Eterno Retorno

Saturday, December 24, 2011


ESA FIESTA PAGANA LLAMADA NAVIDAD

Por Daniel Salinas Basave

“Ponte en pie alza el puño y ven, a la fiesta pagana en la hoguera hay de beber” canta Mago de Oz en una melodía que después de todo, podría aplicarse a esa gran fiesta pagana llamada Navidad. Vivimos en un mundo de paganos disfrazados de monoteístas. Los símbolos del politeísmo precristiano viven en la inmensa mayoría de nuestras celebraciones que suponemos cristianas y que en realidad son adaptaciones de ancestrales ritos. Como fiesta la Navidad es mucho más antigua que el cristianismo, aunque su adaptación como cumpleaños de Jesús se haya dado en realidad más de tres siglos después del nacimiento del Mesías. Como todas las fiestas paganas, la Navidad tiene que ver con los elementos. Lo que los romanos celebraban la tercera y cuarta semana de diciembre, era la Fiesta del Sol Invicto, la resurrección del Sol, el nacimiento del Sol nuevo o el triunfo del día sobre la noche. A partir del 21 de diciembre, con el arribo del Solsticio, el día poco a poco empieza a ser más largo. El Sol Invicto era una de las principales celebraciones romanas. Le llamaban Natalis Invicti Solis y se prolongaba por varios días. Constantino, el primer emperador romano que se convirtió al cristianismo, fue un devoto del Sol invicto y para él no hubo nada extraño en adaptar la celebración del nacimiento de Jesucristo en las fechas en que los romanos tributaban al dios del Sol. Los romanos no fueron los únicos en festejar el Solsticio. De hecho la celebración romana amamanta, como casi toda su mitología, de la celebración griega, si bien el festejo persa de Mitra es aun más antiguo. En el norte europeo, los escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del Sol que triunfaba sobre la noche y era representado por Yggdrasil, el gran Árbol del Universo. Era costumbre en aquellas tierras adornar pinos y abetos en invierno para tributar a Yggdrasil y la costumbre perdura hasta nuestros días pues ese arbolito hermoso que hay en su hogar, amigo lector, es la huella del gran Árbol del Universo. También los incas y los aztecas tuvieron celebraciones solares en diciembre. Ningún evangelio hace referencia siquiera aproximada o sugerida sobre la probable fecha en que nació Jesucristo, aunque los estudiosos del Nuevo Testamento consideran muy poco probable que haya nacido en invierno. José y María viajaron a Belén para cumplir con el censo romano y los expertos en historia antigua, consideran que la prefectura difícilmente ordenaría un ejercicio de conteo poblacional en una época de intenso frío en Jerusalén. Otro aspecto por el que se considera poco probable que Jesús haya nacido en diciembre, es el hecho de que según el evangelista Lucas, la noche en que nació Jesús los pastores dormían con sus rebaños al aire libre lo que sin duda no hubiera ocurrido en una noche invernal. La descripción, coinciden, tiene que ver más con la primavera o el verano y no con una noche de intenso frío. Si bien la hipótesis más aceptada es que fue Constantino quien institucionalizó la celebración de la Nativitas en diciembre, lo cierto es que hay quienes sostienen que existen registros aun más antiguos de la fiesta. Es posible que las primeras navidades cristinas se hayan celebrado en Constantinopla alrededor del año 380, si bien hay quien la remonta al año 350. Durante la Edad Media la Navidad se celebraba ya en todo el mundo cristiano y era asociada a la paz y la concordia entre los hombres, pues aun en tiempo de guerra se declaraban treguas navideñas. De hecho, unos de los elementos en el proceso inquisitorial contra Juana de Arco fue el haber presentado batalla a los ingleses en la noche navideña. La Navidad ha atravesado tiempos turbulentos y ha llegado a ser una fiesta clandestina. Las iglesias luteranas radicales la consideraban una fiesta papista y los puritanos de “lord protector” Oliver Cromwell prohibieron su celebración en Inglaterra, si bien fue restaurada con el retorno de la monarquía. De hecho los colonos ingleses que llegaron a las costas de Norteamérica en el Siglo XVII no la festejaban por considerarlo un ritual de la iglesia romana y en las primeras décadas de Estados Unidos como nación, el festejo de la Navidad estaba abolido. Paradójicamente fue una obra literaria, Un cuento de Navidad del celebérrimo Charles Dickens, lo que volvió a poner “de moda” la celebración de la Navidad entre los ingleses y norteamericanos a mediados del Siglo XIX. En México la Navidad llegó con la conquista espiritual y al mezclarse con los elementos prehispánicos, arrojó una rica y diversa celebración con multiplicidad de elementos que dio nueva vida a la fiesta. A diferencia de Estados Unidos e Inglaterra, en México la Navidad nunca fue prohibida ni estuvo en desuso. La Navidad es una fiesta riquísima llena de ancestrales elementos paganos que más allá del nacimiento de un dios, celebra el triunfo de la luz y la unidad entre los hombres. Aunque yo soy ateo y no creo en ningún dios, celebro con gusto estas fechas y mucho más ahora que soy padre de familia. Para mí la Navidad es la sonrisa de mi hijo Iker frente al arbolito iluminado y creo que son las sonrisas de millones de pequeñitos alrededor del planeta entero lo que de verdad ilumina a la humanidad y hace que esta vida valga la pena ser vivida. Ese es el verdadero triunfo de la luz sobre la oscuridad. Feliz Navidad amigos lectores.

Thursday, December 22, 2011



En Sanborns de Río se agotó Gatopardo. Aquí está la foto del último ejemplar, compartiendo la vecindad con Chilango. En la Comercial de Río quedaban cinco ejemplares pero ayer fueron adquiridos. ¿Quedará en el Sanborns de la Revo?

Tuesday, December 20, 2011






Desde hace algunos años he sido un lector fiel de Gatopardo. Es la única publicación que verdaderamente apuesta por el periodismo narrativo y que se ocupa de contar historias. Recuerdo una tarde de 2006, en una banca de Puerto Madero, donde Carolina y yo leíamos un ejemplar de la revista que traía cierto reportaje de nazis araucanos que me interesó y le dije: algún día voy a escribir algo para esta revista. La vida está hecha de pequeños grandes triunfos y mi maldita manía de contar me llevó a contar la historia de un sui generis personaje del que he estado muy cerca desde hace algún tiempo. Esta es una buena época para leer. Abran un buen vinito, una cerveza Nochebuena o una Chocolate Stout y lean Gatopardo. No crean que es autopromoción. Lo digo por la bella Ximena Navarrete que engalana la portada y el artículo sobre la historia de los míticos punks de Santa Fe es buenísimo. También el de mi colega Emiliano Ruiz Parra, confirmado como el gran retratista de los hombres de dios. A leer Gatopardo colegas.