Eterno Retorno

Wednesday, December 30, 2020

La última luna del 20


 La última luna llena del año derrama su luz sobre la noche invernal y  de pronto, ya estamos deshojando las últimas horas de un 2020 que en primavera llegó a parecer  interminable, aunque al final tuvo la esencia de tren bala y ráfaga de viento que impregna toda la vida moderna. Por un momento he pensado que acaso llegue el día en que sintamos cierta nostalgia por estos tiempos. Aún con toda la muerte, el quebranto y la incomodidad que ha rodeado a este tiempo hostil, tal vez llegue el momento en que lo recordemos con un ritual de cruce, el doloroso pasaje hacia una nueva era. Ni siquiera podemos saber cómo se narrará y analizará este tiempo cuando se convierta en lejano ayer. Aunque tendemos a mirar la cronología como una línea vertical ascendente, lo cierto es que el tiempo es circular, una espiral en descenso y ascenso permanente, un mito del eterno retorno. Claro, existe el natural deseo de dejar atrás, de atravesar una línea este 31 de diciembre y sentir que comenzamos de nuevo, comer doce uvas y rogar porque el 21 no venga con un cuchillo desenvainado. La realidad es que los primeros meses del 2021 serán idénticos a éste. Acaso los vientos secos sean sustituidos por lluvias, pero los pésames y los obituarios seguirán siendo nuestro ritual de lo habitual.

El que termina ha sido un año que sin duda no olvidaremos nunca y haríamos bien en no hacerlo. Aunque después de tanto quebranto y sufrimiento hay un deseo natural de dejar atrás y sentir que la llegada de un nuevo año es el equivalente a un amanecer, la realidad es que en la adversidad es cuando más se aprende, se fortalece y se innova. Si algún provecho podemos sacarle a este 2020, es el aprendizaje 

Tuesday, December 29, 2020

Cruzando (otra vez) la frontera narrativa

 


Le agradezco muchísimo a Humberto Félix Berumen el haber incluido El lobo en su hora- La frontera narrativa de Federico Campbell dentro de su (¿canónico?) texto Los libros que todo tijuanense debiera leer. Es un gran detalle de su parte. Sin embargo, en su inclusión Humberto se permite hacerle una crítica. Cuando se trata de libros de ficción, yo simplemente doy las gracias, guardo silencio y, siguiendo las enseñanzas de Rafael Ramírez Heredia, acepto estoico y sin chistar cualquier señalamiento, pues el lector es amo y señor del libro que lee y tiene plena potestad para interpretarlo como le parezca (callado y sin hacer muecas aguanté las dos veces que Roberto Pliego ha destazado libros míos). Sin embargo, tratándose de un ensayo, creo necesario puntualizar un par de detalles que achaco a una lectura superficial, pero que inciden en el centro neurálgico del libro. Señala Humberto Félix que El lobo en su hora se queda corto, pues, según sus propias palabras, “Federico Campbell no fue un narrador fronterizo por haber nacido en Tijuana, sino por ser un narrador desterritorializado”. Pero caray colega, por supuesto que no es un narrador fronterizo sólo por haber nacido en Tijuana. Una de las ideas centrales del ensayo, es la profundidad de la frontera narrativa. La frontera mucho más allá de un espacio geográfico. La frontera entre periodismo y literatura; la frontera entre realidad y ficción e incluso la frontera entre hemisferios cerebrales; la frontera de la memoria entre el consciente y el inconsciente; la frontera como una condición ontológica permanente. Esa es la frontera narrativa, no sólo el haber nacido en Tijuana, por favor. Una segunda crítica, es que mi ensayo se queda “corto, asimismo, porque no consideró el conflicto que Campbell mantuvo con Tijuana”. Pero caramba Humberto ¿qué libro leíste? A ese conflicto que señalas se le dedica un capítulo entero llamado Ítaca y Luvina. En él se ahonda en la ambivalente relación que Campbell mantuvo con su ciudad e incluso pongo como parámetro la obra de otros autores “desterritorializados”, como James Joyce o Juan José Saer, que narraron a profundidad sus tierras natales desde la lejanía. Fuera de ese par de detalles que atribuyo a una lectura poco atenta, reitero mi gratitud a Humberto Félix por incluir el libro, pero como sé que el colega es reacio al uso de redes sociales, asumo que no leerá este texto, así que si lo ven o se lo encuentran por ahí, pásenle el recado y denle las gracias de mi parte.


destellos criarturos

 


La promesa de una nueva criatura literaria irrumpe como el destello de una débil lucecita en medio de un cielo color chapopote. Te ha dado por equiparar esos brotes con la repentina aparición de colas o aletas de cetáceos cuando contemplas el Pacífico. Cuando te sientas a mirar el mar con ojos pacientes y analíticos, casi siempre acabas por distinguir algún delfín en la lejanía. Cierto, estos avistamientos distan de ser muy claros y a menudo  apenas distingues  el bamboleo circular de su torso, aunque algunas veces, muy pocas, los has visto emerger de cuerpo completo en un acrobático salto que envidiaría el Sea World.  Así más o menos son tus avistamientos narrativos. Irrumpen de la nada en medio de una caminata y de ti depende capturar la idea antes de sentir cómo irremediablemente se diluye de la misma forma que la aleta del delfín desaparece para ya no verla más.