Eterno Retorno

Friday, May 18, 2007

Estoy en La Jolla y a mí no me queda muy claro qué carajos estoy haciendo aquí.
Hacía mucho tiempo que yo no acudía a un curso o seminario de materia alguna. Ahora estaré una semana aquí, hospedado en el lujoso Hilton La Jolla. Fuera de los periodos vacacionales en Argentina, hacía mucho que no pasaba una semana alejado de la labor periodística y creo que desde que obtuve mi título de licenciado en Ciencias Jurídicas (hoy hace excatamente 11 años, pues mi graduación fue un 18 de mayo de 1996) nunca había dedicado una semana de mi vida a sentarme como alumno en un salón. Me hubiera encantado dedicar esta semana de mi vida a un curso sobre nuevo periodismo, técnicas de reportaje de investigación, narcotráfico y riesgos para periodistas, criminología, historia, gramática, literatura, derecho penal, crónica deportiva, politología, zoología, administración pública, y un largo etcetera. Hay mil y un temas sobre los que me interesaría aprender, pero heme aquí tomando un intensivo seminario sobre geopolíticas energéticas en América. Por qué yo? No se. A los cursos que deseo ir no lo consigo por una u otra razón y un día, así nomás de la nada, me llega a mi correo una carta de Jefrey Davidow diciéndome que estoy admitido a un curso donde no solicité admisión. Ha habido conferencias interesantes y otras francamente soporíferas. La mitad de mis compañeros de clase son chilangos y el resto brasileños, costaricenses, chilenos, colombianos, argentinos etc. Soy el único de Tj y hay un compa de Ensenada. Todo ha sido hablar de fluctuaciones del precio del petróleo y el gas, privatizaciones, capitales en riesgo, reforma energética. Hasta en las sobremesas y las charlas informales hablan de economía. En mi vida profesional estoy acostumbrado a pasar el día hablando de Hank, de narcotráfico, de secuestros, de tranzas políticas, de fraudes y linduras así. Aunque estos temas propios de lector de Wall Street Journal no son como si me hablaran en chino, pues tan bruto no estoy, no me hacen sentir como pez en el agua, con capacidad para opinar y debatir como me gusta.
Pero a caballito regalado, con una habitación de hotel frente a un campo de golf y el Océano Pacífico que cuesta 350 dólares la noche, pues creo que no me quejo y trataré de sacarle todo el provecho posible.
Al ver y oir a estos tipos y sus pláticas, no puedo evitar meditar sobre algunas cosas. Cuando pienso en esos seminarios de literatos que pasan horas discutiendo sobre la muerte de la novela, el metatexto, la poesía contemporánea y otras inutilidades propias del sinquehacer, me doy cuneta porque los economistas neoliberales le han comido el mandado al mundo entero. Mientras unos pasan la vida discutiendo si Mario Bellatin es el futuro de la literatura, estos copas están pensando en el esquema privatizador de Pemex. Por lo pronto, mañana como sea me escapo a ver a Dimmu Borgir.

Breviario cultural

Por Daniel Salinas
La Jolla California PH

Con gritos y golpes en las puertas y paredes, cerca de 30 personas, la mayoría estudiantes de la Universidad de California en San Diego y algunos maestros jubilados, boicotearon la conferencia la de la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo.
“Asesina” “Oaxaca vive, la lucha sigue”, “corrupta, tu mataste a Misael” fueron algunos de los gritos que se escucharon en el recinto por parte de algunos jóvenes estadounidenses y un grupo de profesores procedentes de Tijuana y Ensenada.
“Por que todavía tengo verguenza (perdón por el diéresis, pero estoy en compu gabacha) y espero no perderla, a mí no ofenden con sus gritos, a donde voy, van, pero yo les pido perdón a ustedes por estos incidentes”, dijo la maestra al auditorio.
La profesora se presentó anoche al Instituto de las Américas para participar en el ciclo de charlas “Tequila Talk” que organiza el ex embajador de Estados Unidos en México Jeffrey Davidow.
Justo en el momento en que iba a comenzar su conferencia, un joven estadounidense que se encontraba entre el auditorio se levantó e interpeló a gritos a la maestra.
La acción fue repetida por al menos ocho jóvenes más que se encontraban distribuidos entre el público y que gritaban cada que la maestro intentaba dar inicio a su conferencia.
Algunos de los inconformes eran norteamericanos que ni siquiera hablaban español pero dijeron ser solidarios con la causa de los profesores oaxaqueños.
Luego de ser retirados del auditorio por la policía, los inconformes armaron una manifestación afuera del edificio del Instituto de las Américas y sus gritos se escucharon a lo largo de toda la conferencia mientras que otros se dieron a la tarea de golpear puertas y paredes.
“Esa mujer es una asesina, a mí me da pena que esa mujer corrupta venga aquí a hablar y a decir mentiras en la Universidad donde estudio” dijo el joven estudiante” Jill Hatley
“No me importa que venga la policía, para mí ella es una corrupta, ella hizo el fraude electoral”, dijo un joven que dijo llamarse Erick.

Tuesday, May 15, 2007

La liguilla sin los Tigres es un cielo sin estrellas, un bosque sin árboles, una mujer agria sin mayor gracia ni atributo. No me interesa lo que viene. No veré la semifinal ni la final. Mi interés futbolístico se centra en la suerte del Liverpool. Los demás pueden hacer de su vida un cacahuate.

Malebolge es la palabra con la que Dante llamó al remolino del Infierno en la Divina Comedia. Un hervidero caótico y amorfo en donde los gritos de los condenados se confunden con las risotadas de los demonios.


Reseña Snakes and Arrows Rush

Por Daniel Salinas Basave

En el pandemonio del rock hay ciertas deidades, muy pocas por cierto, que hace algún tiempo volaron mucho más allá del bien y del mal para entrar a una suerte de estado de gracia.
No pueden considerarse comerciales en el estricto sentido de la palabra, pero llenan estadios con sold out en casi toda su gira y aunque no están de moda ni se cuelan al primer puesto del top 40, cuentan con legiones de fans tan sólidas y fieles, que pueden convertirse en autistas del rock y desentenderse del mundo de la música actual.
Rush cumple la edad de la crucifixión, pero no hay clavos ni corona de espinas a la vista. 33 años han transcurrido desde que un trío de adolescentes de Toronto encontraran su camino pegando es grito zeppeliano con Finding my Way y empezaran a labrar carrera con ese riff denso de Working Man.
No se puede hablar de un auténtico complejo camaleónico como el de Bowie, pero lo cierto es que las diferentes etapas de Rush, sin llegar a ser contrastantes, marcan importantes diferencias.
El Rush prehistórico de 1974 sonaba terriblemente a Led Zeppelin, aunque la genial vena progresiva ya asomaba por ahí
Transcurrieron los setenta y el virtuosismo progre emprendió un viaje de ciencia ficción por las estrellas que trajo como resultado un himno como 2112.
Los retratos movientes inauguraron los ochenta y el sonido de Rush llegaba a los cielos, aunque con la década perdida llegó también la sobredosis de sintetizador. Los 90 trajeron esa mínima aunque para muchos imperdonable dosis de rap en Roll the Bones.
Rush recibió el nuevo milenio con Vapor Trails que para algunos fue una sutil vuelta a los orígenes rockeros de los primeros setenta y ahora, tras 33 añitos, con ustedes las serpientes y las flechas.
¿A qué suena el Snakes and Arrows? A Rush, así de simple. Una definición de primera escuchada concluiría que Snakes and Arrows es una continuación del Vapor Trails y que Rush no se apartó del camino con que inició el milenio. Cierto, el trío estrena productor en la persona de Alex Raskulinecz, un tipo que ha trabajado con Velvet Revolver y Foo Fighters, lo que de entrada pudo anticipar un cambio en el sonido aunque luego de más de diez escuchadas no lo encuentro. Rush suena exactamente como siempre. ¿Habrá acaso un sacrílego productor que se atreva de golpe y porrazo a cambiar su sonido? Alex no lo hizo e hizo bien.
Pero vamos al grano, que el espacio se acaba. Antes que nada y por siempre, la batería. El cordial recibimiento a Snakes and Arrows es la batería de Neil Peart cuyo protagonismo vuelve a ser la piedra angular del álbum.
Vale la pena comentar que Peart, alias el mejor baterista del Universo, escribió todas y cada una de las letras del álbum sin ayuda de nadie, aunque Lee y Lifeson metieron su cuchara en la música.
Peart, a quien la trágica muerte de su esposa e hija en un accidente cambió la existencia para siempre, es el cerebro tras Snakes and Arrows. Un álbum con algo de melancolía y mucho de misticismo y reflexión, sensación que crece si uno se da a la tarea de leer las letras y contemplar detenidamente el arte.
Eso sí, la voz de Geddy Lee sigue tan aguda como siempre y su técnica con el bajo sigue siendo de impresionante solidez, mientras que el maestro Alex Lifeson demuestra una vez más que además de virtuoso de la guitarra, no le teme a la experimentación con otros instrumentos, pues se permite usar la mandolina en “Workin Them Angels”.
La primera canción Far Cry abre con tremendo batacazo de Peart y es quizá la más pegajosa del álbum, sensación que contrasta con la aparente calma de Armor and Sword.
¿Un auténtico trancazo de canción? Workin Them Angels, con su guiño en la letra y el sonido al legendario Moving Pictures. Spindrift va de escolta con esa guitarra en sincronía con voces pausadas y qué decir del genial solo acústico que Lifeson nos regala en la reflexiva Hope.
Un disco por cierto con tres temas instrumentales y cierto epílogo juguetón con la inclusión del sonido original de la película canadiense de marionetas Team América: World Police en la penúltima canción Malignant Narcissim.
En resumen, este álbum no será piedra angular de su carrera, ni testamento, ni nota suicida, ni cambio de dirección, ni canto de cisne. Es un disco de Rush, uno más, que vale la pena ser escuchado. Sus fans sin duda lo amarán y para los neófitos es una excelente puerta de entrada, pues si bien este álbum no será Moving Pictures o 2112, sí que tiene el néctar de la pura esencia rushiana y esa esencia es en todos los casos delicia absoluta.