TODOS SOMOS ANGELES
Por Daniel Salinas Basave
dsalinas@frontera.info
Al otro lado del silencio, en el reino de las sombras en la oscuridad, allá donde se pronuncian malditos nombres, habitan ángeles infernales que dos décadas después siguen reventando tímpanos con sus guitarras.
Unidos siempre por el rock y con las botas bien puestas, Angeles del Infierno dictó cátedra metalera la noche del viernes en el Foro.
La apertura con un foro aún semivacío correspondió a los deathmetaleros Profecía, cuyo cantante parecía más preocupado por captar al público con su cámara de video que por el sonido, que al final de cuentas acabó por jugarles una mala pasada.
Grata sorpresa en cambio resultó ser Acero de Guerra, banda formada en Tecate que apuesta por un metal virtuoso de corte europeo que de inmediato prendió a la audiencia.
Con un power metal épico al puro estilo de un Blind Guardian o HammerFall, Acero de Guerra descargó himnos medievales como ‘Alquimista” y “Por Siempre Guerreros”.
Después de Acero subió Torno con su guitarra zeppeliana y sus riffs a lo Jimmy Page, lo que calentó al cada vez numeroso público para recibir a los ángeles infernales.
A las 23:30 se escuchó en coro de “todos somos ángeles” y la figura de un demonio apareció en una pantalla para dar la bienvenida a los Angeles del Infierno. El pacto estaba sellado.
“Pacto con el Diablo” fue la rola abridora a la que siguió “Hoy por ti mañana por mí” para dar paso a “Sombras en la Oscuridad”, la siempre coreada “Prisionero”
Brazos en alto con el signo de los cuernos, melenas al viento y gargantas en tensión. El ritual metalero estaba en su apogeo.
Cierto que la voz de Juan Gallardo ya no da esos agudos de hace 20 años que hacían palidecer a un Rob Halford, pero la actitud no decae en lo más mínimo, mientras que la guitarra del fundador y líder Robert Alvarez se mantiene como la columna vertebral de la banda.
Como suele ser una costumbre, no todo son himnos oscuros con los Angeles y siempre hay un espacio para el romanticismo y el cachondeo con rolitas como “Pensando en ti”, un oasis de calma que antecedió a la furia de “El Principio del Fin”, “Héroes del Poder”, “Condenados a Vivir” y “Con las Botas Puestas” con aportación vocal a lo death metal del cantante de Profecía.
Punto culminante de la tocada fue la interpretación de “Al otro lado del silencio” para la cual Juan Gallardo invitó a cantar a Elena Coker, vocalista del grupo La Piedra.
Cierre esperado con el himno infaltable “Maldito sea tu nombre”, aunque todavía hubo espacio para esa declaración de principios llamad “Unidos por el rock” que puso fin a la velada.
El ritual se había consumado, en la Avenida Revolución empezaban a rugir las Harley y la luz de la luna iluminaba el signo de los cuernos hecho por un puño al aire .
Por Daniel Salinas Basave
dsalinas@frontera.info
Desde una patineta hasta un viejo disco sirvieron de superficie para que Robert Alvarez y Juan Gallardo, guitarrista y vocalista de Angeles del Infierno, estamparan su firma un día antes del concierto en el estudio de tatuajes de Last Temptation Rock Shop.
Sobre la Calle Ocho en la Zona Centro se formó una fila de metaleros que aguardaban el momento de entrar a estrechar la mano de los ángeles infernales.
Esa tarde Juan y Robert probaron la cerveza Tijuana oscura y platicaron informalmente con algunos reporteros y amigos.
De buen humor, con ánimo para los chistes y el cotorreo, Juan y Roberto pasaron más de dos horas firmando autógrafos y posando para fotografías.
Acompañados por Arturo Ocampo, guitarrista de Acero de Guerra, los fundadores de Angeles del Infierno recordaron algunas anécdotas de épicos conciertos que compartieron con bestias sagradas del metal como Iron Maiden y Motorhead . Era sólo la antesala del ritual.
dsalinas@frontera.info
Al otro lado del silencio, en el reino de las sombras en la oscuridad, allá donde se pronuncian malditos nombres, habitan ángeles infernales que dos décadas después siguen reventando tímpanos con sus guitarras.
Unidos siempre por el rock y con las botas bien puestas, Angeles del Infierno dictó cátedra metalera la noche del viernes en el Foro.
La apertura con un foro aún semivacío correspondió a los deathmetaleros Profecía, cuyo cantante parecía más preocupado por captar al público con su cámara de video que por el sonido, que al final de cuentas acabó por jugarles una mala pasada.
Grata sorpresa en cambio resultó ser Acero de Guerra, banda formada en Tecate que apuesta por un metal virtuoso de corte europeo que de inmediato prendió a la audiencia.
Con un power metal épico al puro estilo de un Blind Guardian o HammerFall, Acero de Guerra descargó himnos medievales como ‘Alquimista” y “Por Siempre Guerreros”.
Después de Acero subió Torno con su guitarra zeppeliana y sus riffs a lo Jimmy Page, lo que calentó al cada vez numeroso público para recibir a los ángeles infernales.
A las 23:30 se escuchó en coro de “todos somos ángeles” y la figura de un demonio apareció en una pantalla para dar la bienvenida a los Angeles del Infierno. El pacto estaba sellado.
“Pacto con el Diablo” fue la rola abridora a la que siguió “Hoy por ti mañana por mí” para dar paso a “Sombras en la Oscuridad”, la siempre coreada “Prisionero”
Brazos en alto con el signo de los cuernos, melenas al viento y gargantas en tensión. El ritual metalero estaba en su apogeo.
Cierto que la voz de Juan Gallardo ya no da esos agudos de hace 20 años que hacían palidecer a un Rob Halford, pero la actitud no decae en lo más mínimo, mientras que la guitarra del fundador y líder Robert Alvarez se mantiene como la columna vertebral de la banda.
Como suele ser una costumbre, no todo son himnos oscuros con los Angeles y siempre hay un espacio para el romanticismo y el cachondeo con rolitas como “Pensando en ti”, un oasis de calma que antecedió a la furia de “El Principio del Fin”, “Héroes del Poder”, “Condenados a Vivir” y “Con las Botas Puestas” con aportación vocal a lo death metal del cantante de Profecía.
Punto culminante de la tocada fue la interpretación de “Al otro lado del silencio” para la cual Juan Gallardo invitó a cantar a Elena Coker, vocalista del grupo La Piedra.
Cierre esperado con el himno infaltable “Maldito sea tu nombre”, aunque todavía hubo espacio para esa declaración de principios llamad “Unidos por el rock” que puso fin a la velada.
El ritual se había consumado, en la Avenida Revolución empezaban a rugir las Harley y la luz de la luna iluminaba el signo de los cuernos hecho por un puño al aire .
Por Daniel Salinas Basave
dsalinas@frontera.info
Desde una patineta hasta un viejo disco sirvieron de superficie para que Robert Alvarez y Juan Gallardo, guitarrista y vocalista de Angeles del Infierno, estamparan su firma un día antes del concierto en el estudio de tatuajes de Last Temptation Rock Shop.
Sobre la Calle Ocho en la Zona Centro se formó una fila de metaleros que aguardaban el momento de entrar a estrechar la mano de los ángeles infernales.
Esa tarde Juan y Robert probaron la cerveza Tijuana oscura y platicaron informalmente con algunos reporteros y amigos.
De buen humor, con ánimo para los chistes y el cotorreo, Juan y Roberto pasaron más de dos horas firmando autógrafos y posando para fotografías.
Acompañados por Arturo Ocampo, guitarrista de Acero de Guerra, los fundadores de Angeles del Infierno recordaron algunas anécdotas de épicos conciertos que compartieron con bestias sagradas del metal como Iron Maiden y Motorhead . Era sólo la antesala del ritual.