Eterno Retorno

Thursday, January 25, 2018

todos tus muertos

De repente nuestras vidas se fueron llenando de muertos. El hallazgo de cadáveres se transformó en una de las formas del tedio cotidiano, un teatro de las redundancias, letanía de un disco rayado. Hoy por la mañana vi a empleados del Semefo recoger un cuerpo a un costado de la carretera Escénica. ¿Ejecución? ¿Accidente? Si es homicidio es entonces el número 130 o tal vez el ya el 150 en lo que va de enero. El tiempo que yo demore en escribir este texto será suficiente para que la cifra negra incremente. Pasar junto al lugar donde los cargadores de la morgue recogen un muerto se ha transformado en ritual de lo habitual en Baja California. Como en la era de la peste negra, los carretones con los cadáveres del día pasean por la aldea sin que nadie se sorprenda. A menudo me siento inmerso en un cuadro como El Triunfo de la Muerte de Pieter Brueghel. Hace no mucho me tocó ver otro cadáver a la misma altura de la carretera pero en dirección contraria. La diferencia es que a aquel le habían cortado la cabeza y el de hoy, según alcancé a ver, aún estaba completo. Ayer, por los rumbos de La Gloria, apareció la osamenta de un niño. A su lado había un muñequito de color azul. Instantes después aquel pequeño esqueleto era polvo de olvido. Nadie investigará ni habrá el mínimo seguimiento. Ese niño será para la eternidad un fantasma sin nombre, sin derecho a cuatro párrafos de nota en la más refundida de las páginas policiacas. Qué más da. Forma parte de nuestro paisaje: huesos humanos, llantas, tierra, perros atropellados, chatarra sin fin. Los muertos se van acumulando. En 2017 sumaron 1744 asesinatos tan solo en el municipio de Tijuana, pero si la tendencia sigue como en este enero, todo hace indicar que se batirá el triste record. En cualquier caso a la autoridad le importa poco. Ante el relato oficial son muertos sin nombre, sin historia, sin aparentes deudos. Para el gobierno son muertos bulto, muertos monserga, toneladas de carne podrida infestado las planchas del Semefo, una estadística apenas molestosa para sus discursos grandilocuentes. “No es tema”, dirá el alcalde mientras el gobernador fastidia a los empresarios con una inacabable perorata en donde todo es idílico en ese edén bajacaliforniano que sólo él alcanza a ver. “Se están matando entre ellos”, “la gente buena puede estar tranquila”. Gente buena, gente mala, carne y hueso que se cuenta por toneladas, indiferencia absoluta: aquí no pasa nada. En este noir no hay detectives ni investigación y los muertos nunca son nombrados ni le importan a nadie. En esta novela negra los muertos no tienen relato ni rostro. Es la negra novela de nuestras calles, la negrísima novela de nuestras vidas.

Tuesday, January 23, 2018

Parafraseando a Iron Maiden: Only the good die young. Tan joven como los del club de los 27. Te agradezco Nicanor, pues contra todos los pronósticos no me he quedado calvo. Tus poemas han sido un buen remedio. Una doncella rubia se enamora de un caballero que parece la Muerte. Te observamos bien y vemos que en verdad ríes a carcajadas.

Monday, January 22, 2018

Ibargüengoitia vs Fuentes

La posteridad suele ser cabrona y caprichosa. Muy a menudo es una hija de la chingada, pero algunas veces (muy pocas) puede llegar a ser una dama justa. Ningún creador, ni siquiera el más alabado de su tiempo, puede tener control o potestad sobre la forma en que será leído después de su muerte. Basta dar este día un breve paseo por las redes para concluir que la posteridad ha sido noble con Jorge Ibargüengoitia. Los escritores de mi generación se proclaman sus admiradores y el mainstream hipster lo cita siempre como una influencia. No tengo datos para sostenerlo, pero me parece que se habla más de Ibargüengoitia hoy que hace 15 años o al menos veo más escritores setenteros proclamándose sus devotos. En algunos de ellos la influencia es inocultable, como es el caso de Juan Pablo Villalobos, posiblemente el heredero más directo, o al menos el que de manera más obvia rinde un homenaje a su obra. Aunque creo que aún es poco conocido fuera de México, Ibargüengoitia sí es profeta en su tierra y sus libros parecen muy vigentes a la hora de leer e interpretar el país actual. Ahora viene la odiosa comparación con un escritor que también nació en 1928 y cuya posteridad empieza a tornarse adversa. Me refiero a Carlos Fuentes. Cuando yo era adolescente, Fuentes era el autor ineludible que “debías leer” mientras que Ibargüengoitia era una vaga referencia, un simpático escritor satírico que se había muerto en un avionazo. Aparte de nacer en 1928, este par dispar comparte algunas coincidencias: ambos fueron alumnos preparatorianos del CUM y ambos publicaron en la Serie del Volador de Joaquín Mortiz. Jorge le dedicó algunos guiños socarrones a Carlos en La ley de Herodes, mientras Carlos ignoró olímpicamente a Jorge en su “canónico” ensayo La gran novela latinoamericana (en donde sí alaba a Aguilar Camín, a todo el “crack” y hasta a Javier Velasco). Lo interesante es que a diferencia de lo que sucede con Ibargüengoitia, hoy no hay escritores setenteros u ochenteros que citen a Fuentes como una influencia determinante o que rindan culto a su legado. Salvo Jorge Volpi en sus inicios, nadie le da bola hoy en día. Para los setenteros no es nada “cool” decir que lees a Fuentes. Lo políticamente correcto es decir que leíste Aura o La región más transparente en tu temprana juventud, pero que todo lo demás fue de hueva. Es cierto: Carlos Fuentes envejeció muy mal con no pocas novelas bodrio e Ibargüengoitia pudo consumar la obra de arte de morir a tiempo sin haber publicado ni un solo libro prescindible (aunque a diferencia de Bolaño, en el guanajuatense no fue determinante su muerte prematura para asegurar su noble posteridad). Fuentes fue el solemne, el político, el galán, el mamón e Ibargüengoitia el simpático, el buen amigo, el que no se tomaba tan en serio. ¿Quién manda sobre la posteridad? Por lo pronto, va a ser muy interesante ver a Fuentes contra Ibargüengoitia en el 2028, cuando el centenario haga ahora sí ineludible el odiosísimo frente a frente.