Dijo Baudelaire que en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre debe estar consagrado el derecho a contradecirse. Pues bien colegas, yo aquí voy a sonar contradictorio. He dicho más de una vez que lo prioritario es concentrarse en contar una buena historia y en encontrar desde el primer párrafo su centro neurálgico y en abrir al puro estilo de los buenos reporteros, yendo al punto y sin rodeos. Pues bien, aquí viene la mayor contradicción de este taller: no basta con que el texto esté bien redactado y cumpla con la sintaxis. Hace falta que suene bien. Tu texto puede aparentemente no tener fallas estructurales, pero para ser un texto inolvidable a veces hace falta cierta cadencia y esa solo la da la lectura de poesía. Muy a menudo me sucede que he terminado un cuento y a la hora de resisarlo reparo en que no me gusta. No hay errores aparentes y sin embargo no me gusta cómo suena. El mejor ejercicio en esos casos es leerte a ti mismo en voz alta. Tu cuento debe ser respirable. Si a la hora de pronunciar las palabras te atropellas o te tropiezas y simplemente no das con el ritmo adecuado de lectura, es que algo hiciste mal
Thursday, December 05, 2019
Sunday, December 01, 2019
- El Crítico es el apodo de un asesino serial creado por Toño Malpica, quien tiene la costumbre de matar a escritores cuyos libros adolecen de graves errores de sintaxis. Junto al cuerpo descuartizado del literato, el Crítico suele dejar como pista un libro de la víctima plagado de marcas y tachaduras rojas. Vista la situación, creo que Patricio Pron debería cuidarse. En cualquier caso, mil y un aspirantes a asesinos seriales ya lo están descuartizando en la red.
2- Nada le gusta más a un escritor que relatar las tragedias de otros escritores, se lee en la contraportada de El libro tachado, un sui generis ensayo de Patricio Pron. Parece ser que el Pato fue profeta de su propia hecatombe. Hoy su tragedia sintáctica es pasto de meme.
3- No suelo hablar de libros que no he leído y como aún no leo (y posiblemente nunca vaya a leer) Mañana tendremos otros nombres, no puedo sumarme a la lapidación desatada a partir de una página fallida. La realidad es que hace mucho que no me tomo el tiempo de leer un libro premiado por Alfaguara. Me gustó El vuelo de la Reina de Tomás Eloy Martínez (aunque Tomás Eloy tiene mucho mejores trabajos) y me gustó El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez. Paren de contar.
4-La mofa sobre la página de Patricio podría (aunque no lo hará) inaugurar una nueva costumbre: la de criticar a un autor descuartizándole cada párrafo con un plumón rojo. Si nos damos a la tarea de jugarle al tallerista puntilloso, sin duda encontraremos decenas de miles de páginas fallidas publicadas en editoriales de prestigio, pero ojalá que quienes arrojan piedras sean capaces de verse la cola. O qué, ¿acaso todos los que están destrozando a Patricio pueden presumir una pulcritud prosística marca Daniel Sada?
5- No sé de qué carajos nos quejamos, si la liga premier literaria está infestada de becerros bañados en chapa de oro que son pura hojalata. Leo la grandilocuente lista (como si hicieran falta nuevas trinches listas) elaborada por 84 expertos de Babelia con los mejores cien libros del Siglo XXI. ¿Y quién carajos creen que está en primerísimo lugar? Pues claro, 2666 de Bolaño. ¿Así, o más cliché? ¿Tenían que ser tan descaradamente estereotípicos? Por herencia queda un no pinches mames. Toda una declaración de principios el colocar como campeón del siglo al rey desnudo por excelencia, la máxima encarnación de un bodrio sobrevalorado. Entre los incluidos hay muchos que no he leído (chingo de gachupines of course) pero otros tantos que sin duda están entre lo mejor que he pepenado en los últimos 20 años: La carretera de Cormac Mc Carthy (mi candidato al mejor) Limónov, La fiesta del Chivo, Sapiens, Los diarios de Emilio Renzi, La posibilidad de una isla, El olvido que seremos, Nada se opone a la noche y Los trabajos del reino.(Pd- ¿De plano no le alcanzó a Auster para colar uno solo?).