Antes de salir a la terraza Sergio se ha servido un nuevo vaso de Buchanas para tragarse el Rivotril y medio con el que intentará exorcizar a los demonios del insomnio matutino. No más cáspita del diablo por ahora, piensa mientras invoca el milagro de poder dormir la mañana completa y estar fresquecito al momento de la encerrona de la tarde. Entre el dictado de su biografía autorizada, la revisión del último par de spots y el compulsivo envío de WhatsApp al equipo de producción, la madrugada se le ha ido en blanca hiperactividad. Un par de rayas y ocho vasos de whisky en las rocas deberán ser conjuradas por la pastillita y media que baja por su esófago pero no alcanzará a diluirse en su organismo pues al momento de ingerirla le restan a Sergio menos de cuatro minutos de vida.
Wednesday, August 10, 2016
Monday, August 08, 2016
Tras merma y desparrame de mil y un entreveros de duermevela diluidos en las cañerías de la desmemoria, rescato hoy la magra isla en medio de un lago de agua salada en tierra firme. Una isla pobretona y austera elegida por mí como sede del autoexilio. Mucho más no queda. De arena pura ha de haber sido esa isla diluida entre mis agrietados dedos. De arena de insomnio conjurado, de arena de un Morfeo devaluado a quien a gritos pido me dicte una nueva historia.
Irrumpió el Pacífico, abrazo voraz en los tentáculos de su resaca, revolcadero verdugo, olas oaxaqueñas reventando en la blancura del sillón. Furiosos océanos de duermevela, capaces de hacerte despertar con los labios cubiertos de agua salada.