Eterno Retorno

Friday, August 19, 2005

Jeffe Atta El secreto de la Casa Blanca
Pilar Urbano

Por Daniel Salinas

Confieso sentir una sistemática desconfianza hacia los libros supuestamente reveladores sobre temas de actualidad. Esas súper novedades editoriales que ofrecen grandes investigaciones periodísticas prometiendo mostrar verdades escandalosas me resultan las más de las veces un platillo muy poco atractivo y por ser libros de oportunidad, diseñados a la carrera para vender tan de prisa como sea posible, a menudo su fecha de caducidad suele llegar demasiado pronto. En honor a la verdad, para temas de actualidad nada como los periódicos y las revistas. Sin embargo siempre hay por ahí alguna excepción que se encarga de hacer pedazos los prejuicios.
Tal fue el caso del libro de la colega periodista española Pilar Urbano, ?Jefe Atta. El secreto de la Casa Blanca?. En un tema mil veces machacado al que le sobran expertos improvisados, teóricos de ocasión, visionarios apocalípticos y charlatanes con vocación de Nostradamus, Pilar Urbano sacó agua del pozo y nos regaló un señor librazo, de esos que no caducarán fácilmente.
Entre tantas arengas y lamentos patrioteros paridos por los periodistas estadounidenses, surge la visión crítica de una española que, como dijera García Márquez, le tuerce el cuello al ganso o le da otra vuelta más a la tuerca de James y nos entrega un magistral relato sobre el 11 de septiembre de 2001. Un relato por demás ambicioso pues más allá de la recreación de la tragedia en el plano anecdótico, nos sumerge hasta las entrañas de sus autores. ¿Quién era realmente ese joven egipcio llamado Mohammed Atta? ¿Qué pudo motivarlo a cometer el atentado terrorista que le torció el rumbo a la historia contemporánea? ¿Dónde germinó todo? ¿Cuál fue la semilla? Pilar Urbano se vale de esa técnica, género o arte al que algunos llaman nuevo periodismo. Es reportaje, es investigación, periodismo en estado puro, pero por momentos nos hace creer que estamos leyendo una novela de la más deliciosa ficción. Licencias literarias aparte, que sin duda las habrá pues el buen reportero siempre debe dejar algún sobrante para las musas, lo cierto es que la de Pilar Urbano es, con todo y su carga de intimidad, una gran investigación.
Un reportaje redondo, una severa crítica y una excelente historia de no ficción, humana, dolorosamente humana, sin ángeles ni demonios, sin imperios del mal ni justicias infinitas. El libro está dedicado a las víctimas de Mohammed Atta y su célula, pero también, y ojo con esto, a las víctimas de George W. Bush y su ejército. No destruyas al enemigo, destruye la enemistad, dice el epígrafe, pero cuando dos fanáticos ciegos se enfrentan en guerra santa, la última tabla de salvación es la del periodista objetivo que no se traga cuentos de operaciones liberadoras y sácros imperios combatiendo encarnaciones satánicas. Y no, por favor no vaya usted a creer que es algo parecido a los motivos del lobo o la apología de Mohammed Atta. Nada más alejado de eso. Es simplemente un gran reportaje y como todo buen reportaje, debe mostrar en su más cruda y absurda desnudez la amalgama de sentimientos, pasiones e intereses que es el ser humano. Quiere usted leer un buen libro sobre el 11 de septiembre, no se lo piense dos veces. Mal que bien, sea tragedia o cliché, encarnación mediática o auténtico Apocalípsis, ese par de torres le dejaron una marca con hierro ardiente a nuestro mundo. Vaya , usted que está leyendo ésto, sin duda recuerda bien lo que estaba haciendo la mañana de aquel martes. Digamos que este libro es como un equipo de buceo para sumergirse en las profundidades de lo que sucedió.

Wednesday, August 17, 2005

AMLO, Fox y Madrazo

No acostumbro poner en este espacio reproducciones de mi trabajo periodístico. Salvo la columna semanal Pasos de Gutenberg, que en honor a la verdad no la considero parte de mi trabajo, pues es más bien un lindo hobby, jamás he reproducido en Eterno Retorno ni siquiera parcialmente los textos que a diario publico en el Periódico Frontera.
De hecho se supone que el blog es la cara B de mi trabajo, un desintoxicante de tanta política y grilla, un espacio de libre expresión para vomitar mis obsesiones e ideas desquiciadas sin ajustarme a los patrones de objetividad e imparcialidad que el periodismo exige. Sin embargo, en esta única ocasión haré una excepción.
En los últimos seis días, hemos tenido en Tijuana la visita de López Obrador, de Fox y hace apenas unas horas de Roberto Madrazo. Todas las he cubierto y como ya es una costumbre en mí, he elaborado sendas crónicas de dichas visitas más allá de la nota informativa. Dado que hay gente que vive fuera de Tijuana que a menudo me pregunta como se vive la política nacional en esta ciudad, me permito incluir en este espacio las tres crónicas que elaboré sobre las recientes visitas de estos tres personajes y que fueron publicadas de manera íntegra en el periódico. Suprimo las comillas, pues a la hora de publicarse en el blog se transforman en signos de interrogación. Ya después daré mi muy personal opinión sobre el panorama político tijuanense rumbo al 2006. Mi voto está más que definido y no creo que nada lo haga cambiar, sin embargo, eso no quita que pueda divertirme y en ocasiones hacer muchos corajes mientras contemplo este circo. Así pues, ahí van las tres croniquitas. Chutáoslas pues.


AMLO

El Sol caía a plomo sobre la Avenida Insurgentes y desde las alturas de los carcomidos cerros pelones, el Cristo de la Parroquia de San Martín de Porres contemplaba hierático a las miles de personas que se amontonaban en torno a la entrada del Salón Mezanine.
Ahí, al píe de ese monumento que en algo evoca al Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, el aspirante perredista a la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador arrancó su gira nacional de más de 50 ciudades ante más de 5 mil personas.
Varios centenares de Paisanos procedentes de Los Ángeles, ancianos del movimiento Bracero, jóvenes universitarios, jornaleros agrícolas de San Quintín y un sin fin de curiosos se amontonaban en torno a la puerta del salón.
Una joven entonaba canciones de Silvio Rodríguez y aquellos célebres versos del poeta Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Pero la bella voz de la joven no podía armonizar el desorden existente en donde la total carencia de organización y logística provocó aglomeraciones y tumultos.
Cuando López Obrador arribó al lugar a las 16:20, fue imposible contener la avalancha humana que intentaba a como diera lugar obtener un saludo de su candidato.
El cuello de botella formado ante la reducida entrada del salón entre los cientos de personas que seguían a López Obrador intentando ingresar, provocó que los guardias cerraran las puertas antes las protestas de los que quedaron afuera.
Adentro, la sofocación y el sudor hacían presa de los seguidores del tabasqueño que con sus símbolos amarillos de la carita feliz pegados en el pecho demostraban que su corazón late por el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Infructuosos fueron los esfuerzos del empresario José Galicot por captar la atención de la gente en su discurso de apertura que no pudo terminar, pues la gente gritaba Obrador, Obrador, Obrador.
Pese a la insistencia del empresario por robar cámara y concluir con la lectura de su discurso, le fue imposible continuar pues los organizadores le pidieron por favor que bajara, ya que la gente quería escuchar a López Obrador.
El día de hoy comencé mi gira por el país y decidí empezar aquí, en Tijuana, donde comienza nuestra patria, dijo el aspirante perredista al iniciar su discurso.
La gran prioridad de su proyecto, afirmó López Obrador, es primero acabar con la desigualdad social y la pobreza para así construir un nuevo proyecto de nación.
Aunque dijo estar conciente que el dinero y las trampas serán las armas que usarán sus adversarios para golpearlo, confió en que llegará a la Presidencia de la República con el apoyo desinteresado y leal del pueblo.
López Obrador cerró su discurso con una frase de Benito Juárez: Voy a rescatar a México cómo se pueda, cono lo que se pueda y hasta donde se pueda.

FOX

Según un popular dicho tijuanense, beber agua de la Presa es el equivalente a enamorarse de Tijuana y quedarse a vivir en ella para siempre.
El Presidente de la República Vicente Fox no bebió el vital líquido, pero sí hizo la entrega formal de un puente de medio kilómetro de longitud que cruza sobre sus aguas.
De paso, también aprovechó para dar un adelanto de lo que será su Quinto Informe de Gobierno haciendo un resumen de los logros que ha conseguido el Gobierno del Cambio.
Una larga fila de once vehículos blindados cruzó sobre el inmaculado pavimento del puente que cruza sobre la Presa Abelardo L. Rodríguez.
Entre elementos del Estado Mayor Presidencial, las policías Estatal y Federal Preventiva y el Ejército Mexicano, Fox arribó a orillas de la Abelardo L. Rodríguez.
Eran las 13:40 horas, el calor de agosto estaba en su punto y poco menos de 100 personas aguardaban a orillas de la Presa la llegada del presidente Vicente Fox.
Bajo el quemante Sol del medio día, los asistentes cantaron el Himno Nacional Mexicano a todo pulmón.
Únicamente el gobernador Eugenio Elorduy Walther se cuidó de traer consigo una gorra que lo protegiera de la intensidad del Sol y aunque el personal del Gobierno estatal se encargó de dejar suficientes cachuchas con la leyenda Por un gran Estado, ni el Presidente de la República ni mucho menos el alcalde Jorge Hank Rhon, envuelto en su sofocante saco negro, accedieron a usar alguna.
Refundidos en el inmundo corralito, colocado literalmente en la subida del cerro entre tierra y piedras ardientes, más de 20 comunicadores tomaban nota del evento.
A dos semanas de su Quinto Informe de Gobierno, el Presidente de la República aprovechó para dar algunos adelantos y de paso pedir a los mexicanos defender los logros del Gobierno del Cambio.
El Presidente de la República exhortó en su discurso a defender la democracia que los mexicanos conquistaron el 2 de julio de 2000 y aseguró que el Gobierno del Cambio ha traído consigo resultados concretos que los gobiernos anteriores jamás pudieron conseguir.
El pasado 2 de julio, dijo Fox, los mexicanos apostaron por libertades, democracia y lucha frontal por la transparencia y apostaron contra la corrupción, la impunidad, el autoritarismo y la ilegalidad, cinco años después podemos decir que el pueblo de México apostó bien.
Todo esto es gracias a la democracia que conquistaron los mexicanos y mexicanas el 2 de julio, esa democracia tenemos que seguirla defendiendo y protegiendo, añadió el Presidente.
Al final del evento, los elementos del Estado Mayor no pudieron contener la rebelión de reporteros que desafiaron el corralito y decidieron echar abajo las barreras para ir a hacer sus entrevistas.
A bordo de la suburban blindada, cruzando una vez más por el puente, Fox se retiraba de Tijuana tras una estancia de menos de 50 minutos, mientras las aguas de la Presa reflejaban el Sol.



MADRAZO

No era el concierto de un grupo de moda, tampoco la presentación estelar de un célebre matador de toros y sin embargo, el Toreo de Tijuana lució abarrotado.
Los priistas finalmente cumplieron con creces su promesa de llevar una multitud hasta el Toreo y hacer sentir la calidez de la gente en la gira de su líder nacional Roberto Madrazo Pintado.
Para llevarlos hasta ahí, fueron necesarios más de 100 camiones que salieron desde las delegaciones y parques de la ciudad desde el medio día para llevar a la gente a la plaza y asegurar el lleno que finalmente se produjo.
Para varios miles de priistas, más de 20 mil según el Comité Municipal del partido, la de ayer fue una tarde de baño de sol y de pueblo.
Más de tres horas tuvieron que aguardar bajo el Sol de agosto para escuchar poco más de 10 minutos de discurso de su líder y aspirante a la Presidencia de la República.
En un ambiente propio de estadio, con una monumental manta roja en forma de camiseta futbolera con el número 06 y el nombre de Roberto Madrazo cubría la tribuna Sur.
Las pulseritas tricolores de goma, las gorras y camisetas rojas y las cumbias y corridos populares que coreaban Madrazo Presidente pusieron color a una tarde en la que los animadores y líderes populares debieron ser muy creativos para que la muchedumbre no se aburriera en la larga espera.
Afuera, el tráfico vehicular se complicaba a niveles caóticos sobre el Bulevar Agua Caliente donde los agentes de Tránsito se encargaban de abrir el paso a los camiones que llegaban abarrotados de militantes desde las colonias periféricas de Tijuana.
Con el alcalde Jorge Hank Rhon como chofer, Madrazo Pintado arribó al lugar a minutos después de las 18:00 horas.
Su arenga a la militancia duró apenas 11 minutos y en total Madrazo no estuvo más de media hora dentro del Toreo de Tijuana, pero el resto del tiempo se le fue entre apretones de manos, fotos, besos y empujones.
Al final, más de un militante preguntó ¿Y a poco eso fue todo? mientras caminaban lentamente rumbo a los camiones que los llevarían de regreso a casa.

Tuesday, August 16, 2005

Infracción

El pasado viernes 12 de agosto, a mis 31 años de edad, recibí la primera infracción de tránsito de mi vida. Créalo usted o no, jamás me habían infraccionado. Yo era un automovilista ejemplar. Bueno, al menos puedo decir que mi primera multa ocurrió en un crucero histórico, tal vez el crucero vial más tradicional de la joven Tijuana, el de la Calle Segunda y Revolución, cuyo semáforo en rojo tuve a bien pasarme. Yo bajaba por la Segunda escuchando a todo volumen un disquito de Soilwork y crucé la Revo en amarillo, pero al pasar debajo del semáforo ya era rojo. No me percaté del mordelón que estaba oculto en la esquina y que para pronto se fue sobre mí. Fue un tipo muy amable el agente que me tocó, he de decir. Sin que yo lo mostrara, pronto se dio cuenta de mi credencial que me identifica como integrante de un medio de comunicación. Sin duda esperaba encontrar un periodista prepotente, con ínfulas de poderoso, pero nada de eso ocurrió. Me encontró en mi fase dócil, amable, como un niño regañado que acepta sus culpas. Mi licencia estaba vencida (nunca he entendido esa pendejada, ¿será que se te olvida manejar al cabo de cinco años?) mi tarjeta de circulación también. El policía me dijo que por ser periodista me perdonaba dos infracciones y me dejaba nada más la del semáforo, sin duda esperando que le pidiera o le exigiera me la quitara bajo amenaza de una nota negativa. Cuál sería su sorpresa cuando le dije que admitía las tres multas de buena gana y me hacía responsable de mis errores. Al final todo quedó en una sola infracción por decisión del agente. Yo no le pedí un carajo. No se qué hacer con mi infracción. Tal vez la enmarque por ser la primera en mi vida.

Periodismo rascuache

El asunto de mi infracción me dejó pensando. Tal parece que hay una teoría que puede aplicarse a la materia como si de una ciencia exacta se tratara: El grado de prepotencia de un periodista es inversamente proporcional a la calidad del medio que representa. En serio, los tipos que representan a pasquines más rascuaches o a periódicos pordioseros que sobreviven de chayotes miserables, suelen ser un modelo de arrogancia. Me dan una risa. Van los pobres tlacuaches a bordo de sus carritos irremediablemente chocolates, terriblemente chuecos, cayéndose en pedazos, pero en lugar de un letrero de Anapromex, traen una enorme calca que dice en letras gigantes PRENSA. Atiborran el parabrisas de credenciales y acreditaciones de giras presidenciales de tiempos de Echeverría y López Portillo y dan por hecho que con sus charolas tienen derecho a un trato especial que los hace inmunes a cualquier acción de la autoridad. Es el colmo de lo patético. Si a uno de estos tipos lo llega a parar un policía, lo amenazan con correrlo gracias a sus contactos y amagan con periodicazos crueles (periodicazo, como odio esa palabra. Hasta donde se un periodicazo sirve para matar moscas y nada más) Si tocas con el pétalo de una rosa a estos tlacuachones de la información, de inmediato aseguran que es una agresión contra periodistas.
Cuídense ustedes de molestar a un pasquinero rascuache, pues los amenazará con catástrofes apocalípticas y maldiciones que alcanzarán a sus familiares hasta cinco generaciones. También los acusarán con echarles al gremio en contra. Así le dicen los pasquineros y los chayoteros. El gremio. Háganme ustedes el pinche favor. A ellos les gusta decir que son parte de un gremio. Hasta tienen una disqueasociación ellos, la cual pega un grito cada que algo le pasa a sus sacrosantos miembros. Así se las gastan esos tipejos que dicen ser mis colegas.

Izquierdismo e indigenismo

El colega bloguero j. s u e c o apunta una frase de lo más interesante que transcribo textualmente: Decir en México soy de izquierdas es sinónimo de decir indigenista....mmmm. Ejem.

Carajo. A mí me sucede lo exactamente contrario. Si algo me repugna de la izquierda en México, es que necesariamente se de por hecho que izquierda e indigenismo deben ir de la mano como matrimonio a perpetuidad.

En dado momento yo me podría llegar a considerar de izquierda. Hay ideas básicas de la teología izquierdista que comparto y en efecto, al igual que a Julio, me repugna la desigualdad existente en este país. Desprecio que haya un sistema fiscal tan inequitativo, que se paguen sueldos de miseria a los trabajadores, que haya diferencias tan abismales entre las oportunidades que tiene un joven mexicano para progresar cuando acaba sus estudios, que los trabajos técnicos y manuales estén subvaluados. Me genera un asco indescriptible ver la influencia del alto clero en la política, la omnipotencia de unos cuantos empresarios que con un tronar de dedos sacuden al país, la superstición y la ignorancia que siguen sentando sus reales en este país nuestro, la cultura del patronazgo y la humillación perpetua como formas de progreso. Todo eso lo desprecio. El problema es que la izquierda mexicana, o esa versión payasa de la izquierda mexicana que se llama zapatismo, no me aporta realidades ni soluciones.

Si algo me molesta de la izquierda mexicana es su carácter idílico, su vocación por el estereotipo más ridículo, su terquedad por sacrificar proyectos concretos en el altar de idealismos románticos. La izquierda reducida a una mierdoza canción de Silvio Rodríguez, la izquierda como una romántica noche en La Habana bebiendo un mojito a lado de una jinetera mientras cantas a ritmo de Trova Comandante Che Guevara y maldices a Estados Unidos. La izquierda en México parece amar la derrota y aferrarse como un amante al cuerpo de esa amada llamada Utopía. Lactante de la protesta perpetua como única ubre posible, la izquierda mexicana prefiere asumirse como un eterno canto subversivo, un grito de guerra contra una oligarquía de la que terminan amamantando. El ridículo, el absurdo y el sinsentido de la izquierda mexicana se refleja precisamente en el neo zapatismo. Esa parodia llamada EZLN es el circo de la izquierda mexicana, la comedia que ratifica su eterno carácter lúdico, su inexistencia como movimiento real. Precisamente por la existencia del indigenismo, o más concretamente del zapatismo, es que no me declaro un tipo de izquierda.


El equívoco histórico del indigenismo

El indigenismo es un equívoco. De entrada porque sus promotores y gurús nunca o casi nunca son indígenas, sino desadaptados sociales o perdedores de la clase media. Esa es la regla general. El indigenismo falla al tratar de distorsionar la Historia y querer recuperar algo que irremediablemente ha quedado sepultado para siempre. La supuesta gloria y esplendor de los pueblos precolombinos, (gloria y esplendor a mi juicio muy cuestionable pues en 1492 los pueblos de Europa estaban mucho más adelantados) murió y jamás resucitó de sus cenizas. Lo que se ha llamado Horizonte Preclásico y Clásico en la cultura mesoamericana había quedado muy atrás incluso al momento de la llegada de los españoles. El máximo esplendor cultural, arquitectónico y científico de las culturas precolombinas, se da en el primer milenio de la era cristiana llegando a su punto culminante entre los siglos V y VIII. Teotihuacan, Tula, la primera cultura maya, llegan a su cúspide más de medio milenio antes de la llegada de los españoles. Cuando Cortés pisa tierras mexicanas la cultura maya que existía no era ni la sombra de aquel glorioso pueblo que edificó Chichen Itzá. El único imperio política y militarmente poderoso era el mexica y todos sabemos que un puñado de aventureros españoles con demasiada audacia y sagacidad bastó para hacerlo pedazos. Sí, ya se, me dirán que los tlaxcaltecas, pero saber sembrar cizaña y sacarle jugo a las rivalidades requiere tacto político.
El indigenismo pues, sueña con recuperar algo que se murió para siempre. Lo que queda del mundo indígena es una triste ruina. Tratar de impulsar teorías secesionistas o aplicar el separatismo vasco a las etnias mexicanas me parece ridículo.
Bienvenido el indigenismo que practicó gente de la estatura intelectual de un Miguel León Portilla, o un Manuel Gamio. Bienvenido el indigenismo de un jesuita como Francisco Javier Clavijero. Aprendieron su lengua, rescataron su literatura y descubrieron la riqueza que hay en su legado. Lean Los Antiguos Mexicanos de León Portilla. Es un gran libro. Vaya, hasta un Fernando Benítez nos hace falta hoy en día. Su obra Los indios de México es, quieran o no, una investigación seria, con método periodístico. No conozco zapatistas o cegehacheros que sepan recitar poemas de Nezahualcoyotl en Nahuatl. Todos hablan la lengua de los invasores españoles y se las dan de subversivos por escuchar pseudorock comunista hecho en Los Ángeles.

La cuestión feminista

A ver, les pongo un ejemplo: intuyo que la ideología de izquierda, necesariamente, debe ir emparentada a nociones sociales progresistas. Imaginen una prototípica estudiante de Sociología o Ciencias Políticas en la UNAM, que carga su morral coyoacanense y que profesa una sacramental admiración por Marcos. O mejor aún, imaginen a una activista italiana o española, pelo en sobaco, huipil oaxaqueño y guarache, que viaja a San Cristóbal de las Casas a vivir el idilio revolucionario. Supongo que a estas dos hipotéticas mujeres, a la estudiante unamita y a la activista europea, las une su apoyo a causas feministas. Activistas como son, supongo que condenan el machismo, la violencia intrafamiliar y se pronuncian a favor de la igualdad de género y la emancipación de la mujer. Sin embargo, estas dos chicas de izquierda se declaran indigenistas y luego entonces apoyan la autodeterminación de los pueblos indígenas y el sacrosanto respeto a sus usos y costumbres. Pero resulta que los usos y costumbres de los pueblos indígenas incluyen el golpear sistemáticamente a sus mujeres, ya sea por deporte o por mero pasatiempo y el vender o dejar raptar a sus hijas de 12 años a cambio de una vaca o un par de guajolotes ofrecidas por algún cuarentón que desea romper su virginal ejotito. Seamos realistas: Las violaciones a los derechos de la mujer indígena empiezan en su casa. No se puede decir que las etnias mexicanas sean un modelo de respeto a los derechos femeninos, pero si se trata de respetar sus usos y costumbres como pretende la izquierda, pues entonces hay que dejarlos que muelan a palos a sus mujeres como si fueran piñatas. Eso quieren los indigenistas.

La cuestión religiosa

Les pongo otro ejemplo: supongo que todo luchador de izquierda debe tener una visión objetiva, cientificista y racional de la vida. Hegelianos al fin, doy por hecho que rechazan toda forma de superchería e intolerancia religiosa. Sin embargo, dado que en México ser de izquierda implica necesariamente ser indigenista, estos señores deben necesariamente apoyar el total respeto a la cultura indígena. Y resulta que los indígenas no se reconocen por su tolerancia religiosa o su racionalismo. Por favor, vayan a Chiapas y vean como entre evangélicos, bautistas y católicos se matan. La intolerancia religiosa en los pueblos de Chiapas es cosa grave. Sin embargo, como hay que respetar los usos y costumbres indígenas, luego entonces hay que dejarlos que se rompan el hocico. Por cierto, jamás he conocido un indígena que adore actualmente a una deidad azteca. Tampoco he conocido un indígena ateo o agnóstico. Todos aman al Cristo que les impusieron los españoles a sangre y fuego. Que si el sincretismo, que si la cultura mestiza, bla, bla, bla. Los indígenas son cristianos, quieran ustedes o no y aman demasiado al dios que el hombre blanco les marco como hierro ardiente en sus pieles. Punto. Por si fuera poco, sus redentores son santurrones intolerantes como el obispo Samuel Ruiz, que con el intolerante inquisidor Juan Sandoval Íñiguez, promovió el amparo contra la píldora del día después por considerarla abortiva. A ver feministas de izquierda: ¿No que ustedes están a favor del aborto? ¿No que ustedes están a favor de que la mujer decida sobre su cuerpo? ¿Por qué idolatran entonces a un fanático como Samuel Ruiz que desafía abiertamente al progreso médico? Un poco de coherencia indigenistas, por favorcito.

Viejas Casino en Los Altos de Chiapas ¿Why Not?

Nunca he visto en el indigenismo una propuesta concreta de desarrollo económico sustentable. Escucho muchas palabras como subsidio, desarrollo social, apoyo del gobierno, respeto a los usos y costumbres culturales y de más clichés. Pero nunca he visto un proyecto concreto de enriquecimiento. Todos los indígenas de México, al menos más del 90%, viven debajo de la línea de la pobreza. Supongo que siendo la pobreza un lastre, el indigenismo debería pugnar por solucione que permitan dejar atrás esa ancestral miseria. Pero no veo nada
Les propongo una cosa indigenistas: Vayan a Viejas Casino aquí en el condado de San Diego. Es una empresa que deja jugosas ganancias y es administrada en su totalidad por una etnia indígena. ¿Se imaginan algo así en Chiapas? ¿Por qué en los acuerdos de San Andrés Larrainzar no se incluye un proyecto así? ¿Por qué los indios de Estados Unidos no enarbolan movimientos ridículos? El indigenismo a la mexicana explota una perorata romántica e idílica sustentada en fantasmas del pasado. La máxima encarnación de la utopía, entendiendo como utopía un mundo imposible. El indigenismo a la mexicana no habla nunca de economía, ni de pequeñas empresas porque eso obligaría a incluir palabras muy feas como libre mercado, globalización, dólares, que suenan a blasfemias en los castos oídos de los indigenistas. Eso es muy feo para sus oídos. Mejor seguir vendiendo fotos a los europeos. A cinco dolaritos la foto (que los indios no aceptan pesos) Vestidos con sus trajes típicos, recordándole al europeo que en algún lugar de la tropical América existe una fiesta de disfraces que recuerda al inocente y limpio salvaje ancestral que veía Rousseau en su Contrato Social. Eso sí que es negocio señores indigenistas. Vamos entrándole.