Eterno Retorno

Saturday, January 03, 2015

Poinsettia

De rojo se pinta el 12 de diciembre en la Norteamérica profunda. Miles de flores de Nochebuena adornan porches de casas, jardines y plazas públicas. La flor que los aztecas llamaron Cuitlaxóchitl ha sido adoptada por los estadounidenses y asimilada al colorido de sus fiestas decembrinas. El 12 de diciembre es el Día Nacional de la Poinsettia en los Estados Unidos. La Cámara de Representantes lo hizo oficial en 2002, aunque floricultores, jardineros y aficionados lo celebran desde tiempo atrás. El argumento para incluir a una planta dentro del calendario oficial, es porque la poinsettia contribuye a la economía de los Estados Unidos con más de 250 mil millones de dólares al año (o al menos esa es la estratosférica cantidad que se reporta en la página www.poinsettiaday.com.) que la convierten en la flor en maceta mejor vendida del país y de Canadá. El epicentro de la celebración es el rancho de la familia Ecke en Encinitas, California, posiblemente el lugar de los Estados Unidos con más flores de Nochebuena por metro cuadrado. Paul Ecke fue el descubridor e introductor de nuevas formas de cultivo que le permitieron llevar la comercialización de la flor a niveles industriales a mediados del siglo pasado. El nieto de Paul Ecke es quien administra actualmente el rancho, que surte de flores rojas a millones de hogares estadounidenses cada Navidad. El otro gran centro de la celebración del Día Nacional de la Poinsettia está en la Costa Este, en una tumba del cementerio de Greenville en Carolina del Sur. Sentado en el borde de la lápida, un caballero de bronce vestido de levita lee unos papeles. Sobre la tumba yacen su capa y sombrero. La estatua es cubierta de flores rojas en su aniversario luctuoso, cada 12 de diciembre. La expresión que el escultor ha dado al rostro es la de un estudioso, un hombre de ciencia, un señorito decimonónico más preocupado por la coloración de las hojas y la firmeza del tallo de su planta que por conspiraciones secesionistas y rituales de iniciación masónica. Para los aficionados a la floricultura, el caballero de bronce es un botánico cuyo mayor mérito en la vida fue introducir el cultivo de la roja flor en los Estados Unidos, aunque en su currículum puede apreciarse un respetable kilometraje como representante de los Estados Unidos en tres nacientes países de Hispanoamérica a lo largo de 20 años, además de un ministerio de estado y una contribución como fundador a un prestigiado instituto científico. Si la familia Ecke se encargó de transformar a la flor en una gallina de los huevos de oro, el señor de la tumba de Greenville se encargó de sembrarla por vez primera en tierra estadounidense y también de nombrarla. En el Sur profundo de los Estados Unidos prefieren recordarlo como un floricultor, pero en México se ha inmortalizado como uno de los grandes villanos de la historia, el sembrador de cizaña por excelencia. Sobre la lápida cubierta de flores rojas se lee el nombre de Joel Roberts Poinsett, nacido el 2 de marzo de 1779 en Charleston, Carolina del Sur y muerto el 12 de diciembre de 1851 en Greenville. La gratitud de Estados Unidos hacia Poinsett es sui generis. No se le tributa en su calidad de embajador o político, sino de botánico. No hay un edificio del Foreign Affairs Minister que lleve su nombre ni una cátedra universitaria de relaciones internacionales o derecho internacional público que lo evoque y sin embargo, en la historia de la diplomacia estadounidense Poinsett se encargó de poner primeras piedras e inaugurar un estilo de política exterior basada en la mano izquierda y el as bajo la manga. En su momento es llamado por la Casa Blanca “el hombre que todo lo puede” y a los 30 años de edad el presidente Madison ya le considera “el americano mejor informado de política europea”. Su gran mérito, sin embargo, estaría en ser el primer extranjero en comprender a cabalidad y utilizar a su favor los vicios y debilidades de la política latinoamericana. Poinsett dimensiona vanidades, ambiciones, complejos e inseguridades de esos caudillos insurgentes transformados en remedos de estadista. Juega con ellos, los manipula y acaba por utilizarlos a favor de la doctrina de la supremacía estadounidense. Washington no lo incluye en su galería de políticos ilustres, pero a cambio inmortaliza su apellido en la flor traída como suvenir tras su estancia en México. El 12 de diciembre es indirectamente el día de Joel Roberts Poinsett, una celebración que en Estados Unidos alterna con el día de la Guadalupana que millones migrantes mexicanos y mexicoamericanos festejan, lo cual no deja de ser una paradoja, pues en el cuadro de honor de la villanía en la historia de México, el diplomático florista ocupa un sitio privilegiado. Vaya, ante la visión hispanista de la historia nacional, Poinsett es considerado uno de los más feroces antimexicanos, el sembrador de la semilla de donde la única flor germinada fue la fragmentación del país y más de medio siglo de guerras civiles.

Friday, January 02, 2015

http://www.expresszacatecas.com/cultura/20017-escribir-no-es-un-pasatiempo-es-mi-vida-daniel-salinas

Cuando la neblina es ama y señora de los atardeceres, los doce pisos de ladrillo desnudo son un espectro diluido en el gris de noviembre, una sombra difusa, apenas una intuición. Hay tardes en que la niebla lo devora todo. Ante los ojos no hay mar ni horizonte, mucho menos islas. De las olas más furiosas solo queda el retumbar perdido entre el color de los fantasmas. El resto es brisa helada, el abrazo de un Pacífico inodoro, el vacío. Solo el vacío. Ante la niebla el edificio es sustancia de sueños, una visión que de un momento a otro puede vaporizarse como los miles de dólares de los ilusos que depositaron sus pretensiones de grandeza en esos ladrillos. La tarde oscura al menos concede un espacio a la fabulación, pero el mediodía soleado espeta la ruina con desparpajo. Frente al mar solo hay doce pisos de block y varilla pelada, un esqueleto de piedra carcomida, puro herrumbre salitroso para atrapar los mejores atardeceres de toda la Baja, los crepúsculos del millón de dólares prometidos por Neptuno. Redactamos una serie de iniciativas para presentar ante el congreso local bajacaliforniano en afán de que el gobierno estatal ofreciera estímulos y compensaciones a los ciudadanos responsables que optaran por retirarse a tiempo. La sociedad condena al suicida; le llama cobarde, pecador, enemigo de la vida, promotor de la puerta falsa, sin darse cuenta que es uno de los mayores ejemplos de responsabilidad y solidaridad que existen en nuestro mundo. El gobierno debería premiar a esos héroes ciudadanos. Nuestra primera propuesta, fue que el gobierno ofreciera plena cobertura de gastos funerarios a los suicidas y un seguro temporal para sus deudos. Mientras las compañías aseguradoras niegan los beneficios del seguro de vida a quienes se suicidan, Retírate a Tiempo impulsa prestaciones y apoyos extraordinarios para aquellos seres tan conscientes y responsables que deciden a tiempo su propio fin. Cada que en la sección policiaca de los periódicos se publicaba la nota roja de algún suicidio con la típica expresión rimbombante de la “puerta falsa” nosotros la incluíamos en un marco especial de nuestra página destacando al suicida en cuestión como un ejemplo de empatía ciudadana, un nuevo ángel en el cielo de los que supieron retirarse a tiempo, sin omitir un llamado a los medios de comunicación para que dejaran de juzgar y adjetivar como cobardes, confundidos o deprimidos a los ciudadanos conscientes. En nuestra galería de ejemplos incluimos por supuesto a los esquimales de El país de las sombras largas, aunque haciendo énfasis en que lo deseable es no esperar a ser tan viejos. El símbolo, mascota y logotipo de nuestra organización pro suicida de dos integrantes, fue el lemming, un roedor ártico que se arroja a los mares helados para evitar la sobrepoblación de su especie. Pablo dibujó un simpático ratoncito arrojándose por un acantilado, mismo que se convirtió en nuestra imagen promocional. No me pasó desapercibido el parecido del lemming con el hámster, el animalito que con su repentina muerte sembró la semilla de mi impulso suicida en la infancia.

Thursday, January 01, 2015

Segundo café del año humea en su taza de Mozart. Mostrenca lectura de los consistentes sueños de Saramago y una típica historia de golpe bajo en un diario, cuchilladas bajo la mesa y salto sin paracaídas al gran vacío de la escritura. Colocar el centro rojo de mi hedonismo en las palabras. Cuando la compulsión de comer jale las patas, ponte a leer o a escribir. Cuando el vaso de Jack Daniels te llame a gritos tírate a matar sobre ese párrafo inacabado. Tan contenido, tan sobrio, tan sosegado, como una línea de cinco del Tuca con un 0-0 en la buchaca. Lástima que sea apenas el minuto dos del partido o, dicho de otra forma, las 9:23 a.m. del primer Día del Año. Flashazo inspiracional (esa puta palabra no existe) de mis cuatro minutos con Saramago. La historia de un derrumbe periodístico anticipado en la era del holocausto Gutenberg. Se llamará número cero. Una catarata de sueños que se irán rápidamente por el resumidero. ¿Será posible hacerlo en menos de 2 mil palabras? Flashazo en la fila, dormitante (esa puta palabra tampoco existe) y aguardando a ser atendido. Con ustedes El Jardín de las Delicias del Outlet las Américas. Guillermo Demián Lozano acude a gastarse 140 dólares en unas botas Martens con la imagen de una pintura de El Bosco. Lo atiende la diecisieteañera Alanah quien lo mirará con lástima indisimulable mientras Guillermo contempla sus pies y se imagina pateando culos y escandalizando buenas conciencias con sus botitas pintarrajeadas. ¿Me puedes decir qué hay de la revistería Volkich? La palabra revistería tampoco existe, por un carajo y sin embargo mi abuela la pronunciaba. El cuento se llamará así: Revistería Volkich (¿o es Volkish?) Cómo sea. Chingue a su madre. Vamos a escribirlo y que salga de menos de 3 mil palabras. En bombardeo rápido comencé y en bombardeo rápido concluí. Última lectura del año, absolutamente Blitzkrieg como marca el manual: El Sunset Limited (¿así o más pocho el título?) de mister Cormac McCarthy, un libro que aguardaba en mi biblioteca dese hace más de un año y al que un flashazo repentino me llevó a echar guante en plena tarde del 31. A ver criatura, véngase pa acá le dije al librito y en menos de hora y media y dos vasos de Jack Daniels recorrí su diálogo de 96 páginas entre Negro y Blanco. Un profesor universitario se arroja a las vías del metro pero es atajado en su salto por un ex presidiario con vocación de predicador cristiano. El libro de Cormac es el posterior diálogo entre el blanco suicida y el negro salvador en la desvencijada casa de este último. La estructura es de libreto, con muy sobrias descripciones y sin intervención de terceros. El tema del diálogo es el sentido de la vida. En un lado tenemos letrado deprimido y en el otro al ignorante henchido de fe. No pocas veces he enfrentado dilemas así. Vaya, más de una vez me he sentido colocado en la posición del Blanco. El reproche del Negro es simple, me lo sé de memoria y me lo han hecho muchas veces: ¿De qué carajos te han servido tantos años de exploración en mil y un párrafos de arquitectura perfecta si al final, como José Alfredo, toda tu conclusión es que la vida no vale nada?...

Wednesday, December 31, 2014

- Aquí en esta Península nuestra somos de los últimos ciudadanos del mundo en despedir el año. En casi todo el planeta habrán brindado y tragado uvas mientras nosotros estaremos apenas en los preparativos. Hace un par de días el invierno de acordó de ser invierno. Alguien le recordó que lo que de él se espera es frío, nubes y – si no es mucha molestia- un poco de nieve en los cerros y en La Rumorosa. Vaya, la postal invernal es Tecate bien fría con nieve en sus veredas y no esos veranos exiliados a diciembre que vivimos poco antes de Navidad. 2- ¿Quieren una buena novela corta para fin de año? Chutaos ésta: El último día del año dos fiestas se celebran dentro de un condominio habitacional en obra negra. El maestro albañil -velador y habitante de la construcción- celebra con su familia y amigos una tertulia de lonches y refrescos. Al mismo tiempo y en el mismo escenario, una cofradía de fantasmas rechonchos e irreverentes apuesta por un reventón desenfrenado. Albañiles y fantasmas conviven en aparente indiferencia teniendo esporádicos e incidentales contactos. Solo un maestro de la levedad como Cesar Aira puede hacer que esta historia fluya sin pretensiones de terror o drama, aunque su final podría considerarse trágico. El título de la novela tampoco apuesta por complejidades metafóricas. Se llama simplemente Los Fantasmas. Me fue imposible no pensar en esta historia cuando ayer –penúltimo día del 2014- recorrí dos departamentos vacíos en un edificio rosaritense (la foto que incluyo está tomada desde el balcón de uno de ellos). Imaginé por un momento todos los ágapes espectrales celebrados en habitaciones vacías, las realidades alternas, los atardeceres invernales sin ojos para ser contemplados. Imaginé las fiestas de todos los muertos. 3- Tal vez sea una herejía decir que el año de Ayotzinapa y la gran recesión bajacaliforniana haya sido uno de mis mejores años en lo que va del Siglo XXI, pero lo fue. ¿Por qué fui tan feliz en 2014? Porque tuve muchísimo tiempo para convivir con mi hijo y con mi esposa y fui un papá de tiempo completo. Tomando en cuenta que en 2012 llegué a vivir tres meses lejos de ellos en otra ciudad y aún en días bajacalifornianos solo veía a mi hijo dormido por las noches, me considero mil veces afortunado por poder ver crecer a mi pequeño. Los cuatro añitos son efímeros y la manera en que se vive esta edad de cuento es irrepetible. Pueden pasar mil cosas en el futuro, pero el tiempo vivido con mi hijo en esta edad ya no me lo roba nadie, así que yo salí ganando este 2014. También gané por ser libre, absolutamente libre, y para mí libertad significa poder expresar y escribir en todo momento lo que pienso, sin ningún tipo de compromiso moral o laboral con institución alguna. Libertad significa ser el irreverente zarrapastroso que soy los 365 días del año sin que nadie tenga la posibilidad de siquiera sugerir que me ponga una corbata o cambie los tenis por unos zapatos formales. Nunca he aprendido a hacerme un pestilente nudo de corbata y espero nunca en mi vida aprenderlo a hacer. Llámalo frivolidad, pero cuando veo a un millón de esclavos siguiendo reglamentos que odian a muerte, me doy cuenta que esta libertad no tiene precio. Máxime si tomamos en cuenta que en este año gané más dinero que en mi último año de empleo formal sin tener que pedirle un carajo a nadie. No estoy en una nómina, para las estadísticas soy un desempleado y sin embargo no hay un día del año en que no me levante antes de las 6:00 am. Y aunque para mucha gente lo mío no es un trabajo, yo les juro que no paro nunca. 4- Sé bien que a la vida le da por pasarse de hija de puta, que la rueda de la fortuna es una canija y que bien puedo volver a atascarme de polvo mordido y eso que llaman vida real, pero si un par de deseos puedo pedir para 2015, es seguir disfrutando a mi familia y seguir siendo absolutamente libre. Con una dosis de inspiración y varias toneladas de voluntad y disciplina sacamos esta chamba adelante. Déjate caer 2015. Te estamos esperando. (DSB)

Encarnada en algún abismo bien profundo del subconsciente yace una canchita chutagolera de jugadores azules y amarillos que patean una bola de migajón cuando aplastas su cabeza. Porterías de redes agujeradas, goleadores de pata rota. Anoche había zonas baldías de pasto quemado y una superficie panda sobre la que jugaron Chivas y Necaxa. Después tocó el turno a Tigres contra Cruz Azul y aquello sí fue un juego en regla con contragolpes y pases triangulados. 0-2 se puso arriba el celeste en una típica tarde de hecatombe volcanera. El descuento lo anotó rematando un tiro de esquina un defensa de pata quebrada de apellido Gordillo y no hubo tiempo para mucho más. Treinta años después, hay un partidito de Chutagol disputándose en la canchita de mis sueños. Presagios y cuentas regresivas. Los inocentes pasos fatales rumbo al cadalso. La más ordinaria despedida, la tarde de modorra que antecede al Infierno; la sombra siempre oculta, en omnipresente acecho. Aún en tu cuadro de cariñitos y sonrisas ella está ahí, reloj en mano, con la cuenta regresiva de los minutos, deshojados como una flor moribunda en otoño. Otro escenario novelesco: la vieja revistería chatarra (¿se utiliza aún el término revistería?)Un tendajo donde hay libros de magia volkish, hechicería negra y blanca de mercadito pobre; libros de ovnis, nazis, templarios y conspiradores; un manual de urbanidad y buenas maneras de Carreño, un recetario sexual de los setenta y un kamasutra de bajo presupuesto. Una cofradía de parias y teporochos con complejo de contadores de historias estilo Decamerón se reúnen en la vieja revistería. El último librero murió mucho después de la muerte del último lector. Los últimos escribidores –en cambio- siguen viviendo y aspiran a reproducirse publicando sus desvaríos en tapas de cartón. En la calle no queda mucho más. Moscas, ratas, urracas carroñeras y cosas así.

http://www.almomento.mx/escribir-es-mi-vida-naci-para-esto-daniel-salinas-basave/