Eterno Retorno

Saturday, September 18, 2004

La historia se escribe con letras de Oro. Fue la final de la temporada 77 78 cuando dos equipos felinos y universitarios se vieron las caras en la Gran Final del Futbol Mexicano. Los gloriosos Tigres de la UANL acaudillados por Don Carlos Miloc con escasos cuatro años en la Primera División llegaron a la Gran Final contra los Pumas de la UNAM. No voy a decir que lo recuerdo a la perfección, pues yo tenía escasos cuatro añitos de edad, los mismos que Tigres en Primera. La cuestión es que en el juego de ida en el Estadio Universitario de San Nicolás de los Garza un miércoles por la noche, los Tigres, el Felino Mayor, se impuso 2 a 0 al gato montés unamita. En el juego de vuelta celebrado en el Olímpico México 68 el marcador quedó 1 a 1. Así las cosas, con un global de 3 a 1, Tigres se proclamó Campeón del Futbol Mexicano por vez primera en su historia. Fue también el primer título de futbol profesional para la Ciudad de Monterrey, algo que cierto equipo mediocre con más de 30 años en primera en aquel entonces no había podido nunca lograr para nuestra ciudad. Los aficionados unamitas parecen haber olvidado aquella final en que el gatito sucumbió, pero yo se que les duele en el alma, pues eran amplios favoritos. Desde entonces, el Felino Mayor manda. Ya veremos esta tarde.


Guadalajara, Guadalajara, Hueles a pura cancha mojada.

Si fuera un mal perdedor, comenzaría diciendo que yo esperaba ver un partido de futbol, no un partido de waterpolo. Pero bueno, ante todo hay ser reconocer cuando se pierde. Las Chivas nos ganaron bien y dado que las deudas de juego son deudas de honor, aquí van unos cuantos laureles al Rebaño Sagrado dedicados a Armando Sámano quien me ganó la apuesta. La apuesta era que el perdedor debía escribir un texto elogiando al equipo ganador. Eso me sería imposible si se tratara de los rayaditos, pero tratándose de las Chivas creo que sí hay tela de donde cortar para hablar bien.

El Rebaño Sagrado

Sepan ustedes que según la encuesta que hizo la semana pasada su periódico Frontera con aficionados tijuanenses, arrojó que el equipo favorito de esta ciudad es el Guadalajara.
Las Chivas son por mucho las favoritas de la afición tijuanense, por arriba del América y los Pumas.
Lo mismo sucede en el Sur de Cailfornia. Cuando acudo a ver juegos de la Selección al Qualcomm o al Memorial Coliseum las tribunas siemrpe están atiborradas de camisetas rojiblancas. Los aficionados Chivas están repartidos por todo México y Estados Unidos. Pero aquí va una confesión: Yo mismo tuve una etapa en que realmente me emocionaba con el Rebaño Sagrado. Digamos que era mi segundo equipo después de los Tigres. Mi abuelo, quien nació en Guadalajara, siempre me habló de la mística de aquel campeonísimo de Javier de la Torre. Y resulta que en los años que yo empecé a clavarme en el futbol, Chivas era un equipo ofensivo, alegre y espectacular. Me refiero a aquellas Chivas de Alberto Guerra, con Javier Zully Ledezma en la portería, Sergio Lugo, Concho Rodríguez, Yayo y Chepo de la Torre, Benjamín Galindo y el gran Sheriff Fernando Quirarte como gran capitán. En aquel entonces yo admiraba al Scheriff Quirarte. Las Chivas eran expertas en recetar goleadas en esos años. Recuerdo aún la primera vez que acudí a ver en vivo a las Chivas. Fue lógicamente en el Volcán en un juego contra Tigres y el marcador final fue de 1 a 1 con goles de Chepo de la Torre y Pato Lucas. Ni falta hace decir que cuando las Chivas se presentaban en la cancha del Tec para jugar contra la basura rayada siempre acudía a apoyarlas y casi siempre ganaban. Para mi las Chivas de 1987, las que se coronaron batiendo a Cruz Azul, fueron las mejores que yo vi jugar. Disculpen, pero yo aún no nacía cuando jugaba Chava Reyes.

Cuando viví en México acudí a varios juegos de las Chivas y me sorprendió ver como llevaban más gente que los equipos locales.
Recuerdo en especial un juego contra Cruz Azul en el Azteca que ganó el Rebaño por 2 a 0. Sólo una vez en mi vida he acudido a un Clásico Chivas vs América. Fue allá por 1991 en el Azteca y las Águilas ganaron 2 a 1.
En aquella final de 1997, cuando se impusieron por 6 a 1 a Toros Neza, me dio demasiado gusto ver a Gustavo Napoles, paisano oriundo de San Nicolás de los Garza y producto de las fuerzas básicas de Tigres, despacharse con cinco goles, record de goleo individual en una final.

Y en fin, eso es lo más positivo que puedo decir de las Chivas y mi mejor deseo es que se quiten de en medio a ese nuevo rico pedante de Vergara, pues con
él al frente me cuesta mucho trabajo sentir simpatía por ese equipo en la actualidad.


La historia se escribe con letras de Oro. Fue la final de la temporada 77 78 cuando dos equipos felinos y universitarios se vieron las caras en la Gran Final del Futbol Mexicano. Los gloriosos Tigres de la UANL acaudillados por Don Carlos Miloc con escasos cuatro años en la Primera División llegaron a la Gran Final contra los Pumas de la UNAM. No voy a decir que lo recuerdo a la perfección, pues yo tenía escasos cuatro añitos de edad, los mismos que Tigres en Primera. La cuestión es que en el juego de ida en el Estadio Universitario de San Nicolás de los Garza un miércoles por la noche, los Tigres, el Felino Mayor, se impuso 2 a 0 al gato montés unamita. En el juego de vuelta celebrado en el Olímpico México 68 el marcador quedó 1 a 1. Así las cosas, con un global de 3 a 1, Tigres se proclamó Campeón del Futbol Mexicano por vez primera en su historia. Fue también el primer título de futbol profesional para la Ciudad de Monterrey, algo que cierto equipo mediocre con más de 30 años en primera en aquel entonces no había podido nunca lograr para nuestra ciudad. Los aficionados unamitas parecen haber olvidado aquella final en que el gatito sucumbió, pero yo se que les duele en el alma, pues eran amplios favoritos. Desde entonces, el Felino Mayor manda. Ya veremos esta tarde.

Guadalajara, Guadalajara, Hueles a pura cancha mojada.

Si fuera un mal perdedor, comenzaría diciendo que yo esperaba ver un partido de futbol, no un partido de waterpolo. Pero bueno, ante todo hay ser reconocer cuando se pierde. Las Chivas nos ganaron bien y dado que las deudas de juego son deudas de honor, aquí van unos cuantos laureles al Rebaño Sagrado dedicados a Armando Sámano quien me ganó la apuesta. La apuesta era que el perdedor debía escribir un texto elogiando al equipo ganador. Eso me sería imposible si se tratara de los rayaditos, pero tratándose de las Chivas creo que sí hay tela de donde cortar para hablar bien.

El Rebaño Sagrado

Sepan ustedes que según la encuesta que hizo la semana pasada su periódico Frontera con aficionados tijuanenses, arrojó que el equipo favorito de esta ciudad es el Guadalajara.
Las Chivas son por mucho las favoritas de la afición tijuanense, por arriba del América y los Pumas.
Lo mismo sucede en el Sur de Cailfornia. Cuando acudo a ver juegos de la Selección al Qualcomm o al Memorial Coliseum las tribunas siemrpe están atiborradas de camisetas rojiblancas. Los aficionados Chivas están repartidos por todo México y Estados Unidos. Pero aquí va una confesión: Yo mismo tuve una etapa en que realmente me emocionaba con el Rebaño Sagrado. Digamos que era mi segundo equipo después de los Tigres. Mi abuelo, quien nació en Guadalajara, siempre me habló de la mística de aquel campeonísimo de Javier de la Torre. Y resulta que en los años que yo empecé a clavarme en el futbol, Chivas era un equipo ofensivo, alegre y espectacular. Me refiero a aquellas Chivas de Alberto Guerra, con Javier Zully Ledezma en la portería, Sergio Lugo, Concho Rodríguez, Yayo y Chepo de la Torre, Benjamín Galindo y el gran Sheriff Fernando Quirarte como gran capitán. En aquel entonces yo admiraba al Scheriff Quirarte. Las Chivas eran expertas en recetar goleadas en esos años. Recuerdo aún la primera vez que acudí a ver en vivo a las Chivas. Fue lógicamente en el Volcán en un juego contra Tigres y el marcador final fue de 1 a 1 con goles de Chepo de la Torre y Pato Lucas. Ni falta hace decir que cuando las Chivas se presentaban en la cancha del Tec para jugar contra la basura rayada siempre acudía a apoyarlas y casi siempre ganaban. Para mi las Chivas de 1987, las que se coronaron batiendo a Cruz Azul, fueron las mejores que yo vi jugar. Disculpen, pero yo aún no nacía cuando jugaba Chava Reyes.

Cuando viví en México acudí a varios juegos de las Chivas y me sorprendió ver como llevaban más gente que los equipos locales.
Recuerdo en especial un juego contra Cruz Azul en el Azteca que ganó el Rebaño por 2 a 0. Sólo una vez en mi vida he acudido a un Clásico Chivas vs América. Fue allá por 1991 en el Azteca y las Águilas ganaron 2 a 1.
En aquella final de 1997, cuando se impusieron por 6 a 1 a Toros Neza, me dio demasiado gusto ver a Gustavo Napoles, paisano oriundo de San Nicolás de los Garza y producto de las fuerzas básicas de Tigres, despacharse con cinco goles, record de goleo individual en una final.

Y en fin, eso es lo más positivo que puedo decir de las Chivas y mi mejor deseo es que se quiten de en medio a ese nuevo rico pedante de Vergara, pues con él al frente me cuesta mucho trabajo sentir simpatía por ese equipo en la actualidad.

Friday, September 17, 2004

Mi colega periodista de La Opinión de Los Angeles jorge morales[>], ha citado una humilde opinión del autor de este blog en un artículo suyo sobre el espíritu de las fiestas patrias mexicanas en Estados Unidos.
Daniel Salinas Basave, un periodista de la frontera entre México y Estados Unidos lo plantea así: ?El 16 de Septiembre es un símbolo mas que una realidad, es un símbolo de identidad nacional que no obedece a una realidad histórica, pero creo que es la fecha patria que se vive con más fervor, aunque los chicanos adoptaron el 5 de Mayo, pero para todo mexicano el 16 de Septiembre será la fecha de la patria, pues se festeja desde el zócalo de la ciudad de México hasta el más humilde rancho?.

Se agradece pues, aunque de seguro El Sueco, conociéndolo, va a echar bronca.

Esperen la prometida apología Chiva el día de mañana.

Wednesday, September 15, 2004

Ortega

Gracias al blog y los milagros de la jungla cibernética me reencontré con Gerardo Ortega, un poeta regiomontano que suda y respira poesía. Ortega es el único poeta que he conocido en mi vida para andarme sin rodeos.
La única persona en la que he podido encontrar una vibra absolutamente lírica en casi cada uno de sus actos. A Natural Born Poet, para no ir más lejos. Tenía más de seis años sin saber de él.
Ayer lo induje a una droga. Me sentí un traficante que en una oscura esquina de barrio le habla a un joven de los placeres de la heroína. Ayer induje al Ortega a que abriera un blog. Se que estoy jugando con fuego. Si se lo toma en serio y le encuentra el gusto a esta droga tan enganchadora, cuidado, que no hay centro de rehabilitación que te saque de esto. Ortega ha lanzado su primer post. Se le puede encontrar en www.yadivia.blogspot.com Ojalá sea el primero de una larga serie y no el único, pero se que las reacciones que produce esta droga cambian según la persona. Yo me hice un blogadicto. Otros sólo toleran una probada. Si Ortega se toma en serio este asunto su blog será de cuidado.



Letras Libres

En enero de 1999 deambulando por el Sanborns de la Morelos en pleno Centro de Monterrey, compré el primer ejemplar de Letras Libres. Como había comprado el último ejemplar de Vuelta, dije pues vamos a ver que tal sale este nuevo proyectuco. Y luego compré el segundo y el tercero y el cuarto y así me la llevé. Pasaron los años. Hasta 2003 los tenía todos, sin que faltara uno solo. Después empecé a comprarlos por obligación, con hartazgo. Los compraba y los metía al librero sin leerlos. Meses después se me empezaron a pasar números. Esta mañana, al leer el nuevo ejemplar en Sanborns me dije a mi mismo: Daniel, deja de hacerte pendejo, a ti no te gusta Letras Libres, ¿por qué sigues tirando tu dinero en ella? ¿Sólo por mantener una absurda colección? Casi todos los que escriben ahí son tipejos sobrevalorados que me resultan en extremo repugnantes y aburridos. Fuera de la columna de Vila-Matas, que no me la perdía y los siempre inolvidables textos de Gabriel Zaid, el resto es una mierda. Krauze es un colaborcionista descarado, Vargas Llosa es la puta del Banco Mundial y la Globalización (sí, Ciudad y los Perros y Fiesta del Chivo son grandes obras de narrativa que he disfrutado en extremo, pero políticamente no vales madre, pinche Vargas Llosa prostituto y oportunista). El Christopher Domínguez es para guacarearse. Sus articulistas internacionales son puro sionista testaferro de Bush y Sharon. Apestan a republicano en Letras Libres. Basta ya de hacerme pendejo; creo que debo dejar incompleta mi colección y decir que compré íntegros los primeros cuatro años de Letras Libres y que un día no los pude soportar más y los mandé soberanamente al carajo. See you later aligator.


En todo ser oscuro, un dios oculto habita
Y como un ojo naciente de párpados cubierto,
Un espíirtu puro tras la piel de roca se ha abierto.

Verso sin esfuerzo- Gerard de Nerval. Versos Dorados Las Quimeras.



Quebec

Gaëtan Lévesque, fundador de XYZ éditeur es el compilador de Días de Quebec, una antología editada por Editorial Mosca Muerta que reúne a 25 narradores modernos de Quebec.
Apenas empiezo a meterle diente. El compilador ha incluido un texto suyo, el más corto de toda la antología. Ha dejado el espacio para los jóvenes antologados y él apenas se ha reservado para sus letras poco menos de media página. Su cuento se llama Tempestad. Luce antojable este platillo franco canadiense. Esperen la reseña.

En el carro me aguarda una botella de buen Mezcal Gusano Rojo, único mezcal auténtico oaxaqueño que se puede conseguir en los supermercados de esta ciudad. Todo lo demás son aguardientes adulterados.
El gusanito yace en el fondo de la botella, flotando emocionado en el elixir de los dioses, aguardando el momento de ser devorado atiborrado de sal con unos gajos de limón a un lado. Mmmmmm. Lo malo es que tengo guardia y deberé ir a cubrir el grito a Palacio. Claro, a menos que al gusanito le entre el fervor insurgente y se ponga a dar de gritos desde antes.
Por lo demás, existe una licorería en Rosarito y otra por el mercado Hidalgo, Licores La Playa, donde se pueden conseguir tequilas y mezcales auténticos, de garrafa, curaditos de pueblo, generosos para el paladar. De cualquier manera, mi rojo gusanito no se raja.


Siempre que pienso en mezcal, pienso en José Revueltas. Sí, ya se que debería pensar antes en Bajo el volcán de Lowry, pero a mi me viene a la mente la Palabra Sagrada. En mi escritorio un ejemplar de Los Muros de Agua en editorial Era. Es el primer libro de Revueltas y actúa como heraldo de lo que sería esa obra sin igual que arroja páginas apoteóticas. Los Muros de Agua no es mi libro favorito de Revueltas, sin embargo reconozco en él una piedra angular, un punto de partida, un génesis sin cordón umbilical. La primera de las galerías infernales, aunque sin llegar a la crudeza ontológica de El Luto Humano, su segunda obra, que para mí es la más fuerte, al menos en lo que a novela se refiere. Como relatos, me quedo con Dios en la Tierra. Si tuviera que elegir un cuento mexicano, uno solo, me quedaría con Dios en la Tierra. título del cuento que abre el volumen del mismo nombre. La población estaba cerrada con odio. Ufff. This is Hard Core.
Revueltas dice que a él le hubiera gustado denominar a toda su obra Los días terrenales. Una buena elección sin duda para nombrar una obra sin igual. Leer Revueltas mientras se bebe mezcal, combinación harto recomendable.

En mis manos Seis Paseos por los bosques narrativos de Umberto Eco de Editorial Lumen. Aunque su tecnicismo llega a espantarme, pues te explica el fenómeno narrativo con diagramas y dibujitos, debo admitir que sumergirse en las páginas del profesor de Bolonia llega a ser adictivo una vez que uno logra entrar en su canal. Al menos a Eco nadie podrá acusarlo de ser ordinario y borrego. Su estilo es único, si bien entrar en el planeta Eco requiere cierto estado de ánimo. Pero una vez que entraste ya no sales. Nomás como aperitivo, rescato una frase de la página 131: Si los mundos narrativos son tan confortables ¿por qué, entonces, no intentar leer el mismo mundo real como si fuera una novela? O también, si los mundos de la ficción narrativa son tan pequeños y engañosamente confortables, ¿por qué no intentar construir mundos narrativos que sean complejos, contradictorios y provocadores, como el mundo real? Ahí me la dejó de tarea Umberto.


Leo con sumo interés el chat que organizó el periódico Frontera con el maestro Mario Ortiz Villacorta. Me lamento en verdad de no haber participado, aunque creo que el maestro recibió preguntas que yo sin duda le hubiera planteado.
No coincido con la visión de Ortiz Villacorta. Me perece un tanto oficialista. Se refiere a los personajes como héroes y sostiene que Hidalgo o en todo caso Guerrero y no Iturbide, es el liberador de México.
Coincido con él en que Iturbide fue un oportunista, cierto, pero con todo su oportunismo, Don Agustín fue el artífice de la Consumación de la Independencia de México. La participación de Guerrero en el Ejército Trigarante fue simbólica. Guerrero solo jamás hubiera podido derrotar al ejército realista, si bien tanto él como Don Guadalupe Victoria, hubieran podido resistir eternamente viviendo en cuevas de la sierra. Iturbide fue un ambicioso como dice Villacorta, eso es cierto, pero no le podemos negar su papel de consumador. Por lo demás, los dos primeros presidentes de México fueron auténticos caudillos de la resistencia insurgente como fueron Victoria y Guerrero, pero el resto, Bustamante, Santa Anna, Arista, fueron surgidos del Ejército Realista. En fin, discutir de historia es tan apasionante como discutir de futbol.

Independencia

A los mexicanos nos seducen los símbolos. Luego entonces, es comprensible que la mitología histórica nos apetezca más que la historiografía. La nuestra es una historia atiborrada de de imágenes tremendistas. A veces pienso que nuestros personajes, mal llamados héroes, se pusieron de acuerdo para posar como modelos de los muralistas.

Nuestra Revolución de Independencia, cuyo inicio celebramos hoy por obra y gracia de Don Porfirio Díaz que quiso empatar su cumpleaños (15 de septiembre de 1830) con los festejos patrios, es una de las independencias más sui generis de América.
No vemos una junta de pulcros militares criollitos con acento españolado firmando un acta frente a un Cabildo, sino a un cura de pueblo arengando a una masa iletrada en una parroquia aldeana. La nuestra no empezó como una lucha de independencia sino como una revuelta popular.
No soy en absoluto un antihidalguista. Al contrario; reconozco el gran valor del Cura de Dolores y su pureza de ideales, si bien su papel histórico es más que circunstancial y su lucha un anárquico accidente.

Hidalgo fue un criollo ilustrado que se contagió del alma del pueblo. Lector de Moliere y Rabelais, antes que de Voltaire y Montesquieu, jamás tuvo claro un proyecto político. El Padre de la Patria fue atravesado por las balas realistas en el paredón de Chihuahua el 30 de julio de 1811 sin que por su mente hubiera pasado un proyecto de nación independiente. Sí, abolió la esclavitud y el sistema de castas, pero el 16 de septiembre nunca hubo un Viva México y sí un Viva Fernando VII. No hubo una bandera tricolor, sino un estandarte de la Virgen. Que no se nos olvide.

Hidalgo contrasta absolutamente con los modelos de libertadores de América. Bolívar, Sucre, San Martín, O Higgins, eran todos militares criollos de familias aristócratas, educados en Europa, contagiados por las ideas de la Ilustración y visionarios republicanos. Todos al final mal pagados por sus pueblos. Los suyos fueron proyectos independentistas criollos. Lo de Hidalgo fue una revuelta popular mestiza. Tal vez Allende es un personaje más equiparable a los sudamericanos. Militar formado en los dragones realistas, con visión de estratega, aunque sin proyecto político. Allende pronto se decepcionó de la chusma comandada por Hidalgo cuya única estrategia militar era el saqueo y el pillaje. Pocos saben que Allende intentó matar a Hidalgo con un veneno para despojarlo del mando. ¿Qué hubiera pasado? Quién sabe.

El verdadero visionario político de la Independencia y su máximo genio militar fue sin duda Morelos. Fue el primer caudillo que tuvo claro un proyecto de nación independiente. Los Sentimientos de la Nación y la Constitución de Apatzingán son los cimientos del Derecho Constitucional Mexicano. Si quieren que sea honesto y si me permiten un hubiera, me hubiera gustado que Morelos fuera el consumador de la Independencia.

Pero queramos o no, nuestro libertador de llama Agustín de Iturbide. Sin restar un ápice de gloria al gran personaje que es Morelos por quien profeso franca admiración, me hago esta cruda pregunta: ¿Fueron en vano los muertos de las batallas acaudillas por Hidalgo y Morelos? ¿Se hubiera consumado la independencia sin disparar un sólo tiro de haber aparecido antes el Ejército Trigarante? A raíz de la revuelta de Rafael Riego en España y la Conspiración de la Profesa en México, todos los criollos incluido el virrey Apodaca, se aliaron de golpe y porrazo con la idea de la Independencia. Vieron que era conveniente y que bien podían prescindir de unos pránganas peninsulares que les chupaban impuestos desde Madrid. Siendo honestos, la participación de Guerrero y los auténticos insurgentes en el Ejército Trigarante fue apenas simbólica.

En fin, son dudas que le surgen a uno en estas fechas patrias que con tanto bullicio celebramos los mexicanos. No le resto méritos a Hidalgo, pero si queremos celebrar la Independencia, deberíamos mover la fecha al 27 de septiembre.

Pasos de Gutenberg

Por Daniel Salinas Basave

Para efectos de no atentar contra la objetividad y las buenas costumbres de toda reseña, debo empezar advirtiendo que desde un tiempo para acá me he vuelto un adicto a los libros de Henning Mankell.
¿Por qué la adicción tan radical al Conan Doyle de Escandinavia? Es una pregunta que todavía me hago, sobre todo al comprobar una vez más que Mankell incurre en excesos que a otros autores tal vez no les perdonaría.
Sus novelas parecen alargarse más de lo necesario, abusan de los detalles, las descripciones situacionales e incursionan en profundidades en apariencia triviales. Pese a ello, admito que no puedo soltar el libro una vez iniciado.
Dicho en otras palabras, estoy demasiado consciente de los defectos de la narrativa de Mankell y sin embargo lo sigo leyendo. Pero eso no es todo: Debo confesar que pese a esas notorias fallas, cada nuevo libro me gusta más. ¿Será que en lugar de defectos son virtudes?
Digno heredero de la más ortodoxa tradición de un Conan Doyle, el nativo de Estocolmo ha creado su Scherlock Holmes vikingo: El detective Kurt Wallander. Pisando los talones es su nueva aventura
Para hacer la reseña de una novela típicamente policíaca, uno debe ser harto cuidadoso, pues no se supone que esté yo aquí para platicarle quién es el cruel asesino que despacha a ocho personas al otro mundo y acaba de golpe con la modorra provinciana de la apacible ciudad de Ystad, situada en la costa Sur de Suecia.
Baste decir que la nueva tarea de Wallander comienza cuando tres jóvenes vestidos con trajes del Siglo XVIII son asesinados en un bosque durante la Noche de San Juan. Por si fuera poco, el escudero del detective estrella, el agente Svedberg, desaparece misteriosamente.
Un criminal que actúa sin móvil aparente anda suelto en las cosa de Ystad y Wallander debe detenerlo a como de lugar.
Un caso en apariencia más complicado que los anteriores, lleno de laberintos oscuros que Kurt Wallander debe enfrentar con la salud destrozada.
Mankell no traiciona su fórmula en un sólo párrafo y se mantiene fiel a su vocación de minucioso relojero que va construyendo su trama sin prisa alguna.
Wallander reflexiona, profundiza, se cuestiona, va de un lado a otro, vuelve al punto de partida, encuentra una pequeña pista, luego otra, una frase al aire, una foto, un recuerdo y su investigación avanza a paso de tortuga mientras el fiscal se desespera y exige resultados inmediatos.
Si usted es seguidor de Agatha Christie o Georges Simenon es posible que se identifique con Mankell, aunque debo advertirle que Wallander resuelve un caso cada 550 páginas, espacio en el que Poirot o Maigret tal vez resuelvan cinco.
Extraño caso el de Mankell; aunque su formación es de dramaturgo infantil y su trabajo de tiempo completo es como director de un teatro en Mozambique, país harto contrastante con su Suecia natal, lo que lo ha lanzado a la fama mundial son sus novelas policíacas y Kurt Wallander es su gallina de los huevos de oro.
Lo paradójico de todo esto, es que según afirmó Mankell (y la verdad me cuesta trabajo creerle) él no pretendió nunca hacer novelas detectivescas, sino exponer con crudeza los móviles criminales del hombre moderno y reflejar la realidad de la Suecia actual, enfrentada a la pérdida de unos valores que el autor, conservador al fin, defiende hasta muerte.
Así las cosas, un accidente convirtió a un dramaturgo infantil, en el narrador policíaco vivo más obsesivamente perfeccionista que ofrece el panorama literario actual. Tan pulcro me parece su perfeccionismo, que hasta le perdono la lentitud.

Pisando los talones
Henning Mankell
TusQuets

Monday, September 13, 2004

Niños Héroes

Dentro de los rimbombantes afanes épicos de la Mitología Histórica Oficial, nada como los Niños Héroes. Recién llegado a la primaria has de memorizar sus nombres: Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Francisco Márquez, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca y Juan Escutia. De éste último es del que todos se acuerdan. Los demás son condenados al olvido. Recuerdo mi salón de segundo de primaria en el Liceo Anglo Francés de Monterrey. Una enorme estampa pegada al frente en donde se apreciaba la imagen de un estoico, hierático, heroico Juan Escutia cayendo al vacío envuelto en la bandera. El sacrificio de Escutia es el clímax de los afanes de poesía épica que padece nuestro oficialismo. Nada más pintoresco, nada más apoteótico que un adolescente con toda la vida por delante que prefiere inmolarse antes de permitir la humillación del símbolo patrio. El sacrificio de Escutia tiene más de pasaje del Antiguo Testamento o mito homérico que de hecho histórico. La bandera elevada a objeto sacro, inmaculado, divino. Más si osare un extraño enemigo y el soldado que el cielo en cada hijo te dio, (¿lo has pensado Patria querida?) bien puede ser un puberto capaz de hacer pedazos su cuerpo contra la roca volcánica del Castillo de Chapultepec antes de ver los dedos anglosajones posados sobre el Águila y la Serpiente. Así las cosas, nos aprendemos el pasaje de Juan Escutia, muy a fuerzas los nombres de los otros cinco, pero nunca nos dicen que las Barras y las Estrellas ondeaban en Palacio Nacional la noche del 15 de septiembre de 1847. Nadie se toma la molestia de decirnos que en realidad fueron muchos los cadetes y también los civiles que perdieron la vida en las faldas del cerro. Nos hemos olvidado de la heroica defensa del coronel Santiago Felipe Xicotencatl, de la batalla de Molino del Rey, del Batallón de San Patricio, de la defensa de Monterrey a cargo de los civiles. Mucho menos nos cuentan que un joven soldado de 15 años llamado Miguel Miramón también se jugó la vida en Chapultepec en aquella infausta jornada. La Guerra México- Estados Unidos ha sido la más hija de puta de todas las guerras que han devastado a nuestro país. Por ello me parece un tanto injusto reducir tres años de baño de sangre y mutilación territorial, a únicamente memorizar como loro los nombres de seis muchachos de los muchos que cayeron frente a las balas de la tropa de Scott.


Insomnio

No puedo acusar a mi insomnio de informal e irresponsable. Nada más alejado de la realidad. Mi insomnio es un caballero cíclico, metódico, obsesivo de la puntualidad. A mi insomnio lo contrataron para trabajar la noche del domingo al lunes. Él se ha tomado con devoción su labor semanal y cumple con visitarme cada séptima noche. No importa lo que yo haga o intente hacer. Mi insomnio llegará puntual a la cita del domingo. Una que otra vez me da una visita sorpresa entre semana, pero la noche del domingo al lunes es su turno invariable. Antes yo sufría y trataba infructuosamente de conjurarlo. No comer de más, no beber, no atiborrarme de agua, empezar a relajarme desde temprano. Da lo mismo. Mi amigo el insomnio llega en domingo. Vista la situación, he optado por firmar un armisticio. Ya ni siquiera apago la luz ni cierro los ojos, ni cuento ovejitas rosas. Más bien tomo un buen libro y me sumerjo en sus páginas a esperar el alba. Confieso que envidio el buen sueño de Carolina que duerme como angelito a mi lado, mientras yo permanezco desamparado por el sueño. Anoche comencé a leer Ángeles del abismo de Enrique Serna. Estuve leyendo hasta pasadas las 3:30 de la madrugada. Avancé más de la cuarta parte del libro, lo cual no es cualquier cosa tomando en cuenta que es un tamal gordo de casi 600 páginas. Buen libro el de Serna. Las aventuras de Crisanta y Tlacotzin tienen la mejor sazón de la picaresca del Siglo de Oro español. Un poco de Periquillo sarniento y otro tanto de Lazarillo de Tormes. Llevo casi 200 páginas y desde ya puedo afirmar que es un gran libro. Ayer por la mañana terminé, por fín, de leer Pisando los talones de Henning Mankell. Luego entonces hay relevo en mi lectura de buró. Kurt Wallander ha sido remplazado por Crisanta. Al rato va la reseña del deductivo Mankell. Mi lectura de calle (que por lo regular suele ser un libro ligero y fácil de portar como exige el tratado de la Conspiración Shandy de Vila Matas en su Historia Universal de la Literatura Portátil)
también ha mutado. La semana pasada concluí con El cerco de Bogorá de Santiago Gamboa y ahora recién comienzo con El cantor de tango del tucumano Tomás Eloy Martínez. La historia trata sobre un estudiante estadounidense que llega a Buenos Aires en septiembre de 2001 en busca de un mítico tanguero. ¿Y saben donde llega a alojarse el estudiante? En una gran casona ubicada en la calle Garay, entre Defensa y Bolívar. Tiene un sótano con 19 escalones. A ver, conocedores de la literatura argentina, hermanos borgeanos del mundo ¿qué hay en esa casa de la calle Garay? Sí, acertó usted, es la sede del mismísimo Aleph. Según un personaje del libro, actualmente se hacen tours en la casa para bajar al sótano donde Borges encontró el Aleph. Un jovencito que habita la casa, dice que hace muchos años vivió ahí un tal Ale que al parecer era famoso. De ahí el interés de los tours. A Tomás Eloy le sobran detractores. Incluso a mí mismo me resulta a veces un poco mercenario, pero es un escritor con sangre de periodista al que guardo respeto y este cantor de tango suena bien.
Pero Daniel, ¿qué no estabas hablando de tu insomnio? ¿Por qué carajos te pones a escribir sobre los libros que has leído, cosa que a nadie le interesa? Bueno, del señor insomnio nada hay más que agregar. Digamos que a las 4:00 de la mañana traté de hacerme creer que descansaba sólo por cerrar los ojos, pero en cuestión de instantes dieron las 6:00 de la mañana y se encendió el despertador de la tele. El Insomnio volvió a ganarme la pelea por KO.

Taxistas

Es un cliché de los viajeros afirmar que ante una duda sobre la ubicación de una calle o dirección, nada mejor que preguntarle a un taxista. Pues bien, nuestra Tijuana, experta destructora de clichés y lugares comunes, también echó por tierra este machacado concepto. Y es que en Tijuana uno se topa muy a menudo con taxistas recién desempacados de un pueblo serrano, cuyo descubrimiento de la urbe se da en el momento en que toman el volante y se arrojan a desafiar las calles sin nombre y los edificios con triple numeración de nuestra ciudad. Ahora que he vuelto a los taxis me he dado cuenta de cuántos recién llegados hay tras el volante de una guayina. El viernes hice la ruta Rosarito- 5 y 10 con un taxista que tenía apenas dos semanas de haber llegado de un pueblo de Sinaloa. Ingeniero civil titulado y condenado por ley de la probabilidad y estadística neoliberal a engrosar las tropas del desempleo, el señor ingeniero tuvo que abandonar su Sinaloa querido para venir cumplir el sueño tijuanense, en donde hay un empleo para todos. Y sí, Tijuana siempre te reservará un lugar en la maquila o un asiento tras el volante de un taxi. Nuestro ingeniero optó por ser ruletero en lo que la fortuna sonríe, cosa que podrá tardar algunos años, pues Doña Fortuna no es una mujer de sonrisa fácil. Mientras tanto, sólo le resta ir descubriendo la ciudad. Como él hay cientos de taxistas que apenas están descubriendo los secretos de estas caóticas callejuelas y está teniendo su bautizo de fuego con las calafias de la 5 y 10. En taxistas se rompen géneros: Los hay viejos, jóvenes, amables, groseros, campesinos, urbanos, de Sinaloa, de Michoacán, de Nayarit, deportados, emigrados, exiliados, prófugos. Eso sí: No hay taxista sin estéreo. Sería tanto como un fraile sin rosario. La mayoría escuchan música grupera y son felices con los Tucanes de Tijuana. Otros gustan del pestilente pop que les recetan las estaciones cursis. Algunos, los más agresivos y malandretes, te deleitan el viaje con una dosis de repugnante hip- hop. También los hay que llevan música cristiana y alabanzas y para los que cada viaje es una misión evangelizadora. Si te toca ir sentado al lado de un taxista evangélico, tendrás que fletarte una perorata sobre la gracia infinita de nuestro señor Jesucristo, que salvo al chofer en cuestión de una vida de pandillerismo y drogadicción, para encaminarlo al camino de la luz. Esta mañana, el taxi que me trajo de Rosarito a la 5 y 10 era conducido por una mujer. Recordé aquel pasaje de la Virgen de los Sicarios de Vallejo en el que Alexis le mete un tiro en la cabeza a un taxista que no le bajaba al volumen de sus cumbias colombianas.
Los taxis desafían las leyes de masa y espacio. La física y la termodinámica se van al carajo en el asiento de un taxi tijuanense. Todo cabe en una guayina sabiéndolo acomodar. Esa es la máxima de todo taxista convencido de que una gorda de 130 kilos debe ocupar y pagar por el mismo lugar que ocupa un paqueterito adolescente desnutrido cuyas costillas ponen en evidencia sus malpasadas. La posibilidad de toparte con un borracho que se queda dormido en tu hombro siempre es alta. Al menos es más probable a la hipótesis de una chica apetecible.
Los taxis son auténticos microcosmos. Sus tripulaciones son fugaces cofradías capaces de debatir, disertar y arreglar el mundo de un semáforo a otro. Si en la radio suena alguna tribuna en la que un ciudadano se rasga las vestiduras frente a Suárez Soto hablándole de las mil y un desgracias a los que lo ha sometido el mal servicio de la Cespt o se queja de las incontables corruptelas de los soberbios gobernantes panistas, es muy posible que algún pasajero del taxi, las más de las veces una doña de espíritu combativo, extienda la discusión de la tribuna al vehículo. La doña comienza por comentarle al chofer que es cierto, que los panistas son unos ladrones, que sólo gobiernan para los ricos, que ella ya tenía su terrenito y se lo quieren quitar, que a su hijo lo detuvo la Policía sólo por verle cara de cholo y entonces un pasajero de atrás interviene y afirma que con el PRI estábamos mucho peor (¿qué no se acuerda señora?) y va a ver ahora con este desgraciado de Hank lo mal que nos va a ir. Ese señor es de la mafia señora, dicen que él mató al Gato Félix. Y la señora se ofende y se pone su camiseta de la Marea Roja. Fíjese que no, que ese señor Hank es un alma de Dios, a mi me ayudó con la escuela de mi chamaco y dos dio hartos regalos el Día de Reyes, él va a gobernar para los pobres como nosotros. No señora, él es peor que los panistas, acuérdese de lo que le digo, yo leo el Zeta. Pues usted dirá lo que quiera, pero con el Ingeniero Hank ya no va a haber tanto ratero, los va a meter en cintura y ...y en eso uno de los dos, la señora o el muchacho dice aquí bajó frente al Mercado de Todos y el debate político se interrumpe de golpe. Y el taxi sigue su marcha y el mundo sigue girando.


20 de Noviembre

Los camiones y taxis evitan detenerse en la parada del semáforo de la 20 de Noviembre. Lo digo por experiencia, pues ese es el lugar más cercano al periódico para tomar el transporte público y siempre se batalla horrores para lograrlo. La razón del temor de los choferes es sencilla y comprensible. En esa colonia siempre hay decenas de malandros y tecatones recién liberados de la Estancia Municipal de Infractores. Ya sabemos que la Estancia funciona como hotel para un censo más o menos constante de varios cientos de vagos y mal vivientes que son sus huéspedes permanentes. Los liberan en la tarde y los arrojan a la calle luego de su respectiva calentada, siempre sin un centavo en la bolsa. Los heroinómanos, que son mayoría, suelen ir presas de espantosas malillas. Su primer dilema en su primer minuto de recién recuperada libertad, es conseguir lo necesario para treparse a un camión y largarse de nuevo a la Zona Norte o al Canal en busca de una nueva dosis que inyectarse en sus machacadas venas. Si no bajan a un desprevenido caminante o talonean con mirada agresiva, la solución de siempre es subirse al camión sin pagar. Las más de las veces los choferes se resignan a dejar subir a ocho o diez tecatones que no le darán un centavo. Otros más envalentonados e intolerantes los bajan a punta de gritos y fuetazos. Cuando los dejan abordar el camión, invariablemente se van al asiento de hasta atrás y algunas veces se dan a la tarea de talonear a los pasajeros. Para cuando el camión sube al Centro por Calle Tercera, empiezan a sentirse como peces en el agua y bajan presurosos en la primera oportunidad en busca de la dosis salvadora.