Eterno Retorno

Thursday, April 24, 2008

Sumarle años a la cuenta es un pretexto ideal para recibir sorpresas inesperadas y hablar con viejos amigos.

De parte de mi amigo el ciruelo eléctrico Cipriano Carrazco Gómez, (que además de melómano es pintor) recibo un cuadro de su autoría que me llegó por sorpresa a la redacción. Mi amigo Octavio me ha regalado una auténtica pieza de culto de black metal primitivo, el Apocalyptic Rides de los suizos HellHammer, embrión de Celtic Frost. La rola Triumph of the Death de nueve minutos de duración, es uno de los himnos más oscuros y angustiantes que el metal extremo ha producido. Por cierto que el Octa también me ha regalado un libro que ya llevo casi a la mitad: El traje del muerto de Joe Hill, quien firma con seudónimo, pero en realidad es hijo de Stephen King. Un libro escalofriante, de esos que se te contagia en pesadillas. En esto de la literatura de horror suelo ser más clásico y la verdad casi no leo a los modernos (no tengo un solo libro de Stephen King por ejemplo) Profesé alguna vez un culto por H.P. Lovecraft y soy un devoto de los libros góticos clásicos como El Castillo de Otranto de Walpole, El Monje de Lewis o Melmoth El Errabundo de Maturin y obviamente, toda la obra de Poe que siempre está y estará en mi buró. Sin embargo, he de admitir que el Traje del Muerto me ha atrapado en sus garras. Dicho en otras palabras, este libro me está gustando un chingo.

Me dio un gusto enorme hablar con mi primo Héctor, con mi buen amigo Salvador Adame de México y Gerardo Ortega (http://www.yadivia.blogspot.com/)de Monterrey y recibir una carta de mi padrino José Manuel. Por eso vale la pena el mes de abril.


Aguante Aponte Polito

Dado que desde hace muchos años trabajo en un medio de comunicación, a menudo me reservo mis opiniones personales sobre temas de actualidad escudado en mi objetividad e imparcialidad periodística. En mi trabajo diario mantengo un equilibrio a prueba de fuego y a las hemerotecas me remito. Pero esta cuna porquerioza es un recipiente para desahogar mis pensamientos y opiniones personales.

Pues bien, el bloguero que escribe Eterno Retorno, como ciudadano de Baja California, apoya y respalda absolutamente al General Sergio Aponte Polito y se pronuncia a favor de la militarización total de la entidad. Aguante mi General Aponte, duro con ellos. Se necesitan huevos, entereza y valentía para trapear de cucarachas las corporaciones. Aunque no quede un solo policía, aunque haya que eliminarlas por completo y volverlas a reconstruir. Si algo me ha quedado claro es que a Osuna Millán le tiembla la mano y a Romell le falta carácter. Se necesita coraje y unos huevos bien puestos. Duro con ellos Polito.

PD- Eterno Retorno apoya la reforma energética pero rechaza la fiscal.


Gracias África

Durante la Semana Santa tuve una charla relámpago con mi primo Héctor Diego, su esposa Claudia y sus amigos Ricardo Villarrreal y su esposa Katie. Fue un encuentro fronterizo en todo el sentido de la palabra, pues nos vimos en San Ysidro, en una mesa del mall de las Américas, a unos metros de la barda fronteriza que marca la gran cicatriz del continente.

Fue una grata sorpresa recibir de manos de Ricardo su libro Gracias África. A Villy lo conocí allá por 1994. Era vecino de mi primo Héctor en la colonia Santa Engracia en San Pedro y fueron muchas, muchísimas las madrugadas que pasamos en la cabina de Stereo 7 FM. Villy se integró al equipo del programa más informal, desmadrozo e improvisado de la radio regiomontana en donde su humor blanco le dio un sello característico a las trasmisiones. También pasamos muchas tardes en el estadio Tigre. Por ahí de 1997, en la época en que Tigres pagó penitencia en Primera A (Eterno Retorno no te consumes) se improvisaron unas reuniones de lunes por la noche en su casa. Una suerte de Monday Night Club que se dio de manera espontánea casi todo ese año. Allá por 1998 Villy fue a Suecia y me trajo una camiseta de la selección de ese país que suelo llevar cuando acudo a conciertos de bandas suecas. Yo prometí pagarle con alguna camiseta exótica e improbable pero diez años después no he cumplido mi promesa (todavía puedo regalarle una de los Xoloitzcuintles de Tijuana)

En 1999 consumé mi autoexilio de Monterrey. Dejé de ver a muchas, a muchísimas personas que alguna vez fueron cercanas y de las que en los últimos nueve años de exilio tijuanense sólo supe de oídas, si acaso por una llamada, aunque a la mayoría le perdí totalmente la pista. Por Héctor Diego supe que Villy se había ido a vivir a Kenia con su esposa. Siempre he tenido una enorme curiosidad de conocer África. Pues bien, las experiencias de Villy en el Continente Negro están reflejadas en este libro cuya reseña apareció hace unas tres semanas en Pasos de Gutenberg, pero por alguna razón no la había subido al blog. Chutáosla y lean el libro, que realmente vale la pena.

Pasos de Gutenberg


Gracias África
Ricardo Villarreal

Por Daniel Salinas Basave

Este libro nos acribilla con ráfagas de honestidad, una honestidad que parece brotar del alma en bruto. Ese inacabable enigma que algunos llaman Continente Negro irremediablemente seduce, hechiza a quienes se atreven a sumergirse en sus profundidades y cuando ese embrujo metamorfea en palabra escrita, el resultado suelen ser páginas inolvidables.
África llama, África atrapa, África transforma y define para siempre el destino literario de algunas plumas. Ahí está el colega Ryszard Kapuscinski, el mejor reportero del Siglo XX, cuyas obras cumbres brotaron del árido suelo africano con reportajes inolvidables como Ebano y El Emperador.
Como el capitán Kurtz, Ricardo Villarreal y su esposa Katie viajaron al mismísimo Corazón de las Tinieblas, pero a diferencia de Conrad no nos dejaron por herencia El Horror, sino una iluminación interior que transformó sus vidas para siempre y cuyos destellos de luz quieren compartir con los lectores.
¿El evangelizador evangelizado? ¿El hombre civilizado redimido por el salvaje? Sí, algo o mucho hay de eso en las páginas de este libro, pero por fortuna hay también mucho sentido el humor, una vena periodística natural, espíritu aventurero a costa de toda adversidad y unos cuantos consejos prácticos que cualquier mochilero sabrá agradecer.
Lo mejor de este libro, aparte de su brutal honestidad, es su resistencia a cualquier intento de clasificación. Lo podemos tomar como un diario de viaje, una crónica e incluso por momentos hasta parece un reportaje de denuncia si bien al final se impone la vena del testimonio íntimo.
Además de la honestidad y la resistencia a la clasificación, el libro de Ricardo destaca por su fino y oportuno sentido del humor capaz de brotar aún en las situaciones más complicadas. Campeón del humorismo blanco y capaz de reírse en circunstancias adversas, Villy contagió a su libro con esa vibra tan característica de su personalidad.
Dicen que la gratitud antes que un deber es un privilegio y Ricardo Villarreal comienza por ser agradecido desde el título mismo de su obra. Gracias África. Ricardo y Katie iban a dar, pero acabaron recibiendo.
Ya es de por sí heroico que un joven nacido en la capital mundial de la pedantería y la estupidez (que por si no lo saben es un municipio llamado San Pedro Garza García) vaya por por su propio deseo a vivir a uno de los sitios más miserables del planeta, al poblado de Kibera en Kenia, un barrio pobre entre los pobres dentro de un país pobrísimo.
Testimonio de aprendizaje e iniciación, el libro de Villarreal es también una buena guía llena de consejos prácticos para el viajero que se anime a entrar en territorio keniano. El Vía Crucis de cambiar dólares por chelines kenianos, la aventura de comer en las calles de Nairobi, las tradiciones de un pueblo, la inmensa dignidad de sus habitantes, la burocracia y las absurdas políticas que también contagian a las más humanitarias organizaciones. De pronto con sorpresa nos percatamos que hemos llegado al final de la odisea en un fascinante recorrido por 147 páginas que se leen en un par de sentadas para descubrir que en las profundidades del Corazón de las Tinieblas, hay destellos de luz redentora.

Tuesday, April 22, 2008

Han ido desfilando frente a mí. En la infancia caminaban como tortugas y de un 21 de abril a otro transcurría la vida eterna. Poco a poco a los abriles les dio por caminar a paso un poco más veloz. Luego empezaron descaradamente a correr y ahora van en carrera desenfrenada a hacia alguna o ninguna parte. Nadie me robó abril como a Sabina, pero hubo alguien que le puso turbo a las horas. El siguiente 21 de abril siempre llega más rápido que el anterior.

Demasiados instantes desparramados en la arena. ¿Cuántos atardeceres desperdiciados sin mirar de frente al Sol? A veces parece que ha pasado tanto tiempo. Acumular kilometraje, trazar círculos, consumar el Eterno Retorno. La edad es todo aquello que has ido dejando atrás. Miles de caras difusas, infinitos nombres que hoy carecen de significado, ciudades de las que recuerdo sólo una casa o iglesia y acaso hasta ese recuerdo sea trampa e invento.

Eso sí, no me quejo, ha sido un buen fin de semana con pequeñas grandes celebraciones. El sábado una deliciosa cena de cordero y frutas preparada por mi buen amigo Pg Beas que se ha revelado tan genial cocinero como músico. El acompañamiento fue malbec de otro mundo.

El domingo la línea no fue tan espantosa como podía pensarse y agarramos camino a San Diego. El atardecer transcurrió con las reglamentarias e infaltables Reggatas Red en Rock Bottom con Carolina y mi amigo Octavio. Unas cuantas reggatas después enfilamos rumbo al House of Blues donde ya estaba empezando a tocar Épica, pero oh sorpresa, no vino Simone. Se quedó en Holanda afectada por un virus devastador. Aunque parte del atractivo de este concierto era ver a la bella Simone, justo es reconocer que su sustituta cantaba muy bien, aunque no era en absoluto bella. Aún así, Épica prendió y me dejó más que satisfecho. A las 22:00 salió Symphony X. Las primeras rolas me prendieron. Luego sucedió lo que sucede siempre con los grupos progresivozos. Empiezan a abusar del virtuosismo y a menos que seas un devoto de sus habilidades como instrumentistas, corres el riesgo de no conectar. Al menos ahora no conecté como con Apocalyptica, aunque en general creo que valió la pena.

Lunes de paz y asueto (un derecho sindical autoproclamado unilateralemente señala que el 21 de abril no se trabaja) Carolina y yo enfilamos rumbo a la playa acompañados de una deliciosa botana de queso brie, aceitunas, tomates y un malebec. Un lunes por la tarde la playa de Baja Malibú es toda tuya. Hoy por la mañana Carol se ha marchado a Guadalajara y por allá la alcanzaré dentro de unos días. La vida trae turbinas y corre como una bestia desbocada hacia el abismal vacío.