Adiós Capitán Fernando
Su camino de vida fue peinar cielos, pero su esencia fue la del árbol de raíces firmes. En él encarna una de las más radicales expresiones de lo que es un hombre fuerte. Su vida estuvo en el aire, no en la tierra. Cuarenta años capitaneando aeronaves sin suspender ni retrasar nunca un vuelo por fallas mecánicas o contratiempos. Entre las nubes aprendió algunos trucos y el verano jarocho del 42 le enseñó que la magia existe y que a veces al duende del amor le da por la eternidad.
¿Cómo se contempla el entorno cuando te antecede una vereda de 102 años? ¿Cómo se despliegan en la memoria mil y un cielos surcados en cuatro décadas de vuelos? ¿Cómo se reinventa la música de un baile en Villa del Mar, Veracruz, celebrado hace casi 75 años? ¿De qué yacimiento embrujado brota la energía que te hace ponerte los tenis y correr kilómetros y kilómetros cuando eres centenario? ¿O acaso un siglo de vida se reduce a unos cuantos instantes? Adiós Capitán Fernando. Me hubiera gustado poder conocerte más Adiós Abuelo.