Eterno Retorno

Saturday, January 07, 2023

When Pinacate pass away

¿Cuál es la estampa que ejemplifica e ilustra la límbica esencia de enero? Algunos dirán que la rosca, pero yo creo que el acto que da el cerrojazo a la atmósfera del Guadalupe-Reyes, es el momento en que quitas el pino y los adornos navideños. Nadie suele santificar esta ceremonia y su vibra es harto diferente. El pino lo solemos colocar al atardecer o cuando cae la noche. Ponemos música navideña, bebemos algo y vamos colocando lentamente cada esfera y cada moño. La ceremonia del retiro, en cambio, suele comenzar por la mañana y su vibra es proactiva, de pilas puestas y engranaje girando. Just do it and do it fast. También ponemos música, pero no navideña. A su manera tiene su magia este ritual tan ninguneado. Es la pura esencia de la sobriedad y la vibra apolínea, de encender de nuevo la máquina y empezar a tirar del arado. Ni modo, los seres humanos somos cíclicos y funcionamos con biorritmo.



Más triste es la escena de los pinos naturales sacados furtivamente de casa como cadáveres insepultos y arrojados a la vera del camino como los encobijados de la maña. El nuestro simplemente se guarda en la oscuridad de su ataúd y durante once meses dormirá el sueño del vampiro y a finales de noviembre resucitará glorioso y recargado de energía e irrumpirá cubierto de gloria a la sala.

Pilas puestas, engranaje encendido. Retorno, eterno retorno

Venga pues el 23. Arrieros somos chingao.




Friday, January 06, 2023

La portada

 


Tal vez las ediciones impresas de los periódicos se mueran más temprano que tarde, (aunque en cualquier caso ya vivieron más de lo pronosticado por sus detractores). Lo que en definitiva no va a morir (o al menos no pronto) son las portadas. Aunque la edición digital del diario se esté renovando cada media hora y aunque el medio en cuestión ni siquiera se imprima, uno como lector desea una portada del día. Una sola.

 

La portada es una suerte de acto sacramental de la edición, una declaración de principios del medio de comunicación. Es en la portada donde se pone a prueba el talento y la creatividad de un editor para elegir la frase contundente y la foto adecuada. Vaya, una portada puede llegar a ser, en algunos casos,  una obra de arte para enmarcarse.

 

El espíritu de la época  enaltece la inmediatez y la brevedad. En la despiadada carrera parejera que celebran cada día los medios informativos, la obsesión es ser siempre el primero en dar la nota, anticiparse por dos minutos al twit o al post de la competencia. La información que se dio en la mañana es ya es muy vieja al atardecer. Esa bestia siempre hambrienta e insaciable llamada opinión pública exige información fresca y novedosa a cada momento. Pese a ello, uno espera siempre con ansias la portada. No es que pretendas saber algo que no sabías,  sino cómo cada medio sintetizó e interpretó  un momento histórico.

 

Por ejemplo, el 18 de diciembre por la mañana, Argentina se coronó campeona mundial después de un épico partidazo contra Francia. Pasaditas las 9:30 a.m. millones de personas veíamos a Messi levantar la Copa y tuvimos toda la tarde del domingo para chutarnos repeticiones de los goles, crónicas de color, análisis, reacciones, entrevistas. No creo que hubiera una sola persona que no supiera quién ganó el Mundial. Pese a ello, somos muchos quienes esperábamos con ansias las portadas de los periódicos del 19 de diciembre. Ojo, cuando la portada del triunfo albiceleste se imprimió y salió a la calle, habían transcurrido ya 20 o 22 horas desde el silbatazo final. En teoría, para los parámetros del Zeitgeist actual, es una noticia ya muy vieja y sin embargo deseas ver esa portada histórica y de ser posible tenerla en tus manos.

 

Lo mismo aplica a la muerte de Pelé o a la captura de Ovidio Guzmán. Ambos hechos ocurrieron en la mañana y aunque ya tuviste todo el día para indigestarte de reacciones y teorías de opinólogos, uno espera la mañana siguiente para ver la portada en cuestión. La portada te dirá algo que ya sabes, pero lo importante es saber cómo te lo va a decir. A ello súmale una buena crónica, un agudo análisis, una ingeniosa caricatura. No, a mí no me basta con un twit o un TikTok o un resumen en YouTube. Yo soy de la vieja escuela y el momento cumbre es cuando la gran noticia se inmortaliza en una frase y una foto.





 

Wednesday, January 04, 2023

Aquel sarcoma era el rostro de lo que entonces era visto como una plaga apocalíptica


 

Se trataba, al parecer, de esa nueva enfermedad tan rara que estaba matando homosexuales y haitianos en Estados Unidos y aún desconocíamos  casi todo de ella. La doctora me eligió como su asistente en ese arduo proceso. Entrábamos a aquel espacio con el cuidado y el terror de quien manipulará material radioactivo sabiendo que ahí, sobre esa cama, yacía algo terrible y desconocido para la ciencia, algo oscuro y mórbido que no alcanzábamos a dimensionar. Ese era el primer caso registrado en un hospital mexicano.  Tal vez hoy lo acabamos por asumir como algo cotidiano, pero en 1983  en verdad aterraba. Aquel sarcoma era el rostro de lo que entonces era visto como una plaga apocalíptica. La paciente murió a las pocas semanas. Su recuerdo se nos quedó para siempre. Sería la primera de muchísimos enfermos que vendrían a morir en nuestras camas. Escuálidos, carcomidos, devastados por la neumonía o la diarrea y marcados por el estigma de lo aberrante. Eran los nuevos leprosos, los apestados a los que nadie quería acercarse.

Monday, January 02, 2023

el anhelado cigarro funge como un imán demasiado poderoso para el Carnitas Mascorro

 


Sabina Servio es la primera en encender su tabaco enfrentando la terquedad de la húmeda ventisca playera. Ni haciendo “casita” con las manos es posible mantener viva  la llama del encendedor frente aire frío de la tarde, pero Sabina, fumarola curtida  en mil batallas, se las arregla para encender el anhelado cigarro que funge como un imán demasiado poderoso para el Carnitas Mascorro, quien a más de 30 metros de distancia es capaz detectar el humo liberador  y venciendo cualquier asomo de inhibición, se acerca a la desconocida para pedirle humildemente un tabaquito, que en aquellas circunstancias es lo único que puede redimirlo de las malquerencias de la vida.

Sabina ha venido al Faro de Playas de Tijuana para reencontrarse con Margot Morrisette,   una colega que viene viajando por carretera desde Oregon,  a quien no ve desde hace 17 años, mientras que Carnitas Mascorro ha venido a recoger a un muerto, pero la destartalada camioneta del Servicio Médico Forense lo ha dejado tirado frente a la Plaza Monumental Playas de Tijuana.  El muerto está ahí, tirado en su respectivo charco de sangre sobre el malecón, pero no hay quien lo recoja. Tan solo un par de policías municipales mantienen a raya a los curiosos. Era un vendedor de raspados y tostilocos  a quien un sicario adolescente le metió cuatro plomazos hace menos de 40 minutos. Daniela Dávila, fotógrafa freelancera, tiene ya suficientes imágenes del cadáver que ha subido oportunamente a su Facebook personal y al del sitio de noticias que desde hace meses intenta sin éxito echar a andar. Dany venía con la intención de hacer un foto-reportaje de las playas llenas para reflejar el festivo valemadrismo del bajacaliforniano en contraste con el encierro forzado al otro lado de la frontera, pero su buena estrella de reportera le ha hecho encontrarse con el asesinato que en estas circunstancias  viene como anillo al dedo. Como no  queriendo la cosa, uno de los municipales le suelta al vuelo que el muerto era un conocido narcomenudista en cuya carreta de tostilocos guardaba los globitos de criko y las curas de chiva que atraían al grueso de su clientela. Posible cuota o derecho de piso no pagado.  En Tijuana la narcoviolencia es más letal que la pandemia, escribe Daniela en Bordo Digital.

La forzada cuarentena y la supuesta prohibición de congregarse en lugares públicos no ha inhibido a la concurrencia que desde temprana hora del domingo se dio cita en la playa. Al filo del medio día, hordas de bebedores de cerveza ya abarrotaban el Malecón y la tambora sinaloense retumbaba en las marisquerías aledañas. Lo que no consigue el tímido llamado de las autoridades a quedarse en casa lo logra la lluvia al caer la tarde.  Nubes negrísimas se han posado sobre las Islas Coronados y un chipichipi helado y chingaquedito ha irrumpido con el atardecer. Con la lluvia llegaron los cuatro balazos que despacharon al vendedor de tostitos pero que no tuvieron la contundencia para dispersar a los últimos aferrados que caguama en mano siguen con su fiesta en la playa.

Sunday, January 01, 2023

La caricia final es la canela sobre la espuma

 


El símbolo del vaivén de los ciclos, del eterno nuevo comienzo, el café nuestro de cada mañana. Así comenzamos el 23, así comenzamos cada año de nuestra vida y así comenzamos todas las mañanas del mundo (diría el buen Pascal Quignard). El café es cosa seria en esta casa. El ritual dice que el grano ha de molerse para después ser arrojado a la prensa francesa, pero les voy a contar un secreto: el toque de embrujo se lo dan las tres o cuatro vainas de cardamomo que agregamos a la prensa. Yo suelo beberlo más negro que mi alma mientras que Carol opta por ponerle leches diversas, pero en estos días recibimos de regalo una espumadora láctea y yo he cedido a la tentación y la herejía de suavizar la negritud de mi potaje (solo por hoy). La caricia final es la canela sobre la espuma.

La primera de 365 jarras ha sido preparada y ya humea en la cocina. El engranaje neuronal vuelve a girar. Ahora sí, que comience el 23.

 

 

 

 

 

 

last whisky del 22


 

Este fue mi último whisky del 2022. El viento invernal sopla con fe esta noche, pronto lloverá y sospecho que dentro de muchos años, cuando nosotros seamos ya el olvido que seremos, lo único que permanecerá será el helado Pacífico y sus tercas olas que nomás no cesan ni se cansan y acaso en el horizonte o en la arena quede algún vestigio o señal que rinda testimonio 

sobre estas primeras décadas del Siglo XXI,

cuando nos las arreglamos para ser felices a nuestra manera

mientras deshojábamos instantes y años sobre

el demencial tren de la vida

que nos juraba ir a alguna

parte.