Pepenador Goshuin
Se llama Goshuin y una
vez que has obtenido el primero, puede tornarse una práctica sumamente adictiva.
Confieso que yo me obsesioné con esta forma de pepena. El hambre insaciable del
coleccionista.
El Goshuin es el sello oficial y artesanal que
puedes recolectar al visitar un templo o recinto sagrado en Japón. La
traducción del vocablo kanji Goshuin (御朱印)
es “honorífico sello carmesí (o bermellón)”. En Japón la caligrafía es un arte
y el Goshuin inmortaliza tu visita al templo con una obra única elaborada a
menudo por algún monje. Utilizando un pincel mojando en brillante tinta china,
el calígrafo escribe la fecha de tu visita y el nombre del santuario y el lugar
en donde se encuentra. Después estampa el sello oficial color carmesí. Cada
templo tiene su propio sello. Para obtenerlo pagas entre 300 o 500 yenes.
Para recolectar tus
sellos debes utilizar una libreta especial elaborada de manera específica para
tal práctica. La libreta se llama Goshuincho (御朱印帳) y la venden en los
mismos templos. Es inútil intentar hacerlo en un cuaderno ordinario o una hoja
cualquiera. Si no llevas una libreta
como esa, simplemente se negarán a ponerte el sello. La Goshuincho es una libreta
en forma de acordeón cuyas páginas son pequeñas cartulinas rectangulares suficientemente
gruesas para que el sello no las traspase o las dañe.
Ojo: ni se te ocurra
estampar en la Goshuincho el sello de un lugar no sagrado. En Japón casi todos
los sitios y atracciones cuentan con su sello particular. Desde la Torre de
Tokio o el Tokio Sky Tree pasando por las estaciones de trenes o los parques
cuentan con su respectivo sello de visita, pero éstos no deben mezclarse con la
simbología de los templos. Lo más probable es que el monje se niegue a sellarte
una libreta “contaminada” con sellos no sacros.
Por lo que a
nosotros respecta, comenzamos nuestra colección en los templos de la Isla de
Miyajima y continuamos en los múltiples templos de Kioto y en los icónicos
santuarios de Nara y Uji para terminar en el mítico Asakusa de Tokio.
En total hemos
logrado reunir 15 sellos distintos, todos bellísimos. Estampas de lo divino,
cuadernos de lo sagrado.
No conformes con
ello, Carol me mandó hacer mi propio sello carmesí con mi nombre en kanji, que
ahora utilizaré en cada libro que dedique.