SIGAMOS HACIENDO DE ESTE BLOG UN SANTUARIO METALERO. ESTA LA HE ESCRITO PARA LA GUIA DE MI AMIGO HUGO FERNANDEZ.
CHUTAOSLA
MASTODON THE HUNTER
Por Daniel Salinas Basave
En un intercambio de regalos en la Navidad del ya lejano 2004, mi amigo Juan Carlos Ortiz me regaló el entonces nuevo disco de una banda de Atlanta llamada Mastodon que estaba empezando a dar de qué hablar. En la contra-portada de aquel ya mítico Leviathan, podía leerse una contundente y lapidaria frase tomada de la reseña de la revista inglesa Kerrang: “Goodbye Metallica, Hail Mastodon”. La frase me pareció un tanto pretenciosa y grandilocuente para hablar de una bandita que ejecutaba un Stonner-metal muy potente con un sonido garagero por momentos sucio en un disco conceptual sobre Moby Dick. Cierto, encontré una banda derrochando potencia, con algunas nuevas ideas, pero parecía quedarle un poco grande el estatus de nueva abanderada de la música pesada que algunos querían colgarle. Lo que quedaba claro, es que aquella banda no sería una más del montón. Tras el furioso Blood Mountain y el complejísimo Crack The Skye (reseñado aquí en La Guía en abril de 2009) nos llega por fin su quinto trabajo, The Hunter, uno de los álbumes más anunciados y esperados en los terruños del rock. La primera declaración de intenciones de la banda viene desde antes de la primera escucha. El Mastodonte ha cambiado a su ilustrador de portadas y a su director de arte. El diseño del nombre de la banda es muy diferente y su ilustración más limpia. También tiene un nuevo productor, Mike Elizondo, cuyo currículum dice que ha trabajado con Alanis Morissette y Fiona Apple, pero no con Slayer o Pantera. The Hunter es también el primer álbum no conceptual de Mastodon. Desde ahí podemos ir intuyendo que algo ha cambiado. El problema es que la primera escucha con audífonos puestos me deja con más preguntas que respuestas. Tal vez la primera impresión general del disco, es que derrocha y contagia vibra setentera. Si bien los riffs sabbathianos ya se hacían sentir desde su anterior trabajo, hoy hasta la vocalización remite a los primeros Sabbath, si bien tiene también una esencia muy zeppeliana y, aunque alguno pueda considerarlo una blasfemia, me atrevo a decir que hasta pinkfloydiana. El Mastodonte sacó de la caja empolvada sus viejos vinilos de los setenta y construyó un disco que contiene descaradísimos guiños a cierta psicodelia progre o hasta al rock astral, aunque sin ser un álbum tan denso y complejo como el anterior. Canciones mucho más cortas, hasta cierto punto digeribles y amigables con las estaciones de radio, sin que ello implique rozar ni de lejos el pecado de la comercialidad. Vaya, The Hunter tiene 13 canciones que rondan los cuatro minutos de duración, mientras el anterior disco tenía sólo siete canciones, ligadas una con otra, de ocho minutos de duración en promedio. Si bien la apertura con el primer riff de Black Tongue nos remite al típico sonido mastodoniano, el epílogo con la ultra progresiva The Sparrow con su cierre de ojos a King Crimson, nos confirma que el Mastodonte ha cruzado una frontera. Máxime cuando a lo largo del disco nos cruzamos con pachequísima Blasteroid, cuyo comienzo coquetea con el Floyd de Syd Barret. En campaña publicitaria de The Hunter generó expectativas altísimas y hubo quien habló de un fenómeno estilo Black álbum de Metallica. Toda comparación es odiosa. Más que un álbum definitivo, un álbum emblema o piedra angular, The Hunter me parece un álbum frontera, un trabajo que cruza un umbral y funge como una suerte de ritual de pasaje. En cualquier caso, tengo la intuición de que esta álbum aun me depara algunas sorpresas. DSB