Eterno Retorno

Thursday, February 20, 2003



La escritora más vendida de Tijuana

¿Quieren saber quien es la escritora de Tijuana que puede presumir más libros vendidos? Fácil, se llama Erika Lara. Se le puede encontrar afuera del Palacio Municipal vendiendo sus libros en plena calle como quien vende tamales en un carrito.
Eso sí que es humildad literaria. A ver ¿quien de ustedes, señores escritores se atrevería a salir a la calle todos los días a ofrecer sus libros de ocho de la mañana a tres de la tarde a cada persona que entre al Palacio? Porque no crean que nada más se queda parada la doñita. No. Te insiste que le compres su librito y te recomienda poemas. Gana por insistencia. Y vende
La conozco desde hace algún tiempo. Incluso le hice un reportaje. La edición de sus dos libros, Poemas que nacen del co-razón I y II, fue financiada por ella misma. En honor a la verdad sus poemas son pésimos. Son espantosamente malos. Imagi-nen un poema típico del Rincón Creativo de Frontera, para que se den una idea. Pero lo mejor de todo es que ella no lo sabe y es feliz en su mundo.
Al menos está totalmente libre del mal vicio de las teorreas literarias, a los que algunos son tan afectos. No sabe de poetas malditos, surrealistas o beat. No conoce teorías de verso, rima y métrica. No le interesa saber quien fue Mallarme o Rimbaud. Tampoco está enterada de que según cierto teorréico compulsivo, ya vivimos en la época de la post- literatura. Simplemente le vale la madre. A ella le interesa escribir lo que nace de su corazón y aunque el corazón produce bodrios literarios, ella sien-te que tienen la calidad suficiente para ser vendidos. Y la gente los compra. Tal vez, como es el caso de los funcionarios pú-blicos, ceden a su terquedad (no es fácil quitársela de encima), aunque existe más de una doñita que realmente se enternece con sus poemas.
Y aquí valdría la pena un debate. Según la teoría de Nicolás Cabral, esta doñita no debería ser llamada escritora ( Cito tex-tualmente las palabras de Nicolás: “No, no soy tan democrático: no le concedo a cualquiera el derecho a escribir. Quien no lee no tiene derecho a escribir. Soy elitista. Me considero un aristócrata al que sólo le falta el dinero para ejercer los derechos de su clase a toda ley. Hay demasiados libros, demasiados libros malos”). Pero resulta que esta doñita, dentro de su total igno-rancia de teorreas literarias, se dedica a escribir (según la teoría de Yepez, contraria a la de Cabral, cualquier grafómano es escritor, o así lo entiendo yo) y vive únicamente de lo que produce su pluma. No tiene otro ingreso. A 50 pesos el librito y ya agotó dos ediciones de mil ejemplares cada una. Yo la he visto vender 24 libros en un solo día ¿Quien de ustedes, señores es-critores, puede presumir eso? Me atrevo a afirmar que después de Crosthwaite, es la escritora tijuanense que más libros ha vendido. Sí, es una poeta terriblemente ingenua y sus textos son de una cursilería insoportable, pero escribe y mal que bien, es leída. Estoy seguro vende mucho más que cualquier puetasto del Conaculta o de los premios estatales, cuyos libros yacen empolvados en alguna apartada mesa de literatura local en una librería universitaria. Por supuesto, los puetastros son seres te-rriblemente dignos que jamás se rebajarían a vender su librito en la calle. Quieren que uno vaya, lo compre en la librería y lo rescate del cementerio. El resultado, es que los únicos libros que distribuyen los teorréicos puetastros, son los que le regalan a sus compinches que acudieron a emborracharse con vino malo a la presentación. Seamos honestos, nadie compra por gusto o curiosidad auténtica los libros de Conaculta o los premios estatales. Y ojo, yo se que las ventas no son el parámetro para cali-ficar a un escritor, pero Erika Lara no tiene el apoyo de una gran editorial, ni es un motivador barato con delirios de pestilente misticismo como Paulo Cohelo o Carlos Cuauhtémoc. Es simplemente una doñita que escribe poemas cursis. Y arriesga en su empresa, porque si sus libros no se venden, ella es la que pierde dinero, pues paga de su bolsa la edición. En cambio, los teo-rréicos puetastros no invierten un centavo partido por la mitad. Ahí está papá gobierno para pagarles (con el dinero de todos nosotros) sus ediciones condenadas al cementerio y hasta el Padre Kino de bote que consumen en la presentación.
En resumidas cuentas, la escritora más vendida de Tijuana, es una verdadera lección de humildad literaria...Y NO SE ANDA CON CHINGADERAS-

Wednesday, February 19, 2003

Corresponencia ajena- Fragmento de una carta enviada a un amigo el 28 de octubre de 1999- La vida no ha cambiado mucho desde entonces-

"Mi vida ha cambiado y mucho. Ya no vivo en Monterrey y ya no soy soltero. Desde hace seis meses vivo en Tijuana Baja California y desde hace ocho me he casado con Carolina. He venido a esta fronteriza ciudad en el extremo norte del país contratado por un nuevo proyecto periodístico que arrancamos hace tres meses y que circula en las calles bajo el simple nombre de Frontera. No fue fácil dejar Monterrey, ni tampoco renunciar a mi anterior trabajo, pero esto de ver nacer un nuevo periódico, aunque desgastante, es una interesante experiencia.
Hay quienes insisten en comparar a Tijuana con el Berlín de la Guerra Fría, pues un muro muchas veces cubierto de sangre la cercena y quizá en ningún otro lugar se pueda palpar de forma tan cruda y barroca la diferencia existente entre las dos Américas.
La ciudad se encuentra en la frontera con Estados Unidos al sur de California, en la orilla del Océano Pacífico y es el lugar en donde confluyen miles de migrantes de todo México, Centroamérica y China que llegan atraídos por el sueño californiano, solo para topar con un muro y miles de guardias que les impiden entrar al imperio gringo.
Nuestra casa está a la orilla del mar a unos cuantos metros de la línea divisoria entre los dos países, sin duda un punto geográficamente muy identifi-cable. En el nuevo periódico me dedico a los reportajes especiales de investigación y como hobby escribo una columna de fútbol. Hasta ahora todo va bien.
La vida matrimonial es bella y sin duda no es tan asfixiante como la imaginaba en la euforia de mi soltería, aunque bueno, creo que eso depende de la persona elegida y en mi caso elegí sin duda a la mejor, con la que he encontrado esa forma de amor que se vive y reaviva a cada instante, como una fogata en medio de la noche fría. Es bello aprender a compartir los momentos, las emociones, las palabras, los sueños, las preocupaciones, ese cuerpo tantas veces olvidado de la vida cotidiana en el que se va la mayor parte de nuestras horas. Para alguien con una vocación tan esteparia e individualista como yo, ha sido todo un descubrimiento..."

Esto hubiera sido una buena explicación del sentido de mi blog. Lo increíble es que lo escribí mucho antes de que el blog naciera-
Ya todo fue dicho, imaginado, sentido, vomitado y mal parido, así que no esperen encontrar novedad alguna en estas palabras. El mito del eterno retorno cumple su función de crear absurdos ciclos en las mentes desiertas de los creadores de la nada. Todos los lunes opera un doloroso renacimiento y en la alta mar de presión baja y ascos reglamentarios, brotan ideas con complejo de digno vanguardismo. Brotan, como sierpes borrachas, se arrastran un poco en el asfalto para después escoger por morada el olvido. Estos son solo unos cuantos cadáveres momificados, rescatados del eterno fluir de la insignificancia.


A veces me siento infinitamente extranjero

El sobresalto llegó cuando iba en el asiento trasero de un taxi y sintió una gran sorpresa por sí mismo y la improbabilidad de su propia existencia.
Aunque el instante era bastante ordinario e incluso tedioso, tuvo al menos por un solo segundo el don de ser enteramente extraño, desconocido y no necesitó imaginar que esas calles eran en sí lejanas y él, un extranjero misterioso, indescifrable, navegando en la imaginación de un hombre común que lo pensaba al otro lado del mundo.
Su cuerpo al moverse, sus manos al pagar, su voz al dar las gracias, eran simplemente extrañas, aunque eran las suyas y no las de otro. Era él, gozando el néctar del accidente de estar vivo, sin poder imaginar lo que se sentiría no estarlo, aterrorizado al pensar que realmente el universo no fue el producto de sus sueños y seguiría existiendo eternamente, aún cuando él no fuese siquiera polvo.
Sí, era algo escalofriante concebirse como usufructuário de una materia enteramente real, que lo antecedía por millones de siglos y lo sobreviviría hasta que fuera deshojado el infinito.
El entorno no era entonces el engendro de sus fantasías, ni un cuadro paisajista contemplado por unos ojos en un lugar remoto jamás imaginado. Estaba ahí, podía moverse y nombrarse aún mandando al sepulcro los sueños y fantasías de todos los hombres. Era tan real como el dolor y el hambre, mientras que él era solo un intruso, tratando de ser el único en depredar lo que todos depredaban.

Tuesday, February 18, 2003

Los conciertos, los buenos conciertos, pueden llegar a ser tatuajes. Marcas en el rostro. Parteaguas. Una de mis creaciones más constantes y menos nacientes se llama Donde es el reventón y tiene que ver con la atmósfera de las tocadas- Me pareció buena la idea de Rafadro de enlistar conciertos históricos y decidí fusilarla. Aquí va una lista de grandes toquines de una épo-ca ya añeja-
Tal vez para los no adentrados en el mundo metal- punk- core no tiene mucho sentido, pero mi vida se marcó d euna u otra forma por esas tocadas-

Conciertos primera etapa (regio- chilanga 1985 – 1992)

José José
La primera vez que vi a un cantante en vivo fue a José José en la Feria de San Pedro. Debe haber sido en 1985. Yo tenía 10 años y mis padres me llevaron. La pasé sumamente bien- Hasta la fecha, es la única ocasión en mi larga vida en que he asistido a un espectáculo de palenque.

Soda Stereo (1987-1997)
La primera vez que pedí dinero a mis padres para acudir a un concierto de una banda de mi agrado fue en octubre de 1987. Se presentaba Soda Stereo en la Monumental Monterrey. Mi boleto costó 25 mil pesos (o 25 nuevos pesos) y me resultó algo así como un lujo. Acudía al concierto con mi prima Cristina. Abrieron la noche con Juegos de seducción. Cerati salió con una boina y mallas (eso es lo que recuerdo) Esa fue la primera vez que Soda tocó en Monterrey yo tenía 13 años. También los ví, 10 años después, en la última, en agosto de 1997 en el Parque Fundidora. Yo tenía 23 años. Abrieron con Ciudad de la furia. El auditorio estaba aperrado. Para entonces Soda había dejado de llamarme la atención pero acudí a petición de una amiga que no tenía quien la llevara-

Bon Jovi (Estadio Tecnológico febrero de 1990)

Bon Jovi tuvo a bien presentarse en Monterrey cuando yo estaba en mi exilio chilango, pero eso no fue impedimento.
Hice el viaje en autobús desde la Gran Tenochtitlán a mi tierra natal. Un solo fin de semana para poder acudir a ver el pri-mer macro concierto de mi vida- Era la época en que literalmente contabas con los dedos a las bandas extranjeras que pisa-ban el país. Empezó con cierto retraso. La noche era clara. Abrió con Laid your hands on me- El sonido no fue excelente pero a mi me valía madre. Ese fue el penúltimo concierto de Bon Jovi en su etapa rockera. El último fue el malogrado toquín de Guadalajara. Después desapareció de la escena y cuando resucitó en 1994, yo lo había enviado al cementerio de la absoluta indiferencia.


La Polla Records (30 agosto 1990 La Última Carcajada de la Cumbancha, Insurgentes y Perpetua)

Mi adolescencia se dividió en la etapa prepolleana y la etapa postpolleana- El LUCC estaba atiborrado. Pese a que tenía mi boleto en la mano no tuve que entregarlo a nadie. Entré por portazo. Hubo crisis de asfixia. El sudor se vaporizaba y después caía como lluvia. Abrió Masacre 68. Los de la Polla se la rifaron aunque empezaron a sentir claustrofobia. Abrieron con Quiero un buey. Tocaron Odio a los partidos, Balada inculta, No somos nada, socios a la fuerza, pero acabaron muy pronto. De cualquier manera, fue un concierto inolvidable-

Obituary (18 febrero 1991 Arena López Mateos de Tlalnepantla)

Mi primera tocada internacional de ultra brutal death metal. A mis amigos les daba miedo acompañarme hasta Tlane, pues temían ser acuchillados. Obituary estaba en la gira del Cause of Death, su segundo disco. Tocaron Til Death, Find the Arise, Infected, Cause of Death y desde entonces decidí que el auténtico death metal formaba parte de mi vida-


Eskorbuto (21 de abril 1991, Arena López Mateos de Tlalnepantla)


Las ratas de Vizcaya tuvieron a bien regalarme en mi cumpleaños número 17 el único concierto que dieron fuera de España y sin duda uno de los últimos de la alineación original. Ese mismo año dos de sus integrantes morirían consumidos por la heroína. Con el paso del tiempo me doy cuenta de la importancia que tuvo ese concierto. Abrieron, lógicamente, ya no que-dan más cojones, Eskorbuto a las elecciones y cerraron con Cerebros destruídos.


Kreator (6 de julio 1991, Arena López Mateos de Tlalnepantla)

El creador germano del universo y de las más violentas expresiones del thrash metal rompió madres en Tlane- Un concier-to ultra duro y sin embargo preciso, como un relojito. Creo que esa fue la tocada donde me tiré el primer stage daving de mi vida cuando tocaban Extreme aggresion. Abrieron con Death pestilence y se rifaron Flag of hate, People of the lie, When sun burns red y de más himnos. Matador.


Mosh festival (Nuclear Assault, Sick off it all, Deicide, Arena López Mateos de Tlalnepantla)

El thrash, el hard core y el death metal conviviendo en un mismo festival. Para entonces trabajaba en discos Zorba y acudí al concierto con mis compañeros de trabajo. Como ya ganaba dinero podía comprarme una ilimitada cantidad de cervezas. Sick off it all se llevó la noche y Deicide me decepcionó profundamente. Desde entonces le empecé a tomar mucho cariño al hard core-


Carcass (Arena López Mateos de Tlalnepantla 15 de marzo de 1992)

Los carniceros del Reino Unido fueron mi último concierto en aquella mítica catedral del metal en México como es la Arena de Tlane. Yo estaba demasiado puesto de alcohol, pastas y mota y ni siquiera pude disfrutar el concierto como hubiera merecido una banda de ese calibre. Cosas de la vida, en la tocada de una banda abstemia y vegetariana yo andaba hasta el cu-lo. Se tocaron completito el Simphonies of sickness y el Reek of putrefaction- En la larga lista del año que acudí a Tlane des-filaron además de los mencionados, los holandeses de Pestilence, Death (gloria terna a Chuck), Cannibal Corpse, Sadus y Se-pultura-


La etapa regio tijuanense sandieguina 1992- 2003 continuará mañana-

Monday, February 17, 2003


Mi humilde participación en un Opina de Reforma sobre subculturas juveniles-
Daniel Salinas Basave
[dsalinas@frontera.info]
Tijuana
17 de Febrero de 2003

No me gusta que se les vea como una simple banalidad adolescente y que se les trivialice cual si fueran monitos de escaparate. En lo personal el mensaje de muchas bandas de punk y hard core influyó mucho la orientación de mi pensamiento durante la adolescencia. Creo que las letras de bandas como CRASS, La Polla Records o Dead Kennedys va más allá de una simple sub cultura juvenil. Musicalmente prefiero el metal en todas sus acepciones, del heavy clásico y progresivo hasta el black metal y el grind. Musicalmente es un género muy superior. Además me molesta que se les vea como modas o actitudes juveniles. Yo soy un adulto de 28 años, estoy casado, tengo un empleo y sin embargo sigo comprando muchos discos de metal y acudiendo a conciertos. Es casi el único género musical que escucho y creo que después de 18 años de escucharlo ininterrumpidamente, puedo afirmar que es el que escucharé toda mi vida, sin importar la edad que tenga. DSB


LOS NUEVOS AIRES DEL GÓTICO
Por Daniel Salinas Basave

Las piadosas
Federico Andahazi
Editorial Planeta

Apostar en pleno Siglo XXI a seguir fielmente los cánones de una típica novela gótica de principios del Siglo XIX no deja de ser una empresa bastante arriesgada.
Esa es precisamente la apuesta del argentino Federico Andahazi en Las piadosas, una obra que se rige bajo los típicos pa-rámetros narrativos góticos.
Tratar de crear un efecto perturbador valiéndose de fórmulas que hace dos siglos fueron explotadas hasta la saciedad, exige un narrador malicioso y audaz que evite caer en lugares comunes. Por fortuna para Andahazi, con Las piadosas sale bien librado de la apuesta.
Escenarios sombríos, visiones crepusculares y la presencia constante e invisible de un ente horroroso y sobrehumano al acecho, cumplen con el recetario que en su momento siguieron Stocker, Sheridan Le Fanú y compañía.
La narrativa gótica se nutre de la intuición permanente de que lo más horroroso está ahí, oculto, próximo a manifestarse mientras va operando una secreta transformación en el interior de los personajes.
De entrada, la propuesta de Andahazi para el lector es mantener como un enigma la posibilidad de que la narración aluda a hechos reales.
Después de todo, el escenario y los personajes escogidos por el narrador para dar forma a Las piadosas son reales y además célebres.
Andahazi ubica la novela en el lluvioso verano de 1816, en una mansión a orillas del lago de Ginebra, en donde vacacionan personajes de las letras inglesas como Lord Byron, Percy y Mary Shelly.
La presencia de dichos personajes en Ginebra por aquellas fechas es históricamente comprobable. Basta con leer la nota preliminar de Frankenstein para ver como la propia Mary Shelly se refiere a ese oscuro y tenebroso verano como el contexto en que fue escrita su obra más célebre.
Pero claro, lo de Andahazi es una novela y no una crónica sobre un enigma histórico, aunque pretenda sembrar en el lector la duda sobre la veracidad de los hechos.
La trama se centra en Polidori, el amargado secretario de Lord Byron, quien desde el día de la llegada a Ginebra recibe una extraña carta.
El ambicioso secretario, siempre envidioso de su patrón, encuentra en la perturbadora correspondencia la oportunidad de alcanzar la gloria literaria de Byron.
La carta entraña un misterio, que lógicamente, se va develando conforme avanza la narración. La autora de la misiva es Anette Legrand, un monstruo de lo más singular e inquietante.
Su fealdad extrema, su inteligencia prodigiosa, la “vitamina” que requiere para sobrevivir y las recompensas que ofrece a cambio, la hacen un vampiro poco usual. Mal que bien, Las piadosas tira una certera pedrada a las desmedidas ambiciones de quienes aspiran al reconocimiento literario. ¿Cuantas plumas consagradas se resistirían a la propuesta de Anette Legrand?
Claro, Las piadosas no está exenta de ciertos errores secundarios que podrían pasar desapercibidos en lo que se refiere a la es-tructura de la novela, aunque para alguien meticuloso serían imperdonables, como lo es citar el Werther de Goethe como si fuera ya una obra clásica y antigua en la mitad del Siglo XVIII, cuando apenas estaba siendo escrita.
Pero dejando a un lado errores de pecata minuta, graves en alguien que se precia de ser un conocedor de letras clásicas como Andahazi, Las piadosas cumple con entretener, inquietar y sembrar dudas de manera inteligente en el lector.
Sí, se le podría reprochar el utilizar procedimientos narrativos que llegan a ser por momentos demasiado obvios en sus inten-ciones, pero a los amantes del gótico en su estado más puro, Las piadosas no los hará sentirse defraudados.


Mis pequeñas rebeliones. Odio las corbatas

Todos los que trabajamos nos prostituímos. Uno es capaz de innombrables humillaciones con tal de asegurar su recibo azul de nómina. Libramos todos los días una batalla a brazo partido para no abandonar el paraíso clasemediero.
El abandono de la cama un lunes por la mañana es en la vida cotidiana el episodio más traumático. Es peor que ser un feto arrancado de golpe de la tiniebla uterina para ser arrojado a un charco de excrementos.
Nuestra vocación de prostituirnos en cada día laboral tiene infinitas formas y manifestaciones, pero solo un símbolo per-manente: la corbata. En esta redacción portar una corbata significa tener la marca de la bestia. El equivalente a ser una res marcada con un hierro ardiente que certifique su pertenencia al hato. Es el salvoconducto hacia la esclavitud. La corbata es un una horca eterna y nosotros unos condenados a los que ni la muerte es capaz de redimir. La corbata está aquí, omnipresente, lastimando mi cuello, haciéndome ver ridículo, clasemediero, prostituto. Un hombre que es capaz de amararse en su cuello un pedazo de tela que odia, es más decadente que quien abre el culo por una morralla miserable. ¿Para que diablos sirven las corbatas? ¿Quien dijo que son sinónimo de elegancia? Sí, ya se que tienen su origen en el ejército croata. Pueden contarme la historia que sea. A mi no me sirven de un carajo.
Y aquí va una confesión sobre una de mis pequeñas rebeliones que aún tienen vivo su espíritu: Jamás en la mi vida me he comprado una corbata. Jamás me compraré una. De mi cartera nunca saldrá un solo centavo para pagar por un repugnante pe-dazo de trapo destinado a estrangularme. Las corbatas que tengo, que son muy pocas, me las han regalado mis padres, mi suegro o mi esposa. Yo no he comprado una y aquí lo firmo: Jamás compraré una. De esta agua sí que no beberé.
Y aún hay más. No solo nunca he comprado una corbata. Ni siquiera se como hacer el nudo, y lo que es peor: no tengo la más mínima intención de aprender. Tengo un par de corbatas con el nudo hecho guardadas en el cajón de mi escritorio entre libros y periódicos viejos. Son corbatas sin chiste alguno. La que más uso es gris. Me la pongo al llegar a la Redacción y me la quito al salir a la calle. Casi todos hacemos lo mismo. No quiero una corbata nueva. No quiero cambiar de corbata. Me conformo con la que tengo. Me sirve para el único fin utilitario que tiene en mi vida: que los que me pagan me vean que trai-go corbata y certifiquen que estoy lo suficientemente prostituido por el sistema. De ahí en fuera no me sirve de nada más. Así que nada importa si es la misma todos los días o si está cochina. Mejor aún. Así mi aberración total por la prenda y lo que significa queda de manifiesto. Esta pequeña rebelión es un rinconcito de dignidad. Una forma de certificar que todavía no es-toy tan vendido al sistema. Sí, ya me han llamado mil veces adolescente retardado y promotor de rebeldías babosas e infanti-les. Id sin escalas a chapotear en la mierda. Si ser adulto significa ser un servil insecto encorbatado, me niego a serlo. Sí, ya se que ya estoy muy grande para ciertas pendejadas. Mucha gente predijo que a cierta edad “maduraría”, pero la madurez no ha llegado y que bueno. Según mis familiares, para este entonces habría olvidado ciertos gustos musicales y literarios y me habría vuelto católico por conveniencia y comodidad social. Y miren nada más. Cada día siento más placer cuando balsefomo contra todos los dioses monoteístas y sus iglesias. La idea de morir antes de los 30 años todavía me atrae demasiado y no des-carto que mi suicidio fuera antecedido de un arrebato al estilo del Eróstrato de Sartre. Si alguna vez dejo de depender de las cadenas esclavizantes de una nómina, mi pelo volverá a crecer sin límites, volveré a agujerar las superficies perforables de mi cuerpo y adornaré mi piel con más tatuajes. ¿Quien chingados tiene el derecho de impedirme un placer tan banal?


LOS LUNES SÍ EXISTE EL INFIERNO

El infierno sí existe. Dante olvidó incluir en la Comedia el más consumado de los círculos infernales. Estar a las ocho de la mañana atrapado en un nudo vial entre Madero y Calle Segunda durante más de 45 minutos, haciendo intentos infructuosos por llegar a la Vía Rápida, es una condena que no le deseo al más encarnizado pecador. Odio el tráfico. Es el único elemento cotidiano de la existencia que tiene la personalidad de un taladro incrustándose en mi cabeza. Carolina llegó tarde al trabajo. Yo llegué desencanchado al mío. Vivo una de mis peores sequías de creatividad periodística en todos los tiempos. Pero el fuego eterno no se limita a condenarme a chapotear en el infierno vial de Tijuana cada mañana. No. Hoy traigo a cuestas tres horas de mal sueño. Solo tres horas. Y pésimas. El insomnio me zarandeó sin piedad. Como solo sabe hacerlo los domingos por la noche. Puedo estar agotado y haber conjurado todo tipo de resacas. Tener un día relajado y haber dejado plenamente satisfechos todos mis deseos. Una cena de alto nivel, un buen vino (Gato Negro) y un sexo delicioso que me dejó para dormir como angelito. Pero no. El insomnio agarró mi cerebro, lo restregó entre sus manos, lo exprimió como limón y luego lo talló sobre grava. Tenía sueño, mucho sueño y sin embargo no podía quedarme dormido. Mierda. Y ahora estoy aquí, en mi islote de agrafia periodística esperando que el cielo me arroje un rayo de iluminación.
Sí. Nuestros fines de semana son en extremo hedonistas y dionisíacos. Puro y absoluto principio del placer en el que basa-mos nuestra existencia de viernes a domingo. Pero el lunes se encarga de castigarnos. Después de una mañana como al de hoy, uno ya está lo suficientemente muerto como para querer resucitar. Y es una larga tarde la que me aguarda. FUCK OFF-