Eterno Retorno

Thursday, May 30, 2019

Sobre los premios INBAL

Puedes llamarme iluso, pero al menos hasta ahora he querido creer en la limpieza e imparcialidad de los premios literarios que se convocan en México. Cada quien habla como le va en la feria y a mí en la feria de los premios me ha ido bien. Puedo hablar como concursante y también como jurado. En las no pocas veces en que me ha tocado deliberar como juez ha imperado siempre la buena fe y los criterios para valorar y premiar un manuscrito han sido estrictamente literarios. Sí, yo sé que evaluar literatura siempre será subjetivo y puede llegar a depender de los prejuicios y los gustos personales de un juez, pero eso no significa que un premio esté a priori amañado. Yo sé muy bien que un premio es (o puede ser) una ruleta, un buen chiripazo, un trago de aleatoriedad. Como juez me he quedado con manuscritos muy buenos que no ganaron y también he visto ganar al libro menos malo. Hay mucho de fortuna, es cierto, pero por lo menos no había trampas documentadas. A diferencia de lo que ocurre con los premios gordos convocados por corporativos multinacionales (Planeta, Alfaguara) en donde por obvias razones influyen criterios de mercado editorial y cabildeo de agentes literarios, creo que en la mayoría de las convocatorias mexicanas en donde participas con seudónimo lo que se premia es la calidad de una obra. Al menos así ha sido en mi experiencia. Sobre el tema de las plicas abiertas me parece que hay todavía demasiadas preguntas por contestar. ¿Por qué y para qué abrieron las plicas? ¿Cuál era la estrategia? ¿Depurar para palomear o bendecir a priori a un ganador o a tres o cinco favoritos? Habría que ver entonces si los tres jueces se prestaban. Vaya, si a mí como juez me imponen avalar con mi firma a un ganador previamente seleccionado los mando mucho a la chingada. ¿O acaso también los tres jueces se iban a prestar a la pantomima? A ver, con nombre y apellido ¿quién dio la orden de abrir las plicas? Dicen que vino de la Coordinación de Literatura ¿Y en Michoacán y en San Luis solo callan y obedecen? ¿O acaso hay corresponsabilidad? El primer concursante en denunciar dijo que a él lo sacaron por haberse inscrito a más de un premio ¿resulta entonces que ahora solo te puedes inscribir a uno? Si es así, sean claros y canten el tiro en las bases. Conozco a Cristina Rascón desde hace muchos años, tiene una trayectoria literaria admirable y la considero una profesional. Tal vez la inmolaron en la piedra sacrificial para que rodara una cabeza y calmar la indignación, pero sin que haya una voluntad real de limpiar un proceso que aparentemente este año está viciado de origen, algo que bien puede redundar (y ojalá me equivoque) en el pretexto ideal para la futura eliminación de los premios argumentando que son y han sido siempre corruptos, cuando la realidad, al menos en mi experiencia, no es ni ha sido así. Muchas más dudas que certezas.

Monday, May 27, 2019

La edad adulta se traduce en la aceleración de la vida. Mentira es que para los viejos la existencia transcurra lenta. La verdadera lentitud de los días estáticos se vive en la infancia, cuando el tiempo simplemente no pasa, pero cuando la mitad del camino de la vida queda atrás, los días se aceleran y los años se confunden con las semanas.

El futbol es un vicio confeso, es mi absurdo favorito, mi idioma universal, el esperanto que me permite platicar apasionadamente con personas radicalmente distintas a mí con las que no comparto absolutamente ninguna otra afinidad. A cualquier país o ciudad del mundo que voy trato de ir al estadio y convivir con su afición. He ido a ver futbol en ocho diferentes países del mundo. El futbol es también una gran metáfora de la vida. A menudo explico e interpreto mi vida en términos futbolísticos, como si yo fuera el director técnico de mi camino existencial. Muy a menudo juegas precavido, cuidando el resultado, administrando la ventaja, pero a veces te tiras a matar y te juegas todo por el todo mandando al arquero a rematar. Lo de mi afición Tigre es predestinación. Nací en el Año chino del Tigre y cuando yo tenía unas semanas de nacido, Tigres subió a primera división. Además, Tigres y yo llevamos vidas paralelas y hasta vamos más o menos parejos en campeonatos y premios literarios. La diferencia es que Tigres no pudo levantar una copa en Buenos Aires y yo sí. Me identifico mucho con Tigres porque en esta década ganamos y ganamos una y otra vez, pero aun así para la crítica nacional no existimos y siempre nos verán como provincianos, huéspedes no invitados, colados a la fiesta de los “grandes”, aunque levantemos más copas que ellos. Cuando ganó Chivas (que desde entonces no ha vuelto ni siquiera a califica a la liguilla), la prensa deportiva nacional hizo un pedo mayúsculo, pero gana Tigres y lo minimizan. En la literatura pasa lo mismo. Si uno de los escritores vedettes de México hubiera llegado a la final del García Márquez o ganaba un premio en Buenos Aires, aquí se cae el cantón y ya veo a todos cacareando en coro, pero como se trata del huésped norteño no invitado, pues simplemente miran para otra parte y hacen como que no existes. Ya estoy acostumbrado.