Eterno Retorno

Friday, October 18, 2013

TAN LEJOS DEL MUNDIAL, TAN CERCA DEL IVA (mi columna semanal en El Informador escrita la noche del martes en medio de un arrebato de furia) Nunca olvidaré que el mismo día en que el equipo nacional de futbol mordía el polvo de la mediocridad y el conformismo en Costa Rica, festejando un humillante repechaje en calidad de cuarto lugar de una zona de competencia futbolística subdesarrollada, nuestros diputados (tan sobrevalorados, bien pagados e inútiles como el equipo de futbol) estaban legalizando el terrorismo fiscal, convirtiendo al SAT en un súper policía y validando nuevas formas para sangrar a la clase media. Mientras caía la noche, pensaba en los televisores encendidos en esos millones de hogares de lámina a la orilla de barrancas o cañones o en esas microcasas vendidas con intereses impagables por las inmobiliarias, cuya antenita azul colgada de diablitos pesa más que el techo. Hogares donde vivieron con angustia la derrota mexicana, indiferentes a la peste política y el robo legal que nos infesta. Esos mismos hogares que vendieron su voto por una despensa y encumbraron a Enrique Peña Nieto. Esos hogares que siguen siendo pasto y carne de cañón de una gran usura y una gran estafa que lo mismo les vende basura en abonos chiquitos e hipotecas impagables, que diputados millonarios y un equipo de futbol que es el non plus ultra de lo mediocre. Creo que nunca antes en la historia del país había visto a tantas personas deseando la eliminación del equipo nacional. Es como si hubiéramos perdido la inocencia y de un momento a otro nos hubiéramos dado cuenta que estamos siendo robados. En la derrota de un equipo de futbol no veo la derrota de mi país, como pretenden las televisoras. Lo que veo es la derrota de Emilio Azcárraga, de Ricardo Salinas Pliego, de las empresas usureras que patrocinan y encumbran esa gran farsa. En México, Televisa tiene y ha tenido en el futbol la gran gallina de los huevos de oro, un producto sobrevaloradísimo con el cual exalta un ridículo orgullo patriotero que asocia los triunfos de un equipo con la grandeza del país. Enrique Peña Nieto, al igual que la selección de futbol, es otro gran proyecto de la televisora, un buen negocio político donde prevalece la forma sobre el inexistente fondo. Los futbolistas y los políticos mexicanos se parecen mucho. Ambos ganan sumas exorbitantes, muy superiores a las que percibirían en otros países. Ambos son encumbrados como deidades, aunque al final, a la hora de colocarnos en gran concierto internacional, se revelen miserables e incapaces de competir con un mínimo de dignidad. El país que tiene la liga de futbol más cara de América, debe resignarse a que su selección degluta las migajas de la mediocridad en una zona de competencia de tercera. El país donde los diputados pueden convertirse en millonarios en un trienio y donde se pagan impuestos de primer mundo (sin contar los impuestos pagados a grupos criminales que tienen a su merced estados como Tamaulipas, Michoacán y Guerrero) es un pobre país que ni siquiera puede aspirar a crecer más del 2%. Un pobre país donde la mejor alternativa es el empleo informal, el dinerito guardado bajo el colchón, la trampa perpetua. Es por todas esas cosas, que deseo de todo corazón el triunfo de Nueva Zelanda. DSB

Tuesday, October 15, 2013

ANTIGUA LUZ

Si apostamos por la definición más simple, nos limitaremos a definir a Antigua luz del irlandés John Banville como una novela erótica. Visto de esa forma, el tema - la iniciación sexual de un adolescente con una señora casada- no es nada nuevo en literatura. Lo que sí me parece verdaderamente revolucionario, es la manera de tratarlo. Es una novela erótica, sí, pero es sobre todo una novela sobre los difusos y a menudo mentirosos cuadros que dibuja en nuestra mente la memoria o el recuerdo de lo erótico. En tiempos en que los predecibles clichés del porno light de revista Cosmopolitan infestan los aparadores de las librerías, Banville sorprende con una novela que bucea profundo en los mecanismos del deseo. Mientras las sombras de Gray se deleita en predecibles y ordinarias imágenes de manual, con su excéntrico millonario seductor, sus medias de seda y sus ridículas nalgaditas, Antigua luz apuesta por los intrincados caminos de la libido y sus recuerdos condicionantes, que a menudo tienen mucho más que ver con sensaciones y evocaciones no siempre muy claras. El viento de otoño, la luz de una tarde, las sombras cayendo sobre una vieja habitación; olores o sonidos que remiten a anhelos, miedos e instintos que dormitan en alguna profundidad interior y despiertan un día cualquiera como espectros hambrientos. Más que con lo táctil, la experiencia erótica tiene que ver con el procesamiento mental, y más que en el instante presente, se despliega con toda su intensidad en la memoria. La aparentemente ordinaria historia de un quinceañero que es iniciado en el sexo por una mujer de 35 años, toma un nuevo matiz por la manera en que es narrada, desde los recuerdos nebulosos e intensos de ese adolescente convertido en un hombre maduro. Alexander Clave es un actor teatral de unos 60 años de edad que desde el otoño de su existencia evoca el idilio que tuvo con la madre de su mejor amigo, la señora Cecilia Gray. La evocación parte desde la subjetividad de la memoria donde a menudo la fantasía acaba por ganarle terreno a lo que realmente sucedió. Incluso el recuerdo erótico primario del narrador es la imagen de una mujer a la que el viento levanta la falda mientras monta su bicicleta afuera de una iglesia. Un recuerdo de un par de segundos en donde el narrador ha decidido situar a la mujer que después sería su amante, aunque el rostro de la dama de la bicicleta lo haya olvidado por completo. De hecho podría decirse que la novela de Banville es un homenaje a la memoria como la mejor creadora de ficciones. El recuerdo elevado a la categoría de pintor surrealista capaz de deformar lo que en apariencia es estático. Rostros e imágenes que se confunden, instantes inconexos transformados en uno solo. ¿Quién dice que el pasado no es un ente siempre cambiante? Alexander Clave divaga en alucinantes duermevelas, mientras su esposa Lydia despierta en busca del fantasma de su hija suicida Cass y él intenta sumergirse en la biografía de Axel Vander, el misterioso personaje al que deberá interpretar en su primer papel protagónico en el cine comercial. Mientras intenta acoplarse al trabajo con la joven actriz Dawn Davenport, su compañera en el reparto, Alexander reconstruye el recuerdo de su madura amante para comprobar que de aquel idilio sobreviven unas cuantas sensaciones prófugas, confundidas entre aislados recuerdos de lo que él cree es real y lo que simplemente deseó o soñó. Al leer libros como Antigua luz de Banville, la única conclusión posible es que la novela es en efecto un arte mayor donde yace un centro neurálgico o una atmósfera insustituible que solamente puede expresarse mediante la narrativa. Mientras haya quien construya historias así, el resplandor de esa estrella muerta llamada novela nos seguirá iluminando.

Sunday, October 13, 2013

SALINAS BASAVE EN TEDXTIJUANA?