Historia de la Eternidad se llama este libro, queridos colegas. Lo escribió el Georgie Borges y… ¿dimensionan ustedes el tamaño de la palabra Eternidad? Eternidad (así con mayúsculas) significa que esta noche y dentro de un año y dentro de una década y dentro de medio siglo le dirás a tus hijos, a tus nietos, a tus bisnietos y a todo aquel que quiera escuchar esta historia que el TIGRE y su afición levantaron la Copa y dieron una muestra de grandeza, contundencia y humildad en la cancha de la afición más soberbia, pedante y odiosa del país. Sobre un repugnante estadio que lleva el nombre de un banco usurero y que inmoló a decenas de miles de árboles para ser construido, el TIGRE dio una cátedra. Peroren, digan, cacareen. Pasará el tiempo, lloverá, nevará, brillará el sol sobre el Cerro de la Silla y a sus descendientes le dirán que este es el equipo más grande de México y pronto de América y que la primera Final Regia desde 1974 a la fecha fue nuestra. El árbitro (que trabaja en el Sistema Nacional de Creadores) inventó un burdo y asqueroso penal que la rayadita mandó a saludar a las nubes. Lo siento rayaditas. Sobre su cara hay un tatuaje que dice TIGRE y que no se borrarán nunca. Nunca. Tráguenlo rayadas de mierda. Este tatuaje es para siempre. Eso es la Historia de la Eternidad (aunque el Georgie odie el futbol). Nacido en el AÑO del TIGRE, encarnado en azul y oro
“En mi vida siempre hubo TIGRES. Tan entretejida está la lectura con los otros hábitos de mis días que verdaderamente no sé si mi primer TIGRE fue el TIGRE de un grabado o aquel”, que se coronó el 10 de diciembre.
Ya no hay de otra: me voy a tatuar un condenado TIGRE