¿Cómo imaginaste el alba caribeña? En tu dibujo mental estuvo siempre el destellar de la primera luz sobre el turquesa del agua, el blanco de la arena en tus pies y algún detalle de tropical exotismo encarnado en la irrupción de una iguana o el vuelo de pájaros multicolores, pero no estabas preparada para encontrar –de buenas a primeras- cuatro dedos cortados dentro del cajón de un módulo de información turística. Inmersa aún en la resaca de una duermevela alucinante, el hallazgo fue sustancia pura de pesadilla e irrealidad.
Quieres creer en una confusión o un macabro humor negro – a lo mejor esas cosas pasan en México- pero aunque nunca antes has visto un dedo cortado, tienes la brutal certidumbre de que esas cuatro falanges embarradas de sangre seca estuvieron unidas hasta hace muy poco a una mano humana.
Saturday, April 22, 2017
¿Cómo imaginaste el alba caribeña? En tu dibujo mental estuvo siempre el destellar de la primera luz sobre el turquesa del agua, el blanco de la arena en tus pies y algún detalle de tropical exotismo encarnado en la irrupción de una iguana o el vuelo de pájaros multicolores, pero no estabas preparada para encontrar –de buenas a primeras- cuatro dedos cortados dentro del cajón de un módulo de información turística. Inmersa aún en la resaca de una duermevela alucinante, el hallazgo fue sustancia pura de pesadilla e irrealidad.
Quieres creer en una confusión o un macabro humor negro – a lo mejor esas cosas pasan en México- pero aunque nunca antes has visto un dedo cortado, tienes la brutal certidumbre de que esas cuatro falanges embarradas de sangre seca estuvieron unidas hasta hace muy poco a una mano humana.
Wednesday, April 19, 2017
Los mil cuentos posibles yacen ahí, en la piedra bronca donde duermen las esculturas, en el flácido territorio límbico que aguarda su postergada revolución. Palabras vegetantes, palabras en estado de coma, palabras destinadas a la nada del neonato.
Deshojar la luz de la mañana
Cuadros medievales de niños danzando entre flores primaverales, días luminosos, un verano aferrado a insinuarse pleno, un desnudo azul sin nubes invasoras, y la Muerte, siempre la Muerte, tan modesta y tan de bajo perfil, inventándose una sombra a tu izquierda.
La respiración de la Muerte en la nuca inspiró los cuentos del Decamerón y los de las Mil y una noches. Cuando la vida revela su fragilidad y la arena del reloj se va consumiendo, la última astilla para conjurar un naufragio es narrar y transformar en palabra tu último aliento.
La encarnación de mi bipolaridad yace en esa sensación tan matutina donde todas las músicas me hablan; una sensación condenada a degenerar en el menhir que se posa sobre mi cuerpo después del mediodía. Por la mañana las letras son mis aliadas, la fuente inagotable, la tormenta de locuras y alucinajes. Por la tarde queda por herencia un pozo seco y soñoliento, unas alas de ladrillo, la certidumbre mi total absurdo.
Cuadros medievales de niños danzando entre flores primaverales, días luminosos, un verano aferrado a insinuarse pleno, un desnudo azul sin nubes invasoras, y la Muerte, siempre la Muerte, tan modesta y tan de bajo perfil, inventándose una sombra a tu izquierda.
La respiración de la Muerte en la nuca inspiró los cuentos del Decamerón y los de las Mil y una noches. Cuando la vida revela su fragilidad y la arena del reloj se va consumiendo, la última astilla para conjurar un naufragio es narrar y transformar en palabra tu último aliento.
La encarnación de mi bipolaridad yace en esa sensación tan matutina donde todas las músicas me hablan; una sensación condenada a degenerar en el menhir que se posa sobre mi cuerpo después del mediodía. Por la mañana las letras son mis aliadas, la fuente inagotable, la tormenta de locuras y alucinajes. Por la tarde queda por herencia un pozo seco y soñoliento, unas alas de ladrillo, la certidumbre mi total absurdo.

