Magas full of magots
They are everywhere. Se cuentan por cientos. Trumpistas enajenados
con la idea de hacer a su país grande otra vez, pero que por paradojas o
malquerencias del destino viven en México. Republicanos ultraderechistas que
culpan a los mexicanos de todos los males que aquejan a su alicaído país, pero que yacen cómodamente instalados en la
costa bajacaliforniana, rodeados de todos esos “bad hombres” que según ellos
inundan de fentanilo y violadores a su
sacrosanta e inmaculada nación. No conozco al conductor de la troca que está
frente a mí en el crucero de la Villa Floresta en Rosarito, pero me bastan tres
calcamonías y sus placas de Arizona para poder imaginarme con poco margen de
error su triste historia de vida. Dos calcas certifican su fe en el triunfo de
Donald Trump en 2024, otra más lo
acredita como veterano de Vietnam y la sillita de ruedas en su placa certifica
que tiene alguna lesión. No me consta, pero apuesto doble contra sencillo a que
el señor maga reside en Baja California. Sobrevive gracias a una pensión que en
Estados Unidos lo condenaría a la indigencia pero que en Rosarito le permite
vivir en una traila frente al mar. También puedo apostarte que solo habla
inglés y pese a llevar años aquí, no ha hecho esfuerzo alguno por aprender
español, pues considera que nosotros debemos adaptarnos a sus necesidades y
atenderlo siempre en su idioma. Algo me dice que se da vuelo comprando
medicamentos controlados sin receta en nuestras laxas farmacias y que sus
papeles no están en orden con la Secretaría de Gobernación. Por lo que a su
credo blanco y protestante respecta, obvia decir que considera sagrado el
derecho a portar armas y abrir fuego a la menos provocación. Apoya el muro, el
reforzamiento de la vigilancia en la frontera y ya si me apuras, sin duda le encantaría
la idea de una internación armada en México, de la misma forma que apoya el genocidio
israelí en Gaza. Siente asco por Kamala Harris y toda esa pandilla de liberales
izquierdistas que gobiernan su nación, pero derrocha confianza en que en
noviembre los sacarán de la Casa Blanca y su ídolo de piel naranja volverá a
tronar sus chicharrones. El problema es que aunque Trump gane, él no va a dejar
de vivir en México. Sad but true, manda decir Metallica. Miren colegas, cada
quien sus filias y fobias políticas, pero creo que si eres un convencido
trumpista, no es muy coherente que comas y duermas en territorio mexicano.
Según el censo de 2020, hay 132 mil 673 estadounidenses viviendo en Baja
California. Somos por muchísimo la entidad con mayor migración gringa en todo
México. La mayoría de estos gabachos son gente noble y muy buena onda que genera
una importante derrama económica en nuestra tierra y no pocas veces se involucran
activamente en causas comunitarias y de mejora del entorno. He conocido cientos
de ellos y me caen bastante bien. Nuestra tierra es un gran corredor binacional
y multicultural, un mosaico diverso en donde caben todo tipo de expresiones y sin
duda eso es lo que hace grande a Baja California. Sin embargo, me cuesta
trabajo aceptar a alguien capaz de promover un discurso de odio y una ridícula perorata
paranoica como la de Trump. Para mí no hay medias tintas en este tema: Trump es
basura. Punto. People of the Lie, diría
Kreator, pero somos tan abiertos y tolerantes, que hasta con ellos convivimos.