Sostiene Salinas Basave
(Bitácora del fin de semana)
Por wanabe Antonio Tabucchi
Sostiene Salinas Basave que las ráfagas de helado viento que soplaron el fin de semana no fueron capaces de congelar su espíritu. Por el contrario, parece ser que estos invernales aires, cuya intensi-dad se multiplica cuando se vive, como es el caso de Salinas Basave, en el litoral del Pacífico, fueron capaces de contagiarle cierta vibra navideña que se tradujo en una serie de materiales acciones el domingo por la tarde-
Viernes Slaytanic Ritual
Pero no nos adelantemos. Como dijo el carnicero, vámonos por partes. Sostiene Salinas Basave que el viernes por la tarde, apenas terminó de redactar la venenosa calumnia política que algunas veces tiene a bien elaborar, salió desbocado de la Redacción con destino a la vecina ciudad de San Diego California. Sostiene que la fila que hizo para cruzar la frontera fue mínima y antes de las 6:00 de la tarde, ya estaba parado en la puerta del 4&B con su boleto en mano y luego de que un guardia negro esculcase dentro de sus negros ropajes para cerciorarse que no trajera consigo armas de fuego u objetos punzo-cortantes, ingresó dentro del bar. Sostiene Salinas que aguardó por espacio de media hora me-rodeando por el sitio y evaluando la posibilidad de comprarse una camiseta, antes de que una banda de punk hard core llamada Bad Acid Treep saltara al escenario. Nada trascendente le dejó dicha agrupación en su estado de ánimo, sostiene Salinas. Apenas un poco de ruido de calentamiento.
Otra cosa sucedió cuando a las 19:45 horas saltó al escenario una banda llamada Arch Enemy, agru-pación originaria de Suecia, que según sostiene Salinas Basave, es de su absoluta predilección.
La cantante de Arch Enemy, una joven alemana de rubios cabellos y muy chaparrita, se llama Angela Gossow y sostiene Salinas Basave que contagia una energía sin igual. Con gritos furiosos y una agre-sividad gutural, que según sostiene Salinas Basave, envidiarían muchos deathmetaleros del sexo mas-culino, esta joven germana fue capaz de poner en punto candente este movimiento oscilante de cabe-za y greñas que algunos tienen a bien llamar headbangueo.
Silent Wars, We will Rise, Dead Eyes See No Future y Burning Angel, son los títulos de algunas de las melodías que interpretó esta agrupación mientras Salinas Basave agitaba frenético su cabeza y arro-jaba su humanidad contra los cuerpos de otros asistentes. Sostiene Salinas Basave que quedó más que satisfecho con la actuación de Arch Enemy, que bajo su opinión, ellos solos hubieran valido todo el boleto y sostiene que no se cansaría de escucharlos, aunque no deja de ocultar su inconformidad por lo reducido del tiempo que estuvieron en el escenario.
Sostiene Salinas Basave que para mitigar la sed que le generó el ajetreo propio de esa danza enloque-cida, tuvo a bien beber unos vasos de cerveza Samuel Adams y se sentó en las gradas del teatro mientras tocaba una banda de nombre Hatebreed, que sostiene Salinas Basave, no es de su agrado.
Tan cómodo se encontraba bebiendo cerveza en las gradas, mirando como otros se molían los huesos en medio del mosh, que Salinas Basave llegó a tener la ocurrencia de quedarse ahí sentado a escuchar con oídos críticos a la agrupación estelar, una banda de nombre Slayer, demonio sagrado de las hordas metaleras. Pero apenas se apagaron las luces y se escucharon las voces de ese intro titulado Darkness of Christ sostiene Salinas Basave que sus endorfinas y neuronas se pusieron en punto de ebullición y se dio cuenta que por nada del mundo podría permanecer sentado bebiendo cerveza mientras Slayer toca en un escenario así que bajó presuroso hasta estar frente al escenario justo cuando Tom Araya gritaba GOD HATE US ALL y Kerry King desgarraba las cuerdas de su guitarra en perfecta sintonía con los golpazos que Lombardo le azotaba a la batería.
Sostiene Salinas Basave que Slayer tuvo a bien deleitarlo con piezas como War Ensamble, Mandatory Suicide, Dead Skin Mask, God Send Death, Pay Back, South of Heaven, At the Down They Sleep, Hell Awaits, Necophiliac, todo ello mientras su agitaba su cuerpo y cabeza como un poseso arrojándose con furia contra otras mil almas que se agolpaban contra el escenario golpeando enardecidas a toda figura moviente. Sostiene Salinas Basave que nunca en su vida había visto tantos skinheads juntos y que comprobó de primera mano las versiones en el sentido de que Slayer es una de las bandas que tiene entre sus fanáticos más hordas de fieles nazis que los siguen a todas sus presentaciones. Sostiene que al final del concierto, Slayer recetó Angel of Death, canción dedicada al médico nazi Joseph Mengele y que para su absoluto beneplácito, al terminar dicha pieza siguieron en perfecto orden con las otras nueve canciones que conforman esa obra maestra llamada Reign in Blood de las cuales Postmortem fue la que más le motivó y recargó su espíritu de infernales energías. Sostiene Salinas Basave que terminado el concierto retornó a casa con el espíritu en santa paz, con el cuerpo molido por tanto slam y headbangueo y con la absoluta seguridad de que acudirá a rituales metaleros mientras Satanás le de vida.
Sábado ? Holly hueva
Sostiene Salinas Basave que despertó tarde aquella mañana. Su esposa Carolina había preparado café y estrenaron en la cama una nueva charola especial para comer en sus aposentos.
Sostiene Salinas Basave que aquella mañana hubo sexo excelso, amena conversación y un paseo al parque acompañados por un simpático perrito maltés llamado Morris. Sostiene que estuvieron largo rato acostados sobre la hierba del parque de Hacienda del Mar contemplando la inmensidad del Pacífico que aquella mañana lucía un nítido color azul turquesa. Soplaba un viento frío y el cielo estaba despejado. Por la tarde, sostiene Salinas Basave, Carolina y él tuvieron a bien dedicar un poco de su tiempo a arreglar el jardín delantero de su casa. Sostiene que no fue indiferente al desarrollo de la última jornada del torno regular del futbol mexicano y sostiene (esto último elevando la voz) que está feliz de ver su amado equipo, los Tigres de la Universidad de Nuevo León, terminar como superlíde-res del torneo y sostiene (esto lo hace cruzando los dedos y tocando madera), que serán los futuros campeones derrotando en la final a unos felinos menores llamados Pumas de la UNAM.
Sostiene Salinas Basave que al atardecer bebió una botella entera de vino blanco Santa Helena, chileno de origen y que se deleitó riendo con las ocurrencias del Mono Mario. Cansado como estaba, es de esperarse que se durmiera temprano, aunque lo pesado del sueño no le impidió escuhar a un viento furioso y gélido azotar contra le ventana del balcón.
Domingo de Pino
Sostiene Salinas Basave que despertó a las 8:30 de la mañana con recargadas energías y que a inicia-tiva de su esposa Carolina, se dirigieron a Playas de Tijuana para comprar un árbol navideño mismo que fue colocado en el techo de su camioneta, misma que condujo con enorme cautela por la carretera escénica ante el temor de que el árbol en cuestión acabara rodando en el pavimento.
Sostiene Salinas Basave que retronaron a casa sin contratiempo alguno y que subió al techo de su ca-sa con la idea de colocar foquitos navideños alrededor de toda la vivienda.
Sostiene Salinas Basave que tomó de la casa vecina una endeble pero alta escalera de madera, hechiza e insegura que se balanceaba al contacto con el fuerte viento.
Sostiene Salinas Basave que llegó a temer que la escalera se viniera abajo, pero al final llegó al techo de su casa, colocó clavos en toda la parte frontal y posteriormente acomodó los foquitos navideños.
Terminada esta labor, sostiene Salinas Basave que contempló el horizonte y comprobó una vez más que el Pacífico se mira imponente desde el techo de su casa, por lo que retomó la idea de acondicionar el lugar con sillas y un asador para en un futuro no muy lejano pasar amenas tardes de vino, metal y botana absortos en la bucólica contemplación del Océano. Pero debió abandonar el desvarío en tornos a esos futuros proyectos para concentrarse en algo más inmediato, pues sostiene que la longitud del cable no era suficiente para poder conectar los foquitos.
Sostiene Salinas Basave que descendió del techo y se dirigió a la hermana república de Rosarito a comprar un par de extensiones de 10 metros cada una en la Comercial Mexicana, pero llegado a la tienda se encontró con un libro de obras de H.P. Lovecraft, de más de 650 páginas a la irrisoria can-tidad de 69 pesos y ni tardo ni perezoso lo llevó con él.
Sostiene que retornó a su casa cuando caía la tarde y era noche cerrada cuando volvió a subir al techo utilizando la endeble escalera.
Sostiene Salinas Basave que soplaba un helado viento y que no sin problemas logró conectar la extensión y hacer encender las luces que brillaron hermosas en la noche.
Sostiene Salinas Basave que una vez terminada esta labor, procedió a ayudar a su esposa a colocar en la sala el pinito de Navidad y posteriormente a adornarlo con esferas rojas y doradas, listones de todos los colores y artefactos varios.
Sostiene que invirtieron más de dos horas en adornar el árbol mientras botaneaban ensalada de cangrejo y escuchaban un disco de los Rolling Stones, seguido, a petición de Carolina, de un ejemplar de canciones navideñas a cargo de los tres tenores Domingo, Carreras y Chafarotti.
Sostiene que cuando se fue a la cama estaba aún más molido que cuando salió del concierto de Sla-yer, que se durmió casi enseguida y soñó que vagaba por una calle de Sidney o Melbourne.
Hedor a naftaleno
No me gusta hablar de mi trabajo en este espacio. De hecho la intención de este blog es liberarme de la sobredosis de periodismo y no la de reflejar mi vida cotidiana dentro de este estresante oficio, pero en esta ocasión, como mera medida precautoria, me permito aclarar que el reportaje que publico esta mañana en la portada de nuestro diario, es el producto de muchas semanas de investigación de campo, paciente vigilancia y sabuesa búsqueda.
Confieso que nunca antes había recibido tantas presiones externas para no publicar un reportaje. Por ahora, lo confieso, únicamente lanzamos medio misil. El resto del arsenal fotográfico de mi colega Omar Martínez aquí está bien resguardado y lo arrojaremos cuando consideremos pertinente.
No estoy exagerando, no estoy alucinando, no estoy paranoico, pero lo que publiqué esta mañana no son mamadas y no quedará sin consecuencias. No suelen preocuparme las reacciones negativas de la gente que me llevo de encuentro con mi trabajo: Políticos llorones, empresarios amenazantes, de-mandas por difamación que me hacen los mandados, retiros de publicidad que no me perjudican en lo más mínimo, cartas aclaratorias insultantes, una que otra injuria y paren de contar. Pero la mafia del naftaleno no son mamadas. Embarró las manos de mucha gente en Aduana, PGR, Profeco y Pemex. Una gallina de los huevos de oro, un negocio que por lo menos tuvo que parar sus actividades a consecuencia de este trabajo.
Y es que sepan ustedes teorreícos de mierda, que mientras sus culturales cabecitas deciden el futuro de la literatura del Noroeste en sus desangeladas encuentros de poetas maricones y firman manifies-tos y ensayos que nadie leerá, el trabajo que elabora un periodista suele, si es bueno, tener consecuencias, destruir o trastornar negocios de miles de dólares, hacer rodar cabezas de funcionarios o quitarles el sueño a muchos corruptos, cosa que jamás hará una publicación literaria contracultural. Y ello no suele quedarse así. Las notas periodísticas generan reacciones a menudo negativas y esta será dura, no queda duda. Aparentemente todo está tranquilo, pero hay gente que está en verdad enchilada. Por cierto: ¿Fue casualidad la renuncia del administrador de la Aduana? Solo me resta señalar que si algo sucede, no habrá vuelta de hoja ni tendrán que buscarle mucho: Habrá un espantoso hedor a naftaleno.