Eterno Retorno

Friday, January 15, 2010


LEVANTAMIENTO ARMADO 2010 ¿ES POSIBLE?

Por Daniel Salinas Basave

Tantas veces me lo han repetido y tantas veces lo he leído en las últimas semanas, que hasta me estoy empezando a creer que de verdad habrá un estallido social en 2010. Hay quienes ni siquiera lo ponen en duda y se limitan a esperar con un cigarro en la mano a que estalle de una vez por todas la tercera revolución que derrocará al gobierno actual. La revista digital Reporte Indigo organizó un foro con historiadores y autores de novela histórica en donde hay coincidencias sobre las altas posibilidades de un levantamiento armado en este año. Desde mi humilde posición de aficionado a la Historia, he tratado de hacer ver que no existen demasiados paralelismos sociopolíticos con la situación que se vivía en el País hace 100 y 200 años. Eso lo analizamos en la columna del número anterior. Los defensores de la teoría del levantamiento armado en 2010 me dicen que hay hambre e injusticia y que eso es más que suficiente para pensar en la inminencia del estallido. Lo que en la columna tratamos de demostrar, fue que si bien es cierto que había un escenario de terrible injusticia social, no fueron levantamientos populares sino movimientos burgueses los que dieron lugar a los estallidos de 1810 y 1910. Son las clases medias y no la gente que vive en la pobreza extrema, quienes históricamente han derrocado gobiernos. A lo largo de los 15 anteriores números de EL INFORMADOR, hemos debatido y cuestionado mitos de nuestro pasado. En esta ocasión (lo prometido es deuda) hablaremos un poco del presente desde un contexto histórico. Desde que en 1934 Lázaro Cárdenas asumió el poder, todos los presidentes de México han concluido su sexenio y, (fraudes más, fraudes menos) el relevo de poderes se ha llevado a cabo en forma institucional. ¿Será Felipe Calderón el primer presidente en 76 años que vea interrumpido su mandato por una rebelión? ¿De verdad se despertará el México bronco? De que hay caldo de cultivo, lo hay. Analicemos posibles escenarios:

Estallido social o revuelta callejera- De todos los escenarios posibles, este me parece el único probable. Se trata de una espontánea revuelta urbana sin proyecto político ni liderazgos definidos que surge en caliente, como un oído que revienta después de horas de intenso dolor. Masas de desempleados y hordas de gente que ha perdido su casa y tiene hambre, asaltan comercios y supermercados de una gran ciudad (obvia decir que es en México DF donde se corre un mayor riesgo) La situación se vuelve incontrolable y grupos de choque tradicionalmente violentos como CGH, macheteros de Atenco, línea dura del PRD o Appo aprovechan la situación y ponen en jaque al gobierno. Sería algo así como el gran “argentinazo” del 20 de diciembre de 2001 que acabó con el gobierno de Fernando de la Rúa (he conocido personalmente a varios reporteros que cubrieron aquella jornada e incluso a un ex guardia presidencial que ayudó a De la Rúa a huir de la Casa Rosada a borde de un helicóptero y me han narrado los pormenores de la rápida elevación de la temperatura social hasta la pérdida absoluta de control) Otro parámetro comparativo sería el “riot” negro de Los Ángeles en 1992. No hay que olvidar tampoco que en marzo de 1917, la Revolución Rusa comenzó con asaltos a panaderías y revueltas callejeras que hicieron abdicar al Zar Nicolás II y acabaron con 300 años de dinastía Romanov. Ya después llegaron los bolcheviques a aprovecharse del río revuelto y tomar el poder, pero en un principio, la Revolución Rusa fue una simple revuelta espontánea al igual que la toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789.

Narco insurgencia o narco terrorismo- Éste es el peor de los escenarios posibles y el más indeseable. El escritor tijuanense Federico Campbell ya se ha referido a él, aunque no coincido del todo con su planteamiento. La hipótesis es que los escuadrones armados de la mafia busquen derrocar al gobierno para generar inestabilidad o que a algún capo de buenas a primeras le de por jugar al redentor social. A diferencia de lo que sucede en Colombia, aquí al crimen no le ha dado por jugar a la revolución o a la guerrilla. Que tienen la infraestructura, el armamento y el control de algunas zonas del País, es cierto, pero a los capos lo que les interesa es tener gobiernos débiles o cómplices, más no ejercer el poder político como tal. Sí, hay quien me ha dicho que Francisco Villa fue un bandolero convertido por Madero en líder social. Hay quien sostiene que un grupo revolucionario bien podría buscar alianzas con los Zetas o algún escuadrón mercenario. Por el bien de México, ojalá estén equivocados, pues el escenario es asqueroso.

Golpe militar- Fue el método favorito en Latinoamérica durante el Siglo XX y al parecer no ha pasado de moda en el Siglo XXI o sino pregúntenle a Zelaya en Honduras. En México me parece un escenario absolutamente descartado, pues Felipe Calderón tiene al Ejército comiendo de su mano.

Revuelta indígena o guerrilla campesina- Donde hubo fuego, cenizas quedan. Ahí están en Guerrero y Oaxaca las células del EPR y similares o en dado momento el EZLN podría optar por ser algo más que una bonita postal para románticos franceses ávidos de folklore revolucionario. Escenario posible, pero sin alternativas de triunfo. Un movimiento así jamás derrocará al gobierno.

Rebelión empresarial o de gobernadores- Harta de un sistema fiscal injusto y un gobierno inoperante, la cúpula empresarial da la espalda al gobierno (como hizo el Grupo Monterrey con Echeverría en 1976) y decide dejar de pagar impuestos, o bien, algún gobernador o gobernadores de oposición, desconocen abiertamente al Presidente. Escenario improbable. A las cúpulas no les conviene la inestabilidad.

Epílogo- Si la Historia es la maestra de la vida, nosotros como alumnos debimos aprender que en México los levantamientos armados suelen llevar casi por regla general a peores condiciones de miseria e injusticia. No piensen sólo en la Revolución de 1910, sino en el caótico Siglo XIX mexicano en donde de 1829 a 1858 no hubo un gobierno que durara más de tres años. De federalistas a centralistas, de conservadores a liberales, cada general con su plan redentor para salvar a México, varios cientos de muertos como cuota y el País cayendo en un abismo de podredumbre. Es cierto que a esta Nación le urge una reforma en lo más profundo de sus cimientos políticos, económicos y sociales que vaya mucho más allá de un simple cambio de poderes, pero la vía armada siempre será la peor de las opciones.

This place is empty, so empty, so empty with out you

El silencio, Canica y yo compartimos esta noche. Al gran solitario le falta su familia. I, m the man who walks alone. Bueno, lo era. Desde un tiempo para acá, digamos casi once años, camino acompañado, lo cual no deja de ser hermosamente extraño. A veces creo que torcí el destino, que alteré el pathos. Adicto a mi soledad y a mi silencio, me aferro a los míos. Carolina e Iker no están en casa y aunque sólo sean unas horas, son suficientes para saber que este sitio sin ellos no tiene sentido. El solitario necesita a los suyos. En esta cama somos tres y cuando esta cama te espeta con semejante desparpajo su vacío, sorprendes al obseso individualista extrañando a los suyos. Esta casa no estaba sola desde octubre. A menudo camino inmerso en mi diálogo interno por las calles de Tijuana, pero hoy me sorprende estar solo en esta casa.
Desde muy pequeño experimenté una obsesiva devoción por la soledad. Vaya, tal vez parezca extraño escuchar a un niño decir “quiero estar solo”, pero algunas veces manifesté abiertamente ese casi omnipresente deseo, para sorpresa (y acaso horror) de los demás. A la fecha la situación no es muy distinta. La vida cotidiana me condena a tener que vomitar varios miles de palabras al día, a decir y escuchar cosas que no me interesan, que me valen un reverendo carajo. Palabras, palabras y más palabras innecesarias, absurdas, prescindibles. Ridículas peroratas apestadas, solemnes letanías de lo estéril. Hablas, saludas, respondes cualquier cosa a alguna trivialidad, finges interés en algo que te da lo mismo antes de volver a tu práctica escapista. Estás pero no; en verdad yaces lejos, muy lejos. Tírame un cable a tierra, pero ese cable me estorba. Inmerso en mi diálogo interno, en mi compulsiva alucinación, en mi vicio incurable de hablar solo. Y sin embargo, soy un hombre de familia y amo a los míos.
Sí, es cierto, las más de las veces prefiero la soledad a la compañía. ¿Aburrimiento? ¿Hastío? No, jamás he sabido lo que es aburrirme solo. Puedo pasar horas y horas en soledad sin que llegue un momento en que me sienta harto. Las más de las veces mis pensamientos o un libro son la mejor compañía. Y aún así tengo algunos amigos entrañables, (pocos, poquísimos) con los que puedo pasar varias horas hablando. Ser padre de familia significa que pase lo que pase debes luchar por vivir. Durante años me consideré un suicida al estilo Harry Haller. La vocación suicida te hace ser fuertísimo pues huérfano de dioses y causas, sabes que en esta fiesta estás porque quieres y te largarás de aquí en el momento en que lo desees. Nada te obliga a quedarte más tiempo. Apenas aparezca el primer achaque o el primer sinsabor y dirás adiós o acaso resistirás, sabiendo que la hora de apagar la luz depende de ti y sólo de ti. Ser suicida te hace fuerte, inmensamente fuerte. Sin embargo, al ver los ojos de Iker tratando de enfocarme, se que pase lo que pase debo aferrarme a vivir. Por primera vez la vida tiene un sentido concreto y específico. Un sentido lindo y enquehacerador.

Fue el 7 de septiembre de 1981. Llámame loco, obseso, pero lo cierto es que recuerdo la fecha. ¿Cuándo entras a clases? El 7 de septiembre. Lo repetí todo el verano y las fechas no se me olvidan nunca. Así trabaja m mente. Entraría a segundo de primaria a un colegio donde todos, absolutamente todos, desde la directora hasta los conserjes éramos nuevos. El primer colegio trilingüe de Monterrey. El francés os hará diferentes. Primero se presentó la maestra titular, Silvia. Después la maestra de inglés, Paty, pero de una u otra forma todos queríamos saber quién nos daría francés. Después del recreo entró al salón una negrita como la de los hot cakes. “Hola, yo soy su maestra de francés”. Se llamaba Adeline y era haitiana. ¿Qué hacía una haitiana en Monterrey? No lo se. Tampoco puedo decir que todos los francoparlantes que pasaron por el Liceo Anglo Francés de Monterrey fueran unos pedagogos de La Sorbona. Cualquier aventurero galo, fuera o no profesor, conseguía chamba en mi colegio. Podría hablar de Claude, el explorador de cuevas y detractor del hombre pájaro de reportajes de Alvarado o de Jerome, pero el tema de esta noche es que la maestra Adeline fue mi primer contacto con ese infierno llamado Haití. Creo recordar que alguna vez pregunté a mi mamá sobre la existencia de las brujas (mi padrino José Manuel había documentado la existencia de una perversa bruja que convertía a sus enemigos en yucas y nopales allá por los rumbos de la Quinta González) y me dijo que había un par de sitios en el mundo donde había hechiceras de verdad: La Petaca, Nuevo León y Haití. Mi maestra Adeline era una haitiana ¿Sería una bruja?
Alguna vez, allá por 1992, fui al Museo de las Culturas Populares en la calle Mina en el Barrio Antiguo de Monterrey a ver una exposición llamada “Haití Cherie”. En aquel entonces solía ir a cualquier exposición donde regalaran vino, por malo que éste fuera. También ahí había varios haitianos exiliados en Monterrey. Brujos, sida, zombies, Duvalier, vudú, Aristide. Haití es el Infierno. Durante años tuve la certeza de que ahí había nacido el vih (como tengo la certeza de que la primera muerte de sida en México se produjo en 1983 en el Hospital General de Tijuana, el mismo donde murió, o llegó muerto, Colosio y la muerta de sida en cuestión fue una mexicoamericana y la doctora que la atendió fue Remedios Lozada a quien conozco y he entrevistado varias veces y en aquel entonces, me dice, el sida era desconocido, maldito, apocalíptico y no integrado y aislaron el cuarto y a la enferma como aislaban a los barcos contaminados de peste bubónica y de los cinco primeros casos de sida en México en 1983, tres fueron en Tijuana y…estaba hablando de Haití, no del sida) El caso es que Haití trae consigo pesadillas. Mi Tía Cristina fue por allá en los años 70 y algo me dijo de tambores vudús. Hace un año, cuando estuve interno en Campo de Mayo con los cascos azules de Argentina, conocí a varios soldados que integraron la Fuerza de Paz de la ONU en Haití. Al cabo de una semana de extenuantes esfuerzos soportando una auténtica putiza de reportero de guerra, todavía tenías que entregar un trabajo escrito sobre la situación de los periodistas en un país intervenido por los cascos azules. Por sorteo me tocó exponer la situación en Haití. Algo debo haber aluciando, porque tras una semana de locos uno no podía menos que alucinar, pero creo haber dicho algo así como que Haití está maldito por dios. Haití, escenario del mejor realismo mágico que he leído que por si no lo saben es el Reino de Este Mundo de Alejo Carpentier. Haití hoy más que nunca es el Infierno, el Infiernísimo, Mientras cedo a estos desvaríos y me entrego a este ejercicio de compulsivo desparramar de palabras al son de la libre asociación mientras escucho Therion, bebo un vinito bajacaliforniano y me hablo de tú con mi consejera La Muerte, me siento culpable por no estar en Haití, por invocar espíritus de inspiración demente mientras extraño a mi esposa y a mi hijo y leer Paul Auster y tratar de cumplir en piloto automático con tres trabajos distintos y sentir que cinco horas de sueño son oro molido, mientras allende el Caribe yace el Infierno en la Tierra. Algún vestigio de catolicismo habita en mi: Me siento culpable.

Wednesday, January 13, 2010


Adiós a la Teocracia
(Una reflexión sobre el quehacer de los teólogos en los medios)


El nombre de nuestro monstruo favorito era ideal para los editores de periódicos locales; la verdad es que ni mandado hacer para las portadas. Quien quiera que haya trabajado en un diario, sabe que los editores de cierre suelen destrozar sus neuronas tratando de acomodar encabezados en reducidos espacios. Por ello son tan afectos a los nombres cortos y les da por crear abreviaturas que acaban por inmortalizarse. El ex gobernador Alejandro González Alcocer, por ejemplo, se convirtió en AGA por obra y gracia de los editores. Si nuestro monstruo se hubiera llamado, digamos, Guadalquivir Xoconostle, sin duda hubiera tenido muchas menos portadas a lo largo de su carrera criminal, pero esas tres letras hicieron las delicias de directores editoriales, editores y reporteros. ¿Alguien tiene una idea de cuántas veces su nombre apareció en las primeras planas durante los últimos dos años? Podemos ir haciendo apuestas. Ahora sólo falta tener la paciencia de ir a las hemerotecas.

Eran tres letras: Una consonante y dos vocales. Fácil de pronunciar y recordar. Ideal para nombrar al demonio. Sí, ya se que eran la abreviatura de un nombre propio, pero no puedo resistir la tentación de mentar la raíz etimológica: Theos en griego significa dios. Nosotros elegimos el nombre para referirnos a nuestro diablo. Por dos años, los encabezados de los medios tijuanenses vivieron sometidos a una teocracia y conocí muchos reporteros que se declaraban expertos teólogos.
Sí, fue nuestro monstruo favorito y nosotros tuvimos gran parte de responsabilidad en la creación de su leyenda. A ver, detengámonos a pensar por un momento: ¿cuándo se nombra por vez primera a un capo en los medios? ¿Alguien recuerda cuándo escribimos o pronunciamos por vez primera esas tres letras? Porque existió una primera vez, aunque a menudo ese día pasa desapercibido. Apuesto doble contra sencillo a que fue en alguna edición de Zeta hace unos siete años dentro de uno de esos párrafos en donde sueltan de repente una larga lista de apodos mafiosos. Muchos de esos nombres no vuelven a aparecer en los periódicos, pero unos cuántos, muy pocos, saltan de las notas de interiores a la portada y de repente se vuelven huéspedes permanentes de nuestras charlas e historias de horror. ¿Cómo nace la leyenda de un criminal? ¿Quién se encarga de hacer que su nombre inspire terror? Cierto, los narcocorridos influyen y también los épicos relatos de cantina y tugurio, ensalzando siempre el arrojo y la crueldad del capo en cuestión, pero siendo brutalmente honestos, debemos admitir que a estos monstruos los creamos nosotros. Al igual que las escandalosas golfas de Hollywood o los artistillas mal portados de tabloide farandulero, los capos son bienes de consumo mediático, productos lucrativos que aseguran buen nivel de ventas y rating. A menudo el discurso oficial de las autoridades es que no hay distingos entre mafiosos. Todos son criminales, todos son mugrosos y todos deben ser cortados con la misma tijera, dice Julián Leyzaola. El teniente coronel sabe muy bien que al nombrar a un capo le está concediendo importancia. El nombre enaltece y mitifica al criminal. Pero los medios necesitamos nombrar nuestros demonios, sintetizar el Mal en un solo personaje, crear su leyenda a la medida de nuestros horrores y pesadillas. Eso es lo que vende. El genérico e impersonal “crimen organizado” o “grupos delictivos” suele tener poco o nulo eco mediático. Para vender se necesita nombrar y esas tres letras vendieron mucho en los últimos dos años.

La palabra RIP tiene tres letras

Son las 10:30 de la mañana y en muchas oficinas y cafés de la ciudad la gente hace “bolita” frente a la tele. ¿Está jugando la Selección Nacional? ¿Se adelantó la inauguración del Mundial y los tricolores están goleando a Sudáfrica? No, nada de eso sucede pero el ánimo de la gente es el mismo. Han agarrado a nuestro monstruo más temido, a nuestra peor pesadilla. El Mal tiene su castigo. Júbilo popular. Por un momento se vale interrumpir las labores para ir a ser partícipe del gran acontecimiento y al igual que en los partidos mañaneros de los mundiales, todo mundo comparte el regocijo hablando de lo mismo y repitiendo predecibles letanías entre tazas de café. Por fin lo han agarrado. Los veo e imagino a los aldeanos de una villa medieval que se apretujan en la plaza para ver al cazador que ha matado al feroz lobo que devastaba sus rebaños o a los habitantes de un pueblo del Viejo Oeste que acuden a ver a su sheriff presentar al salteador de caminos que aterrorizaba a las diligencias. Las formas han cambiado; la plaza pública es la sala de conferencias de la PFP o la Sedena; el ánimo de la gente es idéntico. No se trata sólo de recibir la noticia de la caza exitosa, sino de ver a la presa capturada, vencida, humillada. La imagen de nuestro monstruo es vital para conjurarlo. En un mundo donde tenemos fotografías hasta del más improbable y oscuro personaje, los capos siguen alimentando un suculento misterio. Los sentimos pero nos los vemos; los intuimos pero ignoramos su aspecto y nos conformamos con la única foto de la secundaria con peinadito relamido que presume la DEA en sus carteles.

Necesitamos ver la imagen, necesitamos ver la humillación y el castigo. El Bien ha triunfado. La película tiene un final feliz. En una vida de sinsabores e incertidumbre como la del México 2010, la captura de los capos tiene el efecto de un gol de la selección o de un beso apasionado en la telenovela. El circo ha comenzado. La liturgia de las grandes capturas sigue fielmente los pasos del ritual libreto. Orgullosas y gallardas las autoridades policiales, vencido el maligno, de manteles largos los políticos, pensando en cuántos puntos porcentuales en encuestas de popularidad les dará la captura y Washington, tan atento, mandando sus felicitaciones (muy bien mi niño tercermundista, te irás a casa con una estrellita en la frente) y los medios, siempre los medios, como hambrientas gaviotas revoloteando ante el cadáver de una ballena yaciente en la playa. Atásquense de noticia. Coman a llenar que hay para todos. El escenario, obvia decirlo, es tierra fértil para los “enterados”, para los sabihondos de toda la vida, para los que saben lo que tú ignoras y ni por tu inocente cabeza pasaba. Lloverán teorías y leyendas y te recitarán, con pelos y señales, el nombre de sus sucesores y el de su delator. Habrá historias inverosímiles, cuentos fantásticos, lo que nadie sabe, lo que no te enteraste, “me dijeron por ahí, supe por el compadre de un amigo que es ministerial, me dijo un primo que trabaja en la Policía…” hasta que mucho más temprano que tarde, la carne se agotará y empezará a perder su sabor. Las gaviotas revolotearán en busca de otros cuerpos y el capo, que tantas noticias ayudó a vender, llegará con adelanto a la estación del olvido. La “sociedad informada” vomita cada vez más rápido los chicles que a medias mastica. En su papel de figuras mediáticas, los capos son tan efímeros como una estrellita prefabricada por MTV que a los 22 años será demasiado vieja y pasada de moda. La gente exige novedad; tiene hambre de otros nombres y otros horrores. Las pesadillas necesitan ser renovadas con periodicidad.

A ver, abnegado e improbable lector que has soportado mis desvaríos y has llegado hasta este párrafo, te reto a que hagas una prueba: mira este día las portadas de los periódicos tijuanenses. Míralas y si tienes espacio, guárdalas. Hoy, la gran presa de caza es el amo y señor de las portadas y las conversaciones. Nadie le hace mínima sombra, mucho menos esos miles de humildes muertitos caídos en un terremoto en una “lejanísima” isla pobre (¿Dónde está Haití? ¿En África?) Vuelve a mirar los periódicos dentro de una semana y cuenta cuántas veces aparece ese nombre de tres letras. Repite la labor cuando pase un mes, el próximo 13 de febrero. ¿Alguien se ha acordado de nuestro demonio predilecto? ¿Alguien ha escrito esas tres letras? Te apuesto a que nadie. Nuestra fecha de caducidad llega con alas. El público mastica cada vez rápido y el interés se pierde en cuestión de segundos. El cementerio del olvido reclama nuevos cuerpos. Denme el nombre del nuevo capo, descríbanme la nueva tortura de refinada crueldad, trasmitan el nuevo video escándalo, impresionen con el nuevo reallity show, suban a la red la escena porno de la última estrella juvenil de la fábrica. Next, next, next, a otra cosa mariposa y la vida seguirá, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Tuesday, January 12, 2010

Apreciable Vincent Van Gogh: La administración de correos le notifica que sus cartas a Theo deberá dirigirlas a partir de este día a Almoloya.

La palabra RIP tiene tres letras