A menudo lo único que puede unir a una multitud de tijuanenses, es la línea para cruzar a San Diego. Vaya, es la única situación en que varios miles de ciudadanos de esta frontera hacemos algo a la vez y tenemos un objetivo común. Por ello me dio tanto gusto ver a tanta gente bailando ese ritmo tan bien adaptado por Julieta Venegas y Bajo Fondo. El tijuanense ama su ciudad y tiene ganas de sentirse orgulloso de ella. Lo que vi en Pa Bailar Tijuana fueron miles de tijuanenses sacando la cara por su ciudad, festejándola y eso acabó por contagiarme.
Sobre los críticos de Tijuana Innovadora
Los pobres y los árboles siempre estarán ahí, a la mano del primer imbécil que quiera usarlos como bandera. Como causa política siempre serán rentables. Pregúntenle sino a los críticos de Tijuana Innovadora y a los detractores del Zócalo 11 de Julio. La perorata escupida por quienes atacaron el evento organizado por José Galicot es patética por su falta de originalidad. Las mismas peroratas que escupen los que se oponen a la celebración de una Olimpiada, un Mundial o cualquier gran evento en un país subdesarrollado. Eventos elitistas, les llaman. Eventos que pretenden ocultar la realidad. La ecuación de la crítica es sencilla y es siempre la misma: millones gastados mientras los pobres se mueren de hambre. Es la misma reacción frente a una gran obra pública: mejor que repartan el dinero entre los pobres. ¿Y si lo repartiéramos qué pasaría? ¿Cuánto le tocaría exactamente a cada pobre? ¿Tengo derecho a ser considerado en el censo de los desfavorecidos? De los ecologistas de oportunidad hablaremos luego. Sólo puedo decirles que a toda esa basura que se opone al Zócalo lo que menos les importa son los árboles, aunque sus troncos son muy jugosos cuando se trata de hacer ruidajo político.
A mí en lo personal no me interesaban gran cosa las conferencias y actos de Tijuana Innovadora, pero no por ello dejo de reconocer que a la ciudad le hacen falta grandes actos como estos y la capacidad de ponerse de acuerdo es algo que bien vale un aplauso y un brindis. Si las conferencias no me interesaban, es porque a mí la tecnología no es algo que me llame gran cosa. Ya sabe que yo soy de gustos anticuados y suelo ser más feliz si me hablan de Historia y Literatura, que de los últimos adelantos de la industria maquiladora. Twitter y wilkipedia suelen pasarme de noche y no me interesa lo que puedan decirme Slim o Salinas Pliego, pero no por mi falta de interés en los temas voy a dejar de reconocer el valor de lo concretado por los organizadores de Tijuana Innovadora, aunque algo de razón tiene mi colega Antonio Magaña al afirmar que bien hubiera valido la pena darle la palabra a la auténtica mano de obra tijuanense. Vaya, un obrero entre los expositores le hubiera dado al acto una pluralidad que por desgracia no tuvo.
En Tijuana, los ciudadanos siempre demostramos ser más fuertes, más organizados, más tolerantes y sobre todo más comprometidos. Contra viento y marea y navegando casi siempre a contra corriente, las iniciativas ciudadanas acaban siendo más trascendentes que aquellas nacidas en el seno del poder.
Si en los tres niveles de gobierno y en el Poder Legislativo los políticos no se saben poner de acuerdo o anteponen siempre sus intereses partidistas o personales frente a cada iniciativa, la ciudadanía les pone la muestra y saca la cara con proyectos emblemáticos que no conocen de siglas políticas o colores ideológicos.
Cierto, Tijuana Innovadora me pasó de largo, como de largo me pasan tantas cosas en la vida últimamente. Apenas pude entrar un par de veces al Cecut, ambas de pisa y corre. Eso sí, el jueves al atardecer llegamos rayando el penco desde Mexicali para alcanzar a ver a nuestra ciudad bailando. Lo mejor de todo fue la rolita que eligieron. Confieso que temí una bazofia reaguetonera o alguna porquería del más detestable pop, pero la verdad es que el tema oficial me gusta y mucho. Pegajoso y bailador. Julieta Venegas con BajoFondo Tango Club. Buenísima elección.
Festival de Arte en Rosarito
Y si de espíritu e iniciativa ciudadana para organizar eventos artísticos hablamos, no se puede menos que aplaudir una idea como el Festival de Arte de Rosarito que por dos días convirtió al Bulevar Benito Juárez en una animada galería artística. Cierto, la tarde del sábado el cielo negro y la lluvia parecieron conspirar en contra, pero el domingo hasta el Sol se emocionó con las obras creadas en el Quinto Municipio, donde los pintores, contra viento y marea, hacen suyas las calles para enseñar esos secretos del arte que tan bien guardados que tiene Rosarito. Sí, hoy queda muy claro que en el Quinto Municipio hay grandes creadores. Nuevamente, las iniciativas de ciudadanos que trabajan unidos y a menudo contra corriente, siguen poniendo el ejemplo y sacando a la superficie lo mejor del espíritu bajacaliforniano.