Eterno Retorno

Thursday, July 09, 2009

De manos de mi colega y amiga Roxana Di Carlo recibo Papeles Inesperados. Vaya que resultan inesperadas estas 486 páginas plagadas de textos del buen Julio Cortázar. No todos los días recibe uno sorpresas semejantes. Cronopios, desvaríos, Lucas, notas, prólogos, apuntes e inclasificables garabateos es lo que encontramos aquí. Todo absolutamente inédito. A 25 años de la muerte del gigantón, estos textos ven la luz y consuman el milagro literario. Si en los tiempos de Cortázar hubiera existido la blogósfera, estos textos arrumbados en una cómoda hubieran podido perfectamente ser su blog. Un libro que puedo leer en desorden y que sin duda se transformará en mi fiel compañero de verano. Después de todo, queremos tanto a Julio.

Eres improbable; absoluta e insoportablemente improbable. Cierto, la historia de lo que pudo haber sido empieza con los millones de espermatozoides desperdiciados, con todos esos renacuajos que perdieron la carrera y las infinitas ecuaciones genéticas no consumadas. En ese sentido, el universo de los seres interrumpidos es un Aleph superpoblado y sí, podemos empezar a ponernos metafísicos y afirmar que cada ser vivo es una ínfima posibilidad en un millón. La expresión más acabada de la aleatoriedad, dirás tú; un milagro de Dios, dirían los monoteístas. El caso es que somos el colmo de lo aleatorio e improbable.

Habría bastado un mínimo movimiento para que no existieras. Hoy no serías y tus padres habrían seguido con sus vidas. El suyo habría sido sólo un noviazgo de prepa y al final se hubieran separado, como al final se separaron y tendrían uno del otro tan solo un recuerdo de cariñosa nostalgia. Habrían llegado a la vida adulta, se habrían casado con sus respectivas parejas y tú habitarías en el libro de la historia de lo que pudo haber sido. Pero tu naturaleza de salmón acabó por imponerse. La historia de lo que pudo haber sido no fue. Debe haber sido en septiembre, muy cerca del día en que Salvador Allende se inmoló en el Palacio de la Moneda, cuando tu madre empezó a notar que algo raro pasaba con su cuerpo. Para cuando Jesús Piedra Ibarra y su comando de la Liga 23 de Septiembre acabaron con la vida de Eugenio Garza Sada, sin duda tu madre ya se había hecho a la idea de que vendrías. Cuando los Ramones y Rush grabaron sus respectivos primeros discos, tú estabas naciendo o estabas por nacer y tenías algo así como tres semanas de nacido cuando los Tigres ascendieron a Primera División batiendo a la UdeG. Cumpliste dos meses cuando la Naranja Mecánica de Cruyff inmoló el mejor futbol del mundo en el altar de la efectividad germana en el olímpico de Munich y sí, la historia de lo que pudo y debió haber sido dice que Holanda tenía que ser campeón y tú no deberías estar existiendo ni tus padres debían estar cambiando pañales, sino continuando con sus estudios y sus juventudes sin mayores preocupaciones. Pero exististe y deja tú eso: lo peor es que todavía existes y tu existencia es una vela en el huracán, un árbol que se aferra a la estabilidad en medio de las tempestades de un mundo que se cae a pedazos, un laberinto de aleatoriedad e improbabilidad. Tu vida es un oscilar entre la idea de la más absurda aleatoriedad y la inmutabilidad de un destino de tragedia griega. Las jugarretas de un azar caprichoso o el designio de una deidad cruel. Un entramado de anárquicas casualidades o el cumplimiento preciso de una profecía. Tu concepción no fue ordinaria ni aburrida y si existes, fue por el cumplimiento preciso de mil casualidades. Tu muerte, sospecho, tampoco será ordinaria y paso a paso, irás cumpliendo cada uno de los aleatorios pasos que te llevarán hacia ese siempre absurdo último momento. Pero esa improbable historia de lo que todavía no ha sido, es harina de otro costal.

Tuesday, July 07, 2009

Toda la Galia está dominada por los romanos ¿Toda? No. Una aldea poblada por irreductibles galos resiste ahora y siempre al invasor gracias a una poción mágica que los hace invencibles.

Todo México está dominado por el PRI. ¿Todo? No. Una península norteña poblada por irreductibles panistas, resiste ahora y siempre al tricolor gracias a… ¿gracias a qué? Aún no se cuál es nuestro secreto.


La cultura del pop es la expresión más acabada y grotesca de la basura humana. En días como este no me resta más que pensar que la humanidad es una raza francamente idiota, un ente débil y manipulable muy fácil de esclavizar. Hordas de descerebrados yacen al borde de la histeria ofreciendo fortunas por lograr un sitio en el funeral de un prietito pedófilo. Celebran eufóricos como si hubiesen realizado sus estúpidas vidas vacías por haber logrado un sitio en el sepelio, cuando se supone están sintiendo una profunda melancolía por la muerte de su ídolo. Imbéciles capaces de acampar por días afuera de la casa del prieto en cuestión, como si no hubiera en el mundo otra cosa que hacer. ¿Y sus vidas dónde están? ¿Han comido sus hijos? ¿Hay algo verdaderamente trascendente en su existencia? Si hay algo peor que Televisa, son los circos mediáticos gringos. Y lo de la basura pop, por desgracia, no únicamente lo aplico al prietito pedófilo sino también al Real Madrid y su Cristiano. El mundo hace bromas de muy mal gusto.

Monday, July 06, 2009

Enfermo en su mísero camastro de herrumbre económica y desempleo, el país siente nostalgia de sus fantasmas y jura en las urnas que todo tiempo pasado fue mejor. Con el PAN pagando platos rotos y el PRD a un paso del descenso a la división de los partidos pigmeos, el único que te sonríe desde la mecedora es tu abuelito el dinosaurio tricolor, el viejo zorro mañoso que sabe estar en el momento y en el lugar adecuado para jurarte que tu paraíso perdido yace en la prehistoria. Quien hubiera gobernado México en 2008 y 2009, fuera quien fuera, de izquierda o de derecha, habría pagado en esta elección unos carísimos platos hechos mierda. Al PAN le tocó pagar. No está libre de culpa. Es culpable de no haber sabido enfrentar la catástrofe, pero no es culpable de haberla provocado.
Ojalá todo fuera tan sencillo como votar y castigar. Ojalá todo fuera tan inmensamente fácil como lo es construir promesas en los spots de campaña. Ojalá todo fuera tan simple como lo es para medio millar de diputados terminar su periodo y largarse sin haber hecho absolutamente nada por el país que los mantuvo viviendo con insultantes privilegios. Una medicinita partidaria electoral para curar los síntomas de un mal sistémico, para un país canceroso empeñado en suicidarse.

En los últimos doce años de mi vida, domingo de elecciones ha significado domingo de trabajo extenuante. Ya fuera en Nuevo León o en Baja California, proceso electoral fue para mí sinónimo de chinga extrema y a menudo estéril. Durante las horas muertas de domingos siempre calientes, iba de una casilla a otra esperando cazar en el acto el brinco del mapache. Al final, todo quedaba en un teatro de patéticas redundancias. Acarreos, zipizapes doñiles y desgreñes de vecindad llevados a la casilla.
Mareas rojas, olas azules, una que otra madriza pandilleril, miles de reportes y denuncias, rumores de compra de votos y acarreos, ruedas de prensa emergentes y al final pan con lo mismo.
La verdadera joda comenzaba después de las 18:00, que es cuando el lector empieza a sentir la verdadera sed informativa. Al final de cuentas, lo que uno quiere saber al término de una jornada electoral, es quién chingados ganó y por cuánto. Las más de las veces, acababa durmiéndome a los dos o tres de la mañana para amanecer con periódicos espantosamente predecibles. La vida cambia y a veces cambia para bien. Por primera vez en doce años, un domingo de elecciones fue simplemente un “dormingo”, un apacible séptimo día sin sobresaltos. Lo siento por mis colegas o ex colegas reporteros. Yo hasta olvidé que había elecciones. No voté, porque no tengo credencial. Me fue robada y no alcancé a reponerla. En caso de haber contado con ella, mi voto, sobra decirlo, hubiera sido para el PAN. Sí, en el mundo de lo ideal o lo brutalmente honesto, sigo siendo un anarquista hormonal que se pregunta para qué carajos queremos democracia, pero en el mundo de lo real, lo tangible y lo práctico, tengo una camiseta azul y blanco: la de la selección de Argentina.


Si al país le gusta subirse a la máquina del tiempo y volver de vez en cuando a la prehistoria tricolor, es cosa que en Baja California nos importa muy poco. Somos la única entidad del país donde el PAN puede presumir un carro completo. Aquí sólo se jugaban diputaciones federales, pero el estado, como siempre, se pintó de azul profundo. Ni las manos metió el tricolor y los otros partidos simplemente no existen. Somos el ensueño panista.
Lo que más me hace feliz de esta elección, es el triunfo del PAN en Sonora o más bien dicho la derrota de Bours y su pestilente mafia.
Hace poco menos de un año, en la reunión de gobernadores fronterizos en Hollywood, conocí a Eduardo Bours y el sólo verlo me generó una repugnancia extrema. Me pareció un tipo siniestro, peligroso, capaz de cualquier bajeza. Pocas veces un político me ha generado una primera impresión tan mala. Luego entonces, su derrota y la de su candidato me ponen contento, además de alegrarme por mi colega y amigo Jorge Morales, que trabaja en el equipo de Padrés.
En Nuevo León ganó un egresado de mi escuela llamado Rodrigo Medina, un tipo apenas un poquito mayor que yo quien estaba terminando la licenciatura en Derecho cuando yo estaba empezando. Con esto, mi escuela ya le dio a Nuevo León un gobernador y a Monterrey un alcalde (Felipe de Jesús Cantú también es uniregio) Sigan chingando a la Universidad Regiomontana hijos de puta. Nomás por eso me da orgullo el triunfo de Rodrigo aunque si he de ser honesto, en lo político debo albergar muchas dudas. Estoy absolutamente desvinculado del quehacer político regio, pero entiendo que el sexenio de Natividad fue un vil pedazo de mierda.

Algunos me lo han echado en cara. Apoyaste a Calderón y mira la mierda en que nos ahogamos…estaríamos mejor con Amlo. Imbéciles. Aún en medio de la tormenta lo sigo sosteniendo: Amlo hubiera sido la peor peste para el país. Es cuestión de verlo ahora, en su triste condición de payaso iracundo, desparramando en la basura el poco capital político que aún le queda, haciendo el ridículo con sus berrinches, con el PRD casi a nivel de partido chiquito, a punto de correrlo a patadas.


El Fortín y el Globo

Soy un fiel seguidor del futbol argentino. Casi todos los domingos estoy atento el partido de la fecha trasmitido por Fox Sport y por las noches suelo ver el resumen en Futbol de Primera. Al futbol mexicano lo sigo únicamente por los Tigres y la incurable pasión que en mi despierta este equipo, pero la verdad es que como liga, la de Argentina me parece infinitamente más interesante. A lo largo de mi vida he podido visitar ocho distintos estadios en Argentina y acudir a partidos de liga y Copa Sudamericana en aquel hermoso país al que tanto quiero. Los dos últimos torneos pamperos han tenido finales de alarido. El apertura terminó el pasado diciembre con un triple empate entre Boca, Tigre y San Lorenzo (ahí estuve en la Bombonera en la fecha 19 en un Boca 3-2 Colón) Al final, Boca se coronó por un miserable gol de diferencia, aunque el campeón debió ser Tigre. Pues bien, ayer el futbol argentino volvió a tener otro final de drama, emocionante e igualmente injusto. En la última fecha del torneo se enfrentaron el superlíder Huracán y el sublíder Velez Sarsfield. Un verdadero premio al futbol, pues fueron los dos equipos que mejor jugaron en el torneo. Me da gusto que Boca y River hayan quedado relegados y que el futbol haya premiado a quienes jugaron con alegría y deleite. A Velez le tengo cierto cariño, pues el estadio José Amalfitani en Liniers fue la primera cancha argentina que visité en mi vida, sin embargo, sentimentalmente estaba con Huracán. Me hubiera gustado ver campeón al Globo de Parque Patricios y le bastaba empatar para serlo. Sin embargo, siempre supe que Huracán perdería. Estaba vestido de héroe caído, de campeón sin corona. Los entrenadores poetas como Ángel Cappa están destinados a no levantar copas y Huracán me parece un cuadro épico destinado al sufrimiento. Un final con toda la pasión, el drama y los imponderables (granizo incluido) de los que sólo Argentina es capaz. Tango en estado puro. Un gol legítimo anulado a Huracán. Penal polémico fallado y el gol del triunfo de Velez con artera falta sobre el arquero. Sangre, invasión de cancha, llanto, pasión. Bronca y entrevero.