Eterno Retorno

Saturday, April 09, 2005

Tardecita de sábado en la casa. Tardecita de abril soleado, pero sin mandar al exilio al viento fresco de mar omnipresente en la costa tijuanense.
Trabajo desde casa. Escribo un par de textos que sin duda harán enojar a nuestro alcalde, mientras escucho Rush y bebo unos caballitos de tequila Herradura.
En realidad me gusta mi trabajo. Prueba de ello es que me gusta trabajar en casa, debidamente fachoso, greñudo y escuchando la música adecuada. De paso aproveché para aventarme el Pasos de Gutenberg, que espero no sea muy tarde para publicar.
Anoche, acompañado de una botellita de Santa Rita, me di a la tarea de leer una de esas confesiones sexuales de hembras descarriadas, que aderezadas con un poquito de malicia literaria, tienen todo para convertirse en best seller. Se trata de Platonic Sex, de la japonesa Al lijama. Otro producto pop a mi librero, aunque tampoco es desechable. Ya lo reseñaré en el próximo Pasos de Gutenberg.
He comprado uno de esos discos que te tocan el espíritu. Hay categorías en los discos. Hay algunos que dices que chingón, dos tres rolitas muy prendidas y ya. De esos tengo muchos. Pero hay discos que se cuelan no se por donde hasta lo más recóndito de tu espíritu. Es el caso del disco Pray de los suecos Tiamat. Un disco para escucharse de noche. Putísima madre, en serio, que discazo. Lo he escuchado unas 10 o 15 veces sin parar. Va más allá de la oscuridad. Odio las comparaciones, pero es algo así como un Pink Floyd de luto. Soy seguidor de Tiamat desde hace más de 10 años y tengo casi todos sus discos. Desde el death metal ordinariamente sueco que practicaban por ahí de 1991 en albums como el Clouds o Astral Sleep, hasta la piedra angular del Wildhoney y la confesión abierta de su romance con el progresivo en Deeper Kind of Slummber. Pero este Pray son palabras en verdad mayores. La rola titulada Nihil es de esas que te tocan quien sabe que chingada glándula del subconsciente que te hace alucinar. Y The Pentagram, que no es más que un poema de Alister Crowley, es más que sugestiva, por no hablar de Carryyour Cross and I carry man, con bellas aportaciones de voces femeninas y la apertura, con Cain. Ese disco ha despertado fantasmas.
Carolina se ha cortado el pelo. No es un corte radical, pero ha reducido unos buenos centímetros los rizos. Yo estoy barbón, como marca la ley en fin de semana, algo cochino y el tequila empieza a decir presente. Spirit of the Radio comienza a sonar en mis bocinas. Seguiremos informando.

Pasos de Gutenberg
Reconstrucción
Antonio Orejudo
Tusquets

Por Daniel Salinas Basave


De entrada, antes de comenzar con esta reseña, debo confesar algo: Jamás había escuchado el apellido Orejudo.
Tal vez inconscientemente fue el extraño apellido de este narrador madrileño hasta entonces desconocido para mí, lo primero que me llamó la atención y me motivó a adquirir esta sui generis novela llamada Reconstrucción
Por la siempre mentiorsa contraportada, uno podría fácilmente creer que se trata de otro libro desechable que intenta vivir de las migajas del hollywoodesco efecto Dan Brown y su comercialísimo Código Da Vinci.
Nada más alejado de la realidad. Es cierto que Reconstrcción toca profundo las llagas de algunos enigmas del cristianismo. También es real que dentro de esta renacida fiebre por la novela histórica y de misterio, la de Orejudo puede encajar muy bien. Pero siendo honestos, la propuesta del narrador madrileño apuesta ante todo por un lector astuto, dispuesto a poner un poquito de su parte y no únicamente a sentarse pasivamente a gozar de una lectura amodorrada en la que el autor le da todo debidamente cocinado y listo para digerir.
Por el contrario, Orejudo se la juega con una estructura narrativa poco común y ciertamente arriesgada.
De hecho, dejando a un lado la trama, Reconstrucción llama la atención por su forma, en la que Orejudo, sin decir agua va, se permite saltos narrativos capaces de destantear al más concentrado de los lectores.
En un mismo párrafo, Orejudo se permite un brinco de la tercera persona a una primera que no acaba de quedar claro quién es, hasta que el lector descubre que se trata de Bernd Rothmann, el personaje principal, que dialoga con alguien que bien podría ser su conciencia.
Ello por no hablar del lenguaje, salpicado de sutiles aportaciones irónicas del autor, que por momentos parece burlarse de sus personajes.
Reconstrucción es una novela que trata sobre un episodio concreto ocurrido en Alemania, en el Siglo XVI, en plena fiebre de la reforma protestante y la contrareforma católica.
Trata, en un principio, sobre la conversión de Bernd Rothmann, un joven clérigo de la ciudad alemana de Münster, que encabeza una rebelión contra la jerarquía católica de su ciudad.
Pero en el mundo de la reforma y la contrareforma sobran profetas rebeldes y visionarios del fin de mundo y a Münster llega el holandés Mathijs, un anabaptista alucinado que habla de la inminente llegada del final de los tiempos. Lo más terrible de todo, al menos para Bernd, es que Mathijs no llega solo. Lo hace acompañado de su mujer.
Sin embargo la verdadera tarea del lector comienza cuando Orjudo lo coloca 18 años después de la rebelión religiosa de Münster y debe darse a la tarea de desentrañar una serie de misterios.
Pero basta ya. No es el afán de Pasos de Gutenberg contar la trama de una novela, máxime cuando en verdad es digna de leerse como es el caso de Reconstrucción.
Baste señalar que en estos tiempos en que la muerte de un Pontífice ha puesto a más de uno a meditar sobre su fe, vale la pena leer un libro que se permite subir a la mesa de debates más de un dilema teológico.
Aún así, temática aparte, para cualquiera que tenga ganas de enfrentarse a una novela inteligente Reconstrucción, es más que recomendable. Al menos cumple en su estructura narrativa con darle una patada a lo ordinario.

Friday, April 08, 2005

Taladramos al taladro

Irradiaba tranquilidad y manejaba la pelota a ras de piso con un toque exquisito. Lo anterior no son palabras mías. Es un texto de El Clarín de Argentina que reconoce y rinde homenaje al gran equipo nuevoleonés que fue a pararse a Buenos Aires a darles una cátedra de futbol al los taladros de Banfield. 3-0 Ahí nomás.Lo siento Leo Alvarez, te pido una disculpa. Bueno, en realidad después de haber visto dos juegos tan horribles como los jugados contra Veracruz y Tecos, es lógico que mi impaciencia creciera. Pero vaya, después de ver semejante demostración en Libertadores no puedo menos que sonreír. Duermo y despierto todos los días con mi camisa de Tigres bien puesta. Olvídense de la Liga, ahí se justifican las derrotas. Vamos por la Libertadores. Nada se compara a la gloria continental. ARRIBA LOS TIGRES

Wednesday, April 06, 2005

El bebé de Rosemary

El fin de semana leí un librito chatarra. Lo compré en la Comercial Mexicana por 25 pesos. Se trata de La semilla del Diablo o mejor dicho El bebé de Rosemary, de Ira Levin. La he pasado bien. Me da risa la típica estructura inocente de los libros comercialones escritos con el digerible estilo de folletín del corazón. Debo admitir que el libro es bastante divertido pese a su absoluta falta de malicia literaria. Un producto pop setentero semidesechable. Hacía un rato que no me topaba con un texto que al ser su estructura tan pavorosamente ordinaria, acaba por ser extraordinaria.
Sin embargo, cuando era niño me platicaron esa película y he de confesar que me impresionó mucho la idea. Nada hay más terrorífico que el mal oculto tras la ternura y la inocencia. La imagen de una joven que espera a un bebé con cuernos y cola me resultaba aterradora. Lo imagino como el bebé que sale en la portada del Born Agian de Black Sabbath.
Aunque soy un anticinéfilo y he visto muy pocas películas en mi vida, confieso que de niño y adolescente me atraían mucho las películas que tenían a Satanás de personaje principal.
Por desgracia, tanto en cine como en literatura, son pocos, muy pocos, los productos que apuestan por el Diablo y resultan ser de calidad. Al menos en la literatura moderna, cuando se elige a Satanás como personaje principal, el resultado suele ser desastroso por lo cómico. Y en cine, creo que después de los setenta no se hace nada que valga la pena.
En realidad, los mejores productos cinematográficos paridos por la obsesión satánica de los 70, tienen en común la manía por mezclar niños con Lucifer. Una linda chica espera a un hijo que en realidad es el mismísimo Satanás en Rosemary. Un niño encantador es el Anticristo en La Profecía y una preadolescente es poseída por Satán en El Exorcista.
De cualquier manera, créanme que me quedó una sana curiosidad por saber qué carajos fue del hijito de Rosemary, que hoy en día debe estar por cumplir sus 39 añitos de edad.


Orejudo

Estoy leyendo un libro no tan chatarra. Se llama Reconstrucción y lo escribe el madrileño Antonio Orejudo. Trata sobre la reforma protestante y la contra-reforma católica, centrada en un hecho muy específico ocurrido en la ciudad alemana de Münster. Un libro más que adecuado para leer en estos tiempos de euforia papal.


The Haunted

Mi última adquisición discográfica, es el álbum Revolver de la banda sueca (¿cómo le hace Suecia para parir tantas bandas de mi agrado?) The Haunted.
Si quisiera dar un encasillamiento rápido y sin complicaciones, diría que es Thrash-Core. Rápido, agresivo. contundente y sin piedad. Sin muchos revoltijos ni virtuosismos. Puro y vil hard core thrashero.



Total Caos

Hay veces que el cuerpo y el alma están dispuestos. Ciertas tardes o medio días, una cerveza sabe a elíxir de los dioses. Hay noches en que una cena exige vino. Las entrañas simplemente así lo demandan y no puedes negarte a complacerlas. Con la música sucede lo mismo. Hay veces que tus oídos reclaman a gritos un disco en específico o un estilo. Me sucede a menudo que sueño con canciones. Son sueños rítmicos. Anoche soñé que escuchaba viejos casetes de punk-hard core. The Exploited, GBH, Total Chaos, Discharge. Por la mañana, cuando me dirigía al trabajo puse un tape de Total Chaos, el Patriotic Shock para ser específicos y vieran ustedes que bien me sentó. Mi sangre entró en armonía inmediata con los batacazos. Hay días en que uno amanece irremediablemente hardcorero. Hoy es miércoles, es muy temprano, me espera un día muy largo y ando hardcorero. No respondo por mis actos.


Banfield

Banfield es el equipo más antiguo de Argentina. Fue fundado en el ya lejano 1896 por un grupo de trabajadores ingleses que construían un ferrocarril en ese suburbio de Buenos Aires. En un país plagado de equipos de futbol, Banfield puede presumir haber sido el primero. Sin embargo, el Taladro aún no puede presumir ni un sólo título en Primera División. Durante más de un siglo de historia, Banfiled ha pasado muchos años en divisiones inferiores viendo como Boca, River, Independiente y Velez se reparten el pastel de la gloria. Sería un caso similar al del Pachuca, el equipo más antiguo del futbol mexicano, que durante años fue un eterno del ascenso-descenso, hasta que a partir de 1999 le llegaron las vacas gordas y ganó tres títulos (dos de ellos de tristísimo recuerdo para mí) Banfield está apostando todo su corazón en su primera Copa Libertadores. Tiene toda la enjundia, el coraje, la cancherez y las trampas propias de equipo chico del Cono Sur. Esta tarde, mis Tigres y Banfield se ven las caras en Buenos Aires. Mis pronósticos no son alentadores. Luego de dos deprimentes derrotas contra un par de equipos mediocres como Veracruz y Tecos, he perdido toda fe en Leonardo Álvarez. Pero aún así, este día he cumplido con mi ritual y traigo mi camiseta puesta. Siempre que Tigres disputa un partido yo amanezco con la camiseta puesta y la porto durante todo el día. Hoy he elegido la azul con amarillo, que me regaló mi padrino en Navidad. No estoy muy optimista que digamos, pero un triunfo en Buenos Aires podría dejar tatuada una sonrisa en los labios por el resto de la semana. Por favor Tigres, hagan el milagro.

Monday, April 04, 2005

Más de Amber y Nueva Daxdalia


Una mañana de domingo, Amber Aravena y yo fuimos a caminar a la Playa El Vigía. La intención era encontrar pistas sobre Milena Herzingova. Amber estaba segura de que Milena debía haber abordado alguna embarcación de pescadores para ir a las Islas y necesariamente debía haber sido una embarcación modesta, pues apenas traía monedas en el bolsillo. A menos, me aclaró Amber, que Milena hubiera recurrido a su urgente artimaña de pagar con su cuerpo y entonces es posible que hasta un yate hubiera conseguido.
En los peñascos de la Playa El Vigía hablamos con decenas de pescadores de choros y langostinos a los que mostramos la fotografía de Milena Herzingova con sus trenzas de niña.
Ninguno había visto a la checa rondando por ahí. Coincidían en que sería imposible no recordarla.
No obtuvimos información alguna sobre Milena, pero entre los pescadores encontramos un personaje interesante: Martín Roetti, reportero gráfico uruguayo, quien llevaba varios meses habitando en esa playa.
Frente a unas heladas cervezas que bebimos en la Lonchería El Vigía, Roetti nos comentó que actualmente estaba haciendo un reportaje sobre las comunas de pescadores de Tijuana. Era un caso interesantísimo de autosuficiencia, nos dijo, pues estos pescadores sobrevivían en un entorno urbano de lo que el Pacífico les daba, habitaban en las chozas que ellos mismos habían construido y formaban una comuna que practicaba un comunismo primitivo.
Conforme fue tomando confianza y las cervezas hacían su efecto, Roetti nos contó que el año pasado, concretamente en mayo de 2003, había viajado desde Montevideo a Tijuana para escribir un reportaje sobre la Nueva Daxdalia. El uruguayo tenía un volumen del libro de Galaor Zuazua que había encontrado en la biblioteca de la Universidad Belgrano de Buenos Aires.
Al igual que hiciera Milena en Manheimm, Roetti se robó el único ejemplar de la biblioteca. Su interés en la Nueva Daxdalia, aparte de la supervivencia de un culto pagano ancestral como el Zaffra Burdakk, estaba en el hecho de que según sostenía un grupo de narradores marginales de las calles de Liniers en Buenos Aires, la Nueva Daxdalia podría haber sido una de las sedes principales de la Secta de los Ciegos de la que habla Ernesto Sabato en Sobre héroes y tumbas.
Según los narradores de Liniers, el Informe sobre ciegos de Fernando Vidal había existido y no era producto de la fantasía de Sabato. Lo que nadie sabía, nos dijo Roetti, es que existía un segundo informe elaborado por Fernando Vidal días antes de su horrible muerte en Villa Devoto, en el que hablaba de unas islas en el Pacífico, ubicadas entre México y los Estados Unidos, en donde existía una cámara subterránea en donde los ciegos se habrían refugiado.
Roetti nos contó que aunque en efecto existe en las Islas una cámara subterránea, no hay indicio alguno de la presencia de los ciegos, aunque un hecho extraño que jamás documentó la policía, lo hizo pensar en el extraño magnetismo que ejercían la Nueva Daxdalia.
El año pasado, el periodista elaboró un enorme reportaje sobre un día en la vida del pescador Atilio Ramírez, mismo que se publicó en la revista uruguaya ?Polvo de Tavaré?. Cuando Roetti regresó a Tijuana hace unos meses, se encontró con la noticia de que Atilio Ramírez y otros trece pescadores habían desaparecido sin dejar rastro. Nadie supo dar razón de su paradero, excepto un niño que habitaba en una colina aledaña a la Carretera Escénica. El niño de siete años de edad llamado Agustín, sostenía que un día al atardecer, Atilio y los otros pescadores entraron en fila al mar. No llevaban sus cañas ni sus redes ni lucharon por nadar cuando dejaron de tocar el fondo marino y la resaca los arrastró hacia adentro. Simplemente se dejaron ahogar. El problema, dijo Roetti, es que ese niño era considerado por sus padres como un fantasioso incurable. De cualquier manera, los cuerpos de Atilio y los demás pescadores jamás aparecieron.
El uruguayo pidió un caballito de tequila para acompañar la novena cerveza de la noche. Su voz empezaba a sonar arrastrada e incoherente. Lo último que nos dijo antes de despedirse, era que los campos energéticos oscuros de los santuarios Zaffra Burdakk ejercían una suerte de atracción suicida que motivaba a la gente a actuar como los lemings, esos roedores suicidas del ártico que sin razón aparente se inmolan en el océano.
Antes de irse, Roetti nos dejó en maltratado ejemplar de la revista ?Polvo de Tavaré?, ejemplar de mayo de 2003, en cuya portada aparecía la fotografía de un hombre barbado con el rostro surcado por las arrugas.
?Este, señores, es el mismísimo Atilio Ramírez?, nos dijo el uruguayo luego de beber de hidalgo el segundo caballito de tequila.

Este blogger da una de cal por las que da de arena. El sábado pasado, a la hora de poner Publish Post, me dijo There were Errors y di por hecho que no se publicó un carajo de mis desvaríos sabatinos producto de la derrota felina en Zapopan. Pero ahora resulta que dijo mi mamá que siempre sí. Ustedes disculpen las repeticiones. Blogger se ha puesto chiflado.

Pasos de Gutenberg
Insensatez
Horacio Castellanos Moya
TusQuets
Por Daniel Salinas Basave

La primera impresión que me causó la pluma de Castellanos Moya cuando cayó
en mis manos una novela suya hace cinco años, fue la de un narrador
violento.
Debo aclarar que aquella novela era "Arma en el hombre", un caldo de
agresiviad extrema dentro de la aparente frialdad de su prosa. Después leí "Baile con serpientes" y caí en la cuenta de encontrarme ante un
narrador muy inteligente, capaz de derrochar malicia y creatividad. Como le suele pasar a algunas bandas de heavy metal que comienzan con una
línea muy dura y después evolucionan hacia planos más instrospectivos como
consecuencia de una supuesta madurez musical, Castellanos Moya parece dejar
atrás la crudeza de los textos mencionados y avanzar hacia planos narrativos
un tanto más sosegados.
Vaya, antes cada uno de sus párrafos salpicaba sangre y las anécdotas
violentas saturaban sus obras y ahora da la impresión de que esa violencia
trasciende a atmósferas puramente psicológicas.
Esa impresión me quedó con "Donde no estén ustedes" y se confirma con su
última novela, "Insensatez".
Respetando las distancias y con perdón de la odiosa comparación,
"Insensatez" me recordó un poco al "Corazón de las tinieblas" de Conrad. El horror se intuye como telón de fondo, pero jamás como una superficie. Los
demonios se ocultan tras cada frase, dejan intuir su presencia, se trepan
lentamente en la psique del personaje y el lector, pero jamás acaban de
brotar.
Eso sí, Castellanos vuelve a ser fiel a Centroamérica como temática y
escenario.
"Insensatez" trata sobre un corrector de estilo de nacionalidad salvadoreña
que es contratado por el arzobispado guatemalteco para revisar los
expedientes sobre la guerra sucia que la dictadura militar orquestó contra
el pueblo quiché.
Dicho informe debe ser publicado a la brevedad y nuestro corrector
salvadoreño se sumerge en la lectura de escalofriantes testimonios de
masacres, torturas y vejaciones de toda clase.
El personaje en cuestión, un patán despreocupado al que únicamente le
interesa cobrar sus honorarios y ligar con las voluntarias españolas que
trabajan en el arzobispado, comienza a adentrarse en las cientos de páginas
que debe corregir, primero con un afán burocrático y chambista, que
gradualmente va transformándose en una obsesión y desencadena en franca
paranoia.
Como en Conrad, el horror es una sombra, una intuición, un recuerdo, pero
aún así es omnipresente.
En cada una de las páginas que revisa el personaje, encuentra testimonios
sobre un holocausto que sabe espantosamente real e impune.
Al final, el despreocupado corrector es un poseso de los infiernos
individuales que ha leído en cada una de esas páginas en donde, dicho sea de
paso, se narran horrores que por desgracia no inventó Castellanos Moya y
padecieron decenas de miles de indígenas guatemaltecos.
Eso sí, la novela es leída con rapidez. Por lo que a mí respecta, la comencé
a leer cuando un avión despegaba de Monterrey y acabé justocuando
aterrizábamos en Tijuana. Poco menos de tres horas en que me quedó un sabor
de ¿Y eso fue todo?
Castellanos Moya nunca defrauda, pero prefiero sus tiempos violentos.