Feria en duda
Les
comparto una genuina duda colegas ¿alguien sabe si existe al menos la intención
de celebrar la Feria del Libro de Tijuana este año? Por obvias razones, en 2020
y 2021 tuvimos que privarnos de ella, pero en 2022 muchas ferias librescas
están reviviendo en forma presencial. Baja California ya está en semáforo verde
y ahora mismo se están celebrando importantes ferias como la de Minería, la de
Bogotá o la de Yucatán. También se celebrará el St Jordi en Barcelona y la
Feria de Madrid y la feria de León en el Bajío, la de Saltillo-Arteaga en
Coahuila, la de Monterrey y por supuesto Guadalajara. ¿Alguien tiene idea de
qué pasará con Tijuana en 2022?
A
diferencia de lo que sucede en otras entidades, la Feria de Tijuana es hecha
por los libreros, no por las editoriales. El mayor evento cultural de la ciudad
nació en 1980 gracias a la visión de un quijotesco librero vocacional como es
Alfonso López Camacho y 42 años después el evento se mantiene (o se mantenía)
en pie. Para que se den una idea, la de Tijuana es una feria con mayor
antigüedad que la de Guadalajara (nació siete años antes que la tapatía). He
vivido grandes momentos en la fiesta tijuanense de los libros y en verdad
lamentaría no tenerla por tercer año consecutivo. ¿Alguien toma la batuta?
¿Unión de Libreros? ¿Cecut? ¿IMAC? ¿Alguien dijo yo? ¿Alguna mano levantada?
Viví
mi primera feria libresca tijuanense en mayo de 1999 en el patio central de
Palacio Municipal, cuando yo era un recién llegado a la ciudad. Era en verdad
algo muy modesto aunque los libreros, como siempre, derrochaban corazón. El
primer libro que compré en la feria en aquella primavera del 99, eso sí lo
recuerdo muy bien, fue Un asesino solitario de Élmer Mendoza y fue (por
supuesto) en el stand de El Día. Desde entonces como lector he acudido a todas
las citas, pero mi primera participación en el programa de la feria se remonta
a 2005, en la época en que se celebraba en la Revolución y las presentaciones
eran en el Jai Alai. Junto con mis colegas de la Ciruela Eléctrica compartí una
charla sobre literatura y rock (con el Live After Death de Maiden como música
de fondo). En aquella ocasión me tocó también presentar Lecciones para una
liebre muerta de Mario Bellatin (y no faltaron quienes se quejaron por el hecho
de que un “vil reportero” y no un literato presentara a un escritor tan
sofisticado). Desde entonces a la fecha he participado de una forma u otra en
todas las ferias del libro, ya sea presentando el trabajo de un colega o
presentando algo mío. Soy un lector y las ferias librescas representan (Sade
dixit) mi vicio ampliamente recompensado. La Feria del Libro de Tijuana debería
posicionarse en el imaginario colectivo como la primera feria libresca de
Latinoamérica geográficamente hablando.
Si
en el escudo de la ciudad se lee Aquí empieza la patria, la Feria de Tijuana
debería explotar algo así y jugar con conceptos como “Aquí empieza nuestra
literatura”, “Aquí empiezan nuestras letras”, “Lectores sin fronteras”.
¿Podremos celebrar la fiesta en el 22? Yo tengo muchos signos de interrogación
en la cabeza, pero si alguien sabe algo que yo no sé… por favor cuéntenme.
Pd-
Hace casi dos meses murió Mario González Lamia, director del IMAC. Una pérdida
repentina y en verdad lamentable, pues aún sin conocerlo personalmente, me daba
la impresión de que Mario derrochaba entusiasmo y habría podido escribir una
interesante historia en el Instituto de Cultura, pero a dos meses de muerte ¿alguien
sabe si ya hay sucesor titular en puerta? ¿Cuál es el futuro del IMAC? Lo único
definitivo es que, al menos por lo que a mí respecta, las dudas le van ganando
por goleada a las certezas.