Eterno Retorno

Friday, September 07, 2007

Otoño en puerta. Secretos e intuiciones. Los presagios, los sueños, los cuervos, la Muerte. El Otoño se aproxima ¿El final también?


Soñé con Juana de Arco. Una Juana de Arco pelirroja, con el pelo no tan corto y un vestido blanco, colocada sobre la hoguera del mercado viejo de Ruán. Tal vez fue la lectura de la Cazadora solitaria (Jean Seberg interpretó a la Doncella de Orelans) o por la rolita de los virtuosos riojanos de Tierra Santa, que últimamente escucho demasiado (Arderás en la hoguera, por defender a tu Dios) pero Juanita de Arco se me coló al subconsciente. De niño su historia me impresionaba y en algún lugar en el laberinto de los recuerdos está bien colocada la doncella, que hasta en los sueños se me ha tatuado. El sueño terminaba con Juana bajando de la hoguera y yo... ¿Estaba yo ahí?

No se si sea buen augurio contar los sueños en el blog. ¿Soñar con una santa es una experiencia mística?


Me gustan las mujeres que fuman. Al carajo con las paranoias californianas. Aunque yo no soy fumador, me gusta la imagen de una mujer que fuma. Fumar sí es un placer sensual. Bello es contemplar a una mujer que fuma en soledad. Fumando espera al hombre que ella quiere?


Taco de marlin

Me confieso adicto a los productos de mar envueltos en tortilla. De Baja California amo ante todo su clima, su vino y sus tacos de mariscos. Podría pasar mi vida entera comiendo tacos de marlin y jamás me aburriría. Taco de marlin, de pulpo al olivo, de camarón enchilado, de jamón de mar, de cahuamanta. Mmmm. Agua se hace esta boca mía. Cerca del periódico, en la 20 de Noviembre, existe una carreta de tacos que está entre las mejores de la región. No le pide nada a Ensenada y su mercado negro. Suelo comer ahí un día sí y otro también. Bendito sea el Océano Pacífico que no sólo regala los atardeceres más bellos del mundo, sino también la comida más deliciosa.

La era de Jack

Bebedor como soy y he sido siempre, he de señalar que las distintas etapas de mi vida han estado marcadas por determinada bebida. Si algunos místicos creen en eras como la de Acuario, yo creo en la era del mezcal y en la era del vino. La cerveza ha sido omnipresente en mi existencia y no se ha ido nunca, si bien se le ha restringido un poco en tiempos de dieta severa. La chela no tiene era pues es eterna, pero las demás bebidas han marcado determinados años y hechos de mi existencia.
Alguna vez, siendo un adolescente, fui aficionado a las bebidas preparadas del Chez (en Monterrey inició el Chez por si no lo saben) Vampiros, perros salados, sex on the beach. Hoy en día paso de las mezclas. Las bebidas preparadas son para imbéciles de 14 años sin paladar o para niñas taradas que se van de pinta de la universidad, si bien las piñas coladas eran útiles para seducirlas. Las bebidas deben consumirse en estado puro. Lo demás son mariconadas.
El verano de 1991 marcó el inicio de la era del mezcal. Los adoquines de Puerto Escondido, la arena de Zipolite y ese mezcal de garrafa que costaba no se cuántos viejos pesos (una miseria en cualquier caso) hicieron época. La peda de mezcal es punto y aparte, alucine total, orgía de cheneques interiores. Les diría que le pregunten a Malcolm Lowry, pero ahí está mi compa Rudy Cruz que no me dejará mentir. Durante años el mezcal Gusano Rojo fue un consejero inseparable y sí señores, varias veces me comí el gusano con sal y limón. Aún hoy en día hay una botella en mi cava. En otoño de 1996, en el primer mochilazo europeo, inició la era del vino. Vino de cinco o tres francos el que compraba en París, pues sólo un mochilero sabe lo que vale un centavo cuando todo tu presupuesto europeo asciende a 600 dólares. Mis amigos Leo del Bosque y Juan Masey, aficionados al buen vino chileno, continuaron en Monterrey esa afición que se consolidó al llegar a Baja California y visitar su Valle de Guadalupe y que se ha ido perfeccionando en los paseos por Argentina o con el vino caliente de Austria y República Checa, aunque si a alguien le tengo fe ciega en la recomendación de una buena botella, es a mi amigo Pedro Beas. Un buen vino es un regalo de los dioses y Pedro tiene olfato divino.
En 1998 inició la era del vodka. Ese ardiente verano regio, mientras trabajaba en El Norte y veía a Francia consagrarse campeona del Mundo, lo viví con una botella de Absolut en la mano. Absolut con agua quina y una rodaja de limón. Esa es la máxima delicia. Mi primer viaje a Baja California y el primer depa que tuvimos Carol y yo es lo que me hace recordar el sabor del vodka, una bebida efímera en mi vida. Hoy en día, y desde hace algunos años, estoy inmerso en la era de Jack. Sí señores, tengo una adicción severa al whiskocho y lo peor es que al igual que el Metal, es una adicción solitaria, pues casi nadie me hace segunda. Mi bebida preferida, la única que es capaz de motivarme a hacer fila para cruzar la frontera e ir al Dutty free de San Ysidro, es el Jack Daniels. Nada como sentarte en el patio con un vaso con harto hielo y un buen Metal en las bocinas. Jack Daniels sabe a Motörhead. Y si algún improbable lector cae en este chapoteadero porqueriozo, sin duda pensará y con mucha razón, que más me vale ir pensando en ir a AA. Pero señores, si algo no he hecho nunca es votos de sobriedad. Ya llegará el día en que no me quede otra alternativa, pero mientras ese día no llegue...Salud.

Primer zarpazo

Los buenos partidos los huelo. Intuyo el aroma de esas noches gloriosas de Miércoles futbolero, noches nicolaítas de entre semana, llenas de goles y emociones. Lo sabía, lo intuía. Tigres daría un partidazo ante Pachuca Saavedra no se raja. La edad de Cristo es la flor de la juventud Javier. Mario Ruiz, lo tuyo es la lateral. Abreu, tu frente sigue siendo letal depredadora. Jesús Chávez , usted siga siempre subiendo al área enemiga. Aguante Tolo Gallego. Este aficionado te respalda a muerte (No como al bastardo de Carrillo cuya cabeza yo exigía ganaran o perdieran) Creo que puedo leer cuando el problema de un equipo es el entrenador y en el caso de Tigres no lo es. No se por qué, pero me huele a una remontada de aquellas. Sí, ya se que Atlante no son enchiladas, que va invicto, que jugaremos con una defensa de cachorros (ni Rivas, ni Cubero ni Cáceres) pero tengo fe y mi camisa felina más puesta que nunca. ARRIBA LOS TIGRES

Pasos de Gutenberg
Diana o la cazadora solitaria
Carlos Fuentes
Alfaguara

Por Daniel Salinas Basave
danibasave@hotmail.com
dsalinas@frontera.info


Esto de la bibliofilia tiene algunos vicios incurables y Carlos Fuentes es uno de ellos. Es un placer un poco culpable, como tomarse una cerveza cuando uno quiere estar a dieta. Que si muy atrás quedaron los años de gloria de Aura y La región más transparente, que si en los últimos 30 años no ha escrito nada respetable, que si es un cacique de las letras mexicanas, bla, bla, bla. Detractores le sobran a Fuentes y amantes también. Dejemos de contemplar ese altar que lo coloca como el monstruo sagrado de la narrativa mexicana contemporánea o señor feudal de las nuestras letras y ubiquémoslo simplemente como un autor que, con todo y el peso de su fama a cuestas, casi siempre es disfrutable.
Sí, ya se que Diana o la cazadora solitaria no es una novedad editorial y que después de ella Fuentes ha escrito toneladas de páginas. Pero Pasos de Gutenberg, rebelde incurable, no se sujeta a los cánones que exigen a una columna de reseñas limitarse al pan recién horneado. Los vinos viejos son de excelente calidad y no se sorprenda usted si un día ve aquí reseñado El libro del buen amor del Arcipreste de Hita, escrito en el Siglo XII.
Diana o la cazadora solitaria es la novela más carnal de Fuentes y acaso la más descaradamente autobiográfica. Los personajes de la novela son una actriz llamada Diana Soren y un escritor mexicano que jamás se identifica, aunque todos sabemos que estamos leyendo la historia del breve y tórrido romance entre la actriz Jean Seberg y el mismísimo Carlos Fuentes. Fuera del nombre de la actriz, todo se ajusta a la realidad o al menos a la realidad desde el punto de vista de Fuentes. Diana, al igual Jean, es originara de Iwoa, tiene el pelo rubio y corto, los ojos de un gris azulado, protagoniza Juana de Arco, simpatiza con las Panteras Negras, filma un western en México y es señalada por el FBI. ¿Debe sorprendernos la sinceridad de Fuentes? ¿O acaso es un macho mexicano presumiéndonos sus conquistas? Porque vaya que tiene que presumir. Y es que basta ver las fotos de Jean Seberg para comprender por qué Fuentes se enamoró de ella. No es la suya una belleza convencional aunque esa mirada perfectamente inspira una novela de pasión extrema, como es la Cazadora solitaria. Y sí, la definición más simplista sería la de una novela donde se narran los goces e infiernos de un desenfrenado romance pasional. Un escritor mexicano conoce a una actriz estadounidense, viven una luna de miel de dos meses en un pueblo de Durango y se separan. Colorín colorado. Pero sucede que las narraciones de Fuentes son como los retablos barrocos o las pinturas de Diego Rivera. El romance del escritor y la actriz se convierte en una disertación sobre afinidades y conflictos en la relación binacional México- Estados Unidos, luteranismo y catolicismo, años 60, racismo, Vietnam, revueltas del 68, un ensayo en torno a la sexología y los rincones oscuros de la psique humana, el machismo, el feminismo, el cine, la literatura, la gramática, búfalos, indios, mapaches, Tina Turner, Luis Buñuel. Un mural autobiográfico donde nadie falta. Claro que si usted lo prefiere lo puede leer como novela erótica y por ahí no faltará el purista que quiera decir que cruzó las fronteras de lo pornográfico (¿acaso existe esa estúpida frontera moralista?) En suma y para andarnos sin rodeos, uno de mis libros favoritos de Fuentes. Vaya, por ahí se me hace que disfruto más de Diana como ensayo que como novela.

Wednesday, September 05, 2007

Septiembre arde. El verano se despide a fuego lento, tatuando lenguas de Sol en nuestras pieles sudadas. Muchos años después (si es que hay un después) recordaré este verano. Ahora dice adiós derritiendo la calle. Después llegarán las noches eternas. We enter winter once again, primera frase de ese pedazo de virtuosa oscuridad hecha álbum llamado Blackwater Park de Opeth. El gris invierno tijuanero está dormido, pero su sueño es cada vez más ligero.


Alguna vez, hace muchos años, la Universidad publicó una antología llamada ...Después del Eclipse. En ella escupí algunas cosas que ingenuamente hacía llamar poemas. De vez en cuando algunas frases, sepultadas en algún cementerio del subconsciente, brotan a la superficie como una plaga de inmundicia.


...Diluye el tiempo mi espíritu en duda

...no hay sosiego en la negra noche de mi ignorancia, para aquel que muerde los muros de la existencia.

...no me diluí en los cielos arrodillado ante el vacío, pues el elíxir del Mal tiene gotas sublimes

...el miedo se desgarra en tu Universo, tu boca sabe a catarsis pagana. Sed carnal, mi nombre empapando tu pecho.


Tu espalda se extiende sobre la noche
Dos cafés se enfrían de impaciencia (esos son del Yadivio Ortega y esos sí eran poemas)


Dentro de una hora juegan los Tigres. La gente en la calle me da el pésame. Pachuca no es solo nuestra bestia negra, sino que juega a las mil maravillas. Tuzos está un escalón arriba del resto de México. Pero aún así traigo mi camiseta Tigre bien puesta. Aguante Tolo Gallego. Yo confío en usted y lo respaldo a muerte. ARRIBA LOS TIGRES



Alguien detuvo el otoño

Die Young no es de las rolas más célebres de Black Sabbath, sin embargo hace poco adquirí el History of Fear de los germanos judaspriestianos Primal Fear y la rolita se ha convertido en el soundtrack de este septiembre ardiente. En History of Fear viene un disco extra en el que Primal Fear ejecuta covers de clásicos metaleros. El infaltable Metal Gods de Priest, el Speed King de Purple y 2 minutes to midnight de Maiden. Pero de todas las rolas que se queman, la que más me pasó y por mucho, es Die Young, tercera en el emblemático Heaven and Hell. Con la voz de mi compa Ralf Sheepers, más halfordiano que el mismísimo Halford, la rola se oye poquísima madre. El pasado 27 de abril Dio la cantó con desgarrador sentimiento en el Coors de Chula Vista. Cierto, es extraño ver a un tipo de 65 hablando una oda la muerte juvenil. Dio ya no murió joven. Yo tampoco, aunque en mi adolescencia era mi sueño. Morir a tiempo, despedirse cuando la fiesta está en su apogeo, antes de que la música se acabe y el ánimo decaiga. Cierto, en este momento vivo en un estado que bien puede parecerse a eso que llaman felicidad, a esos calamarianos cinco minutos de felicidad, pero todo es efímero. No quiero llegar a ser demasiado viejo. La cultura occidental considera una desgracia que alguien muera joven. Yo lo considero una bendición. Only the good Die Young dijo Maiden. You don,t have to be old to be wise.

Ahí les dejo la traducción de la rolita sabbathiana

Entonces vive el presente
el mañana nunca llega
Muere joven, muere joven
¿Acaso no ves el mensaje en la pared?
Muere joven, vas a morir joven
Alguien detuvo el otoño