Empezó el verano y es recibido por calles mojadas, bajo un cielo oscuro que amenaza con ponerse a llorar en cualquier momento. Faltan diez días para que la catástrofe se consume y nosotros aguardamos con rostro de reses que van camino al matadero. Todo hace indicar que los mayas han decidido no esperar al 21 de diciembre y adelantaron el fin del mundo al 1 de julio.
Empecé a desparramar las primeras palabras de este mal intento ensayístico hace poco más de dos meses, pero fue hasta anoche cuando recibí el inconfundible latigazo inspiracional mientras mi bicicleta peinaba las calles encharcadas de La Condesa. Eran las 22:45 y retornaba tras haber cumplido una jornada a medias catastrófica.
Por la mañana había acudido a una entrevista con mi colega Jorge Meléndez en el Canal 21 del Gobierno del Distrito Federal para hablar de mi recién publicado libro La Liturgia del Tigre Blanco. Para un desorientado provinciano, llegar hasta la sede del antiguo Cine Futurama en la colonia Linda Vista fue algo más que un viaje a lo desconocido.
Para quienes desparraman su vida entre Anzures, Nápoles y la Del Valle, la Linda Vista puede ser imaginada y soñada con la misma dosis de misterio y lejanía con que Marco Polo imaginaba Mongolia desde los muelles de Venecia. Finalmente llegamos al mastodonte blanco que algún día fue un cine y al que ahora el gobierno de Marcelo Ebrard saca algún provecho. Mi colega Meléndez es de los pocos entrevistadores que se tomó la molestia de leer mi libro antes de entrevistarme sobre él. Chamarra de los Pumas, veterano de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, carne pura de izquierda, periodista de calle y… ¿qué carajos iba a decir yo? Sí, que ha sido una muy buena entrevista y que recibí una suerte de latigazo inspiracional, pero de eso hablaremos más adelante. Hoy he vuelto a mojarme perdido entre avenidas coyoacanenses pedaleando bajo la lluvia, invocando a quién sabe qué deidades de qué estúpida e ignota mitología, deseando perderme o salir afuera del mundo al menos por un día.
Friday, June 22, 2012
Thursday, June 21, 2012
La Primavera dice adiós y no para de llover. Desde hace algunos días al cielo le dio por vestirse de negro y llorar. Por calles mojadas patinan mis esperanzas sobre una bicicleta que jura inmortalidad bajo un diluvio de media noche, mientras el volcán fumando espera y el verano hace su arribo con heraldos dormidos y promesas traidoras. Aterrizo incógnito en librerías y de reojo miro goles imposibles en Ucrania y Polonia. Therion me demostró que Mozart y Wagner han reencarnado y que el gran Beethoven hoy, como dice Barón Rojo, tocaría rock y seguramente tocaría en Therion. Ocho músicos en el escenario, dos sopranos y Rhapsody poniendo su dosis de lágrima épica en Lamento Eroico. Me entretengo con los espadazos del Capitán Alatriste y las historias bizarras de IanMcEwan y sus británicas sábanas mientras devoro tortillas con aguacate. El conteo final avanza con su dosis de fatalidad inevitable. Los mayas han decidido adelantar el fin del mundo el 1 de julio. El futuro muerde fuerte cuando le da por mostrar su rostro y las palabras que habría de desparramar en el Racimo de Horcas han quedado confinadas en un calabozo sin encontrar la ruta hacia el desierto del papel en blanco. La noche ha caído y no ha parado de llover.