercado africano, se da cuenta que odia la idea de haber venido a sólo cubrir, cuando su trabajo debe ser descubrir.
Comprende que su lugar está muy lejos de la Zona Cero y que para bucear en lo más profundo de la herida aún sangrante, debe ir ahí a donde están los más pobres, los miles de inmigrantes a los que de un momento a otro se les derrumbó la torrecita de esperanza que habían logrado construir.
Ahí encuentra los relatos de los incontables seres sin nombre que empeñaban su existencia limpiando el cristal de un rascacielos, yendo y trayendo encargos desde el mundo subterráneo hasta el piso 123, sin que sus patrones acertaran siquiera a preguntarse si detrás de ese rostro enigma existió alguna identidad.
Es entonces cuando siente que de verdad entiende las palabras de Ryszard: Los reporteros pisamos la tierra y andamos entre la gente, de ahí la tarea de reflejar los problemas humanos de la existencia cotidiana. Y la existencia cotidiana de miles de seres se ha transformado en infierno por obra y gracia de un conflicto entre fanáticos.
Ahí, en las esquinas de la Calle 116 o en los andenes del metro en Queens, va llenando una alforja de testimonios. Mexicanos prófugos del error de diciembre, hondureños que no habían nacido cuando estalló la Guerra del Futbol y a los que el Huracán Mitch arrojó al piso 100 de un rascacielos, argentinos que presentían el cierre del corralito, colombianos que no querían sumarse al 20 por ciento de desempleo que les regaló el gobierno de Pastrana. Todos con una historia que a su vez le sabía a destino y fotografía de un continente. Todos con algún ser querido que en un segundo se había transformado en polvo. Así va construyendo su cobertura transforada en descubrimiento y envía a Tijuana varios kilos de relatos.
Una noche se encuentra compartiendo un guacamole mexicano con Los Topos, el grupo de rescatistas veteranos del terremoto de 1985 y entre anécdotas de sismos e inundaciones, consigue que el grupo le regale una credencial que lo acredita como rescatista, lo que le permite entrar por primera vez a caminar en torno a los escombros de las torres, a donde como reportero jamás habría tenido acceso.
Es la noche del 29 de septiembre. Ahí, sobre las ruinas, mirando a los Topos diluirse por en espacios de centímetros entre brazas ardientes, siente que en este mundo que le tocó vivir no hubiera él podido dedicarse a otra cosa que no fuera esta maldita adicción por contarle cosas a un lector que cada mañana se bebe su café con el periódico tapándole el rostro
Se mira a si mismo, a su entorno y no alcanza a tragarse aún lo que significa ser un reportero inmerso en la herencia de un siglo que como lo ha dicho Kapuscinski, fue de guerras, migraciones, hambres. Miles de personas concretas, sacrificadas en el altar de las ideas abstractas. Piensa en todo lo que puede escribir con tan solo mirar a los ojos de uno de esos incontables migrantes que a diario contempla en su Tijuana, aquellos que esperan el segundo preciso en que el agente de la Patrulla Fronteriza tenga un parpadeo, para poder saltar la barda e ir en busca de ese sueño que es tantas veces pesadilla
Siente que aún en su diaria labor, como reportero de la fuente del Gobierno del Estado, lidiando a diario con un Enzo Maestro empeñado en poner carne de deidad en los rostros amodorrados de políticos mediocres, tiene demasiado por descubrir. Y desde entonces se aferra a buscar narrar la historia oculta que yace en las profundidades del hecho más cotidiano.

Monday, January 29, 2007

Las Enseñanzas de Kapu

Al texto del colega Víctor Núñez Jaime le robé algunas palabras del maesto Kapuscinski que en verdad no tienen desperdicio. Vale la pena leerlas una y otra vez y hasta pergarlas en las paredes de la redacción. Justamente en estos días en que me cuestiono una y otra vez sobre el significado de este oficio, me viene muy bien repasar las enseñanzas de Kapu.



El periodista es un cazador furtivo en todas las ramas de las ciencias humanas.

Para producir una página debemos haber leído cien. Ni una menos.

Una gota de agua contiene al mundo, pero hay que saber encontrar el mundo en una gota de agua.

Existen dos leyes para el reportero internacional: la primera, que siempre viaje solo; la segunda, que esté adentro de la cultura sobre la que tiene que informar.

Hoy, para entender hacia dónde vamos, no hace falta fijarse en la política, sino en el arte.
Es más útil entrar a un museo que hablar con cien políticos profesionales.

Los jóvenes nos escucharán sólo con la condición de que nosotros les escuchemos a ellos y de que sean ellos los que nos inviten a hablar.

Es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida. Para poder escribir sobre la guerra, el reportero tiene que hallarse en el centro de la misma y, por consiguiente, exponerse a todas sus consecuencias. No basta con asomarse por la ventana del hotel.

Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer, buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser periodistas.

Mientras haya buenos lectores, existirán buenos periodistas. Eso es indudable.

Soy un pobre reportero que, desgraciadamente, carece de la imaginación de un escritor de ficción

?El sentido de ser periodista es construir entendimiento mutuo entre la gente. Trabajar a favor de la creación de la comunicación.?Se necesitan cinco cosas para ser un buen periodista: 1) Hacer el trabajo en serio. 2) Hacerlo con responsabilidad. 3) Ser humanista. 4) Estudiar permanentemente. 5) Respetar a los otros.

Periodista es ser humano. Periodista es el hombre que es curioso por nacimiento. Puede ser provechoso o peligroso, depende cómo ejerza.?El sentido de la noticia ha cambiado. Antes se preguntaba: ¿esta noticia es verdadera? Y hoy se dice: ¿es interesante, vende? Ahora las grandes empresas de comunicación están en manos de empresarios que no son periodistas, personas a las que sólo les interesa las ganancias.

?Cada guerra se empieza con un cambio de idioma y tiene que ser preparada mental y emocionalmente. Los medios preparan la guerra con su bombardeo de información.


?Yo escribía todo lo que veía. Pero no cabía todo eso en los cables que debía enviar a mi agencia. Entonces, mientras mis colegas se iban al bar a tomar whisky, yo me encerraba a trabajar las notas para luego convertirlas en libros.

Ser periodista ?escribió en Lapidarium? implica sacrificar la vida misma. Es un oficio que conduce a la soledad, que afecta a la salud. Es como la vida del misionero, que también visita otros pueblos y trata de entenderlos.