Eterno Retorno

Saturday, May 29, 2021

El miércoles lloró Stone Roses. Hoy llora Oasis

 


Hoy las aguas del Douro bajo el puente de Porto amanecieron pintadas con dos tonalidades de azul británico. Al caer la noche, el celeste manchesteriano se diluyó en el abismal vacío y azul rey londinense lo inundó todo en el templo del dragón portugués. El león alado de Chelsea, que por más de un siglo ha sostenido el histórico bastón de los abades de Westminister, hoy alza por segunda vez los siete kilos y medio que pesan las orejas más deseadas del deporte mundial y los 19 milloncitos de euros que no le caen mal a nadie hoy en día. En cualquier caso la inversión constante del ruso ha redituado más que el derroche de los árabes. Suena el We Are The Champions y a mí no deja de sorprenderme la falta de sangre en las venas de los mancunianos. Tal vez en ello radique la genialidad absoluta de Tuchel, capaz de secar y nulificar por completo el engranaje guardioliano. El City fue una pistola sin balas, un Aston Martin sin gasolina y el Chelsea una bala letal. El gol de Kai Havertz fue un latigazo vertical de sangre fría, una jugada a la Mourinho que empezó en los pies del portero y cuatro toques después estaba al fondo de la red. Thomas Tuchel tiene finta del científico loco, maligno y obsesivo en una película de ciencia ficción. Veo su cara y lo imagino con un traje estilo Mátrix con una espada de rayos láser. Guardiola en cambio tiene finta de caballero de la triste figura, hoy más triste que nunca. Tristísima. ¿De qué sirve tanto derroche de toque sedoso en artístitico y estéril tiqui taca? No hubo chance ni para la épica, pues en ningún momento se sintió que los citizens pudieran dar vuelta a la historia. Los leones del barrio fifí de Londres fueron sólidos y superiores en todo momento. Un equipo de caballeritos aristocráticos que tienen como máximo héroe al simpático Kanté, el hijo de inmigrantes de Mali que hace no mucho se ganaba la vida recogiendo basura en la marginal periferia parisina y que hoy es amo y señor de la media cancha, una máquina de robar y distribuir balones. Azpilicueta, Mount y Pulisic completan la coreografía. En el futbol, como en la vida misma, hay que saber concretar y rematar. A la baja los bonos de la revolución industrial, pues hace tres días perdió el United contra Villarreal en la ronda de penales más perfecta en décadas. El miércoles lloró Stone Roses. Hoy llora Oasis. El barquito manchesteriano naufragó en aguas de azul profundo y el Londres más principesco arde bajo el rugido de un león letal. Por ahora se antoja una copita de Oporto.

Friday, May 28, 2021

Encorsetando centenarios

 


La receta es estereotípica, casi de manual: a todos los dictadores fascistoides  les da por promoverse como auténticos herederos de la grandeza de una cultura ancestral de vocación guerrera e imperial. Mussolini se obsesionó con la simbología del Imperio Romano mirándose a sí mismo como un nuevo César providencial  mientras que Hitler exaltaba la pureza del alma germánica encarnada en el Cantar de los Nibelungos y la leyenda de Sigfrido,  llevada a la apoteosis por la épica wagneriana. A Franco le fascinaba verse reflejado en la gloria de la imperial España ultramarina de Cortés, Pizarro y compañía  mientras Milósevic no dudó en lucrar con el resentimiento de los serbios hacia los turcos. En 1989 encabezó una ridícula y multitudinaria ceremonia de desagravio en el Campo de los Mirlos en Kosovo  para “vengar” la derrota del príncipe serbio Lazar a manos de los otomanos 600 años antes. La exaltación del rencor por algo ocurrido seis siglos atrás resultó ser gasolina en el fuego de la guerra balcánica. Por ello me llama la atención la forma en que el gobierno mexicano busca lucrar con la herida abierta de la caída de Tenochtitlán  y además tergiversar fechas y encorsetar centenarios a la fuerza. Ya he dicho más de una vez lo que pienso sobre la ridícula exigencia de perdón a la también ridícula corona española. Lo que ya raya en la patología o el debraye, es  querer hacer cuadrar a huevo la celebración de los 700 años de la fundación de Tenochtitlán. Sacado de lo más profundo de la manga de la 4t.  Que alguien me corrija si tiene a la mano un dato confiable, pero al menos yo no he encontrado una sola fuente seria en donde se diga o siquiera se sugiera que Tenochtitlán fue fundado en 1321. Ni Matos Moctezuma, León Portilla, Ignacio Bernal. Nadie. Por otra parte, en el caso de las ciudades mesoamericanas no se levantaba un acta fundacional así que es ridículo tratar de hacer cuadrar una fecha exacta. Pero hazlos entender. ¿Quién dice que el pasado no puede manipularse a conveniencia? En fin,  si la cuestión es ponernos en plan conmemorativo este año, sería muy bueno que de verdad reflexionáramos y repensáramos sobre 1821 y la tan mal narrada e incomprendida consumación de la Independencia. ¿Dónde va a quedar Iturbide en el relato oficial de la 4t? ¿En qué rincón minimizarán el rol clave de Matías Monteagudo y los fifís conspiradores de La Profesa? Porque al relato oficialista no le conviene admitir que el “pueblo bueno” acaudillado por Hidalgo nada  consiguió con su masacre en la Alhóndiga aparte de sembrar terror y derramar sangre y tampoco le conviene admitir que la verdadera Independencia fue conseguida sin apenas derramar sangre por los criollos más fifís de los fifís. La Independencia fue conseguida por las élites, no por las masas, pero eso jamás será admitido por la 4t. En fin, repensemos los 21 y leamos. Por lo que a mí respecta, releo el fascinante Tenochtitlan en una isla de Ignacio Bernal.

Thursday, May 27, 2021

Lavinia y Narcisa


 


Lavinia y Narcisa. ¿Las conocen? Creo que los académicos podrían entretenerse un rato elaborando un concienzudo estudio comparativo en torno a estas dos chicas brasileñas, personajazas principales del par de novelas de vicioso y enfermizo amor que me he chutado. Además de su nacionalidad, las similitudes entre ellas no son pocas por lo que la comparación no resulta tan odiosa. Ambas son muy jóvenes y les falta más de un tornillo en el cerebro, por no decir que están locas de atar. Loquísimas en realidad.  Las dos son marginales, vivieron infancias duras en familias disfuncionales y tuvieron que ganarse la vida haciendo la calle. Son bipolares, intempestivas e impredecibles, aunque acaban por resultar harto simpáticas. No le hacen el feo a los vicios, aunque en ese sentido Narcisa está más jarcor,  pues es crackómana radical,  mientras que Lavinia solo es pacheca. También sus respectivos romances son similares, pues los narradores de las dos historias son hombres errabundos de mediana edad inmersos en el desbarrancadero de un amor con esencia de ciclón o  flagelo.  Narcisa vive en Río de Janeiro y enamora al Cigano,  un gitano rehabilitado de la adicción y la delincuencia,   mientras que  Lavinia, esposa de un pastor evangelista, habita en un pueblo amazónico y enamora a Cauby, un solitario fotógrafo vagabundo. Narcisa es una mega novelota  de 700 páginas escrita por Jonathan Shaw, un tatuador nacido en California que ha vivido tres cuartas partes de su vida en Brasil (y también un tiempo en México). La obra ha sido leída y elogiada por personajes como Iggy Pop, Johnny Deep o Marilyn Manson. Shaw, evidentemente,  amamanta de Henry Miller y Bukowski y pese a lo breve de sus capítulos, su novela se alarga demasiado dando vueltas en una viciosa y repetitiva espiral obsesiva. Por momentos todo se trata de Cigano mirando a Narcisa inmolándose en el altar  del crack. Claro, tiene su dosis de poesía malandra, su deshoje de florecitas nihilistas a Celine o Kerouac, pero al final es un piano redundando en la misma tecla.  En  lo personal me gustó un poco más la historia Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios de Marçal Aquino. Como trama es más redonda.  Aunque se hermanan en lo furtivo del romance y la patológica codependencia de los amantes, me parece que  tiene un poco más sentido del humor y los personajes respiran mejor.  Hay una tensión permanente desde las primeras páginas. Sabemos que algo terrible sucedió con los enamorados,  sabemos que Cauby ha caído en desgracia y que Lavinia ya no está con él,  pero no tenemos idea de  cómo se llegó a esta catástrofe. Aunque mórbida y torcida, al final estamos ante una desgarradora  historia de amor y su desenlace (no spoilers please) es tan triste como tierno.  A Marçal Aquino lo conocí porque lo tuve de vecino en la antología Latinoir de Nitro Press y solo puedo decir que es un grandísimo  narrador al que vale la pena leer. Atrévanse a recibir las peores noticias de los labios de Lavinia.

Wednesday, May 26, 2021

YO (ga)

 

¿Yoga o yo? Lo primero que te advierte la siempre mentirosa  contraportada, es que éste no es un manual práctico sobre yoga ni tampoco un bienintencionado libro de autoayuda. El detallito es que al cabo de 120 páginas,  el nuevo libro de Emmanuel Carrère no parece ser mucho más que una guía yogui y uno se pregunta si este ejemplar no debería estar en la sección holística, en vecindad con Osho, Chopra y otros gurús baratos. La obra “deslumbrante y desgarradora” que combina con maestría crónica, ensayo y autobiografía, se limita en su primera parte a una explicación sobre diferentes técnicas de meditación y yoga.  El autor yace en un estricto retiro espiritual en donde el  voto de silencio absoluto es inflexible y por momentos las páginas se vuelven tan lentas y estáticas como las largas jornadas en posición de flor de loto. Luego, como no queriendo mucho la cosa y de manera un tanto forzada, irrumpe en escena el atentado contra Charlie Hebdo y de pronto, sin venir a cuento, asistimos al desbarrancadero interior de Carrère, que parece coincidir con su desbarrancadero narrativo. Lo vemos entonces en un hospital psiquiátrico recibiendo shocks eléctricos con su matrimonio desmoronado y su estabilidad emocional naufragando en una tormenta. Lo que al principio parece una sobrecarga de yoga acaba en una intoxicación de yoísmo. Yo, yo, yo y solo yo. Its all about me. Demasiado ego, diría Charly García.   Claro, hay frases y conceptos rescatables sobre el flujo del pensamiento, el ying y el yang aplicado a la propia vida, pero cuando uno recuerda que este autor fue capaz de crear obras del tamaño de Limónov o El adversario, la conclusión es que extravió el rumbo y la comparación con los Ensayos de Montaigne o Confesiones de Rousseau le queda enorme. Yo tenía entendido que una de las funciones de la meditación es combatir el exceso de ego, fundir al individuo con el cosmos y bajarle tres rayitas a la grandilocuencia, pero Carrère se obsesionó consigo mismo. Cierto, siempre ha sido protagonista y le gusta salir a cuadro y robar cámara en sus propias historias, pero esto es ya la borrachera de Narciso.

Pd- ¿Hay algún autor francés contemporáneo que pueda considerarse libre del influjo de ese absorbente fenómeno que todo lo envuelve llamado Houellebecq?

 


Tuesday, May 25, 2021

Furtiva la luna

 

Furtiva la luna juega a las escondidas entre nubes aborregadas. Se oculta la muy casquivana para no mostrarnos con desparpajo sus heridas sangrantes.  Alcahueta por vocación, desde su escondite arrojará vestigios de embrujadas duermevelas  e inspiraciones febriles. Por ahora los licántropos han ahogado sus aullidos y los murciélagos postergan su vuelo nupcial. Luna cachonda y vanidosa, maquillándose ya con su tono escarlata mientras el Pacífico aguarda al acecho cual negro espejo y un conejo loco baila entre umbra y penumbra.