Un vasco exiliado en la Cenicienta
El árbol genealógico suele ser una planta de follaje abrupto, a veces laberíntico e impenetrable. Basta con tratar de explorar sus ramas para darnos cuenta de lo poco que sabemos sobre nuestros antepasados. Cuando uno se sumerge en exploraciones semejantes, suele encontrar sorpresas. Siempre creí ser el primero y hasta ahora único de los Basave en emigrar a Baja California, hasta que mi abuelo, Agustín Basave Fernández del Valle, me sacó de mi error y me contó la historia de un primo suyo llamado Luis de Basabe López Portillo, que al igual que yo se autoexilió a esta península y eligió el Puerto de Ensenada para vivir. Tengo también otro par de aspectos que me hermanan con este tío abuelo: Luis de Basabe era escritor y además era ateo. Devoto del origen vasco de la familia, cambió la letra “v” intermedia del apellido por una “b”. La rama original de Vizcaya escribe Basabe y no Basave y Luis quiso ser fiel a la raíz euskera.
Sin embargo, lo más interesante de tener un antepasado que me antecedió en el exilio bajacaliforniano es que el antepasado en cuestión fue un hombre de letras, uno de lo más fecundos y creativos escritores que dio la Baja California en el pasado siglo. Es en el ensayo-antología, “Narradores bajacalifornianos del Siglo XX” de Humberto Félix Berumen (Fondo Editorial de Baja California 2001), donde he dado con una semblanza de este familiar. Si bien el propio Berumen se contradice en lo que al lugar de nacimiento de Luis de Basabe se refiere (en la página 32 de su libro señala que nació en la Ciudad de México y cien páginas después, en la 132 dice que nació en España) ha sido su hija Heidi Basabe (a quien conocí o más bien dicho reencontré hace un par de semanas en Ensenada) quien me ha confirmado que su padre nació en la capital mexicana en 1920, si bien su patria espiritual fue siempre el País Vasco.
Félix Berumen señala que la obra de Basabe puede encuadrarse dentro de los cánones del realismo costumbrista. Gran parte de su obra “tiene como escenario los paisajes del País Vasco y refiere algunas fábulas del folclor de ese país”, si bien también eligió a Baja California como su territorio narrativo. Fue cuentista y novelista y algunos de sus relatos los firmaba bajo el seudónimo de H. Ludeba. Entre sus novelas destacan El caracol (1967) y sin duda la más célebre Senda de gatos (1971), pero el extenso catálogo incluye a Lo, el hombre sueño (1970) Los hombres de arriba (1972) Lur Berri (1987) El saber (1981) y Tejueg (1991).
Dice Félix Berumen que como pocos escritores bajacalifornianos de la época, Luis de Basabe se atiene a la premisa de contar una historia y contarla bien. Su personaje insignia parece ser el protagonista de Senda de gatos, el hombre que contemplaba el mundo desde las azoteas, en cuya perturbada mente se sumerge el narrador. Luis de Basabe murió en Ensenada en 1996. Si me fuera dado pedir un deseo, desearía haber podido charlar con él. Ahora me voy a dar la tarea de encontrarlo a través de su obra.