Por Daniel Salinas Basave
dsalinas@frontera.info
danibasave@hotmail.com
Intimidad
Hanif Kureishi
Anagrama
Este libro duele y en serio. Corto, sencillito, sin mayores complejidades ni desafíos narrativos y sin embargo, es sal y limón en herida abierta. Imagínenlo como una pequeña y sencilla navajita capaz de tasajear el corazón. El título, igual de simple, refleja a la perfección la esencia del libro. Intimidad (Intimacy) un título ambiguo, que podría acaso decir muchas cosas, tomar demasiadas vertientes y aún así le viene como anillo al dedo. Valga la redundancia, pero es un libro desgarradoramente íntimo.
Visto por encimita, el tema podría parecer en extremo ordinario. Un cineasta de cuarenta y tantos años se dispone a abandonar a su mujer y a sus dos hijos. Su matrimonio se ha venido abajo, su cama está fría, la vida conyugal le resulta carcelaria y el señor decide marcharse. Nada extraordinario en el asunto. La historia de Kureishi sería la de una ruptura matrimonial cualquiera sin un solo factor que la haga especialmente cruel o desgarradora. Las 143 páginas, he de advertirlo, se limitan al monólogo interior del personaje principal quien deambulando en su departamento, medita en torno a la decisión que tomará. Sin embargo, es precisamente lo aparentemente común de la historia lo que la hace desgarradora. Es tan triste como escuchar Love Will Tear Us Apart de Joy Division en un domingo invernal. Aunque el néctar de la obra es ante todo un dilema moral, no hay moralismos de por medio. El narrador simplemente desnuda su alma y así la arroja a la calle. No necesita haber sangre u horror de por medio, pues la vida cotidiana puede estar llena de bestias como el desamor, el aburrimiento, los sueños rotos. Todo el libro lo leí en un vuelo nocturno de Monterrey a Tijuana y mi pluma casi agota la tinta de tanto subrayar párrafos, frases, ideas desoladoras.
Junto con Salman Rushdie, Hanif Kureishi es la voz literaria de la cultura indo-pakistaní en Londres. De origen pakistaní, aunque inglés de nacimiento, Kureishi es célebre por su novela “El Buda de los suburbios”, título que hasta el mismísimo David Bowie le pidió prestado para nombrar su nuevo álbum.
El Buda es un libro al que más de uno le ha colgado la engañosa medalla “de culto” y que entre broma y broma va desnudando la ridiculez de las ambiciones clasemedieras en el mundo occidental, los complejos de los inmigrantes, las angustias adolescentes y el insoportable snobismo del misticismo oriental.
Pero más allá de la vena satírica y el trauma que todo éxodo trae consigo, Kureishi va mucho más allá, cavando profundo en el alma de los personajes. Trascendiendo el factor cultural, Kureishi es el novelista de los dramas cotidianos adultos. La pluma de este narrador es pez en el agua cuando describe personajes al final de sus treintas o al principio de sus cuarentas enfrentados a sus demonios internos. Intimidad tal vez será considerada siempre como una obra menor o complementaria en el catálogo de Kureishi, aunque acaso ninguna iguale su contundencia y desolación.
dsalinas@frontera.info
danibasave@hotmail.com
Intimidad
Hanif Kureishi
Anagrama
Este libro duele y en serio. Corto, sencillito, sin mayores complejidades ni desafíos narrativos y sin embargo, es sal y limón en herida abierta. Imagínenlo como una pequeña y sencilla navajita capaz de tasajear el corazón. El título, igual de simple, refleja a la perfección la esencia del libro. Intimidad (Intimacy) un título ambiguo, que podría acaso decir muchas cosas, tomar demasiadas vertientes y aún así le viene como anillo al dedo. Valga la redundancia, pero es un libro desgarradoramente íntimo.
Visto por encimita, el tema podría parecer en extremo ordinario. Un cineasta de cuarenta y tantos años se dispone a abandonar a su mujer y a sus dos hijos. Su matrimonio se ha venido abajo, su cama está fría, la vida conyugal le resulta carcelaria y el señor decide marcharse. Nada extraordinario en el asunto. La historia de Kureishi sería la de una ruptura matrimonial cualquiera sin un solo factor que la haga especialmente cruel o desgarradora. Las 143 páginas, he de advertirlo, se limitan al monólogo interior del personaje principal quien deambulando en su departamento, medita en torno a la decisión que tomará. Sin embargo, es precisamente lo aparentemente común de la historia lo que la hace desgarradora. Es tan triste como escuchar Love Will Tear Us Apart de Joy Division en un domingo invernal. Aunque el néctar de la obra es ante todo un dilema moral, no hay moralismos de por medio. El narrador simplemente desnuda su alma y así la arroja a la calle. No necesita haber sangre u horror de por medio, pues la vida cotidiana puede estar llena de bestias como el desamor, el aburrimiento, los sueños rotos. Todo el libro lo leí en un vuelo nocturno de Monterrey a Tijuana y mi pluma casi agota la tinta de tanto subrayar párrafos, frases, ideas desoladoras.
Junto con Salman Rushdie, Hanif Kureishi es la voz literaria de la cultura indo-pakistaní en Londres. De origen pakistaní, aunque inglés de nacimiento, Kureishi es célebre por su novela “El Buda de los suburbios”, título que hasta el mismísimo David Bowie le pidió prestado para nombrar su nuevo álbum.
El Buda es un libro al que más de uno le ha colgado la engañosa medalla “de culto” y que entre broma y broma va desnudando la ridiculez de las ambiciones clasemedieras en el mundo occidental, los complejos de los inmigrantes, las angustias adolescentes y el insoportable snobismo del misticismo oriental.
Pero más allá de la vena satírica y el trauma que todo éxodo trae consigo, Kureishi va mucho más allá, cavando profundo en el alma de los personajes. Trascendiendo el factor cultural, Kureishi es el novelista de los dramas cotidianos adultos. La pluma de este narrador es pez en el agua cuando describe personajes al final de sus treintas o al principio de sus cuarentas enfrentados a sus demonios internos. Intimidad tal vez será considerada siempre como una obra menor o complementaria en el catálogo de Kureishi, aunque acaso ninguna iguale su contundencia y desolación.